Memorias de Edén
SIN duda usted está familiarizado con el relato que da la Santa Biblia de la creación del hombre y su caída en el pecado. Adán y Eva en un jardín paradisíaco en Edén, el árbol de la vida, la serpiente y el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo son rasgos conocidos de ese relato. (Gén., caps. 2, 3) Esto se debe a que están asociados con acontecimientos que han tenido efectos devastadores en la familia humana y que han dejado una impresión indeleble en su memoria. La humanidad no puede olvidar completamente que algo trágico sucedió en Edén.
El registro de la Santa Biblia ha sido el principal factor en mantener vivas las memorias de Edén. Sin embargo, ¿sabía usted que las ideas religiosas de muchos pueblos no cristianos reflejan lo que dice la Biblia que aconteció en Edén?
Las ideas religiosas de estos pueblos, por supuesto, no son exactamente como el registro de la Biblia. Sin embargo, sí contienen semejanzas con ciertos rasgos del relato bíblico, y esto hace que resulte sumamente interesante e intrigante el considerarlas.
Ante todo, muestran lo necios que pueden llegar a ser los hombres en sus razonamientos cuando pasan por alto la verdad de Dios o cuando se apartan de ella. También, las muchas ideas politeístas ponen de relieve la belleza y majestad del relato sencillo, puro y veraz de Génesis. Esto realza nuestro aprecio de la Biblia como la Palabra inspirada de Dios. Además, la mismísima existencia de tantos diversos puntos de vista religiosos, cada uno con algunos rasgos deformados del relato verdadero, ofrece prueba confirmativa de que hubo un jardín paradisíaco que la humanidad perdió.—Rom. 1:21-23.
Por qué difieren del relato de Génesis
Antes de considerar algunas de las ideas religiosas de diversos pueblos, debemos saber por qué son diferentes del relato bíblico. Sí, ¿cómo se produjeron estas diferencias? La historia bíblica exacta muestra que en un tiempo toda la humanidad hablaba un solo idioma y conocía los sucesos que habían acontecido en Edén. Es probable que Adán haya hablado acerca de ellos a su prole, y así estos acontecimientos deben haber llegado a ser de conocimiento común.
Los ocho sobrevivientes del diluvio del día de Noé también transmitieron a sus hijos la información acerca de Edén. Sin embargo, después de algún tiempo la mayoría de los hombres comenzó a rebelarse contra Dios bajo un tirano llamado Nemrod. Es razonable creer que a sus instancias estos rebeldes se pusieran a deformar la verdad acerca del origen del hombre en expresión de su desafío a Dios. Finalmente, Jehová Dios rompió la unidad que les daba la posesión de un idioma común haciendo que súbitamente hablaran diferentes idiomas. Por este acto, los obligó a esparcirse a diversas partes de la Tierra.—Gén. 10:8-12; 11:1-9.
Aunque ahora estos pueblos rebeldes hablaban diferentes idiomas, no olvidaron sus anteriores creencias religiosas. Por eso, adondequiera que emigraban llevaban consigo estas creencias y las expresaban en sus nuevas lenguas. Por supuesto, sus nuevos ambientes y las culturas que desarrollaron en diversos lugares ayudaron a modificar aquellas creencias. En consecuencia, con el transcurso del tiempo cada grupo llegó a tener su propia versión particular de los rasgos relacionados con el principio del hombre en el paraíso y el haberlo perdido por la desobediencia pecaminosa.
Tampoco se debe restar importancia a la influencia insidiosa del enemigo de Jehová Dios, Satanás el Diablo. Puesto que no podía remover la prueba en cuanto a Edén, se encargaría de que los hechos acerca de esto fueran deformados cabalmente.—Juan 8:44.
Podemos asemejar todo lo sucedido a la forma musical que se conoce como tema y variaciones. El tema sencillo y puro se expresa, y después viene una serie de variaciones en las cuales se embellece el tema y hasta se deforma por cambios de tiempo, armonía y acompañamiento. A pesar de todas estas variaciones, uno todavía puede escuchar tenuemente el tema original o partes de él. Así sucede con los hechos puros e históricos acerca de los acontecimientos de Edén. El tiempo, la cultura étnica, la geografía y la influencia demoníaca, todo evidentemente ha desempeñado su parte para formar variaciones deformadas de lo que sucedió originalmente.
