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  • ¿Puede el hombre resolver el problema?
  • ¡Despertad! 1971
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  • ¿Pueden lograrlo las leyes?
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¡Despertad! 1971
g71 8/10 págs. 20-22

¿Puede el hombre resolver el problema?

UNA cosa es saber cuál es el problema y qué lo causó. El resolverlo es otro asunto.

¿Se puede resolver? Bueno, un cuerpo humano saludable puede sanar una herida si recibe buena atención. Así también la Tierra puede sanar sus heridas si recibe atención de la clase correcta.

Pero el hombre tiene que trabajar en armonía con las leyes naturales ya instituidas para esta Tierra. Esas leyes no cambian. El hombre tiene que cambiar. No hay absolutamente ninguna otra posibilidad.

Entonces, ¿qué se puede esperar en cuanto a que el hombre se ponga de nuevo en armonía con la Tierra?

Lo que se puede esperar

Unos cuantos ríos, un lago acá y allá, el aire sobre unas cuantas ciudades... ése es el grado del éxito que el hombre ha tenido al tratar de cambiar la dirección de la desastrosa tendencia. ¿Qué hay de la situación general?

Al encararse a la situación general con un punto de vista apegado a la realidad, hay poca base para tener optimismo. Por ejemplo, considere lo que sucedió en la ciudad de Nueva York. Allá en 1955 su comisionado sobre la contaminación del aire pronosticó: “En 10 años, nuestra ciudad será un buen lugar en el cual inhalar.” Un investigador también pronosticó: “Para 1965 el aire que respire un hombre que atraviese la calle 42 será tan fresco como el aire de un paso de montaña suizo.”

Hoy las personas que viven en la ciudad de Nueva York llamarían ridículos esos pronósticos. El aire de Nueva York está tan fuertemente contaminado ahora que gran parte del tiempo se considera ‘insatisfactorio’ o ‘insalubre.’ Esos pronósticos optimistas no se basaron en la realidad.

James Skehan, oficial del Colegio de Boston, dio este avalúo apegado a la realidad: “El hacer volver la Tierra a un nivel aceptable de contaminación va a ser casi tan difícil como el detener todas las guerras que ha habido o habrá.” ¿Ha detenido la guerra el hombre? No. En 1969 la Academia de Ciencias de Noruega calculó que desde 3600 a. de la E.C. el mundo solo ha tenido 292 años de paz, pero tuvo 14.531 guerras que mataron a centenares de millones de personas. Y en nuestro siglo se ha visto lo peor hasta ahora.

¿Pueden lograrlo las leyes?

¿Pueden leyes nuevas, o mejor poner en vigor de las leyes, detener la marea de contaminación? Sin duda, pueden ayudar. Pero a fines de 1970 el U.S. News & World Report hizo notar que la contaminación del aire y el agua en los Estados Unidos estaba aumentando “a pesar de disposiciones reglamentarias más estrictas y gastos cuantiosos por el gobierno y la industria.”

Una nueva ley que ha recibido mucha publicidad en los Estados Unidos afecta a los automóviles. Después del 1 de enero de 1975, el monóxido de carbono y los hidrocarburos de los escapes de los nuevos autos tienen que ser disminuidos por lo menos en 90 por ciento en comparación con los modelos de 1970. Después del 1 de enero de 1976, los óxidos de nitrógeno tienen que ser disminuidos por lo menos en 90 por ciento también.

Aunque eso es alentador, note lo que dice Russell Train, consejero presidencial sobre el ambiente: “Ciertamente proyectamos que la contaminación por los gases de escape de los automóviles esté en curva descendente hasta aproximadamente 1985. Después de eso, aun con el motor de combustión interna más libre de contaminación que ahora podamos prever, el puro aumento en el número de autos hará que la curva ascienda de nuevo.”

¿Tratando el material para nuevo uso?

Una sugerencia sensata para disminuir la contaminación del terreno es tratar los desechos para volver a usar el material.

En la actualidad en los Estados Unidos menos del 10 por ciento de las telas, el caucho y el vidrio se vuelve a usar. Solo el 20 por ciento del papel y el cinc, el 30 por ciento del aluminio y aproximadamente la mitad del cobre, del plomo y el hierro se vuelve a usar. Por eso, la producción creciente de todas esas cosas proviene principalmente de nuevas fuentes, como nuevo algodón, nueva madera y nuevo mineral.

¿Por qué no se trata para volver a usar más material? Una compañía que separa la basura y vende los materiales ilustra una razón. The Wall Street Journal comenta de este modo acerca del dueño: “Está perdiendo 2 dólares por tonelada en cada tonelada de basura que maneja porque no puede vender la mayor parte de los materiales que obtiene.” Un ejemplo: de 1.200 toneladas de papel que elaboró de nuevo, solo pudo vender 200 toneladas. Nadie quería el resto.

