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¡Despertad! 1970
g70 22/5 págs. 5-9

Lo que los “platillos” resultaron ser

CON tanta especulación sobre los “platillos voladores,” se ejerció presión sobre el gobierno estadounidense para que iniciara una investigación oficial. Puesto que el interés del gobierno era impedir que entraran en aquel país naves aéreas hostiles, la tarea fue asignada a la Fuerza Aérea. Un proyecto que se llamó primero “Señal,” luego “Resentimiento” y finalmente “Libro Azul,” fue encabezado por un funcionario cuyo deber era recibir los informes y pedir las investigaciones que le parecieran justificadas.

Se registraron más de 10.000 casos durante dieciocho años. De éstos, se decidió que el 94 por ciento se podía explicar por causas naturales. Y tocante a la responsabilidad directa de los del proyecto, éstos dijeron que el otro 6 por ciento no representaba amenaza alguna a la seguridad nacional.

De modo que la Fuerza Aérea consideró cumplido su deber. Pero algunos entendieron que el 6 por ciento de los casos no explicados eran inexplicables, y los que fomentaban la idea de visitantes de otros planetas los presentaron como prueba de sus teorías. Y tuvo que admitirse que, lógicamente, no podía probarse que 600 personas —o aun seis, tocante a eso— que pudieran haber visto un verdadero “platillo volador” estuvieran equivocadas debido a que otras 9.400 personas habían visto otra cosa que confundieron con un “platillo volador.”

Una investigación más cabal

Esta situación continuó hasta 1966, cuando se dio un contrato de investigación a la Universidad de Colorado para que efectuara un estudio científico de los OVNIS. Este proyecto fue dirigido por el Dr. Edward U. Condon, un físico muy respetado que con anterioridad había sido jefe del Negociado de Normas y había servido como presidente de la Sociedad Física Americana y también de la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia. Se persuadió a suficientes científicos para que se unieran a una junta de expertos para encargarse de las diversas fases del estudio, y se asignó medio millón de dólares al proyecto durante un período de dos años.

El informe del proyecto de Colorado se publicó a principios de 1969 en un tomo de 965 páginas. Está repleto de información científica que tiene que ver con todo ángulo de las observaciones y teorías de los “platillos voladores.”

Los miembros de la junta investigaron cincuenta y nueve casos, incluso algunos de los casos más sensacionales que se estudiaron previamente bajo el proyecto del Libro Azul. Este estudio suministró evidencia convincente de que la mayoría abrumadora, si es que no la totalidad, de los relatos de los “platillos voladores” se basaba en identificación equívoca de objetos conocidos.

Estrellas y planetas

Muchas personas, especialmente entre las que siempre han vivido en las ciudades, no están familiarizadas con los astros. Algunas no comprenden que los astros salen y se ponen, como el Sol y la Luna. Venus, nuestra vecina planetaria más cercana, es alternadamente una estrella vespertina, que se pone después del Sol, y una estrella matutina, que sale antes del alba. Es tan brillante que la mayor parte del tiempo se puede ver en plena luz del día. En ocasiones en que ha habido una multitud de informes sobre “platillos voladores,” no ha sido raro ver a grupos de personas reunidos en esquinas de las calles mirando fijamente a una diminuta mancha blanca en el cielo. La mayoría de ellas no se daba cuenta de que era el planeta Venus lo que estaban viendo.

Cuando Venus sale o se pone durante una noche tranquila, capas inmóviles de aire caliente y frío pueden producir un espejismo, engrandeciendo la imagen del planeta brillante y hasta difractando la luz en diversos colores. Y, ¿con qué resultados?

Un granjero de Colorado en 1967 informó haber visto que un “platillo volador” aterrizaba repetidas veces en las primeras horas de la noche a unos cuantos kilómetros al oeste de su casa. Por medio de binoculares podía ver la estructura en forma de cúpula, grande como una casa de dos pisos, con hileras de ventanas iluminadas.

