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Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos 2022
mwbr22 marzo págs. 1-8

Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos

7-13 DE MARZO

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 SAMUEL 12, 13

“La arrogancia lleva a la deshonra”

w00 1/8 13 párr. 17

La presunción conduce a la deshonra

17 La actuación de Saúl podía parecer justificable a primera vista, pues el pueblo de Dios estaba “en grave aprieto”, “en severa estrechez” y temblando debido a su situación desesperada (1 Samuel 13:6, 7). Por supuesto, no es impropio tomar la iniciativa cuando las circunstancias lo requieren. No obstante, recordemos que Jehová puede leer el corazón y percibir nuestros motivos más íntimos (1 Samuel 16:7). Por lo tanto, debió haber observado en Saúl algunas tendencias que el relato bíblico no especifica. Por ejemplo, es posible que hubiera visto que tras la impaciencia de Saúl estaba el orgullo. Quizá se sentía muy irritado porque él —el rey de todo Israel— tenía que esperar a alguien a quien consideraba un profeta viejo y lento. En cualquier caso, Saúl pensó que la tardanza de Samuel le daba derecho a actuar por cuenta propia y pasar por alto las instrucciones explícitas que había recibido. ¿Cuál fue el resultado? Samuel no elogió la iniciativa de Saúl. Por el contrario, lo reprendió diciendo: “Tu reino no durará [...] porque tú no guardaste lo que Jehová te mandó” (1 Samuel 13:13, 14). De nuevo, la presunción condujo a la deshonra.

w07 15/6 27 párr. 8

Jehová valora nuestra obediencia

8 El relato bíblico de Saúl subraya lo vital que es obedecer. Al principio fue un rey humilde y modesto, “pequeño a [sus] propios ojos”; pero después sus decisiones se vieron dominadas por el orgullo y una manera de pensar equivocada (1 Samuel 10:21, 22; 15:17). En cierta ocasión en que tenía que enfrentarse con los filisteos en el campo de batalla, se le ordenó esperar la llegada de Samuel, quien ofrecería sacrificios a Jehová y le indicaría qué hacer. Al ver que el profeta no venía y que el pueblo empezaba a dispersarse, Saúl “se puso a ofrecer el sacrificio quemado”. Este acto desagradó mucho a Jehová. Cuando Samuel finalmente llegó, el monarca justificó su desobediencia diciendo que, por el retraso del profeta, se había visto ‘obligado’ a ofrecer el holocausto para obtener el favor de Jehová. Para Saúl era más importante ofrecer aquel sacrificio que obedecer la orden de esperar a Samuel para que él lo hiciera. “Has obrado tontamente —le dijo Samuel—. No has guardado el mandamiento de Jehová tu Dios que él te mandó.” La desobediencia a Jehová le costó el reino (1 Samuel 10:8; 13:5-13).

Busquemos perlas escondidas

w11 15/7 13 párr. 15

¿Seguiremos la amorosa guía de Jehová?

15 ¿Se imaginaban los israelitas que un rey visible sería más real que Jehová y que podría ayudarlos mejor? En ese caso, habían caído en el error de ir detrás de “cosas irreales”. Y ahora era más fácil que fueran detrás de muchas otras de las fantasías promovidas por Satanás. Por ejemplo, sus reyes podrían llevarlos a adorar ídolos. Los idólatras cometen la terrible insensatez de creer que los dioses de madera o piedra son más reales y más dignos de confianza que el Dios verdadero. Pero él es el Creador de todas las cosas, mientras que, como bien dijo Pablo, “un ídolo no es nada” (1 Cor. 8:4). Sin lugar a dudas, los ídolos son imágenes inútiles. ¿De qué vale poder verlos y tocarlos, si ellos mismos no ven, no oyen, no hablan ni pueden ayudar a nadie? Adorarlos sería ir detrás de algo irreal, de una fantasía que solo conduce al desastre (Sal. 115:4-8).

