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  • ¿Está su hijo preparado para una licencia de conductor?
  • ¡Despertad! 1974
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¡Despertad! 1974
g74 8/7 págs. 8-11

¿Está su hijo preparado para una licencia de conductor?

A LOS jóvenes frecuentemente les es difícil esperar a obtener la licencia de conductor. Quizás sea una de sus ambiciones principales. Y más y más jóvenes actualmente están realizando su ambición.

En 1972 en los Estados Unidos hubo 12.200.000 conductores adolescentes con licencia. De éstos, 4.255.000 tenían menos de dieciocho años. Eso significa que más de un conductor de cada diez es un adolescente, y casi cuatro de cada cien conductores tienen diecisiete años de edad o menos.

Puede que el hijo o hija adolescente de uno tenga una licencia de conductor, o quizás quiera una. Pero, ¿está el joven realmente preparado para la responsabilidad que viene con conducir un automóvil? Considere por qué es ésa una pregunta tan importante.

En tan solo cuatro países —los Estados Unidos, Francia, Alemania y Japón— más de 100.000 personas mueren en accidentes de tránsito cada año, y más de seis millones y medio son lesionados. ¡Si fueran acostados a lo largo, uno tras otro, los cadáveres se extenderían por 185 kilómetros! Y los lesionados pasarían de los 11.000 kilómetros... ¡más de un cuarto del camino alrededor del mundo!

Sí, más conductores que nunca antes están teniendo accidentes. ‘Pero,’ quizás pregunte el lector, ‘¿qué tiene que ver esto con que mi hijo esté preparado para una licencia de conductor?’ Muchísimo.

Los jóvenes son los principales responsables por la creciente matanza en las carreteras. El Journal of American Insurance del verano pasado explicó: “El aumento en las proporciones de accidentes se puede rastrear hasta el surgimiento de los conductores jóvenes.” Añadió:

“Varios años de experiencia han mostrado que el conductor de menos de 25 años de edad —particularmente el varón de menos y alrededor de los veinte años de edad— tiene más del doble de accidentes que los conductores en grupos de mayor edad, con un promedio anual de 40 implicados por cada 100 conductores.”

Piense en esto: ¡Dos de cada cinco conductores jóvenes tendrán un accidente automovilístico este año! Señalando al registro de conducir particularmente malo de los varones jóvenes, el Dr. Stanley H. Schuman, miembro de un equipo de médicos y científicos investigadores, dijo: “Aunque los jóvenes conductores varones solo suman una octava parte de todos los conductores con licencia, son responsables de una tercera parte de todos los accidentes fatales.”

En proporción, según esto, ¿exactamente cuántos jóvenes mueren en las carreteras? Traffic Safety, una publicación del Consejo Nacional de Prevención de Accidentes, contesta:

“La Junta de Prevención de Accidentes de Transportación Nacional ha dado a conocer un estudio de prevención de accidentes que muestra que cada año en las carreteras norteamericanas mueren miles más de conductores de 15 a 24 años de edad que su correspondencia proporcional de todos los conductores. . . .

“La junta de seguridad halló que de 17.700 accidentes mortales de jóvenes en 1969, ocurrieron 7.400 más muertes de conductores jóvenes que las que hubieran ocurrido si su promedio de accidentes mortales hubiera sido el mismo que el de los conductores que tienen o pasan de 25 años de edad. Esta ‘pérdida en exceso’ de 7.400 excedió en un tercio a todos los accidentes fatales de 1969 combinados de aviación, marina, ferrocarril, oleoductos y pasos a nivel. La pérdida desproporcionada implica ‘predominantemente al varón joven,’ dijo la junta.”

La pérdida de vidas jóvenes en accidentes de tránsito es trágica. Considere esto: En 1966, en lo más enconado de la guerra de Vietnam, murieron 12.200 conductores varones jóvenes... ¡más del doble de los soldados que murieron en Vietnam durante ese año!

Sería bastante malo si los conductores jóvenes solo se estuvieran matando los unos a los otros, pero están matando también a otros. Los pasajeros que viajan con ellos, los ocupantes de otros automóviles y los transeúntes mueren por miles cada año, atropellados por jóvenes detrás del volante de un automóvil. ¿Podría su hijo ser también una amenaza grave a la vida y seguridad de otros?

¿Solo una minoría responsable?

Puede que uno piense que solo una pequeña minoría de jóvenes son responsables de esta horrenda matanza. ¿Es cierto esto? ¿Son unos pocos los que dan mala reputación al resto?