Más tarde ese año, en una población del sur, informes de que un OVNI despegaba temprano por la mañana desde más allá del río al este de la población estimuló a una patrulla de la policía a investigar. Localizaron al intruso misterioso y lo persiguieron, pero se informa que huyó y fácilmente los dejó atrás. Cuando se dieron por vencidos y regresaban a la población, dijeron, el OVNI se volvió y los siguió, finalmente acercándose a cerca de 150 metros del auto e iluminándolo tanto que pudieron ver qué hora era en sus relojes. En mañanas subsiguientes, autos policíacos de poblaciones vecinas se unieron a la caza, y hasta un piloto de avión trató de atrapar al visitante evasivo, todo sin éxito.

Y, ¿qué reveló la investigación? Que todos estos informes, embellecidos, sin duda, de detalles excitantes proporcionados por la imaginación, se basaban en haber visto al planeta Venus, que se mantenía firmemente en su órbita a más de 50 millones de kilómetros. Júpiter, Saturno y algunas de las estrellas fijas más brillantes también han estado envueltas en relatos de OVNIS.

Globos, aviones y aves

La Oficina Meteorológica estadounidense suelta aproximadamente 100.000 globos de neopreno al año para medir las velocidades del viento en lo alto. Estos objetos, visibles a una altitud de 6.000 metros, a menudo son considerados como OVNIS por algunos. También, globos más grandes de polietileno, que se llaman “ganchos celestes,” se utilizan para llevar telescopios y contadores de rayos cósmicos a más de 30.000 metros. Miden de 30 a 120 metros de diámetro, son fácilmente visibles desde la tierra, y resultan muy prominentes en el crepúsculo temprano, cuando reflejan la luz del Sol brillante teniendo como fondo el cielo que se oscurece.

En 1948 no se sabía extensamente de la existencia y uso de estos globos, y se cree que el piloto de Kentucky se puso a seguir un “gancho celeste,” sin darse cuenta de la imposibilidad de alcanzar la altura extremada de su blanco. En la excitación de la persecución evidentemente subió mucho, perdió el conocimiento en la atmósfera enrarecida y su avión se estrelló sin control.

Otra clase de OVNIS vistos es la de aviones que siguen modelos de vuelo que no son conocidos para el observador. Especialmente en la noche, con las luces de aterrizaje encendidas, y suficientemente lejos en la dirección del viento como para que los motores no se oigan, quizás no se les identifique. Si hay un avión descendiendo hacia el espectador, quizás la luz parezca estacionaria, entonces súbitamente se aparta rápidamente cuando el avión se dirige hacia el aeropuerto. Operaciones de práctica de reabastecimiento de combustible en la noche cerca de una base aérea de California iniciaron rumores persistentes entre los residentes cercanos de que había OVNIS.

Aun las aves, al no ser reconocidas, podrían ser clasificadas como OVNIS, como sucedió en las películas que se tomaron en Tremonton.

Meteoros y satélites

Se producen bolas de fuego cuando meteoritos grandes del espacio entran en la atmósfera de la Tierra, se desbaratan y se queman. Un racimo de dichos objetos pasó sobre Ontario y el este de los Estados Unidos el 9 de febrero de 1913, produciendo una exhibición espectacular. La gente que estaba dentro de ochenta kilómetros de su senda vio grupos de luces brillantes que pasaban lentamente sobre su cabeza. Muchos pensaron que las luces estaban conectadas a una nave aérea gigantesca. La variedad de los relatos, las crasas subestimaciones de la altura y la velocidad, y las estructuras imaginarias que rodeaban las luces fueron muy semejantes a muchas de las descripciones de los “platillos voladores” del día presente.