14-20 DE MARZO

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 SAMUEL 14, 15

“Obedecer es mejor que ofrecer un sacrificio”

w07 15/6 26 párr. 4

Jehová valora nuestra obediencia

4 Por ser el Creador, Jehová ya es dueño de todas las cosas materiales que poseemos. ¿Habrá, entonces, algo que podamos darle? Sí, podemos darle algo muy valioso. ¿Qué es? La respuesta se desprende de esta exhortación que él nos hace: “Sé sabio, hijo mío, y regocija mi corazón, para que pueda responder al que me está desafiando con escarnio” (Proverbios 27:11). Podemos ofrecer a Dios nuestra obediencia. Aunque tengamos circunstancias y orígenes distintos, si somos obedientes, cada uno de nosotros podrá responder a la maliciosa afirmación del Diablo de que los seres humanos no guardamos lealtad a Dios cuando se nos somete a prueba. ¡Qué gran privilegio tenemos!

it-2 513 párr. 5

Obediencia

No hay sustituto para la obediencia; no se puede conseguir el favor de Dios sin ella. Samuel le dijo al rey Saúl: “¿Se deleita tanto Jehová en ofrendas quemadas y sacrificios como en que se obedezca [forma de scha·máʽ] la voz de Jehová? ¡Mira! El obedecer [literalmente, “escuchar”] es mejor que un sacrificio, el prestar atención que la grasa de carneros”. (1Sa 15:22.) No obedecer es rechazar la palabra de Jehová, demostrar que realmente no se cree, no se confía o no se tiene fe ni en esa palabra ni en su Fuente. Por lo tanto, el que desobedece no es diferente del que practica adivinación o utiliza ídolos. (1Sa 15:23; compárese con Ro 6:16.) Las expresiones verbales de asentimiento no significan nada si la acción que se requiere no se lleva a cabo. Además, el no responder muestra descreimiento o falta de respeto a la fuente de la que provienen las instrucciones. (Mt 21:28-32.) Los que se quedan satisfechos tan solo con oír y aceptar mentalmente la verdad de Dios, pero no hacen lo que esta exige, se engañan a sí mismos con razonamiento falso y no reciben ninguna bendición. (Snt 1:22-25.) El Hijo de Dios aclaró que hasta los que hicieran cosas parecidas a las mandadas, pero de un modo o con un motivo incorrectos, nunca conseguirían entrar en el Reino, sino que se les rechazaría completamente. (Mt 7:15-23.)

Busquemos perlas escondidas

it-1 517 párr. 1

Compasión

El ceder a la presión de ser compasivo cuando es contrario a la voluntad divina puede acarrear serias consecuencias. Lo que le pasó al rey Saúl es aleccionador. Había llegado el tiempo para la ejecución del juicio divino contra los amalequitas, el primer pueblo que había atacado sin provocación a los israelitas después de su salida de Egipto. A Saúl se le ordenó que no tuviera compasión de ellos, pero cedió a la presión de sus súbditos y no cumplió a cabalidad el mandato de Jehová. Como consecuencia, Jehová lo rechazó de ser rey. (1Sa 15:2-24.) El que una persona cultive un profundo aprecio por la rectitud de los caminos de Jehová y ponga en primer lugar la lealtad a Él puede impedir que yerre como Saúl y pierda la aprobación divina.

21-27 DE MARZO

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 SAMUEL 16, 17

“La batalla es de Jehová”

wp16.5 11 párrs. 2, 3

“A Jehová pertenece la batalla”

Para tranquilizar a Saúl, David le contó cómo había matado al león y al oso. ¿Estaba presumiendo? En absoluto. David sabía a quién le debía sus hazañas. Él mismo reconoció: “Jehová, que me libró de la garra del león y de la garra del oso, él es quien me librará de la mano de este filisteo”. Al final, Saúl le dijo resignado: “Ve, y que Jehová mismo resulte estar contigo” (1 Samuel 17:37).

¿Le gustaría tener una fe así? David no era un soñador. Confiaba en Dios porque lo conocía y porque ya lo había ayudado. Sabía por experiencia propia que Jehová es un Dios protector y que cumple sus promesas. Para tener una fe como la suya, necesitamos seguir aprendiendo del Dios de la Biblia. Si ponemos en práctica lo que aprendemos, tendremos buenos resultados, y eso también fortalecerá nuestra fe (Hebreos 11:1).

wp16.5 11 párrs. 8, 9

“A Jehová pertenece la batalla”

La respuesta de David sigue siendo hasta el día de hoy una poderosa declaración de fe. Imagínese al joven David gritándole a Goliat: “Tú vienes a mí con una espada y con una lanza y con una jabalina, pero yo voy a ti con el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de las líneas de batalla de Israel, a quien tú has desafiado con escarnio”. David sabía que el poder y las armas de un ser humano eran lo de menos. Goliat había insultado a Jehová, y Jehová iba a responderle. Como bien dijo David: “A Jehová pertenece la batalla” (1 Samuel 17:45-47).

