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  • ¿Por qué son tan malos nuestros tiempos?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1997
w97 1/4 págs. 2-4

¿Por qué son tan malos nuestros tiempos?

CUANDO se sienta a leer un periódico o a ver las noticias de la televisión, o quizá a escuchar el noticiero radiofónico, espera recibir malas noticias, ¿no es verdad? Posiblemente no le sorprenda saber que cierta guerra continúa, que el crimen violento prevalece o que una hambruna aún desangra a algún país en vías de desarrollo.

Si usted se encuentra a cierta distancia de estos acontecimientos, es posible que no siempre le preocupen excesivamente tales informes. Después de todo, ¿quién puede permitirse el lujo de sentir lástima por todas estas masas de seres humanos que sufren? Y no obstante, es muy difícil permanecer impasible cuando se nos encara al sufrimiento de hombres concretos. En otras palabras, aunque leer acerca de la guerra y pensar en las cifras de bajas sea una cosa, saber acerca del joven bosnio Adnan de nueve años es otra bien distinta. Su madre murió cuando una bomba destruyó su hogar, y unos meses más tarde un francotirador hirió mortalmente a su padre mientras caminaban juntos por una calle. Su hermana se desangró hasta morir unas pocas semanas después, víctima de un obús que explotó en el patio de la escuela. Los médicos que han tratado el trauma de Adnan llegaron a la conclusión de que el muchacho se ha vuelto insensible, carente de todo sentimiento, ni siquiera siente curiosidad. Adnan se despierta atemorizado por los vivos recuerdos del pasado, y las pesadillas no le dejan descansar cuando duerme. Adnan no es un dato estadístico. Es un niño que sufre; no podemos evitar sentir lástima por él.

Lo mismo ocurre con otras tragedias del mundo. Es muy distinto leer acerca del hambre a ver una fotografía de una niña de cinco años con el vientre hinchado y el cuerpo esquelético; una víctima del hambre que a duras penas se mantiene con vida. Es distinto repasar las estadísticas del delito a leer acerca de una viuda anciana que ha sido golpeada salvajemente, desvalijada y violada. Enterarse del derrumbe de la familia es una cosa y saber que una madre dejó pasar hambre a su propio hijo a propósito y lo golpeó con saña es otra bien distinta.

Es doloroso leer acerca de estos temas. Pero es aún peor si estas plagas mundiales nos afectan personalmente. Si uno mismo sufre estos males, la imagen general de las noticias internacionales puede hacerse insoportable. Es terrible enfrentarse al hecho de que el sufrimiento causado por el delito, la guerra, el hambre y la enfermedad aumenta a una escala sin precedente en la historia humana. Las consecuencias de tratar con las realidades del siglo XX pueden ser muy graves, y frecuentemente ocasionan incredulidad, temor y depresión.

Gente de muchas religiones busca respuestas a preguntas angustiosas como: ¿Por qué están tan mal las cosas? ¿Hacia dónde se dirige la humanidad?

Es triste admitir que las religiones raramente ofrecen respuestas satisfactorias. Cuando usted vio la pregunta que se formula en la portada de esta revista es posible que reaccionara con escepticismo, y es comprensible. Las religiones fundamentalistas a menudo intentan sacar de la Biblia lo que esta no dice: el día y la hora de la destrucción mundial. (Véase Mateo 24:36.) Los editores de esta revista prefieren dejar que la Biblia se explique. Puede que le sorprenda saber que el análisis bíblico de los últimos días es fáctico y razonable. Y la Biblia no solo explica por qué las cosas están tan mal. También ofrece una esperanza para el futuro que proporciona verdadero consuelo. Le invitamos a repasar los artículos siguientes para que compruebe la veracidad de estas afirmaciones.

[Reconocimiento de la página 2]

Portada y página 32: AFP/Corbis-Bettmann

[Reconocimiento de la página 3]

Jobard/Sipa Press

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