Antiguas memorias de Edén
Los pueblos de la antigüedad tenían memorias de Edén. Los arqueólogos, al desenterrar los restos de sus civilizaciones, han encontrado mucha evidencia de esto. Se han descubierto tablillas de barro, sellos cilíndricos, hojas de papiro, monumentos, etc., y éstos contienen los puntos de vista religiosos de los babilonios, asirios, egipcios y otros pueblos.
Aunque vivieron en diversas localidades y tuvieron creencias religiosas divergentes, estos antiguos evidentemente tenían algunos recuerdos de Edén. Sus registros escritos indican esto. El autor de Halley’s Bible Handbook escribe: “Estos registros antiguos, esculpidos en piedra y barro, en la mismísima alborada de la historia, en el hogar original del hombre . . . constituyen prueba de que los rasgos principales del relato bíblico de Adán llegaron a estar profundamente fijos en el pensamiento del hombre primitivo.”
Pertinentes a esto son los comentarios del arqueólogo sir Charles Marston en su libro The Bible Comes Alive:
“Al repasar uno los antiguos escritos cuneiformes, algunos de antes de Abrahán, y los sellos grabados y las entalladuras de piedra de Babilonia, Asiria y otras civilizaciones tempranas, se nos revela una notable tendencia de la evidencia. Aun de la comparativamente pequeña proporción de estas reliquias de un pasado remoto que han llegado a nuestra atención, derivamos la impresión de que los relatos de la creación, la tentación y la caída del hombre . . . según se describen en Génesis, eran entonces asuntos de conocimiento común. Y que quizás bajo un marco politeísta, se enseñaban en las escuelas de Ur de los Caldeos.”
Reflejos en Babilonia y Asiria
¿Cuáles exactamente eran estos asuntos que quizás se enseñaban bajo un marco politeísta? Note, por ejemplo, la creencia que se expresa en ciertas inscripciones babilonias. Halley informa que estos antiguos escritos religiosos sostienen que “cerca de Eridu había un jardín, en el cual estaba un misterioso Árbol Sagrado, un Árbol de la Vida, que había sido plantado por los dioses, cuyas raíces eran profundas, mientras que sus ramas llegaban al cielo, protegido por espíritus guardianes, y donde ningún hombre entra.” De esto se discierne que algunos rasgos memorables de los acontecimientos de Edén evidentemente subsistían todavía en las mentes babilonias.
La creencia que acabamos de mencionar parece indicar que el árbol de la vida fue algo que los antiguos no pudieron olvidar en cuanto a Edén. John Elder, en su libro Prophets, Idols and Diggers, declara: “En la literatura babilonia antigua hay referencias frecuentes a un Árbol de la Vida, como el que se menciona en Génesis 2:9. Las representaciones del árbol son frecuentes en relieves de alabastro y sellos. Se suponía que su fruto otorgaba vida eterna a los que comían de él. Una impresión de sello cilíndrico de las que se encontraron parece una representación de la tentación y el Árbol de la Vida.”
El sello cilíndrico al que se refiere el Sr. Elder evidentemente es el que se encuentra en el Museo Británico de Londres, Inglaterra. A veces se le llama el “Sello de la Tentación.” La impresión o cuadro que deja cuando se hace rodar sobre barro blando refleja acontecimientos edénicos. Se muestra un árbol en el centro y a un hombre sentado a la derecha y a una mujer sentada a la izquierda. Detrás de la mujer se ve a una serpiente erecta como si le estuviese hablando a ella. Aunque el significado completo detrás de los simbolismos de este sello babilonio no se conocen, las semejanzas que hay justifican el mencionarlo.
Las memorias asirias de Edén no eran diferentes de las de Babilonia. Esto se debe a que las ideas religiosas de Asiria eran casi iguales a las que sustentaban los babilonios. De hecho, generalmente hablando, los dioses y diosas asirios son idénticos a las deidades babilonias salvo por una llamada Asur.
Prominente entre las memorias asirias de Edén está la de su árbol sagrado o “árbol de la vida.” El tema de un árbol sagrado guardado por dos criaturas aladas aparece a menudo en la escultura que se encuentra en sus palacios. En algunos casos las criaturas aladas son en parte animales y en parte humanas. Estas representaciones míticas deformadas quizás son recuerdos de que se apostaron querubines “para guardar el camino al árbol de la vida.”—Gén. 3:24.
