Ponderando las noticias
“Ore ahora, pague después”
● La frase “ore ahora, pague después” se publicó en titulares del “Inquirer” de Filadelfia que informaron acerca de un experimento eclesiástico que habría de efectuarse en breve. Un grupo de diez religiones de los EE. UU., entre ellas algunas confesiones principales luteranas, episcopales, metodistas y bautistas, han decidido ver cómo les va si hacen las colectas eclesiásticas mediante tarjetas de crédito. El experimento, patrocinado por el Concilio Nacional de Iglesias, estimulará a los miembros de las iglesias que en él participen a autorizar el traslado, mediante sus tarjetas de crédito, de una contribución específica a su iglesia mensualmente. La idea, dice un vocero del Concilio, es que “esto suministrará a la iglesia local ingresos regulares, prescindiendo de si la congregación local asista o no,” especialmente en ocasiones de menos concurrencia, como en el tiempo de las vacaciones del verano. El informe sobre el experimento dice que los que se unan al programa estarán “dando a los negocios lo que pertenece a los negocios... una ganancia.” ¿De qué manera? “Los bancos participantes cobrarán 65 centavos de dólar por transacción, y las compañías de tarjetas de crédito obtendrán fácilmente el 3 por ciento de toda donación.” Es obvio que alguien se beneficia, pero ¿cuánto beneficio espiritual obtiene el que hoy va a las iglesias?
Problemas de trasplantes
● Se ha sabido por mucho tiempo que entre los pacientes que reciben trasplantes de corazón hay más problemas psiquiátricos post-operatorios de lo que es el término medio. Pero parece que lo mismo es cierto tocante a otros trasplantes de órganos vitales, como los trasplantes de riñones. Un profesor de psiquiatría de la U.C.L.A., el Dr. Pietro Castelnuovo-Tedesco, dice, según se le cita: “Un hallazgo sobresaliente después del trasplante es que frecuentemente se presenta seria perturbación emocional.” Un estudio de 292 pacientes con trasplantes de riñón mostró que casi el 20 por ciento experimentó severa depresión después de la operación, y unos cuantos hasta intentaron suicidarse. En contraste, solo aproximadamente uno de cada 1.500 pacientes de cirugía general desarrolla una perturbación emocional severa.
Un factor peculiar que a veces se nota es un llamado ‘trasplante de personalidad.’ Es decir, el recipiente en algunos casos ha parecido adoptar ciertos factores de personalidad de la persona de quien provino el órgano. Una joven dada a la promiscuidad que recibió un riñón de su hermana, que era mayor, moderada, de buen comportamiento, al principio pareció muy agitada. Entonces empezó a imitar a su hermana en mucha de su conducta. Otro paciente alegó que había recibido un punto de vista diferente sobre la vida después de su trasplante de riñón. Después de un trasplante, un hombre de genio apacible se hizo agresivo como el donador. El problema puede ser en gran parte o totalmente mental. Pero es interesante, por lo menos, el hecho de que la Biblia vincula estrechamente los riñones con las emociones humanas.—Compare con Jeremías 17:10 y Revelación 2:23.
¿Dictadores del campo médico?
● Cuando un veterano de Vietnam de veinticuatro años de edad fue admitido en un hospital de Nueva Jersey, en los Estados Unidos, se le hizo creer que su deseo de recibir cualquier tratamiento excepto una transfusión de sangre le sería respetado. Tanto él como su esposa y su hermano le aclararon esto a la administración del hospital.
Sin embargo, el hospital obtuvo una orden de tribunal que les permitía a los doctores usar sangre. Entonces, a medianoche, al enfermo se le dijo que le darían algo para que durmiera. Después de eso, mientras estaba inconsciente, le administraron sangre.
Esa práctica engañosa, dictatorial, es una afrenta a personas que evalúan la libertad de opción que les garantiza la constitución nacional. El apoderarse del cuerpo de un adulto, engañarlo para hacerle pensar que se le está suministrando un sedante, y entonces administrarle un tratamiento que él ha prohibido explícitamente... ¿no es eso una forma de dictadura?