David era muy consciente del tamaño de Goliat y de sus armas, pero eso no lo intimidó. No cometió el mismo error que Saúl y su ejército, no se comparó a sí mismo con Goliat. Más bien, comparó a Goliat con Jehová. Es verdad, con sus casi tres metros de altura (9,5 pies), sobresalía por encima de todos, pero ¿qué era ese gigante comparado con el Altísimo del universo? Lo cierto es que, como cualquier otro hombre, Goliat no era mayor que un insecto; un insecto que Jehová estaba a punto de aplastar.

wp16.5 12 párr. 4

“A Jehová pertenece la batalla”

En la actualidad, los siervos de Dios no participamos en las guerras. Esa época ya pasó (Mateo 26:52). Aun así, hacemos bien en imitar la fe de David. Tenemos que ver a Jehová como una persona real, como el único Dios al que debemos servir y respetar. Tal vez haya momentos en los que los problemas nos parezcan gigantescos, pero desde la perspectiva de Jehová, con su ilimitado poder, nuestros problemas son diminutos. Si decidimos servir a Jehová y confiamos en él, como lo hizo David, no habrá desafío ni dificultad que no podamos superar. No hay nada que el poder de Jehová no pueda vencer.

Busquemos perlas escondidas

it-2 975 párr. 1

Saúl

Después de estos sucesos y de la unción de David por futuro rey de Israel, el espíritu de Jehová abandonó a Saúl. Desde entonces en adelante “un espíritu malo de parte de Jehová lo aterrorizaba”. Al haber retirado su espíritu de Saúl, Jehová hizo posible que un espíritu malo lo poseyese, lo privase de paz mental y excitara sus sentimientos, pensamientos e imaginaciones de una manera impropia. El que Saúl no obedeciese a Jehová indicó que la inclinación de su mente y corazón era mala, y contra dicha inclinación el espíritu de Dios no le ofrecía a Saúl ninguna protección o fuerza para resistir. Sin embargo, como Jehová había permitido que el “espíritu malo” reemplazara a Su espíritu y aterrorizara a Saúl, podía denominarse un “espíritu malo de parte de Jehová”, de manera que los siervos de Saúl se referían a él como el “espíritu malo de Dios”. Por recomendación de uno de sus servidores, Saúl solicitó que David fuese el músico de su corte con el fin de calmarle cuando le molestaba el “espíritu malo”. (1Sa 16:14-23; 17:15.)

28 DE MARZO A 3 DE ABRIL

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 SAMUEL 18, 19

“No pierda la humildad cuando las cosas le salgan bien”

w04 1/4 15 párr. 4

Confiemos en el espíritu de Dios frente a los cambios de la vida

4 El joven pastor no tardó en hacerse famoso en toda la nación. Se le llamó para atender al rey e interpretar música para él. Dio muerte al guerrero Goliat, un gigante tan temible que ni siquiera los soldados más aguerridos de Israel se atrevían a enfrentarse con él. Puesto al mando de los hombres de guerra, David luchó con éxito contra los filisteos. El pueblo lo amaba y componía canciones en su honor. Con anterioridad, un consejero del rey Saúl había dicho que el joven era “diestro en tocar [el arpa]”, pero también “hombre valiente y poderoso y hombre de guerra y persona que habla con inteligencia y hombre bien formado” (1 Samuel 16:18; 17:23, 24, 45-51; 18:5-7).

w18.01 28 párrs. 6, 7

La diferencia entre los que sirven a Jehová y los que no

6 Algunos se vuelven orgullosos por su buen aspecto físico, su popularidad, su talento musical, su fuerza física o porque otros los admiran. David tenía todo esto, pero siempre fue humilde. Por ejemplo, cuando mató a Goliat, el rey Saúl le dijo que podía casarse con su hija. Pero David respondió: “¿Quién soy yo y quiénes son mis parientes, la familia de mi padre, en Israel, para que yo llegue a ser yerno del rey?” (1 Sam. 18:18). ¿Qué ayudó a David a no perder la humildad? Saber que, si tenía cualidades, habilidades y privilegios, era gracias a que Dios había sido humilde y le había prestado atención (Sal. 113:5-8). Él entendía que todo lo bueno que tenía se lo había dado Jehová (compare con 1 Corintios 4:7).

