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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1999
w99 1/10 págs. 26-27

Los enigmas de Dios y su propósito

SI NO lo sabes, lo es; si lo sabes, no lo es. ¿Qué es? Lo que se conoce como un acertijo o enigma.

En la sociedad tan pragmática en que vivimos, la gente cree que los enigmas son un pasatiempo infantil, sin embargo, estos eran una “prueba de sabiduría” en la antigüedad, señala The Interpreter’s Dictionary of the Bible (compárese con Proverbios 1:5, 6).

En vez de exponer su voluntad o propósito con claridad, en algunas ocasiones Jehová ha oscurecido intencionalmente sus declaraciones proféticas empleando analogías, desconcertantes ‘sentencias o dichos oscuros’, es decir, enigmas que causan perplejidad (Salmo 78:2, Juan Pérez de Pineda; Números 12:8, La Biblia de las Américas). De hecho, aunque la palabra hebrea que se traduce por enigma aparezca solo diecisiete veces en la Biblia, las Escrituras están literalmente llenas de enigmas y proverbios.

En la Biblia abundan los enigmas

Al parecer, el rey Salomón podía resolver incluso los acertijos o enigmas más desconcertantes que le plantearan (1 Reyes 10:1; nota). Esto se debía, sin duda, a la sabiduría que Dios le había dado. Si es cierto que, como cuentan algunos historiadores de la antigüedad, Salomón perdió en una ocasión ante Hiram, rey de Tiro, en una competición de enigmas, lo más probable es que esto sucediese después de haber perdido el espíritu de Jehová como resultado de su apostasía. El juez Sansón demostró igualmente afición por los acertijos. Una vez, gracias al poder del espíritu santo, logró infundir miedo en el corazón de los enemigos de Dios con un enigma (Jueces 14:12-19).

No obstante, muchos enigmas bíblicos están directamente relacionados con los propósitos de Jehová. Por ejemplo, ese es el caso de Génesis 3:15. Esta profecía, sobre la que se basa el tema de la Biblia, es en cierto modo un enigma, un “secreto sagrado” (Romanos 16:25, 26). Además de recibir visiones sobrenaturales y revelaciones, el apóstol Pablo también percibió algunos aspectos del propósito de Dios en “contorno nebuloso”, literalmente, “expresiones oscuras” (1 Corintios 13:12; 2 Corintios 12:1-4). ¿Y qué puede decirse de las interminables especulaciones que han circulado en torno al misterioso número de la bestia salvaje, 666, que se introduce de repente y sin explicación en Revelación [Apocalipsis] 13:18? ¿Quién puede descifrar los enigmas divinos, y qué finalidad tienen?

Se desvelan los secretos sagrados

Para muchos de nosotros, la vista es el más valioso de los cinco sentidos. Pero sin luz, esta sería casi inútil. Estaríamos prácticamente ciegos. Lo mismo ocurre con nuestra mente. Tiene la sorprendente habilidad de relacionar ideas, emplear la lógica y, por tanto, de resolver adivinanzas. Sin embargo, se necesita algo más para desvelar secretos sagrados. Aunque algunas personas propongan respuestas a los enigmas que aparecen en la Biblia, solo su Autor, Jehová, el Dios de luz, puede revelar su verdadero significado (1 Juan 1:5).

Lamentablemente, el hombre es a menudo demasiado orgulloso e independiente como para esperar a que Jehová le provea las respuestas. Hay quienes buscan soluciones fuera de la Palabra de Dios porque les intriga el misterio y porque les atrae el desafío intelectual más que la verdad. Por ejemplo, el misticismo judío, recogido en la Cábala, reflexionaba sobre la trascendencia mágica de los números y de las letras del alfabeto hebreo. Por otra parte, los gnósticos del siglo segundo indagaban en las Escrituras Hebreas así como en las Griegas a fin de extraer supuestos significados ocultos.

