¿Qué clase de mundo será el de mañana?

¿QUÉ hay en el horizonte? Un mundo diferente.

Esa es la sustancia de lo que pronostican las agencias gubernamentales de los Estados Unidos, según el informe intitulado: “The Global 2000 Report to the President” (Informe al Presidente sobre el mundo en el año 2000). El primer tomo, preparado por el Consejo para la Protección del Ambiente y por el Departamento de Estado, dice: “El mundo del año 2000 será diferente del mundo actual en aspectos importantes”. ¿En qué aspectos?

Entre otras cosas, el informe predice:

● “Habrá más habitantes. En el año 2000 habrá tres personas por cada dos que hubo en la Tierra en el año 1975”.

● “Será más ancha la brecha entre la gente más rica y la más pobre”.

● “Habrá menos recursos disponibles”.

● “El ambiente habrá perdido ciertos medios importantes de sostener la vida”.

● “Los precios serán más altos”.

● “El mundo será más vulnerable tanto a desastres naturales como a trastornos causados por el hombre”.

● “Por último, debe recalcarse que si en general la norma pública no experimenta cambio alguno, el mundo será diferente como resultado de haber pasado por alto ciertas oportunidades”.

Sin duda usted concordará en que éstas no son perspectivas agradables. Ciertamente no suministran una base para muchísima felicidad.

No obstante, las Escrituras animan a la alegría, al decir: “Alégrense, naciones, con su pueblo”. (Romanos 15:10; compare con Deuteronomio 32:43.) Esta referencia es con relación a la gente que adora a Dios de la manera que a él le agrada. Lo adoran “con espíritu y con verdad” (Juan 4:23, 24). Pero, puesto que actualmente nos encaramos a tantos problemas, ¿realmente hay razón para creer que alguna vez viviremos en un mundo feliz?