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¡Despertad! 1970
g70 8/7 págs. 3-8

¿Estima usted su vida?

¿Tiene sentido exponer la vida corriendo riesgos innecesarios? ¿Por qué debe importarle a uno?

LA VIDA es una posesión sumamente preciosa. Con ella podemos disfrutar de muchas cosas. Sin ella no podemos disfrutar de ninguna.

Es cierto que la vida trae dificultades. Pero, a pesar de esto, toda persona en sus cabales quiere vivir. La gente prefiere la vida a la muerte.

Sin embargo, aumenta el número de las personas que se desilusionan por la manera en que todo anda en este mundo. Además de problemas personales, ven aumentando las dificultades en casi toda dirección en que miran... guerras, una proporción de crímenes que aumenta vertiginosamente, inflación, tensiones raciales, pobreza, hambre. Todo esto produce un efecto deprimente. Muchos buscan la manera de escapar.

Algunos encuentran este escape haciendo cosas que creen que les proporcionan excitación. Buscan excitación para contrarrestar el mundo desagradable en que viven. Esto se ve especialmente entre los jóvenes. Una cantidad cada vez mayor de ellos creen que no hay para qué vivir sino para ‘comer, beber y divertirse.’

Buscando excitación, algunos llegan al grado de participar en juegos ‘suicidas.’ Uno de éstos consiste en conducir dos autos a alta velocidad cada uno directamente en contra del otro. El conductor que primero se desvíe, es un ‘gallina.’ Otros juegan a la ‘ruleta rusa,’ un juego que consiste en colocar una bala en un revólver, hacer girar el cilindro, y halar el gatillo. Probablemente usted haya visto en la prensa informes de daños o muertes causados por esos ‘juegos.’

La mayor parte de la gente quiere una vida más interesante. Pero, ¿es el recibir daños graves o la muerte una manera de mejorar la situación? Prescindiendo de lo poco que uno haya disfrutado de la vida antes, va a disfrutar menos después de un daño grave, y de la inexistencia después de la muerte. En la muerte, según muestra la Biblia, “no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría.” La Palabra de Dios agrega: “En cuanto a los muertos, ellos no están conscientes de nada en absoluto.”—Ecl. 9:5, 10.

Manejo

Por supuesto, pocas personas juegan a ‘gallina’ o a la ‘ruleta rusa.’ Pero muchas personas se acercan de modo alarmante a ello con sus hábitos normales de manejar vehículos. Las estadísticas muestran que las dos causas principales de muerte y lesiones en los accidentes automovilísticos son: (1) Exceder el límite de velocidad; y (2) manejo temerario. Estas dan cuenta de una enorme proporción de los más de 50.000 muertos y varios millones de lesionados cada año en accidentes automovilísticos tan solo en los Estados Unidos.

¿Qué hay de los hábitos de manejo de los jóvenes? La publicación Attitudes and Platitudes dice: “El registro de los conductores jóvenes parece particularmente malo. Algo que da a su registro peor aspecto es que los conductores jóvenes han estado envueltos consecuentemente en un porcentaje superior de accidentes en que han ocurrido muertes que en accidentes en que no han ocurrido.” La revista Time informa: “Los accidentes de tránsito son la causa principal de la muerte de varones jóvenes entre los 16 y los 24 años de edad. Aunque los conductores jóvenes solo constan una octava parte de todos los conductores registrados, son responsables de la tercera parte de todos los accidentes mortíferos.” Es por eso que las primas de los seguros son mucho más elevadas para los conductores jóvenes que para otros.

A los jóvenes les gusta que otros les hablen claro. La verdad clara es que los conductores jóvenes mueren en las carreteras en proporciones epidémicas. De hecho, ¡cada año mueren más jóvenes conductores en los Estados Unidos en accidentes automovilísticos que los que mueren en la guerra de Vietnam!