Sin embargo, toda esta búsqueda los alejó de la verdad divina y los adentró aún más en la superstición y en la práctica de ritos paganos. “Si el mundo está lleno de maldad —razonaban los gnósticos—, entonces, su Creador, Yavé, no puede ser un Dios bueno.” ¿Es esta la mejor conclusión a la que podían llegar? ¡Qué superficial es el razonamiento humano! Es comprensible por qué el apóstol Pablo, con el fin de combatir las ideas apóstatas que fomentarían posteriormente las sectas gnósticas, advirtió con insistencia en sus cartas: “No vayas más allá de las cosas que están escritas” (1 Corintios 4:6).

Se iluminan los “dichos oscuros”

¿Por qué debería un Dios de luz hablar “dichos oscuros”? La propia naturaleza de los enigmas presenta un desafío a la imaginación y al poder de deducción. Las Escrituras se hallan salpicadas de ellos, como el sabroso aderezo que acompaña a una buena comida. A veces se empleaban tan solo para despertar el interés de la audiencia o para dar vivacidad al mensaje. En estos casos, casi siempre les seguía una explicación (Ezequiel 17:1-18; Mateo 18:23-35).

Jehová concede sabiduría con generosidad, pero nunca indiscriminadamente (Santiago 1:5-8). Por ejemplo, está el libro de Proverbios, una colección inspirada de dichos desconcertantes que algunas personas podrían considerar enigmas. Se requiere tiempo y meditación para entenderlos. Pero ¿cuántos están dispuestos a hacer ese esfuerzo? La sabiduría que contienen es accesible tan solo para los que están dispuestos a buscarla (Proverbios 2:1-5).

Jesús empleó asimismo ilustraciones para poner al descubierto la actitud de corazón de sus oyentes. Las muchedumbres se agolpaban a su alrededor. Les gustaban sus relatos. Les encantaban sus milagros. No obstante, ¿cuántas personas estaban dispuestas a cambiar su estilo de vida y seguirle? ¡Qué contraste con los discípulos de Jesús! Estos intentaron repetidamente entender sus enseñanzas y de buena gana se repudiaron a sí mismos para llegar a ser sus seguidores (Mateo 13:10-23, 34, 35; 16:24; Juan 16:25, 29).

Esperemos la luz de Dios

“El interés por los enigmas —señala una fuente— parece coincidir con los comienzos del despertar intelectual.” En la actualidad tenemos el gran privilegio de vivir en un tiempo en el que la “luz [espiritual] misma ha relumbrado” para el pueblo de Dios (Salmo 97:11; Daniel 12:4, 9). ¿Podemos esperar pacientemente a que Jehová nos revele sus propósitos según su horario? Más importante aún, ¿efectuamos con prontitud cambios en nuestra vida cuando percibimos cómo cumplir más plenamente la voluntad revelada de Dios? (Salmo 1:1-3; Santiago 1:22-25.) Si lo hacemos, Jehová bendecirá nuestros esfuerzos, y el espíritu santo, como los lentes que corrigen la visión borrosa, nos ayudará a ver claramente con nuestra mente el bonito mosaico del propósito divino, agudizando así nuestra visión espiritual (1 Corintios 2:7, 9, 10).

Los enigmas de las Escrituras magnifican a Jehová como el “Revelador de secretos” (Daniel 2:28, 29). Además, él es también un Escudriñador de corazones (1 Crónicas 28:9). No debería sorprendernos el que siempre se haya revelado la luz de la verdad divina de manera progresiva (Proverbios 4:18; Romanos 16:25, 26). En vez de buscar el conocimiento de las cosas profundas de Dios en el misticismo o en la superficial sabiduría humana, que solo pueden conducir a futilidad, esperemos con confianza a que Jehová Dios ilumine con la luz de la verdad sus “dichos oscuros”, y a que revele a sus siervos fieles sus maravillosos propósitos al tiempo que él tiene señalado (Amós 3:7; Mateo 24:25-27).

[Reconocimiento de la página 26]

Biblia Hebraica Stuttgartensia, Deutsche Bibelgesellschaft Stuttgart

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