Bueno, considere estas estadísticas: Aproximadamente 40 de cada 100 conductores de menos de veinticinco años de edad están implicados en accidentes automovilísticos cada año. Esa no es una minoría pequeña. Así es que, tan pronto como un adolescente se agrega como conductor del automóvil de la familia, puede que las tasas de seguro aumenten drásticamente.

Pero, ¿por qué tienen tantos accidentes los conductores jóvenes?

Razones para el mal registro

La principal razón, según la mayoría de los especialistas en educación de conducir, es la falta de experiencia del conductor. En un esfuerzo para proveer la experiencia necesaria, más del 80 por ciento de las escuelas superiores en los Estados Unidos ofrecen un curso académico para conducir.

Sin embargo, quizás una razón aún más importante para el mal registro de los conductores juveniles sea la misma naturaleza de ellos. Son propensos a ser exhuberantes e irreflexivos, a carecer de juicio y a desafiar y ser desafiados. Hablando del asunto francamente, Paul W. Kearney una autoridad en conducir, escribió de los conductores jóvenes: “Su juicio es juvenil... ¡y su sentido deportivo en la carretera corre parejas con el de dos infantes que pelean por un sonajero en una cuna!”

Esas características detrás del volante de un automóvil frecuentemente resultan desastrozas. Así es que en la primera noche que salió solo en su automóvil, un astro de fútbol de la escuela secundaria de diecisiete años de edad atropelló a una madre y su hijo en un cruce de peatones en un arranque repentino. El entrenador atlético del joven dio esta explicación:

“Si me hubieran preguntado, les podría haber dicho que Harvey no estaba preparado emocionalmente para conducir. Tiene mal genio en la sala de cambio y atormenta a los otros jugadores. Es un jugador impetuoso y es pendenciero. Su actitud mental se manifestó en su modo de conducir tan pronto como estuvo sin vigilancia. El muchacho sencillamente tenía que salir primero cuando la luz cambió a verde.”

Parece verdad, según lo señaló el instructor psiquiátrico Dr. Mathew Ross: “El automóvil es casi una extensión de nuestra personalidad y el modo en que conducimos nos resume perfectamente.” Por lo tanto no se debería pasar por alto el hecho de que: Por lo general un joven tiene los rasgos característicos de la juventud, rasgos que frecuentemente contribuyen a los accidentes automovilísticos.

Los padres necesitan reconocer este hecho, y considerar seriamente: ¿Está mi hijo verdaderamente preparado para una licencia de conductor? De otro modo, ¿no son ellos por lo menos parcialmente responsables cuando sus hijos se enredan en accidentes automovilísticos que causan muerte y lesiones?

‘¿Pero qué he de hacer?’ quizás pregunte uno. ‘¿Le he de negar a mi hijo la licencia de conductor?’

Responsabilidad paterna

Esa es una decisión que uno tiene que tomar. Muchos piensan que es la mejor solución, y recomiendan que se promulguen leyes que prohíban conducir a los jóvenes. Pero otros creen que hay soluciones mejores, más justas para los jóvenes. Argumentan que el aumentar la edad para conducir no disminuirá la cantidad de principiantes en las carreteras que carecen de experiencia en conducir. Y es esta falta de experiencia la que se considera una causa principal de los accidentes automovilísticos, prescindiendo de la edad a la cual uno comienza a aprender a conducir.

Así es que quizás su decisión sea permitir que su hijo aprenda a conducir mientras aún es muy joven. No llegue a la conclusión, sin embargo, de que uno ha cumplido con su responsabilidad por medio de sencillamente hacer que él tome el curso académico para conducir en la escuela. Estos por lo general son inadecuados. ¡De hecho, los estudios hechos en Misisipí y en California muestran una proporción de accidentes más elevada entre los adolescentes entrenados en la escuela que entre otros conductores adolescentes! ¿Por qué fracasan los programas escolares?

Se cree que, básicamente, se debe a que no le suministran al conductor joven experiencia práctica. De hecho solo se dedica un tiempo corto a conducir, y esto a poca velocidad en calles de poco tránsito. Se enfrentan a pocas, o a ningunas, situaciones de emergencia. “Debido a esto,” un portavoz de un importante asegurador de automóviles explicó, “los conductores jóvenes no están preparados para enfrentarse a muchas situaciones de emergencia tales como reventones y patinadas. Con demasiada frecuencia la primera experiencia del conductor joven con una situación de emergencia es con la realidad, y con demasiada frecuencia jamás tendrá una segunda oportunidad.”