¿Lo hará la gente?

Prescindiendo de cuáles sean los remedios propuestos, todos se reducen a un hecho fundamental: para que tengan éxito, la abrumadora mayoría de la gente tiene que aplicarlos. ¿Es probable eso?

La revista Audubon informó que una compañía de refrescos embotellados puso en el mercado, en la zona de la ciudad de Nueva York, 600.000 cajas de botellas que podían ser devueltas. Por cada botella que se devolviera se pagaría en efectivo. Pero en seis meses todas las botellas fueron desechadas. ¡La gente de Nueva York había perdido 720.000 dólares en depósitos! No quería molestarse con devolver botellas.

Para evitar la contaminación del aire en las ciudades debido a demasiados automóviles, se propone que las ciudades construyan sistemas de tránsito rápido... como trenes rápidos que lleven al trabajo a los viajeros abonados y eliminen sus autos. Pero acerca de esto Mitchell Gordon dice en su libro Sick Cities: “Una reciente encuesta a los obreros viajeros de Chicago reveló que solo el 18 por ciento de ellos abandonaría sus automóviles aunque los viajes por tránsito rápido fueran gratis.” También dijo: “La mitad de ellos todavía no haría el viaje en un medio de transporte público si le pagaran 35 centavos de dólar cada vez que subieran a uno.”

¿Por lo menos cooperará la gente no tirando basura donde no debe hacerlo? Ted Keatley, un oficial de la Asociación de Caza y Pesca del Estado de Nueva York, dijo con enfado: “No puedo pensar en nada para impedir que la gente tire basura donde no debe. El último recurso es hacer un llamamiento a su pundonor, pero tampoco espero mucho de eso.”

Es obvio que se requiere un gran cambio de actitud de parte de la gente. Sin embargo, en The Unheavenly City, el autor Edward Banfield comenta: “¿Cómo habrá de efectuarse ese cambio? Hasta que se especifiquen los medios, esta ‘solución’ tiene que despedirse como utópica. . . . Sin embargo, subsiste el hecho de que nadie sabe cómo cambiar la cultura de ninguna parte de la población.”

Para ilustrar la dificultad, hay el caso del reportero de televisión de Florida, EE. UU., que puso al descubierto la contaminación fuerte que estaba causando cierta compañía. Pronto recibió llamadas telefónicas de empleados de la compañía que lo amenazaban con causarle daño corporal si no ‘dejaba aquello.’ Temían perder su trabajo si la compañía cerraba.

De modo que aunque muchas personas quizás hablen acerca de detener la contaminación, la vasta mayoría está más empeñada en sus propios intereses egoístas y no desea renunciar a ninguna de sus ventajas para beneficio de los demás.

Por eso, aunque se sigue hablando mucho, el problema empeora, a medida que la industrialización aumenta y la población de la Tierra ‘explota.’ ¡Y los que están en posición de saber lo que está sucediendo reconocen que no tienen las respuestas! Por ejemplo, los especialistas del Departamento de Salubridad de Hawai dicen: “No hay respuestas fáciles a la vista. . . . en la actualidad, no existe alternativa aceptable.”

¿Qué se necesitaría, realmente?

En realidad, para que el hombre resolviera el problema se necesitaría desmantelar a gran grado el modo de vivir industrial moderno. Significaría acción para ir permanentemente en dirección contraria a la tendencia hacia más industrialización.

¿Es probable que suceda eso? ¿Cooperará toda la gente para renunciar a una considerable porción de las comodidades, productos, dinero y placeres de los que ahora se disfruta en una ciudad industrial, cambiando éstos por aire, agua y tierra limpios? Bueno, ¿han cooperado alguna vez para librar a la Tierra de guerra, prejuicio, crimen, pobreza, hambre? ¿Han dejado todos de fumar cigarrillos, venderlos o producir tabaco para ellos porque se ha probado que matan? ¿Ha renunciado la gente a la fornicación debido a los aumentos que se han visto en las enfermedades venéreas?

Por eso, ¿realmente cree usted que el gobierno, la industria y el hombre común tendrán un súbito cambio de corazón en gran escala e irán en la dirección contraria al modo de vivir industrial? El Dr. Rene Dubos, autoridad sobre la contaminación, dice: “En mi opinión, no hay probabilidad de resolver el problema de la contaminación —o las otras amenazas a la vida humana— si aceptamos la idea de que la tecnología debe regir nuestro futuro.”

Los peritos verdaderamente no saben qué hacer ni decir. Entonces, ¿qué se necesita realmente? La publicación Let’s Live, de marzo de 1970, sugiere: “Parecería que se requiere el genio de un Salomón para resolver todos los problemas de contaminación de nuestro tiempo.”

¿Está disponible un genio de esa índole? ¿Exactamente cuál es la solución?

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