7 Hoy día, los siervos de Jehová nos esforzamos por ser humildes como David. Nos impresiona saber que Jehová es humilde a pesar de ser el Rey del universo (Sal. 18:35). Nos tomamos muy en serio este consejo de Dios: “Vístanse de los tiernos cariños de la compasión, la bondad, la humildad mental, la apacibilidad y la gran paciencia” (Col. 3:12). Además, sabemos que la persona que muestra amor “no se vanagloria, no se hincha” (1 Cor. 13:4). Y recordamos que, tal como los esposos pueden ser “ganados sin una palabra por la conducta de sus esposas”, las personas pueden sentirse atraídas a Jehová al ver que sus siervos somos humildes (1 Ped. 3:1).

Busquemos perlas escondidas

it-2 727 párr. 1

Profeta

Aunque a los profetas se les había nombrado por el espíritu de Jehová, parece ser que no hablaban continuamente bajo inspiración. Más bien, el registro bíblico indica que el espíritu de Dios ‘caía sobre ellos’ en ciertas ocasiones, y revelaba los mensajes que debían anunciar. (Eze 11:4, 5; Miq 3:8.) Esto tenía un efecto animador en ellos y los impelía a hablar. (1Sa 10:10; Jer 20:9; Am 3:8.) Seguramente, no solo hicieron cosas fuera de lo normal, sino que también su porte y manera de expresarse reflejarían una intensidad y sentimiento extraordinarios. Este hecho puede explicar en parte lo que significa la expresión ‘portarse como profeta’. (1Sa 10:6-11; 19:20-24; Jer 29:24-32; compárese con Hch 2:4, 12-17; 6:15; 7:55.) Puesto que estaban completamente absortos en su misión y se dedicaban a ella con celo y valor, es posible que a los demás les pareciera extraño o hasta irracional su comportamiento, como pensaron de cierto profeta unos jefes militares cuando se ungió a Jehú. Sin embargo, una vez que se dieron cuenta de que aquel hombre era un profeta, los jefes tomaron muy en serio su mensaje. (2Re 9:1-13; compárese con Hch 26:24, 25.) Cuando a Saúl, que iba en persecución de David, se le hizo ‘portarse como profeta’, se desvistió de sus prendas de vestir y “quedó caído desnudo todo aquel día y toda aquella noche”, un tiempo que David aprovechó para escapar. (1Sa 19:18-20:1.) Este relato no quiere decir que los profetas fueran desnudos con frecuencia, pues el registro bíblico indica todo lo contrario. En los otros dos casos que se registran, los profetas anduvieron desnudos con un propósito: representar algún aspecto de su profecía. (Isa 20:2-4; Miq 1:8-11.) No obstante, no se explica el propósito de la desnudez de Saúl, si fue para mostrarle como un mero hombre, desprovisto de su atuendo real e impotente ante la autoridad y poder real de Jehová, o si hubo alguna otra razón.

4-10 DE ABRIL

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 SAMUEL 20-22

“Cómo ser un buen amigo”

w19.11 7 párr. 18

Hagamos amistades fuertes antes del fin

18 Hoy día, nuestros hermanos afrontan un sinnúmero de dificultades. Por ejemplo, muchos sufren los efectos de desastres naturales o desastres causados por el hombre. En esos casos, quizás algunos podamos recibir a estos hermanos en nuestro hogar. Otros tal vez puedan ayudar económicamente. Pero lo que todos podemos hacer es pedirle a Jehová que los ayude. Si nos enteramos de que un hermano está desanimado, quizás no sepamos qué decirle o cómo reaccionar. Pero todos podemos hacer mucho. Por ejemplo, podemos pasar tiempo con él, escucharlo con atención cuando nos habla y mencionarle un texto que a nosotros nos consuela (Is. 50:4). Lo más importante es que estemos al lado de nuestros amigos cuando nos necesiten (lea Proverbios 17:17).

w08 15/2 8 párr. 7

Andemos en los caminos de Jehová

7 Dios espera que seamos leales a nuestros amigos (Pro. 17:17). Jonatán, hijo del rey Saúl, entabló una sólida amistad con David. Cuando se enteró de que el muchacho había matado a Goliat, “la misma alma de [él] se ligó con el alma de David, y [él] empezó a amarlo como a su propia alma” (1 Sam. 18:1, 3). Fue Jonatán quien le advirtió que Saúl quería matarlo, y cuando David huyó, se reunieron para hacer un pacto. Más tarde, Jonatán defendió a David ante su padre, lo que casi le costó la vida. Aun así, volvió a buscar a su amigo para reafirmar los lazos que los unían (1 Sam. 20:24-41). Y aprovechó su último encuentro para “fortalecerle la mano respecto a Dios” (1 Sam. 23:16-18).