En 1932 se encontró un sello de piedra a diecinueve kilómetros al norte de Nínive. Este sello, ahora situado en el Museo de la Universidad de Filadelfia, Pensilvania, parece reflejar otro recuerdo antiguo de Edén. Muestra a un hombre y a una mujer desnudos y caminando encorvados como si estuvieran angustiados y abatidos. También se muestra que una serpiente los sigue. El Dr. E. A. Speiser, que encontró el sello, dijo que “sugería fuertemente el relato de Adán y Eva.”
Memorias edénicas en Sumer y Egipto
Otro pueblo que tuvo memorias de Edén fue el de los sumerios. Su literatura en tablillas de arcilla muestra que creían en un paraíso que estaba ubicado en la tierra de Dilmun, probablemente en el sudoeste de Persia. Utu, el dios Sol, se dice, recibió órdenes de regar a Dilmun con agua dulce hecha subir de la tierra, la cual agua convirtió a aquella tierra en un jardín frondoso. Esto sugiere el hecho, que se expresa en Génesis 2:6, de que el suelo era regado por una neblina que subía de la tierra. Cuando Enki, el dios del agua, comió de las preciosas plantas de este jardín, dice la literatura sumeria, le sobrevino la maldición de la muerte. Esto parece remontarse hasta cuando Adán y Eva comieron del fruto prohibido.—Gén. 3:6.
Los antiguos egipcios, también, tenían memorias de Edén, como lo demuestra su modo de pensar religioso. Una de ellas era su creencia de que, después de morir su Faraón, había un árbol de la vida del cual él tenía que comer para sustentarse en la región de su padre celestial, Re. Esta era una idea sumamente extraordinaria para que la tuvieran egipcios. ¿Por qué? Porque su país es tierra relativamente inarbolada, pues los árboles no son un rasgo prominente en él. No obstante, a pesar de esto el recuerdo de aquel árbol de la vida de Edén del cual el hombre jamás comió evidentemente persistía.—Gén. 2:9.
Otro eco de la historia edénica en las creencias religiosas egipcias envuelve a la serpiente. Podemos estar seguros de que su punto de vista fue corrompido por influencia demoníaca. Los egipcios consideraban a la serpiente como símbolo de sabiduría y la adoraban. Las representaciones artísticas de ella formaban parte de la cofia de los Faraones y adornaban monumentos, templos, tumbas y estatuas de dioses. El enlace de esa adoración con Edén se nos aclara cuando recordamos que Satanás el Diablo presentó sus mentiras a Eva por medio de una serpiente. Al proceder así, se hizo aparecer como una fuente de sabiduría superior de la cual la mujer podría conseguir mayor conocimiento.—Gén. 3:1-5.
Otros pueblos con recuerdos de Edén
Hay muchas otras razas cuyas creencias y mitologías están mezcladas con rasgos memorables de Edén. El libro The Migration of Symbols, por G. d’Alviella, contiene un capítulo de más de cincuenta páginas dedicado a los simbolismos y la mitología asociados con árboles sagrados. Su texto y sus numerosas ilustraciones indican reflejos del árbol de la vida y el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo en las creencias de los fenicios, sirios, persas, griegos, sicilianos, mayas, mexicanos (aztecas), javaneses, japoneses, chinos y los nativos de la India.
Por ejemplo, notamos en este capítulo “que los persas poseían la tradición de un Árbol de la Vida, el haoma, cuya savia otorgaba inmortalidad.” También “que la creencia en un Árbol de la Vida existía entre los chinos. Las tradiciones mencionan siete árboles maravillosos . . . Uno de ellos, que era de jade, otorgaba inmortalidad por su fruto.”
Además, este mismo capítulo nos dice que la mitología escandinava contiene un recuerdo deformado de este rasgo de Edén. Menciona un árbol sagrado que se llama Yggdrasill, y se decía que bajo una de sus raíces brotaba un pozo en el cual moraba todo el conocimiento y toda la sabiduría. Otra leyenda habla de una diosa que guardaba en una caja las Manzanas de la Inmortalidad, de las cuales comían los dioses para renovar su juventud.
Dirigiéndonos al Manual of Mythology, de A. S. Murray, leemos en la página 173 que “se creía que los Jardines de las Hespérides con las manzanas de oro existían en alguna isla del océano . . . Eran muy famosos en la antigüedad; porque era allí que fluían fuentes de néctar junto al canapé de Zeus, y era allí donde la tierra exhibía las más raras bendiciones de los dioses: era otro Edén.” El árbol que producía las manzanas de oro había sido confiado al cuidado de las hespérides, hijas de Atlas. Sin embargo, no pudieron resistir la tentación de arrancar su fruto y comérselo. De modo que la serpiente Ladon fue colocada allí para vigilarlo. ¿Y quiénes sostenían esta idea? Los griegos antiguos.