Se han producido bolas de fuego de hechura humana en años recientes cuando al caer en la atmósfera y quemarse algunos satélites o los cohetes que se han usado para colocarlos en órbita. Un caso notable fue la reentrada, el 3 marzo de 1968, de un satélite ruso que no se elevó, como se esperaba, de su órbita de estacionamiento. Centenares de personas presenciaron esto desde Kentucky hasta Pensilvania. Vieron los pedazos del satélite, que seguían en la misma senda, incendiándose al encontrar la atmósfera a 130 kilómetros de altura. Pero lo que dijeron que habían visto demuestra cuán fácil es imaginarse una estructura que estuviera conectada con una sarta de luces o que las tuviera incorporadas en ella, y cuán equivocados pueden estar en cuanto a la distancia y la velocidad. De las veintenas de personas que informaron esto como un OVNI, muchas identificaron la serie de luces como ventanas del fuselaje de un avión sin alas o de un cuerpo en forma de platillo. Algunas pensaron que el objeto solo estaba de 1.000 a 1.500 metros de altura; otros dijeron que solo estaba más arriba de las copas de los árboles. Pilotos de aviones calcularon que la altura fue de 10.000 a 20.000 metros.

Informes de esa clase muestran las limitaciones de la percepción humana. Cuando vemos en el cielo un objeto que se mueve y que no podemos identificar, sencillamente no podemos decir de qué tamaño es, a qué distancia está o a qué velocidad está viajando. Un plato de pastel de 15 centímetros que se ve a 150 metros se ve del mismo tamaño que un globo de 30 metros a 30.000 metros. Un satélite que viaja a 30.000 kilómetros por hora a una altura de 160 kilómetros por el cielo quizás parezca que va tan aprisa como un avión que viajara a 300 kilómetros por hora a 1.500 metros. Si no tenemos idea del tamaño del objeto, cualquier cálculo que hagamos de su distancia o velocidad es inútil.

Informes de radar y fotografías

Operadores de radar han detectado muchos OVNIS. Pero un estudio de estos ecos inesperados muestra que una variedad grande de objetos reales pueden producir las señales en la pantalla. Además de aviones, hay globos, aves e insectos, lluvia y granizo, colas de meteoros y otras cosas. Ecos espurios también se pueden producir mediante reflejos y espejismos, pues las ondas de radio se doblan a través de capas de aire calentado igual que las ondas de luz. También puede incluirse el mal funcionamiento del equipo. Hasta con todas estas causas posibles de informes de OVNIS, el hecho de que todavía se han registrado casos que no se han explicado sugiere que el radar a veces se porta de maneras que no se entienden completamente. Pero ésta no es ninguna razón para imaginarse que detrás de todo eco falso hay una nave espacial.

Algunos de los relatos más extensamente publicados de “platillos voladores” han incluido fotografías como prueba clave. A simple vista pudiéramos considerar que una fotografía es la mejor clase de prueba posible. Pero en lo que toca a los OVNIS no ha resultado ser cierto esto.

En casi todo caso en que el fotógrafo ha estado dispuesto a suministrar los negativos para estudiarlos ha resultado que no apoyan el relato. En algunas de las fotografías no demasiado impresionantes, las “burbujas” de luz de la película fueron causadas por reflexiones en el lente; otras fueron el resultado de defectos de la película o del revelado.

Por otra parte, la mayoría de las fotografías que parecían tener probabilidad como pruebas resultaron ser engaños. Es sencillo colgar alguna clase de disco enfrente de una cámara con un hilo fino que no aparezca en la fotografía. O se puede arrojar enfrente de la cámara un disco cuando se dispara el obturador. Un indicio de una falsificación de ese tipo es la agudeza de enfoque del disco en comparación con las cosas que están a varias distancias en la fotografía. Otra es el contraste, que es mayor para objetos que están cerca de la cámara que para objetos distantes. La luz y la sombra quizás no sean consistentes. Por ejemplo, en una famosa fotografía del Brasil se ve un “platillo” iluminado por el lado izquierdo, pero los árboles abajo están iluminados por la derecha. A menudo se ofrece una serie de fotos para documentar el pasaje rápido de un OVNI. Pero cuando los números en serie que aparecen en los marcos sobre el borde de la película no están en el orden en que se dijo que se tomaron las fotografías, o cuando el cambio de sombra muestra que pasaron horas entre una y otra foto, tiene que rechazarse la autenticidad de las fotografías.