w09 15/10 19 párr. 11

Cómo conservar los amigos en un mundo sin amor

11 Seamos leales. Salomón escribió: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia” (Pro. 17:17). Al escribir estas palabras, es probable que Salomón estuviera pensando en la amistad que su padre, David, tuvo con Jonatán, el hijo del rey Saúl (1 Sam. 18:1). Saúl quería que Jonatán lo sucediera en el trono, pero este aceptó la decisión de Jehová de darle el reinado a David. A diferencia de su padre, Jonatán no sintió envidia. Tampoco se molestó por la atención que recibía su amigo ni se creyó las calumnias que Saúl estaba esparciendo acerca de él (1 Sam. 20:24-34). ¿Somos nosotros como Jonatán? ¿Nos alegramos cuando nuestros amigos reciben responsabilidades en la congregación? ¿Los apoyamos y consolamos cuando atraviesan dificultades? ¿Cómo reaccionamos cuando escuchamos un chisme sobre alguno de ellos? ¿Lo creemos sin más ni más, o, al igual que Jonatán, defendemos lealmente a nuestros amigos?

Busquemos perlas escondidas

w05 15/3 24 párr. 4

Puntos sobresalientes del libro de Primero de Samuel

21:12, 13. Jehová espera que utilicemos nuestras facultades mentales y aptitudes para hacer frente a las situaciones difíciles de la vida. Nos ha proporcionado su Palabra inspirada, que nos da sagacidad, conocimiento y capacidad de pensar (Proverbios 1:4). También contamos con la ayuda de ancianos cristianos nombrados.

18-24 DE ABRIL

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 SAMUEL 23, 24

“Espere con paciencia a que Jehová actúe”

w04 1/4 16 párr. 8

Confiemos en el espíritu de Dios frente a los cambios de la vida

8 David se negó a hacer daño a Saúl. En una demostración de fe y paciencia, se conformó con dejar el asunto en las manos de Jehová. Cuando el rey hubo salido de la cueva, David lo llamó y le dijo: “Juzgue Jehová entre yo y tú; y Jehová tiene que vengarme de ti, pero mi propia mano no vendrá a estar sobre ti” (1 Samuel 24:12). Aunque veía la maldad de Saúl, él no se vengó ni lo insultó ni lo criticó. Y hubo otras muchas ocasiones en que, en vez de tomarse la justicia por su mano, confió en que Jehová enderezaría la situación (1 Samuel 25:32-34; 26:10, 11).

w04 1/6 22 párrs. 5, 6

¿Nos condicionan las circunstancias?

La tercera lección es que, en lugar de recurrir a algún medio contrario a las Escrituras para cambiar nuestra situación, debemos confiar en Jehová. El discípulo Santiago escribió: “Que el aguante tenga completa su obra, para que sean completos y sanos en todo respecto, sin tener deficiencia en nada” (Santiago 1:4). Para que el aguante pueda tener “completa su obra”, hemos de permitir que la prueba siga su curso sin ponerle fin rápidamente por medios antibíblicos. Entonces nuestra fe habrá sido probada y refinada, y su poder sustentador, puesto de manifiesto. José y David demostraron esta clase de aguante. No buscaron una solución que pudiera desagradar a Jehová, sino que se esforzaron por aprovechar al máximo la situación. Confiaron en Jehová, y él los bendijo en abundancia. Los utilizó para liberar y guiar a Su pueblo (Génesis 41:39-41; 45:5; 2 Samuel 5:4, 5).

Es posible que nosotros también nos enfrentemos a situaciones difíciles en las que nos sintamos tentados a desobedecer principios bíblicos para solucionarlas. Por ejemplo, ¿lo desanima no haber encontrado todavía un cónyuge apropiado? En tal caso, evite cualquier tentación que se le presente de quebrantar el mandato divino de casarse “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39). ¿Está pasando su matrimonio por un mal momento? En vez de ceder ante el espíritu del mundo que fomenta la separación y el divorcio, busquen juntos una salida a la crisis (Malaquías 2:16; Efesios 5:21-33). ¿Le está costando sacar adelante a su familia debido a su situación económica? Confiar en Jehová implica no participar en actividades cuestionables o ilegales en un intento de ganar dinero (Salmo 37:25; Hebreos 13:18). Así es, todos debemos esforzarnos por sacar el mejor partido de las circunstancias y concentrarnos en darle motivos a Dios para que nos recompense. Hagámoslo convencidos de que podemos confiar en que Jehová nos proporcionará la solución perfecta (Miqueas 7:7).

