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  • La esclerosis múltiple... una enfermedad desconcertante
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  • ¿Qué es?
  • Aspectos singulares de la EM
  • Causas posibles
  • Tratamiento y ayudas generales
  • Factores de alimentación
  • Mi propia experiencia con la EM
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La esclerosis múltiple... una enfermedad desconcertante

¿SE ENCUENTRA usted tieso como un madero por la mañana, al tratar de salir de la cama? ¿Se ve incapacitado para caminar, tanto que necesita un sillón de ruedas? ¿Tiene alguien que empujar sus piernas y ayudarle a sentarse en una silla para que pueda bañarse? ¿Tuvo usted en un tiempo buena caligrafía, pero ahora a duras penas puede escribir su propio nombre? ¿Se le hace difícil controlar su vejiga, especialmente en tiempo frío o lluvioso? ¿Ve usted bien y de pronto se le hace borrosa o doble la visión?

Puede que padezca de esclerosis múltiple... la desconcertante esclerosis múltiple.

¿Qué es?

La esclerosis múltiple (que llamaremos aquí EM) es una enfermedad del sistema nervioso central. Ataca el aislamiento de las fibras nerviosas del cerebro y la médula espinal. Las fibras nerviosas normales están aisladas por una capa de tejido graso. Este aislamiento puede ser comparado al aislamiento que envuelve a un cable telefónico. Cuando la EM rompe el aislamiento alrededor de una fibra nerviosa, la transmisión de los impulsos a lo largo de la fibra ahora expuesta queda interrumpida. Se produce un corto circuito de los impulsos nerviosos, y las células musculares correspondientes se paralizan.

En zonas donde el aislamiento de las fibras nerviosas queda roto, se forma una cicatriz en el tejido; esto resulta en porciones duras en el cerebro o en la médula espinal. “Esclerosis” proviene de una palabra griega que significa “duro.” Debido a que estas pequeñas zonas duras aparecen esparcidas por toda la materia gris y blanca del cerebro y la médula espinal, la enfermedad recibe el nombre de esclerosis “múltiple.”

Algunos de los síntomas son fatiga, entorpecimiento, cosquilleo, falta de coordinación, movimientos violentos de sacudida, debilidad o espasmos de los músculos del brazo, la pierna y el ojo (causando visión borrosa o doble), temblor de las extremidades inferiores al intentar algún movimiento especial, tambaleo, un andar espasmódico, parálisis efectiva, dolores de cabeza, debilidad de la vejiga y rigidez de las extremidades.

Aspectos singulares de la EM

Una de las muchas singularidades de la EM es que principalmente ataca a gente que está en la flor de la vida, a personas entre las edades de veinte y cuarenta años. De hecho, los doctores informan que la EM es la enfermedad más común del sistema nervioso que afecta a gente que está en la flor de su vida en Europa septentrional y Norteamérica. Unos 250.000 norteamericanos, y posiblemente muchos más, sufren de ella. Es más común en las zonas económicamente adelantadas de la Tierra, donde las normas de higiene son las más altas. “Cuanto más primitiva es una sociedad,” dice un médico, “menor es el problema de la EM.” Relativamente es más común en los climas fríos. Es relativamente rara en América del Sur, África y en los países asiáticos.

La EM progresa lentamente; desarrollándose quizás en de quince a treinta años. Por lo general es una enfermedad que empeora, afloja y luego vuelve. Pueden aparecer síntomas muy graves y entonces, repentinamente, desaparecer. De pronto el paciente puede descubrir que puede caminar de nuevo. Puede que le vuelva la visión. Ahora puede ser oficinista, conservar un trabajo, escribir a máquina y vestirse. Entonces, sin previo aviso, sus manos se hacen torpes, poco diestras y quedan tan entumecidas que golpea las teclas equivocadas. El habla es lenta y dividida en pequeñas sílabas. Aunque la mejoría es espontánea, se puede recaer en un estado similar, o peor. Desconcertante es la EM.

A pesar de la mucha investigación médica, la EM sigue siendo, como lo explicó un médico, “una enfermedad con una causa desconocida, un curso impronosticable, una cura aún no descubierta y ni la más sencilla prueba de laboratorio para confirmar su diagnóstico.” Es desconcertante la EM.

Causas posibles

La EM fue descrita por primera vez en detalle en 1868, y desde entonces se han ofrecido muchas opiniones en cuanto a sus posibles causas. Una de las más populares en los años recientes es la de que la EM es una enfermedad autoinmune; esto es, una en la que el cuerpo produce anticuerpos que atacan sus propias sustancias.