Conclusiones

Después de dos años de estudio científico de los OVNIS por una junta de expertos, ¿a qué conclusiones se puede llegar? Primero, la gran mayoría de todos los informes tiene su origen en las mismas clases de cosas que mencionó el Proyecto del Libro Azul: Planetas, aviones, globos, aerolitos y espejismos.

La investigación más cabal ha aclarado el papel que desempeñan las distorsiones físicas y psicológicas. Ha explicado que objetos comunes vistos en el cielo por personas que no los reconocen en medio de circunstancias quizás poco usuales pueden ser interpretados erróneamente en la percepción, ser engrandecidos en el relato, exagerarse más en los periódicos, y acabar como naves espaciales que desembarcan a hombrecitos verdes de Marte. Además, el análisis técnico de las fotografías que anteriormente se consideraban inexplicables ha dado en tierra con algunos de los más notorios OVNIS. Finalmente, se ha mostrado que el residuo de informes no explicados consta en gran parte de rumores no confirmados y relatos indefinidos que no valió la pena investigar.

En resumen, se hallaron explicaciones probables o seguras en las causas naturales para todos salvo un puñado de los casos examinados. Aun los que continúan desafiando el análisis no ofrecen base alguna para la teoría de que estamos siendo vigilados por personas de otros planetas. Un útil derivado del estudio ha sido el sistematizar nuestro conocimiento de muchos fenómenos atmosféricos, comunes y no comunes, mientras que se suministra una información incidental de las fragilidades de la percepción y manera de informar humanas.

Tocante al futuro, no se abogó, como a menudo hacen los científicos al fin de un informe, por que el estudio continúe. La realidad es que el episodio de los “platillos voladores” principalmente fue un asunto psicológico, que se arraigó y floreció en el terreno de la inseguridad que siente profundamente el hombre en estos días críticos. Ofrecía una diversión y escape temporales de los verdaderos problemas que abruman a la humanidad. Pero ahora es evidente que los “platillos voladores” no presentan ni una amenaza de aniquilación ni una esperanza mesiánica de salvación.

Muchas personas siguieron con intenso interés los informes numerosos acerca de los “platillos voladores.” Sin embargo, realmente ¡cuánto más importante es escudriñar y comprender individualmente el significado de las cosas que ahora suceden a través de la Tierra... el aumento del desafuero, el derrumbe moral, la frecuencia de los terremotos, la rebelión en general y el desasosiego en toda la Tierra. ¿Por qué? Porque los que han investigado cabalmente las profecías de la Santa Biblia están convencidos de esto: Que los acontecimientos increíbles que se han desarrollado muy detalladamente desde que estalló la I Guerra Mundial cumplen las profecías bíblicas, indicando que estamos en los “últimos días” de este sistema de cosas, y que se aproximan tremendos cambios.—Mat. 24:3-21; 2 Tim. 3:1-5.

Esto no es invención de la imaginación humana. Toda la creación da testimonio de la existencia de un Creador que tiene un propósito determinado. Y su Palabra, la Biblia, da testimonio de su propósito de acabar para siempre con la iniquidad e introducir un nuevo orden justo. (2 Ped. 3:13; Jud. 14, 15) La profecía bíblica no es algo que haya de desecharse a la ligera como rumor o imaginación; jamás ha fallado. ¿No sería proceder sabiamente el investigar con interés este asunto que afecta tan directamente su vida y esperanza de felicidad eterna? Los testigos de Jehová con gusto le ayudarán a efectuar esta investigación personal.

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