Por esta razón el Dr. Amos E. Neyhart, el hombre que estableció el primer curso para conducir en la escuela secundaria en 1933, dijo: “Cada estudiante debería pasar por lo menos 12 horas detrás del volante. Al conductor estudiantil se le debe dar experiencia simulada en patinadas, falla de frenos, reventón de neumáticos, irse a la cuneta y así por el estilo. Hemos estado enseñando conocimiento práctico de operación pero no suficiente conocimiento práctico para prevención de accidentes.”

Así es que, como padre, debería asegurarse de que su hijo reciba experiencia adecuada para conducir. Déjele practicar mientras usted está con él. Déle experiencia práctica a velocidades de autopista. También, es prudente enseñarle a desenvolverse con patinadas, que según se calcula son un importante factor contribuyente a uno de cada cuatro accidentes automovilísticos fatales. Quizás pueda hallar un gran parque de estacionamiento, desocupado, cubierto de hielo y obtener permiso para practicar patinadas y maniobras con el volante. El leer acerca del control de las patinadas nunca enseña tan bien como lo hace la experiencia verdadera.

Su responsabilidad tampoco termina con sencillamente asegurarse de que su hijo pueda maniobrar un automóvil expertamente, aun en situaciones de emergencia. El inculcar una actitud mental apropiada es igualmente importante, si es que no lo es aun más.

Infunda una actitud sobria, madura

Su hijo quizás sea un adolescente, pero cuando está detrás del volante es esencial que él sea una persona estable que avalúa la vida y la propiedad. Es su responsabilidad encargarse de ver que él lo sea. Dedíquese a desarrollar en él cortesía, respeto por la ley, cuidado y consideración por los derechos de los demás.

Un modo vital de hacerlo es poniendo un buen ejemplo en el modo en que usted conduce. Enfatizando la importancia de esto, el Dr. Bruno Bettelheim, un conocido psicoanalista, dijo: “Aun si un padre quebranta una ley de tránsito solo de vez en cuando, puede ser suficiente para destruir la creencia del hijo de que él debe obedecer todas las reglas en todo tiempo. El que un padre viole de vez en cuando el límite de velocidad, o un engaño impaciente de la luz de tránsito, hace que el joven se imagine que el ser ‘un adulto’ significa que uno puede violar la ley y quedar impune.”

Es vital, también, enseñar a su hijo a pensar mientras conduce, estar siempre analizando la situación del tráfico. Un padre hace una especie de juego de esto, explicando:

“Mi hijo . . . se sienta a mi lado en el asiento delantero del automóvil, mira adelante, y señala peligros posibles. Por ejemplo, adelante hay una hilera de autos estacionados con un conductor sentado al volante de uno de los autos. ¿Qué debería hacer el conductor de nuestro automóvil si aquél arranca súbitamente o abre la puerta de su auto del lado incorrecto? Allí hay un camino de entrada oculto del cual un automóvil puede salir inesperadamente ¿Cómo nos preparamos para enfrentarnos a estas emergencias? Más adelante hay una curva cerrada. ¿Cómo procedemos?”

Algunos quizás piensen que los jóvenes tienen reflejos tan rápidos que pueden, al último momento, tomar una acción que prevenga el accidente. Pero el hecho es, que el ser capaz de poner el pie en el freno una fracción de segundo más rápidamente que otra persona es mucho menos importante en evitar accidentes que el manejar lo bastante cuidadosamente como para hacer que esa actividad sea innecesaria.

Otro modo más de grabar en su hijo la importancia de conducir con seguridad es permitir que vea y oiga personalmente lo que les pasa a los violadores de tráfico. Si usted se pone en comunicación con el tribunal local, puede que el juez se alegre de que vayan a escuchar. Él quizás haga arreglos para que escuchen una serie de casos especialmente instructivos e impresionantes para los adolescentes.

También es eficaz el que los jóvenes visiten la sala de primeros auxilios de un hospital y que observen los casos de accidentes de tránsito a medida que se reciben. ¡Esto ciertamente puede hacer una impresión duradera que enfatice la importancia de conducir con seguridad! Por medio de preguntar y explicar la razón para ello, uno pudiera recibir permiso para visita la sala de primeros auxilios.

No es una exageración decir que el futuro de su hijo depende, hasta un grado sorprendente, de que usted supervise apropiadamente el uso que él le da al automóvil. Uno no puede sencillamente cerrar los ojos al peligro cuando él está detrás del volante. ¡Es real! Así es que haga todo lo que pueda para hacer de su hijo un conductor seguro. La vida de él, y la de otros, quizás dependa de ello.

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