Muchos de los nativos de Papuasia, en el pacífico, creen en un árbol invisible en el cual y alrededor del cual todos los que han llevado buenas vidas antes de morir viven eternamente, felices y libres de inquietud. Harold Bailey, en su libro The Lost Language of Symbolism, informa lo que un visitante a aquel lugar hizo notar acerca de esta creencia. Dijo que “no es difícil entender que [el papúe] todavía posea recuerdos borrosos de fes aprendidas de pueblos perdidos de desarrollo superior cuando el mundo era más joven y quizás estaba más cerca de su Creador que hoy.”
En cuanto a cosas que parecen memorias de Edén en las Américas, Harold Bailey escribe:
“En el Museo Británico hay un manuscrito mexicano donde se representa a dos figuras que arrancan el fruto del llamado ‘Árbol de Nuestra Vida.’ Los mayas y otros pueblos de la AMÉRICA CENTRAL siempre representaban sus árboles sagrados con dos ramas que se proyectaban horizontalmente desde la parte superior del tronco, presentando así la apariencia de una cruz . . . y los primeros misioneros españoles en MÉXICO encontraron para gran asombro suyo que la cruz ya se usaba allí ‘como símbolo de un Árbol de la Vida.’”
En cuanto a la serpiente, muchas tribus de los indios norteamericanos la veneran como la veneraban los egipcios antiguos. En realidad, la adoración de la serpiente ha infectado a los pueblos de todo rincón del globo terráqueo. Cada grupo adora una culebra particular natural de su país.
Y hay muchos puntos de vista deformados que sustentan diversos pueblos acerca de un jardín paradisíaco al que esperan llegar algún día después de morir.
Los recuerdos del hombre o el propósito de Dios... ¿cuál?
Solo esta breve consideración de las memorias de Edén que tiene el hombre nos muestra que la mayoría de los hombres han sido “aventados como por olas y llevados de aquí para allá por todo viento de enseñanza por medio de las tretas de los hombres, por medio de astucia en tramar el error.” (Efe. 4:14) También han prestado “atención a expresiones inspiradas que extravían y a enseñanzas de demonios.” (1 Tim. 4:1) Las variaciones y deformaciones casi han ocultado los rasgos definidos de los acontecimientos verdaderos que tuvieron lugar en Edén. Si tuviésemos que depender de estas extravagancias de las imaginaciones de los hombres para aprender la verdad acerca de nuestros primeros padres, jamás podríamos hacerlo.
¡Cuán agradecidos debemos estar de tener la preciosa Palabra de verdad de Jehová Dios, la Santa Biblia! Allí es donde podemos encontrar la historia verdadera de Edén. ¡Y cómo debemos regocijarnos al saber que Jehová Dios no se ha olvidado de Edén ni de la promesa que hizo allí! (Gén. 3:15) Esta es la promesa de destruir a Satanás el Diablo y restaurar el paraíso al hombre, no solo en una sección de la Tierra, sino en todo lugar. Es a este paraíso restaurado que Jesús prometió resucitar al malhechor que fue ejecutado con él.—Luc. 23:43; 2 Ped. 3:13; Sal. 72:16.
Usted tiene ahora ante usted la oportunidad de entrar en este paraíso que Dios restaurará. Al estudiar la Biblia puede aprender cómo hacerlo. A los testigos de Jehová les agradaría ayudarle a usted a efectuar esto. ¿Por qué no se aprovecha de su ofrecimiento?—Rev. 22:17.
[Ilustración de la página 17]
Losa esculpida asiria de la antigüedad que muestra figuras querúbicas de pie delante de un árbol sagrado. ¿Sabían los asirios del árbol de la vida de Edén?
[Ilustración de la página 18]
Un antiguo sello cilíndrico babilonio que parece hacer eco a lo que sucedió en Edén hace casi 6.000 años. ¿Puede usted ver las semejanzas?
[Ilustración de la página 19]
Cabezas de serpiente que adornan el templo de Quetzalcoatl suministran evidencia de adoración de la serpiente por los aztecas en México