Busquemos perlas escondidas

w17.11 27 párr. 11

Que nada nos prive del premio

11 Será más difícil que sintamos celos si cultivamos amor y bondad en el corazón. La Palabra de Dios dice: “El amor es sufrido y bondadoso. El amor no es celoso” (1 Cor. 13:4). Para impedir que la envidia eche raíces en nuestro interior, debemos tratar de ver las cosas igual que las ve Jehová. Debemos entender que nuestros hermanos son miembros del mismo cuerpo, que es la congregación. Esto nos ayudará a mostrar empatía, en armonía con estas palabras: “Si un miembro es glorificado, todos los demás miembros se regocijan con él” (1 Cor. 12:16-18, 26). Así, en lugar de sentirnos celosos, nos alegrará que otros reciban bendiciones. Pensemos en el caso de Jonatán, un hijo del rey Saúl. No se puso celoso porque Jehová no lo escogió a él para ser el siguiente rey, sino a David. Al contrario, Jonatán le mostró a David amor y bondad, y le dio ánimo y apoyo (1 Sam. 23:16-18). ¿Podemos copiar su ejemplo?

25 DE ABRIL A 1 DE MAYO

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 SAMUEL 25, 26

“¿Se deja usted llevar por los impulsos?”

ia 78 párrs. 10-12

Una mujer sensata

10 ¿Cómo trataban los hombres de David a estos pastores? En vez de apropiarse de alguna que otra oveja —como sin duda habrían podido hacer—, estos curtidos soldados fueron como un muro protector para los siervos y rebaños de Nabal (lea 1 Samuel 25:15, 16). Y es que aquellos pastores se enfrentaban a muchos peligros. Por un lado, abundaban por allí los animales salvajes y, por otro, al estar cerca de la frontera sur de Israel, eran habituales los ataques de saqueadores extranjeros.

11 De seguro, a David no le era fácil alimentar a tantos hombres en aquellas tierras desérticas. Se entiende, por lo tanto, que cierto día enviara a 10 mensajeros para pedirle ayuda a Nabal. David eligió un buen momento: la época en que se esquilaban las ovejas, pues solían celebrarse grandes banquetes y entre la gente reinaba un espíritu alegre y dadivoso. También eligió bien sus palabras: se dirigió a Nabal de forma educada y cortés. Se refirió a sí mismo con la expresión “tu hijo David”, tratándolo así con el respeto que se le debe a un padre, posiblemente por consideración a su edad. Pues bien, ¿cómo reaccionó Nabal? (1 Sam. 25:5-8.)

12 ¡Se puso furioso! Según el joven que le describió la escena a Abigail, Nabal “les gritó reprensiones” a los mensajeros. Dando a entender que David era un simple esclavo fugitivo, se negó a compartir su pan, agua y carne. Incluso se burló de él, tratándolo como a un don nadie. Quizá Nabal lo despreciaba tanto como Saúl. Pero ninguno de estos dos hombres tenía en cuenta lo que pensaba Jehová: él amaba a David y, en vez de considerarlo un esclavo rebelde, lo veía como el futuro rey de Israel (1 Sam. 25:10, 11, 14).

ia 80 párr. 18

Una mujer sensata

18 Para empezar, asume la culpa por el error de Nabal y le pide a David que la perdone. Después reconoce que su esposo es tan insensato como su propio nombre lo indica. Con estas palabras, quizá le da a entender que no vale la pena que se rebaje a castigarlo. Además, demuestra que ve a David como un representante de Dios al afirmar que él pelea “las guerras de Jehová”. También conoce la promesa divina de convertirlo en rey, pues declara: “Jehová [...] ciertamente te comisionará como caudillo sobre Israel”. Incluso le dice que no manche sus manos de sangre, un error que luego perturbaría —o haría “trastabillar”— su conciencia (lea 1 Samuel 25:24-31). ¡Qué sabias y conmovedoras palabras!

Busquemos perlas escondidas

ia 80 párr. 16

Una mujer sensata

16 ¿Indica esto que Abigail no respetaba la autoridad de su esposo como cabeza de familia? De ninguna manera. Recordemos que la vida de muchos hombres inocentes está en juego porque Nabal trató con falta de respeto al hombre que Dios había elegido para ser rey. Si ella se quedara de brazos cruzados, ¿no estaría compartiendo hasta cierto grado la culpa de Nabal? Abigail reconoce que, ahora más que nunca, le debe obediencia y lealtad a Dios antes que a su esposo.

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