Enseñemos al encontrarnos con objeciones
1 El enseñar en el ministerio de casa en casa presenta un desafío. Las personas no esperan nuestra visita; y por eso, quizás algunas traten de evitar cualquier conversación con nosotros para poder regresar rápidamente a lo que estaban haciendo. No obstante, las introducciones que se preparan cuidadosamente pueden despertar el interés del amo de casa y atraerlo al mensaje del Reino, y hasta pueden ayudarnos a tratar eficazmente con las objeciones. Nuestro objetivo es ayudar a más personas a que aprendan la verdad, y si lo logramos, estaremos haciéndole frente al desafío de ‘enseñarles’ las buenas nuevas. (Mat. 28:19, 20.)
2 ¿Ha notado usted que en muchos territorios la mayoría de los amos de casa normalmente presentan las mismas dos o tres objeciones? Para ser eficientes como maestros de las buenas nuevas, debemos prepararnos cuidadosamente, ser bondadosos y usar tacto al tratar con ellos. (Compárese con Eclesiastés 12:10.) Siempre que sea posible, debemos esforzarnos por dejar en la mente de ellos algún pensamiento relevante acerca del Reino.
UN ENFOQUE POSITIVO
3 El ver las objeciones de manera positiva nos ayudará a enseñar. Por lo general, una objeción nos da cierta idea del parecer de la persona. De hecho, hasta puede servir de base para su conversación. Procure hallar algún tema de interés común o un punto en que ambos estén de acuerdo. Entonces esté listo para adaptar su presentación bíblica a lo que diga ella.
4 Por ejemplo, si la persona dice que es católica, usted pudiera decir: “Entonces, probablemente ha orado el padrenuestro muchas veces (Mat. 6:9-13). Nosotros también oramos que venga el Reino de Dios, y pedimos que se efectúe la voluntad de Dios sobre la Tierra así como en el cielo. ¿Se ha preguntado usted alguna vez qué es el Reino de Dios y cómo hará que se efectúe la voluntad de Dios sobre la Tierra?”. Después de permitir que el amo de casa comente, pase a contestar esas preguntas. Tal conversación pudiera, de manera bastante natural, llevar a uno a presentar el libro Vivir para siempre.
5 ¿Cómo respondería usted si la persona dijera: “Tengo mi religión”? Usted puede mostrar su interés en la persona mediante hacerle preguntas acerca de la religión o iglesia de ella, como por ejemplo: “¿Puedo preguntarle a qué religión pertenece?”. Luego pudiera preguntar: “¿Dónde está situada su iglesia?”. Ahora que ha entablado una conversación con el amo de casa y él ve que usted le está escuchando, usted pudiera decir: “Me interesa saberlo”, y entonces comience su presentación sobre algún tema de interés común, como la oración modelo o las condiciones mundiales. Si el amo de casa le dijo a qué religión pertenece, usted pudiera decir: “Como————, usted indudablemente desea que haya paz en la Tierra. ¿Cree que la habrá algún día? Si así es, ¿cómo vendrá?”. Entonces proceda con su presentación del libro Vivir para siempre, adaptándola a lo que conteste el amo de casa y a nuestro Tema de Conversación.
6 Si es patente que el amo de casa está ocupado, sería mejor ser breve y hacer arreglos para volver en otra ocasión. Usted pudiera decir: “Agradezco que me lo diga; por eso, en vez de tomar de su tiempo, permítame dejarle el mensaje de modo impreso. Tenía en mente hablar con usted acerca de [Dé el título del artículo de la revista]. Pero ahora podrá leerlo cuando tenga tiempo. Las dos revistas solo cuestan 40 centavos”. Algunos publicadores usan un método similar, pero presentan la oferta regular de literatura.
PREVEA LAS OBJECIONES
7 A veces las objeciones pueden preverse. Por ejemplo, al notar que la persona está ocupada, algunos publicadores dicen: “Estoy visitando a las personas ocupadas”, y entonces continúan con su presentación usual.
8 Para ser maestros eficientes en el ministerio de casa en casa, tenemos que dar seria consideración a cómo tratar con las objeciones que se presenten. Al prepararnos para ser maestros eficientes, aun cuando nos encontremos con objeciones, mostramos nuestra obediencia al mandato de Jesús y nuestro interés sincero en la gente de nuestro territorio. (Eze. 3:17-19.)