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  • Nuestro Ministerio del Reino 2006
Nuestro Ministerio del Reino 2006
km 4/06 pág. 7

Repaso de la Escuela del Ministerio Teocrático

Las siguientes preguntas se analizarán oralmente en la Escuela del Ministerio Teocrático durante la semana del 24 de abril de 2006. El superintendente de la escuela dirigirá un repaso de treinta minutos basado en la información tratada en las asignaciones de las semanas del 6 de marzo al 24 de abril de 2006. [Nota: Si la pregunta no va acompañada de ninguna referencia, será necesario hacer una investigación personal para hallar la respuesta (véase Benefíciese, págs. 36, 37).]

ASPECTOS DE LA ORATORIA

1. Cuando estamos enseñando, ¿por qué deberíamos hacer una pausa antes de pasar de un punto principal al siguiente? ¿Qué podría llevarnos a hablar sin pausas? [be pág. 98 § 2, 3.] Las pausas dan al auditorio la oportunidad de reflexionar en lo que hemos dicho, asimilarlo y captar el cambio de dirección que vamos a hacer. Al pausar, se resaltan las ideas principales, de modo que causan una mayor impresión y se recuerdan mejor. Una razón por la que algunos oradores hablan precipitadamente, sin pausas entre las ideas, es que tratan de abarcar demasiada información.

2. ¿Por qué es importante hacer pausas cuando predicamos? [be pág. 99 § 5–pág. 100 § 3.] Las pausas mejoran nuestra comunicación con los demás y nuestra eficacia en el ministerio del campo. Permiten que la persona con la que hablamos se exprese, lo cual la estimula a pensar. Si hacemos las pausas debidas, puede que la persona revele lo que hay en su corazón. Eso nos permitirá darle la ayuda que realmente necesita (Pro. 20:5).

3. ¿Por qué es importante hablar con énfasis al pronunciar un discurso, y cómo se da el énfasis acertado? [be pág. 101 § 1-5 y recuadro.] Cuando recalcamos bien las palabras y expresiones clave, captamos la atención del auditorio y, además, lo persuadimos y motivamos. Existen varios medios de dar énfasis: la elevación del volumen, una mayor carga afectiva, un ritmo más lento, las pausas, los ademanes, las expresiones faciales y los cambios en el tono de voz. A fin de comunicar el énfasis acertado, debemos entender claramente la información y desear de corazón que los presentes la recuerden y la pongan en práctica (Neh. 8:8).

4. Cuando leemos en público, ¿cómo podemos asegurarnos de enfatizar las ideas principales? [be pág. 105 § 1-6.] Primero hay que tener presentes las ideas principales de todo el escrito. Esto nos permitirá saber qué puntos debemos destacar. Cuando leemos en voz alta los párrafos de una publicación en un estudio bíblico o una reunión, debemos dar énfasis a las respuestas de las preguntas impresas y a los pensamientos que guarden relación con el correspondiente subtítulo en negrita.

5. ¿Por qué es importante hablar con un volumen adecuado al enseñar, y cómo podemos saber si nuestro volumen es apropiado? [be págs. 107, 108.] Si los demás no nos oyen bien, quizá pierdan la concentración y no se beneficien de lo que digamos. De ese modo no lograremos motivarlos a poner en práctica la información. Un buen indicador para ver si nuestro volumen es adecuado es la reacción del auditorio. Si notamos que algunas personas están haciendo un gran esfuerzo para oírnos, debemos subir el volumen. También hay que tener en cuenta el tamaño y las características del auditorio, y los ruidos que distraen la atención.

ASIGNACIÓN NÚM. 1

6. ¿En qué se asemeja la situación de los cristianos de la actualidad a la de Mardoqueo y Ester, y cómo podemos imitar el ejemplo de estos siervos de Dios? [si pág. 94 § 17.] Al igual que Mardoqueo y Ester, los cristianos de la actualidad vivimos bajo “las autoridades superiores” en un mundo extraño y nos esforzamos por respetar la ley, pagando “a César las cosas de César, pero a Dios las cosas de Dios” (Rom. 13:1; Luc. 20:25; Est. 1:1; 2:5, 7, 8, 21-23). Con todo, los cristianos debemos reconocer que nuestra obediencia a las autoridades seglares está condicionada a la voluntad de Dios. Mardoqueo, por ejemplo, no obedeció el mandato del rey de inclinarse ante Hamán, el agaguita (Est. 3:1-4; 5:9). Los cristianos también podemos acudir a los tribunales para que se corrijan las injusticias cuando sea necesario (Est. 4:6-8; Hech. 25:11).

