¿Qué está haciendo usted acerca de lo que ha aprendido?
SE LE preguntó a un oficinista si se habían recibido cartas de aprecio de personas que hubieran leído el libro La verdad que lleva a vida eterna, presentado al público por la Sociedad Watch Tower en junio de 1968. Su respuesta fue entusiástica. El libro se ha recibido con aprecio extraordinario.
El interés en él ha sido tan grande que ha sido difícil tener en existencias ese libro. Más de 23.095.000 ejemplares encuadernados en treinta y un idiomas se han impreso en solo su primer año y medio. Ya, en la cantidad de ejemplares publicados, es superado solo por la Biblia en el mundo occidental. ¡Y esto representa solo el principio!
Las respuestas de los lectores son arrolladoramente favorables. Dicen: “El libro La verdad es una mina de oro de información”; “abre los ojos”; “el mejor libro que jamás he leído sobre la Biblia”; “le ayuda a uno muy rápidamente a discernir la diferencia entre la religión verdadera y la religión falsa”; “presenta la información de modo tan claro y directamente al grano que simplemente me vi impelido a arreglar mi vida para servir a Jehová”; “¡ésta es la verdad!”
El libro La verdad no fue diseñado principalmente para puro placer de lectura, aunque se puede obtener mucho placer al simplemente leerlo. El libro principalmente es una ayuda para el estudio de la Biblia. Su propósito es aclarar lo que es religión verdadera en este mundo de poca fe y muchas religiones. El libro manifiesta de la Biblia la manera correcta de adorar a Dios. Está escrito de manera sencilla, clara y sin ambages de modo que cualquier lector sincero pueda ver si su propia religión o manera de adorar es correcta o no.
Pero, sin duda, el rasgo más sobresaliente del libro es la manera en que se presta al estudio bíblico de casa y al estudio bíblico de familia. De hecho, cuando los testigos de Jehová lo ofrecen al público, también invitan al contribuyente a aceptar un curso de estudio bíblico sistemático de seis meses, gratis, con la ayuda de este libro en el propio hogar del amo de casa. Hasta la fecha, literalmente centenares de miles de personas se han valido de esta provisión, con beneficios remuneradores para ellas mismas.
EL EFECTO REMUNERADOR DEL ESTUDIO BÍBLICO
Se pueden ver las bendiciones de un estudio bíblico en los cambios para lo bueno que logra en la vida de la gente. (Heb. 4:12) Por ejemplo, una señora, después de solo tres estudios con el libro La verdad, se dio cuenta de que a Dios se le debe adorar “con espíritu y con verdad.” (Juan 4:23, 24) Notó en particular los textos bíblicos como “guárdense de los ídolos” y “huyan de la idolatría.” (1 Juan 5:21; 1 Cor. 10:14) A la siguiente semana quitó los cuadros religiosos de sus paredes, cuadros que ella y su familia habían idolatrado por años. ¿Por qué hizo esto ella? Su respuesta fue: “Solo se debe adorar a Dios.”—Mat. 4:10.
Una señora católica que era muy activa en los asuntos eclesiásticos fue a ver a su sacerdote y le preguntó acerca de usar el nombre de Dios. “Él reconoció que el nombre de Dios es Jehová,” dijo ella, “pero no le parecía que fuera necesario usarlo. ¿Qué hay de las imágenes y las medallas? Dijo que todas eran supersticiones. Me animó a leer la Biblia porque, dijo él, ‘hay poder en ella. Si ésta pone el amor de Jesucristo en su corazón y la lleva a hacerse testigo de Jehová, entonces es preciso que lo haga.’ Dos semanas después me salí completamente de la Iglesia Católica Romana cuando comprendí que no podía adorar con hipocresía.”
Una maestra de escuela dominical, después de unos cuantos estudios con el libro La verdad, fue a ver a su ministro y le informó acerca de su deseo de hacerse testigo de Jehová. Renunció como maestra de escuela dominical y pidió que su nombre fuera quitado de la matrícula de miembros de la iglesia. Su esposo también hizo que su nombre fuera quitado.
Un adicto a las drogas habla acerca de que vivía comunalmente con otros seis adictos cuando un ministro de los testigos de Jehová comenzó a estudiar la Biblia con él. “¡Qué maravilloso cambio se efectuó en nuestra vida!” dice él. “Las llamadas ‘experiencias espirituales’ inducidas por las drogas parecen vacías cuando se comparan con cualquier hora de nuestra vida actual. Ya han pasado ocho meses y mi esposa y yo adelantamos ansiosamente hacia el bautismo, y participamos en la Escuela del Ministerio Teocrático y en el ministerio del campo.”
Estos solo son unos cuantos de los muchos casos del maravilloso bien que resulta de un estudio bíblico. Pero antes de segar los beneficios, tiene que haber desarrollo espiritual. Cada estudiante tuvo que manifestar un deseo sincero de poner su vida en armonía con la voluntad de Dios, y luego vinieron las bendiciones.