Sin embargo, hay autoridades que creen que la EM está ligada a un virus. Por ejemplo, escribiendo para Scientific American de julio de 1970, el epidemiólogo británico Dr. Geoffrey Dean informa que las variaciones de su incidencia alrededor del mundo sugieren que resulta de una infección por un virus de la poco entendida clase “lenta” o latente. Normalmente, él cree, la EM es “una infección por virus de la niñez” como la poliomielitis. Mientras más temprano en su vida quede expuesto al virus de la poliomielitis un niño, menos probable es que desarrolle la variedad paralizadora. Pero en las partes del mundo en que existe un alto nivel de higiene el niño puede evitar una infección temprana; entonces, si es que aparece por primera vez temprano en su vida adulta, lo hace con más serias consecuencias. La teoría del virus, como otras, no ha sido probada.

Tratamiento y ayudas generales

No hay una terapia específica para la EM, pero muchos doctores usan esteroides adrenocorticoides tales como cortisona. Se cree que un uso temporario de esta droga puede apresurar un recobro o una remisión de la enfermedad. Pero en cuanto a si esas drogas realmente acorten un ataque agudo o disminuyan su intensidad, el asunto todavía se debate. Por lo tanto, mucha de la terapia para el tratamiento de la EM está relacionado con aliviar los síntomas, y se usan drogas de diversas clases. Las opiniones varían, también el tratamiento de la EM. Desconcertante es la EM.

Muchos doctores recomiendan una terapia ocupacional, que puede ser tejer, pintar, dactilografía y así por el estilo, para mantener la mente activa en cualquier cosa menos en la propia enfermedad. Suficiente descanso, una perspectiva mental feliz y la determinación de sanar son útiles. Es importante mantener un buen estado de ánimo al paciente, y una actitud comprensiva y esperanzada por parte de la familia ayudará a hacer la vida mucho más agradable para todos los implicados en la situación.

Debe evitarse el fatigarse extremadamente y el verse expuesto al frío o a la humedad. Las infecciones de toda clase, especialmente de las vías respiratorias, ocasionan recaídas o un recrudecimiento de la enfermedad.

También es necesario evitar emociones violentas, tales como las del enojo y la furia. Los estudios han demostrado que las malas emociones de carácter inveterado probablemente tienen efecto dañino con relación a la actividad de la enfermedad. Una fuerte tensión emocional puede traer repentinamente un ataque fuerte.

Se cree que la inactividad lleva a progresiva rigidez de las piernas. Por lo tanto, escribiendo en el libro Current Therapy (1967), el Dr. W. W. Tourtellotte, M.D., del Centro Médico de la Universidad de Michigan, dice de los pacientes de EM: “Se estimula dar caminatas diarias que apenas sobrepasen el nivel de cansancio en el caso de los pacientes que están moderadamente enfermos . . . Nuestra experiencia nos muestra que los pacientes que padecen de esclerosis múltiple deben estar activos y ocupados en tanto que su condición neurológica se lo permita.”

Factores de alimentación

Existe mucha controversia en cuanto a si la ingestión de ciertas vitaminas ayuda al que padece de EM. Ha habido informes de mejoras después de haber tomado ciertas vitaminas, pero la profesión médica en general cree que no hay verdadera evidencia o apoyo para muchas de las conclusiones a que se ha llegado. The Merck Manual of Diagnosis and Therapy afirma que los preparados de vitaminas pueden ser tomados por “sus efectos psicoterapéuticos y tónicos.” Respecto a esto se recomienda el ácido nicotínico (niacina), y las vitaminas B1 y B12. Médicos franceses que usaron la vitamina B12 para tratar la EM informaron considerables mejoras en sus pacientes.

Los dietistas en general creen, por sus investigaciones, que las vitaminas pueden ayudar a los que padecen de EM. La dietista Adelle Davis, por ejemplo, informa lo siguiente en su libro Let’s Get Well: “Cuando a pacientes que sufrían de esclerosis múltiple se les ha suministrado vitaminas E, B6 y otras vitaminas B, la enfermedad ha sido detenida; aun casos avanzados han mejorado en su andar y en tener mejor control de la vejiga y menos espasmos de brazos y piernas. La calcificación de los tejidos blandos ha sido prevenida con vitamina E. Es mi parecer que a todos estos alimentos se les debe dar énfasis en la dieta de un individuo que sufra de esta enfermedad.”

También la dietista Catharyn Elwood informa que el Doctor J. E. Crane “ha tenido maravilloso éxito suministrando tratamiento con la vitamina E para la esclerosis múltiple. De 24 casos graves, 18 ‘mejoraron notablemente.’”

Igualmente se ha informado que la vitamina C tiene algún valor. En el libro The Complete Book of Vitamins se hace esta afirmación: “En la esclerosis múltiple, se ha notado mejora objetiva y subjetiva en la mayoría de los casos cuando se han suministrado grandes dosis de ácido ascórbico.”