7. ¿De qué estaba hablando Salomón cuando dijo que “todo era vanidad y un esforzarse tras viento”? (Ecl. 2:11.) [w04 15/10 pág. 4 § 3, 4.] El contexto indica que Salomón hablaba de entregarse a los placeres y tratar de acumular todo lo que ofrecía el mundo en sentido material. Salomón edificó numerosas casas y llegó a tener jardines, huertos, siervos, ganado, propiedades y riquezas. Además, se interesó mucho en las bellas artes. Sin embargo, todo aquello no tenía valor permanente y, por tanto, no le brindó satisfacción duradera (Ecl. 2:1-10). El monarca llegó a la conclusión de que para conseguir satisfacción duradera hay que ir tras los valores espirituales (Ecl. 12:13).

8. ¿Cómo podemos cultivar amor a Dios? (Mar. 12:30.) [w04 1/3 págs. 19-21.] Cultivaremos amor a Dios si estudiamos concienzudamente su Palabra, la Biblia, y aumentamos así nuestro conocimiento sobre Jehová y su propósito. Además, podemos meditar sobre su actividad y percibir cómo debería motivarnos lo que aprendemos (Sal. 77:6, 11, 12). Nuestro amor por él también se fortalecerá si recordamos las buenas experiencias que hemos tenido sirviéndole y los resultados positivos de hacer las cosas a su manera (Pro. 3:5, 6).

9. ¿Qué contraste puede hacerse entre los valores espirituales y el materialismo? [w04 15/10 págs. 5-7.] La búsqueda de valores espirituales produce felicidad y recompensas eternas, mientras que el materialismo sólo produce una gratificación momentánea con la única perspectiva de morir (Pro. 11:4; Mat. 5:3; 2 Cor. 4:18). El materialismo suele incitar a la gente a conseguir dinero, posición y poder por medios engañosos y fraudulentos, pero los valores espirituales nos motivan a dejar de pensar en recibir para concentrarnos en dar (Isa. 48:18; 1 Tim. 6:9, 10).

10. ¿Qué nos ayudará a escuchar con atención en las asambleas? [be págs. 15, 16.] Es importante descansar lo suficiente por la noche. También podemos memorizar el tema del día, pensar en los títulos de los discursos y tratar de imaginar su contenido. Tomar notas nos ayudará a seguir el hilo del discurso y a concentrarnos en el programa.

LECTURA SEMANAL DE LA BIBLIA

11. ¿Por qué le cubrieron el rostro a Hamán? (Est. 7:8.) Hamán no se cubrió el rostro en muestra de vergüenza ni remordimiento. Al parecer fueron los oficiales de la corte quienes se lo cubrieron, posiblemente como símbolo de vergüenza o condenación. Es probable que este fuese el primer paso que se daba cuando se ejecutaba la sentencia de muerte [1, w86-S 15/3 pág. 25].

12. ¿Qué clase de espíritu había influido en el pensar de Elifaz? (Job 4:15, 16.) [w05 15/9 pág. 26 § 2.] El tono crítico de sus palabras indica claramente que no era uno de los ángeles justos de Dios (Job 4:17, 18). Elifaz se encontraba bajo la influencia de una criatura espiritual perversa, y sus comentarios reflejaban pensamientos impíos. De lo contrario, ¿por qué habría reprendido Jehová a Elifaz y sus dos compañeros por decir falsedades? (Job 42:7.)

13. ¿Dan a entender las palabras de Job 7:9, 10 y Job 10:21 que Job no creía en la resurrección? No. Job estaba hablando de su futuro inmediato. Tal vez quiso decir que si moría, sus contemporáneos no lo verían más. Desde el punto de vista de ellos, no volvería ni se le reconocería hasta que Dios así lo dispusiera. O quizá Job dio a entender que nadie es capaz de volver del Seol por sí mismo. Por lo que dice Job 14:13-15 es evidente que Job creía en la resurrección futura [3, w06-S 15/3, “La Palabra de Jehová es viva. Puntos sobresalientes del libro de Job”].

14. ¿Qué quiso decir Job con la expresión: “Escapo con la piel de mis dientes”? (Job 19:20.) Para explicar la afirmación de Job, no parece necesario acudir a los descubrimientos científicos realizados en años recientes gracias al microscopio (it-2-S pág. 663). Al decir que había escapado con la piel de algo que parece no tenerla, Job dio a entender que había escapado con nada o casi nada [5, w06-S 15/3, “La Palabra de Jehová es viva. Puntos sobresalientes del libro de Job”].

15. ¿Cómo debe entenderse la afirmación de Job: “No quitaré de mí mi integridad”, y qué aprendemos de ella? (Job 27:5.) Job era el único que podía quebrantar su propia integridad, porque el que una persona sea íntegra depende del amor que le tenga a Jehová. Por eso, si queremos mantenernos íntegros, debemos cultivar un fuerte amor a Jehová [6, w06-S 15/3, “La Palabra de Jehová es viva. Puntos sobresalientes del libro de Job”].

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