¿QUÉ PROGRESO HA LOGRADO USTED?
¿Qué hay de usted? ¿Qué ha hecho con el libro La verdad que lleva a vida eterna desde que lo recibió? Si usted ha leído el libro, ha procedido bien y, sin duda, ha disfrutado de él. Pero el libro ofrece infinitamente más que eso. Ofrece la promesa bíblica de los magníficos galardones que vienen por llevar una vida en armonía con la voluntad y propósito de Dios. Esto puede significar abundante felicidad para usted ahora y con el tiempo vida eterna.—Juan 17:3.
Si usted tiene un estudio con el libro La verdad, ¿hasta qué punto ha progresado? ¿Está usted satisfecho con lo que está aprendiendo? ¿Ha efectuado un cambio en su vida? El apóstol cristiano Pablo animó al joven Timoteo a reflexionar sobre las cosas que aprendía: “Hállate intensamente ocupado en ellas, para que tu adelantamiento sea manifiesto a todos. Presta constante atención a ti mismo y a tu enseñanza. Persiste en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y también a los que te escuchan.” (1 Tim. 4:15, 16) ¿Sigue usted este consejo inspirado? ¿Reflexiona sobre las cosas que ha aprendido y está aprendiendo? ¿Está usted intensamente interesado en lo que significan para usted y su modo de vivir? Estas preguntas son importantes porque revelan a qué grado está permitiendo uno que la verdad de la Palabra de Dios active su vida.—2 Cor. 13:5.
Si uno no está satisfecho con el progreso que está logrando espiritualmente por medio de su estudio bíblico, entonces, ¿qué problema podría existir? Muy a menudo la dificultad estriba en el asunto de interés y preparación personales. Si uno no prepara su lección de antemano, subrayando las respuestas y pensando en maneras de expresar en sus propias palabras los pensamientos aprendidos, entonces el progreso será lento. Dice un ministro acerca de un matrimonio joven con el cual empezó un estudio bíblico de casa: “Cada semana estudiaban cuidadosamente su lección y para prepararse para nuestro estudio consideraban la información el uno con el otro.” Este matrimonio progresó aprisa espiritualmente, y usted puede comprender por qué.
Los ministros de los testigos de Jehová que ofrecen su tiempo y servicios gratuitamente para conducir estudios bíblicos en los hogares de la gente lo hacen porque creen que la gente que pide esos estudios sinceramente desea adorar y servir al Dios verdadero, Jehová. Pero si el estudiante no prepara sus lecciones con anticipación, ¿qué va a pensar el ministro? ¿Puede creer que es sincera tal persona? ¿Aprecia plenamente ese estudiante el esfuerzo y el sacrificio que el ministro está haciendo a favor de esa persona? Hasta se pudiera dudar de que el estudiante estuviera consciente del privilegio singular y precioso que es aprender acerca del Creador del universo. Si su progreso es lento, medite en estos pensamientos. Esté intensamente interesado en ellos.
Cuando las personas responden de todo corazón a un estudio bíblico, hay pocas cosas en la vida de que disfrute más un ministro que de ese estudio. Literalmente se conmueve por el privilegio de ayudar a otros a desarrollarse en entendimiento espiritual. Cuando el estudiante se prepara con anticipación y comenta sin reservas en sus propias palabras, ¡qué gozo se produce! Pues esto refleja interés, progreso y desarrollo espiritual.—1 Tes. 1:6, 9, 10.
¿APLICA USTED LO QUE APRENDE?
A menudo se obstruye el progreso, no debido a no aprender, sino debido a que algunos carecen de la voluntad que se necesita para aplicar en su vida lo que aprenden. No comprenden que tiene que haber una relación estrecha entre la Palabra de Dios y la manera en que viven. ¿Aplica usted en su vida las cosas que ha aprendido de la Palabra de Dios? Recuerde, habrá poco o ningún progreso a menos que esto se haga. “En verdad, como el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin obras está muerta.”—Sant. 2:26.
¿Cuáles son algunas de las cosas que usted debe estar haciendo? Habiendo aprendido quién es Dios y que es posible acercarse a él en oración, ¿realmente aprovecha usted esta provisión maravillosa? ¿Le ora usted a Jehová?
Habiendo aprendido lo que la Biblia dice acerca del uso de las imágenes y la idolatría, ¿qué ha hecho usted para que su vida armonice con estos requisitos de la adoración pura?
El capítulo siete del libro La verdad se intitula “¿Hay espíritus inicuos?” ¿Aplica usted lo que ha aprendido evitando las prácticas que los demonios utilizan para extraviar a la humanidad?
Y, también, si usted como resultado de su estudio de la Biblia ha descubierto que la iglesia con la que está asociado no ha estado enseñándole la verdad de la Palabra de Dios, ¿todavía está usted asistiendo a la iglesia o permitiendo que se le tenga registrado como miembro? Si así sucede, ¿a qué se debe? ¿Puede agradarle a Dios el que uno siga siendo parte de una organización como ésa? (Sant. 1:6-8) En los ejemplos citados antes, en cada caso aquellas personas aplicaron a su vida la verdad que habían aprendido de su estudio bíblico. Efectuaron los cambios necesarios. Entonces se manifestó el progreso.