Dijo el investigador Dr. Stanley Schuman: “El más peligroso conductor joven es el que está solo en su auto, porque corre asombrosos riesgos solo.” Se descubrió que los conductores jóvenes a menudo usan el auto como instrumento de ‘expresión’ para desahogarse de algún problema en la escuela, en el hogar o en el trabajo.

Pero, ¿resolverá problemas el causar otros? Y el causar más problemas es exactamente lo que le sucede a un porcentaje cada vez mayor de los que buscan excitación o se desahogan por sus frustraciones manejando. Va aumentando el número de estas personas que están envolviéndose en accidentes que los dejan lisiados o los matan. ¿De cuánta excitación puede uno disfrutar si queda incapacitado o muere?

Uso de drogas

Una práctica que va extendiéndose constantemente es la de tomar o inyectarse drogas para sentir excitación y escaparse de la realidad. Pero, ¿realmente se logra esto con estas cosas?

Al principio, quizás parezca que sí. Pero tarde o temprano la excitación queda amortiguada y la realidad se hace mucho peor que anteriormente. Estas consecuencias vienen inevitablemente; no pueden evitarse. Si la vida tenía poca excitación y era difícil enfrentarse a ella antes de tomar drogas, contiene aun menos emociones y llega a ser mucho más difícil después para la persona que se hace adicta a las drogas.

Esto es cierto en muchos respectos. Entre otras cosas, el adicto a las drogas descubre que su salud se deteriora. Disfruta menos de placeres sencillos como el comer y el beber, que en moderación pueden ser un deleite. Muchos adictos a las drogas roban, defraudan y mienten para obtener dinero para costear su caro hábito. Mientras hacen eso hasta pueden lastimar o matar a otras personas en asaltos. Están en constante temor de la policía. Y para cada vez más personas, esto resulta en una muerte angustiosa. Informó el Times de Nueva York: “En 1966, 33 adolescentes murieron en Nueva York después de tomar heroína. El año pasado la cantidad aumentó a 72. Pero en tres meses —junio, julio y agosto— 71 murieron este año.”

Pregunte a cualquiera que haya sido adicto a las drogas por mucho tiempo si su vida ha mejorado al tomar drogas. Si contesta verídicamente, reconocerá que no. ¿Cómo pudiera ser lo contrario? ¿Aumentan la felicidad de uno en la vida el estar en conflicto con la ley, el robar, las condenas de cárcel, la salud quebrantada y la angustia? ¿Tiene sentido el tomar drogas para escaparse de la realidad cuando la realidad se hace mucho peor cuando se hace tal cosa?

Deportes

La palabra “deporte” significa, según un diccionario, “diversión; esparcimiento; pasatiempo agradable.” Pero, ¿consideraría usted esparcimiento agradable unas actividades que envuelven el lisiar y matar? Algunos “deportes” envuelven exactamente esa clase de desprecio al valor de la vida.

El boxeo, o pugilato, muestra desprecio al don de la vida. Su propósito es lastimar, dejar sin sentido al contrario. Aunque a los jóvenes esto les parezca un camino a la fama y la fortuna sin importar las lesiones en que se incurra o que se sufran, pregúntese: De los muchos miles de personas que han sido boxeadores a través de los años, ¿cuántos puede usted nombrar que hayan ganado fama y fortuna? Muy pocos. Pero son muchos los que han sido golpeados despiadadamente y lisiados tanto mental como físicamente. Algunos han muerto como resultado directo de los golpes recibidos en el cuadrilátero.

De ninguna manera podría considerarse que este “deporte” muestre respeto a la vida. Jesucristo dijo: “Así como quieren que los hombres les hagan a ustedes, hagan de igual manera a ellos.” (Luc. 6:31) ¿Quisiera usted que alguien lo golpeara con los puños hasta que usted quedara inconsciente? Entonces, ¿debería usted hacerle eso a otra persona si estima el don de la vida?