Un libro reciente, New Hope for Incurable Diseases (Nueva York; 1971), tiene un capítulo sobre la EM. Los autores, E. Cheraskin, M.D., y W. M. Ringsdorf, Jr., D.M.D., dicen que pacientes de EM se han beneficiado de una dieta baja en carbohidratos. Una dieta alta en carbohidratos hizo empeorar sus síntomas. Dicen los autores: “¡Hay esperanza para el que tiene esclerosis múltiple! La dieta, como instrumento terapéutico, ciertamente debería ser incluida en vista de esta evidencia.” A la luz de la evidencia dietética que han descubierto, estos médicos dicen: “Azúcares simples y grasas saturadas deben considerarse como factores de susceptibilidad en la esclerosis múltiple.”

En cuanto al asunto de la prevención, estos médicos declaran: “Es probable que la dieta que más esperanza ofrece para los incurables también prevenga el desarrollo de estos desórdenes.” Los factores dietéticos que recomiendan estas autoridades son: Proteínas adecuadas y “1. Restricción de carbohidratos dietéticos, especialmente azúcar, jarabe y almidones muy altamente refinados. 2. Restricción de grasas saturadas y reemplazarlas con grasas sin saturar. 3. Utilizar suplementos de vitaminas y minerales múltiples. 4. Grandes dosis de Vitamina C y Vitamina B.”

Mi propia experiencia con la EM

La desconcertante EM se manifiesta de varias maneras entre diferentes personas. Mi propia experiencia con los extraños síntomas comenzó en 1956 cuando estaba en Minneápolis, Minnesota. Estaba esperando para concurrir al curso de otoño de la escuela de misioneros Galaad, de la Sociedad Watchtower. Me vino un dolor en la espalda, y una cadera pareció más alta que la otra. El médico me hizo guardar cama por aproximadamente una semana y lo llamó ciática. El dolor en la región lumbar derecha me abandonó y me pude enderezar.

Después de ir a mi asignación misional en Guyana, hasta el año 1959 no tuve ningún problema. Entonces nuevamente me sobrevino un dolor en la espalda. Después de pasar algún tiempo en cama volví a trabajar, pero tenía cierta rigidez. Cuando visité a Minneápolis en 1961 un quiropráctico me dijo que creía que yo tenía esclerosis múltiple. Me acomodó la columna vertebral, y comencé a tomar vitaminas, tales como la vitamina B.

Más tarde mi mano derecha quedó inutilizada por un mes, y comí con la izquierda. Entonces mi mano derecha se animó de nuevo, y otra vez estuve bien. Todo era muy desconcertante.

En febrero de 1962 pude trabajar satisfactoriamente. Pero en marzo no pude caminar por un tiempo. Cada año tenía uno de estos ataques. Después el ataque vino cada nueve meses, y después cada seis meses.

Comencé a tener problemas con las piernas; me caía a menudo. Luego tuve problemas con la vejiga. En 1964 un doctor me dio cortisona y llamó mi enfermedad neuritis periférica. La cortisona parecía atenuar el dolor. Me examinó otro médico y me recomendó un tratamiento de onda corta para la espalda y ciertos ejercicios. En 1965 fui a la Clínica Mayo de Rochester, Minnesota. Aquí me hicieron muchos exámenes y análisis. Finalmente, después de más de una semana, se me dijo que mi enfermedad era esclerosis múltiple. En mi caso se consideró mejor que dejara de tomar cortisona, dado que aparentemente endurecía todavía más mis músculos.

Más avanzado el año 1965, regresé a Guyana para continuar con mi trabajo misional. Mis piernas empeoraron progresivamente, y en 1968 comencé a usar un sillón de ruedas.

Ahora en 1972 mis manos se están debilitando, y se me hace imposible estar de pie. Con dificultad escribo mi nombre, y mi dactilografía la realizo con dos dedos. Aunque ahora voy empeorando, el conducir estudios de la Biblia con los estudiantes ayuda a mantener alerta mi mente.

La persona que padece de EM depende de otros, y yo me siento muy feliz de estar viviendo en Guyana, donde la gente es amigable y comprensiva. Los médicos y las enfermeras del Hospital Público de Georgetown verdaderamente son amables, y cuando necesito ayuda me brindan su asistencia. Hasta el clima de Guyana es favorable, dado que parece que me es propicio un clima cálido. Durante todo el año la temperatura está entre 27 y 29 grados centígrados.

Hace dieciocho años que mi esposo y yo somos ministros de tiempo cabal, y hemos estado aquí por unos catorce años. Se me hace posible enseñar a la gente la Biblia en mi hogar, por teléfono y cuando converso con vecinos y amigos. Es bueno que la persona se mantenga activa a pesar de la desconcertante EM.—Contribuido.

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