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  • La esperanza del Reino no es ningún sueño

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  • La esperanza del Reino no es ningún sueño
  • Anuario de los testigos de Jehová 2015
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Anuario de los testigos de Jehová 2015
yb15 pág. 120-pág. 121 párr. 3

REPÚBLICA DOMINICANA

La esperanza del Reino no es ningún sueño

Efraín de la Cruz

  • AÑO DE NACIMIENTO: 1918

  • AÑO DE BAUTISMO: 1949

  • OTROS DATOS: Aunque estuvo encarcelado y sufrió palizas en siete centros penitenciarios, siempre se mantuvo firme en su decisión de predicar las buenas noticias del Reino de Dios.

Ilustración de la página 120

EN 1948, mi esposa, Paula, mi hija y yo comenzamos a asistir a las reuniones de los testigos de Jehová en Blanco Arriba. Teníamos que caminar 40 kilómetros (25 millas) de ida y vuelta, pero nunca nos perdimos una reunión. Paula y yo nos bautizamos el 3 de enero de 1949.

Seis meses más tarde, algunos hermanos de la congregación fuimos arrestados y sentenciados a tres meses de cárcel. Teníamos que dormir en el suelo, y solo nos daban una comida al día: plátano verde y té. Después de liberarnos, los agentes del gobierno nos amenazaron, creyendo que así dejaríamos de predicar. Pero cuando volvimos a casa, seguimos asistiendo a las reuniones y efectuando nuestro ministerio de forma clandestina. Los agentes siempre nos vigilaban, así que nos reuníamos en las casas, en cafetales o en fincas. No lo hacíamos siempre en el mismo sitio, sino que al final de cada reunión se anunciaba dónde sería la siguiente. Cuando salíamos a predicar, íbamos solos, vestíamos ropa de trabajo y no llevábamos ni publicaciones ni la Biblia. Con todo, entre 1949 y 1959 estuve encarcelado en siete prisiones, cumpliendo condenas de entre tres y seis meses.

Debía tener mucho cuidado porque algunos de los que me perseguían eran de mi propia familia. Aunque dormía en las montañas o en una finca para que no me descubrieran, a veces me encontraban. En una de esas ocasiones me enviaron a la cárcel de La Victoria, en Ciudad Trujillo, donde encerraban a 50 o 60 personas en cada celda. Nos daban dos comidas diarias: crema de harina de maíz por la mañana y una pequeña ración de arroz con habichuelas (frijoles) al mediodía. Por supuesto, todos los Testigos hablábamos de la Biblia a otros prisioneros y celebrábamos las reuniones. En ellas recitábamos versículos que sabíamos de memoria o contábamos las experiencias que habíamos tenido en el ministerio.

La última vez que me encarcelaron, un soldado me golpeó en la cabeza y las costillas con la culata de un rifle. Aunque todavía sufro las secuelas físicas de las golpizas y otros maltratos, aquellas pruebas me dieron más aguante y fortalecieron mi fe y mi determinación de servir a Jehová.

Ahora tengo 96 años y soy siervo ministerial en la congregación. Como ya no puedo andar largas distancias, me siento al frente de mi casa y predico a todo el que pasa. La esperanza del Reino no es ningún sueño. Para mí es una realidad, de la que he estado hablando a otros por más de sesenta años. El nuevo mundo es tan real para mí como lo fue el día en que escuché por primera vez el mensaje del Reino.a

a Efraín de la Cruz falleció mientras se redactaba este relato.

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