Muchos consideran deporte “seguro” la lucha libre. No obstante, el propósito es causar, o aparentemente causar, daño físico a otro. Y a menudo resulta en daño. En Inglaterra, un famoso luchador que recientemente dejó de serlo cuando se hizo testigo de Jehová reconoció esto diciendo: “No puedo seguir lastimando a la gente. Es malo. Sé que gran parte de ello es teatralidad, pero a veces salimos lastimados. A veces yo lastimo a otros. En vez de eso debo mostrar amor y bondad.”

Sumamente peligrosas

Aun más peligrosas para la vida y los miembros del cuerpo son otras actividades también clasificadas como “deportes.”

Las carreras de autos están entre éstas. Se impelen los vehículos a las velocidades más altas posibles. Pero hay accidentes con regularidad cuando se pierde el control de los vehículos, y sus conductores resultan lisiados o muertos. Cierto año en el Gran Premio de Italia un conductor de fama internacional murió cuando su auto de carreras se salió de la pista. Pero eso no fue todo. Su auto se lanzó sobre un gran grupo de espectadores y quince de ellos murieron; otros salieron lastimados. ¡Y un auto de carreras que se lanzó sobre los espectadores en Le Mans, Francia, mató a 85 personas!

Muchos consideran “deporte” popular el escalar montañas. Por escalar montañas no nos referimos al caminar por veredas seguras, en lo cual participan millones de personas por todo el mundo. Nos referimos a la clase de escalar en que se necesitan sogas, clavijas y otro equipo especial, en que se escalan las caras de las montañas y los picos helados. Una tragedia en el monte McKinley, el pico más alto de la América del Norte, segó la vida de siete personas de un equipo de doce alpinistas. Después del desastre un experto dijo: “Es sorprendente que no se hayan matado más personas en el McKinley cuando se considera que 400 se matan en los Alpes cada verano.”

Además, el escalar montañas resulta en que a algunos se les hielen los dedos de las manos o de los pies y se les tengan que amputar. O puede que debido a una caída los alpinistas queden postrados en cama por semanas, hasta meses, con miembros del cuerpo rotos, y quizás queden permanentemente lisiados. ¿Es ésta la manera de aumentar uno su disfrute de la vida? Puesto que siempre está presente la amenaza de daño grave o muerte, ¿diría usted que este “deporte” muestra apropiado respeto al don de la vida? ¿No sería mejor permanecer en sendas seguras y disfrutar año tras año de la majestuosa creación de Dios que son las montañas?

Decenas de millares de personas participan en el “deporte” del “paracaidismo.” Saltan de un avión a gran altura, caen libremente por un rato a velocidades de más de 160 kilómetros por hora, luego halan la cuerda que abre el paracaídas. En un salto, se soltó a dieciocho paracaidistas a una altura de 6.000 metros. Cayeron a plomo en una caída libre a una velocidad de 200 kilómetros por hora dentro de una cubierta de nubes que estaba a 1.200 metros. Cuando pasaron esta cubierta de nubes, horrorizados descubrieron que se les había soltado sobre el lugar equivocado. Estaban encima de las olas encolerizadas del lago Erie en vez de sobre un campo de aterrizaje. Dieciséis de los dieciocho se ahogaron. Uno de los dos sobrevivientes dijo: “No volveré a saltar.”

Considere a otros

Lo que a menudo se pasa por alto cuando se corren riesgos innecesarios es que no son solo los participantes los que pueden salir lastimados. Muchas veces son otros quienes salen lastimados o muertos, incluso personas que sí tienen en alta estima su vida. También, ¿qué hay de la angustia que les sobreviene a los parientes o amados de los que salen lastimados o muertos cuando corren riesgos innecesarios? ¿Qué harán? A un grado extenso sus vidas pueden resultar arruinadas también.

Es posible que usted sea una persona que no corra riesgos innecesarios con su vida. Es posible que tenga en alta estima el valor de ella. Pero tocando un asunto relacionado, ¿qué opina acerca de las “bromas inocentes”? Algunas personas a menudo recurren a éstas como medio de tener momentos emocionantes. ¿Le parece a usted que éstas muestran consideración por el bienestar de otros?

