“Tu palabra es la verdad”

¿Es muy difícil cambiar de religión?

¿ESTÁ usted entre las multitudes de personas que se han desilusionado con su religión? ¿Ha averiguado quizás que no está fundada tan sólidamente en la verdad bíblica como se le había hecho que creyera? A pesar de su nuevo punto de vista, ¿le parece a usted difícil cambiar de religión? Si así es, no se desanime. El amor a Dios puede dar la fuerza espiritual que se necesita para efectuar ese cambio. Dios quiere que los que lo adoran lo adoren con espíritu y con verdad. (Juan 4:23) Por eso es importante asociarse con las personas cuya religión se funda en la verdad bíblica.

Quizás usted haya estudiado por algún tiempo la Biblia con un testigo de Jehová. En un espacio de tiempo breve usted ha aprendido verdades bíblicas básicas que usted no aprendió en todos los años que ha pasado con su religión actual. Usted ha descubierto que la Biblia está llena de información que puede llevar a las personas a la vida eterna en felicidad. Por eso, ¿por qué titubea ahora en cuanto a cortar todo vínculo con una religión que usted sabe que no predica toda la verdad acerca de los propósitos de Dios?

¿Será que sus parientes lo han persuadido a usted para que no se separe completamente de la religión falsa? ¿Presentan el argumento de que si la religión vieja era lo suficientemente buena para el abuelo y sus padres debería ser lo suficientemente buena para usted? Pero, vea, si sus abuelos vivieran hoy día, ¿qué proceder seguirían? ¿Eran individuos alertos, pensadores? Entonces, ¿cree usted que observarían todos los cambios que han acontecido en el mundo y en las iglesias sin dar ningún paso?

Supongamos que su abuelo pudiera presenciar la tendencia del clero y los legos de hoy hacia el degradar la Biblia. Si pudiera observar la rápida deterioración de la moralidad entre la gente “de la Iglesia” y la rebelión de los sacerdotes y la gente contra la norma eclesiástica, ¿estaría contento con rehusar alterar su posición? Y si pudiera conseguir el conocimiento exacto de la enseñanza bíblica que usted ha conseguido, ¿qué cree usted que haría él? ¿Permitiría que los parientes y los miembros de su familia le impidieran emprender un proceder que él supiera que fuera correcto?

Puede que sus padres estén satisfechos con ver todos estos cambios drásticos sin dar ningún paso, y que esperen que usted adopte la misma actitud. Usted ha aprendido que los hijos deben ser ‘obedientes a sus padres.’ (Col. 3:20) Pero, ¿qué abarca eso? ¿Qué hay si sus padres requirieran que usted hiciera algo contrario a lo que Dios requiere? ¿Qué haría usted? Si usted verdaderamente ama a Dios, usted pondría en primer lugar la voluntad de él. Eso es lo correcto. (Mat. 10:37) Y la voluntad de Dios es que las personas de corazón sincero y honrado se salgan del imperio mundial babilónico de religión falsa... que se separen completamente de él.—Rev. 18:4.

Quizás no sean los parientes quienes estén haciendo que usted se retenga. Puede ser que usted tema perder sus amigos. Tal vez le parezca que usted no tiene suficiente fuerza para oponerse a la ola de opinión popular. Quizás usted tema lo que digan acerca de su cambio de religión. Pero, ciertamente, contra el temor de desagradar al Dios verdadero, el temor a simples hombres debe ser de poca monta. Es por eso que la Biblia nos dice: “El temblar ante los hombres es lo que tiende un lazo, pero el que está confiando en Jehová será protegido.” (Pro. 29:25) Si usted depende de Jehová, confiando en la protección que él ha prometido, los puntos de vista y opiniones de las personas con las cuales se ha asociado anteriormente no le deben preocupar.

Además, al asociarse con los adoradores verdaderos de Jehová en el Salón del Reino usted hallará amigos satisfactorios, genuinos, que estarán junto a usted en tiempos buenos y malos. Solo en esa asociación usted hallará la verdad del texto inspirado que dice: “Un compañero verdadero ama en todo tiempo, y es un hermano nacido para cuando hay angustia.”—Pro. 17:17.

Por otra parte, puede ser que sean tradiciones de mucho tiempo de su comunidad lo que le haga difícil separarse. Estas tradiciones quizás hagan que usted se mantenga en la posición de miembro de alguna religión falsa por temor de no obtener un entierro apropiado. Ese temor es infundado, porque los que han asistido a los funerales que conducen los testigos de Jehová pueden dar testimonio de que siempre es una experiencia edificante. La esperanza de la resurrección, presentada tan convincentemente, ofrece verdadero consuelo a los sobrevivientes, y lo que es más, los funerales se conducen gratis.

Quizás usted se diga: “Estoy muy viejo para cambiar de religión.” Pero, ¿está usted demasiado viejo para ir a ver al doctor cuando se enferma? Si usted considera valiosa la vida, entonces no es demasiado tarde para efectuar el cambio. Piense en Suba Sesay, de Port Loko, Sierra Leona. ¡Él cambió de religión cuando tenía 107 años de edad! ¿Y quiere usted saber lo que dijo? “Si le agrada a Jehová Dios pasar por alto mi vida pasada y aceptarme, ¿por qué debería sentirme demasiado viejo para cambiar?”

Un cambio a la religión verdadera sí requiere algunos ajustes en el modo de vivir de uno, eso es cierto. La gente que tiene hábitos y prácticas malos quizás vacile en cuanto a dejarlos para efectuar el cambio. Hay costumbres, como la poligamia, que son contrarias a la voluntad de Dios y que se permiten en casi todas las religiones. Pero no se permiten entre los adoradores de Jehová. Si usted ve que estas costumbres y prácticas son incorrectas, entonces Dios lo considera responsable a usted. Recuerde las palabras de advertencia de Jesucristo: “Esta es la base para el juicio, que la luz ha venido al mundo pero los hombres han amado la oscuridad más bien que la luz, [¿por qué?] porque sus obras eran inicuas. Porque el que practica cosas viles odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean censuradas.”—Juan 3:19, 20.

Considere esta ilustración: Un caballo embridado o un asno cargado tiene que llevar a cabo la voluntad de su amo. Es inútil que el animal se rebele o patee contra las espuelas o el aguijón, pues es inevitable que se ha de hacer la voluntad del amo. Por eso, cuando Saulo el fariseo seguía persiguiendo a los cristianos, el Señor Jesús le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me estás persiguiendo? Te resulta duro seguir dando coces contra los aguijones.” (Hech. 26:14) Todo el que se rebela contra emprender el proceder claramente señalado para los adoradores verdaderos de Dios solo crea más dificultad para sí mismo, y arriesga la vida.

Mucho menos difícil es efectuar el cambio a la religión correcta, tal como lo hizo Abrahán, que creció entre adoradores del dios de la Luna, Rahab la ramera, Rut la moabita, María la madre judía de Jesús y muchísimos otros. ¿No preferiría usted seguir la guía de esos hombres y mujeres temerosos de Dios y ser clasificado con ellos más bien que con los cobardes que jamás participarán de las bendiciones del reino de Dios? (Rev. 21:8) Por medio de buscar la ayuda de Dios mediante la oración y luego adelantar resueltamente para llevar a cabo la voluntad de él para usted, usted puede probarse a usted mismo y probar a otros que un cambio a la religión correcta no es muy difícil.