¿ASISTE USTED A LAS REUNIONES?
Un ministro escribe esto acerca de una joven a quien había encontrado en el ministerio de casa en casa y con quien comenzó a estudiar el libro La verdad: “¡El primer estudio simplemente fue asombroso! ¡Era muy evidente que esta persona iba a lograr rápido progreso espiritual! En el segundo estudio abarcamos dos capítulos. Para cuando se condujo el tercer estudio estaba asistiendo a todas las reuniones de los jueves y los domingos. Esta era la verdad, ella lo sabía y ella la quería.”
Los que hacen rápido progreso espiritual son invariablemente los que asisten a las reuniones de congregación. Se complacen en la asociación con el pueblo de Dios y esperan con deleite estar con ellos en sus Salones del Reino locales. Esto es excelente, porque es en cumplimiento del mandamiento bíblico que dice: ‘No abandonen el reunirse, como algunos tienen por costumbre, sino anímense unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día va acercándose.’ (Heb. 10:24, 25) Los que siguen este consejo indiscutiblemente reciben la bendición de Dios.
¿Ha asistido usted ya a una reunión de los testigos de Jehová? Si no, ¿por qué no? ¿Ha sido inconveniente el que usted lo haga? ¿Cree usted que no se sentiría en su elemento? ¿Se preocupa usted quizás por lo que otros de la comunidad piensen? Realmente, no hay razón válida para retraerse. Si los testigos de Jehová son verdaderamente el pueblo de Dios, entonces es importante que usted se asocie con ellos. Y ciertamente no podría haber mejor manera de averiguar con exactitud qué clase de personas son sino yendo a sus reuniones donde es posible ponerse en contacto directo con una sección representativa de ellos.—Mar. 8:38; Mat. 25:40.
¿COMPARTE USTED LAS BUENAS NUEVAS CON OTROS?
Jesucristo dijo: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.” (Hech. 20:35) Ahora bien, ¿qué ha aprendido usted que pudiera compartir sin reservas con otros? La verdad de la Palabra de Dios. ¿Y qué podría dar a los parientes, amigos y vecinos que fuera más agradable y precioso que las palabras que pueden significar vida eterna para ellos?
Si usted ha disfrutado de lo que ha aprendido, ¿ha tratado ya de compartirlo con otra persona? ¿Por qué no lo hace? “Porque con el corazón se ejerce fe para justicia, pero con la boca se hace declaración pública para salvación.” (Rom. 10:10) Así de vital es el compartir las buenas nuevas del reino de Dios.
LO QUE PRINCIPALMENTE RECORDAR
Principalmente hay que tener presentes cuatro cosas: la primera tiene que ver con su preparación para su estudio bíblico de casa. ¿Cuánta preparación está usted efectuando? Aquí aplica este principio bíblico: “El que siembra mezquinamente, mezquinamente también segará; y el que siembra liberalmente, liberalmente también segará.” (2 Cor. 9:6) Si uno no se esfuerza mucho, entonces no debe esperar mucho en cambio. Mientras mayor sea el esfuerzo, mayor será la bendición espiritual que se reciba.
El segundo punto es que las cosas que se aprenden de la Palabra de Dios también tienen que aplicarse en el modo de vivir diario de uno. Como dice el discípulo Santiago: “Si uno sabe hacer lo que es correcto y sin embargo no lo hace, es para él un pecado.” (Sant. 4:17) De modo que el aplicar las cosas que se han aprendido desempeña un papel grande en el crecimiento y modo de vivir cristianos.
En tercer lugar, debe existir un deseo de asociarse con el pueblo de Dios. Uno debe querer asistir a las reuniones que suministra la congregación local. Esa asociación muestra que uno desea identificarse con el pueblo de Dios.—Sal. 22:22.
Y finalmente, si lo que se aprende lleva a vida eterna y está disponible a todos, el proceder cristiano altruista sería compartirlo. Y es lo más lógico que las personas con las cuales comenzar a compartirlo sean las personas amadas, los parientes y los vecinos de uno.—Juan 1:35-42.
Ahora pregúntese usted: “¿Qué estoy haciendo acerca de lo que he aprendido por mi estudio de la Palabra de Dios, la Biblia?” ¿Está usted contento con el progreso que ha logrado? Si su respuesta es afirmativa, ¡feliz es usted! Si hay necesidad de efectuar ajustes, entonces hágalos. “Esfuércense vigorosamente por entrar por la puerta angosta,” dijo Jesús, “porque muchos, les digo, tratarán de entrar mas no podrán.” (Luc. 13:24) Esa puerta angosta lleva a vida eterna. Haga cuanto esté en su poder por ver realizada la esperanza prometida de vida eterna.