Por ejemplo, ¿le parece a usted que es mostrar consideración a otros el halar una silla de debajo de una persona antes de que se siente en ella? Es verdad que esto a menudo hace reír. Pero también ha resultado en daño permanente. Si esta broma se le jugara a usted, y otros se rieran de usted mientras usted sufriera dolor y bochorno, ¿la consideraría usted “inocente”? ¡Qué mejor sensación dejan las personas que bondadosamente colocan las sillas debajo de las personas cuando éstas van a sentarse, como cuando pasan a la mesa!

Hay personas que quizás crean que no hay nada malo en empujar hacia abajo la cabeza de alguien cuando está bebiendo agua de una fuente. Pero esto ha causado daño a bocas y dientes. ¿No produciría más gozo para todos el mantener abierta la fuente para que otros bebieran? Por otra parte, a algunos les parece chistoso causar terror en otros. Pero esto ha resultado en ataques al corazón en algunas víctimas.

El jugar “bromas” de esa clase que resultan en bochorno, daño y quizás hasta pérdida de la vida, realmente no es considerar el bienestar de otros. De veras, como la Biblia declara: “Tal como alguien demente que anda disparando proyectiles ardientes, flechas y muerte, así es el hombre que ha embaucado a su semejante y ha dicho: ‘¿No lo hice por broma?’” Nadie que estima la manera en que Dios ve las cosas quiere que se le clasifique con “alguien demente.”—Pro. 26:18, 19.

Sumamente imprudente ahora

Especialmente ahora es sumamente imprudente el correr riesgos innecesarios con la vida, la de usted o la de otra persona. ¿Por qué ahora, más que nunca? Porque la Palabra profética inspirada de Dios claramente muestra que nos estamos acercando al fin de este inicuo sistema de cosas. Pronto, este sistema terminará mediante un acto directo de Dios. (Sof. 3:8) Después de eso, Dios introducirá un nuevo orden enteramente nuevo, libre de las condiciones penosas del día actual.—2 Ped. 3:10-13.

Jehová también suministra un gobierno para su nuevo orden, un gobierno que regirá desde el cielo. Ese gobierno realmente se interesa en la gente que hay en la Tierra. Obrará para provecho eterno de todos sus súbditos, suministrando beneficios que ningún gobierno humano puede suministrar... salud, felicidad, trabajo interesante y productivo, el fin de la guerra y las tensiones raciales, el fin de la pobreza, el hambre y hasta de la muerte misma. Ese gobierno, o reino, es aquel por el cual Jesucristo enseñó a sus seguidores a orar.—Mat. 6:9, 10.

Por lo tanto, la persona que quiere vivir en el entrante nuevo orden de Dios no pone en peligro su vida participando de actividades solo por la excitación que puede sentir. Comprende que necesita servir a Dios para recibir el galardón de la vida eterna: “El que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:17) Se da cuenta de que no puede servir a Dios muy bien si está lisiado. Y no puede servir a Dios de ninguna manera si mueren alguna actividad innecesaria.

¿Estima usted su vida? ¿Quiere usted vida eterna cuando el paraíso sea restaurado a la Tierra? Entonces comprenda que el Dador de vida, Aquel que es el Dador de vida eterna, Jehová Dios, debe ocupar el primer lugar en su salud y su vida. (Hech. 17:24, 25; Rom. 6:23) En consecuencia, estime su vida. Presérvela al grado máximo que pueda. Comprenda que Dios lo considera a usted responsable del uso que usted da al don precioso de la vida.

[Ilustración de la página 4]

¿Es mostrar respeto a las vidas de otros el arriesgarse de este modo?

[Ilustración de la página 5]

El uso de drogas ¿hace más emocionante la vida... o más difícil?

[Ilustración de la página 6]

Dieciséis de un grupo de dieciocho paracaidistas buscadores de emociones que cayeron en el agua se ahogaron

[Ilustración de la página 7]

¿Ha tenido usted una caída como ésta? ¿Le pareció divertido? ¿Pudo haber resultado en daño?

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