“Una denuncia absolutamente condenatoria”
Recientemente el Dr. Juan Knox, profesor de literatura sagrada en el seminario teológico Union, hizo un comentario acerca de la religión de la cristiandad: “Una señora que escribió para una de nuestras revistas nacionales hace unos cuantos años dijo que muy al principio de su carrera ella se apartó de la iglesia porque le parecía que el contacto que la iglesia tenía con el siglo primero o con el siglo veinte era tan escaso que carecía de significado. . . . No he olvidado la herida de esa declaración de apertura, la firmeza decisiva con que despidió la iglesia. ¿Quién puede negar que hay verdad en su denuncia? ¿Y quién disputará que, dado que es cierta, es una denuncia absolutamente condenatoria? Ciertamente, podrán argüir los críticos, tenemos el derecho de esperar que la iglesia se mantenga en contacto con la realidad en algún sitio: si acaso no con nuestro propio siglo, entonces por lo menos con el primero; si no con el primero, entonces sin falta con el siglo veinte. O para expresar el asunto desde el punto de vista del cristiano, ¿qué pudiéramos decir en defensa justificadora de un cristianismo que ni tuviera autenticidad ni viniera al caso?”—Union Seminary Quarterly Review, noviembre de 1953.