Ponderando las noticias
“No son parte del mundo”
En la sesión final de la conferencia de la Iglesia Evangélica Alemana, su presidente, Helmut Simon, instó a participar en la política a las más de cien mil personas que atestaron el Estadio Olímpico de Berlín Occidental.
El señor Simon habló sobre cuestiones como las del uso apropiado de los recursos, la conservación de la ecología, el establecimiento de un sistema económico justo, el poner fin a la carrera de armamentos y la eliminación del desempleo. Creía que estas cuestiones encerraban amenazas para la humanidad. Para despertar a sus oyentes a la urgencia de estos asuntos apremiantes, según informa el periódico alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung, “él dijo que lo mejor que le pudiera pasar a la comunidad de Occidente y de Oriente sería que sus ciudadanos participaran en la política”. El señor Simon animó a los concurrentes “a considerar aquella participación como un deber, y a la conferencia eclesiástica como un movimiento protestante pro derechos civiles”.
Sin embargo, ¿es propio que los cristianos verdaderos participen en movimientos políticos de ese tipo? ¿No dijo Jesús que sus seguidores “no son parte del mundo, así como [él] no [fue] parte del mundo”? (Juan 17:16.) Jesús enseñó a sus seguidores a orar por el Reino de Dios como la única esperanza verdadera para la humanidad. ¿Por qué? Porque, como predijo el profeta Daniel hace mucho tiempo, el Reino de Dios “triturará y pondrá fin a” los gobiernos mundanos, que fracasan, “y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos”. (Daniel 2:44.)
¿Es pecado robar?
¿Es pecado robar? No siempre, según el sacerdote católico Ivo Storniolo. O Estado de S. Paulo, un periódico brasileño, citó a Storniolo, quien dijo: “Dios bendice y legitimiza el robo que cometen los pobres”. Más tarde dijo que se refería “solamente a los pobres que hurtan para sobrevivir”. Según este sacerdote, los ladrones jóvenes no deben recibir castigo, porque han sido “asaltados ya por personas en autoridad”. “A su parecer —indica O Estado—, los marginais [marginados, generalmente pobres y desempleados] también están ‘entre los escogidos de Dios’.”
¿Apoya ese razonamiento la Biblia? De ninguna manera. Aunque Jesús animó a sus seguidores a mostrar compasión a los necesitados, nunca dijo que los problemas sociales, como la pobreza, justificaban el robar. Más bien, como escribió el apóstol Pablo: “El que robaba, que ya no robe, sino que trabaje con sus manos, haciendo algo útil para que pueda hacer partícipe al que se halle en necesidad”. (Efesios 4:28, Biblia de Jerusalén.)
Comercio idolátrico
En el norte de Italia hubo una exhibición nacional de objetos y muebles religiosos en la que 97 compañías exhibieron sus productos. Entre los artículos que se exhibieron había un confesionario con calefacción, amortiguadores del sonido, celosías higiénicas y una silla acolchada. Además, había velas votivas inodoras del “Papa Juan” que durarían 40 horas; conciertos computadorizados de campanas eclesiásticas; cajas de contribución blindadas “parecidas a cajas fuertes”; vídeos educativos para niños (por ejemplo, La Biblia según Juanito); y portafolios en imitación de cuero con lo necesario para celebrar una misa al aire libre.
También hubo exhibiciones de moda clerical. Dos “diseñadores de modas religiosas” explicaron al periódico italiano La Stampa que “los sacerdotes jóvenes quieren, sobre todo, un nuevo aspecto: lana pura con bordado al estilo alemán, lineal, uniforme, sencillo, pero bien hecho. Y el negocio, gracias a Dios, marcha bien”.
El turismo religioso también significa ganancias para el comercio. El periódico italiano La Repubblica informa: “Cada año 15.000.000 de personas viajan por razón religiosa, y los agentes de viaje, religiosos o no, compiten por su negocio”. Para ilustrarlo, el periódico italiano Il Messaggero dice, respecto a la basílica de San Antonio de Padua, que “la gente deposita millones, no solo en los hoteles, sino especialmente en las cajas de dinero de la basílica por cuadros santos y recuerdos”.
No es de extrañar que cuando se destruya a la cristiandad, junto con toda la religión falsa, ‘los comerciantes viajeros de la tierra llorarán y se lamentarán por ella’. Como dice Revelación 18:11: “No hay nadie que compre ya su surtido cabal”.