La verdadera liberación se aproxima
LAS mujeres necesitan liberación en muchos aspectos. Pero, también la necesitan los hombres. La primer ministro de la India, Sra. Indira Gandhi dijo: “Los hombres no son más libres que las mujeres.”
La verdad es que la entera familia humana necesita ser liberada. Comentó el Daily Star de Toronto:
“El sentimiento de estar atrapado y de no tener una vida cumplida no se limita a las mujeres. Vivimos en una sociedad aglomerada e industrializada, en la cual una gran cantidad de gente se siente sola, desarraigada, sin cumplimiento en la vida, sin identidad satisfactoria y sin la oportunidad de hacer pleno uso de sus capacidades.
“La gente está compuesta tanto de hombres como mujeres. El señalar al matrimonio y a la dominación masculina como las causas de la infelicidad de la mujer, es tergiversar y ciegamente pasar por alto las realidades de la vida en el siglo XX.”
La civilización industrial no ha resultado ser la bendición que muchos pensaron. Mucho de ella ha resultado una maldición. Está produciendo grandes ciudades colmadas con millones de personas que viven apiñadamente. ¿Han mejorado la vida estas ‘selvas de hormigón armado’ que cercan el cielo y el sol, y mantienen a los árboles, césped y colinas fuera de la vista? ¿Es acaso una mejora el que la gente tenga miedo de andar de noche por las calles de la ciudad, y aun hasta de día en algunos lugares? ¿Qué hay de la contaminación, y las asfixiantes condiciones de tráfico?
¿De qué sirve el llamado ‘alto nivel de vida’ cuando en realidad no se puede disfrutar de él? ¿Qué placer hay en trabajar cuando los trabajos se convierten en un penoso afán y el individuo llega a ser un insignificante diente de engranaje en un colosal programa de producción en masa?
Dondequiera que uno mire, hombres, mujeres y niños tienen serios problemas, de los cuales necesitan ser liberados. Por ejemplo, en el país más rico de la Tierra, los Estados Unidos, cerca de la cuarta parte de todas las personas mayores de sesenta y cinco años de edad, se ven obligadas a vivir con lo que el Departamento de Trabajo considera ingresos de pobreza. Muchos más se ven obligados a subsistir con ingresos poco más elevados. Constantemente suben los precios y muchas mujeres casadas se ven obligadas a trabajar fuera de su hogar debido a que los ingresos de sus esposos no son suficientes.
Considere también este informe de la revista Time: “Alrededor de 300 millones de personas en el mundo tienen deformidades muy visibles, que provocan problemas emocionales no solo a las víctimas sino también a la sociedad que las rodea.” ¿Y qué hay de los que padecen de enfermedades mentales? ¿Qué hay de los pobres y los hambrientos del mundo, los cuales componen la mayoría de la familia humana? ¿No necesitan todos éstos liberación?
No hay ninguna duda de que tanto el hombre, como la mujer, han llegado a ser víctimas del opresivo sistema de gobierno político, económico y religioso que ha dominado a la Tierra. Este sistema es el producto final del deseo del hombre y la mujer de independizarse de Dios. ¡Qué fracaso ha resultado ser el gobierno humano que pasa por alto a Dios!—Jer. 10:23.
Lo que esta Tierra necesita ahora es que Dios remueva el sistema actual y lo reemplace con su propio justo arreglo. Necesitamos su perfecta sabiduría, justicia, amor y guía para dirigir los asuntos humanos. ¿Pero es esta esperanza meramente un sueño?
¡No, no es solo un sueño! ¿Por qué no? Porque rápidamente se está acercando a su fin el límite de tiempo que Dios ha permitido a la maldad humana. Toda la evidencia en cumplimiento de las propias profecías registradas por Dios muestra que nos estamos acercando al fin de este opresivo sistema de cosas.
Pronto, cuando el límite del tiempo haya terminado, Dios hará sentir su gran poder y limpiará la Tierra de los malos efectos del gobierno del hombre. Daniel 2:44 predice: “Y en los días de aquellos reyes el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será reducido a ruinas. Y el reino mismo no será pasado a ningún otro pueblo. Triturará y pondrá fin a todos estos reinos, y él mismo subsistirá hasta tiempos indefinidos.”
Es por ese gobierno celestial que Jesús enseñó a orar a sus seguidores. (Mat. 6:10) Toda la autoridad gobernante sobre la Tierra descansará sobre este gobierno, no sobre los humanos. Pondrá en vigor las justas leyes de Dios sobre toda la Tierra. Y proveerá verdadera liberación de la manera más deseable.
Esa liberación incluirá libertad de la opresión e injusticia humana. Incluirá libertad de apremios económicos, permitiendo a la mujer desempeñar su papel normal en la vida. Y también proveerá libertad de los grandes enemigos de la humanidad... enfermedad, vejez y muerte. La promesa de Dios es: “Él limpiará toda lágrima de sus ojos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento, ni clamor, ni dolor.”—Rev. 21:4.
¡Piense en eso! Piense en el tiempo en que los hombres y las mujeres desempeñarán sus papeles de la manera en que su Creador había dispuesto, sin más fricción, pesar, tristeza o lágrimas en su relación de uno para el otro. Y con la enfermedad, vejez y muerte idos, ¡qué vida más feliz será ésa! Con respecto al tiempo de esa liberación, la Palabra de Dios promete: “Pero los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz. Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.”—Sal. 37:11, 29.
La verdadera liberación pronto será una realidad, pero solamente al modo de Dios. Por eso es en vano buscar alivio en algún lugar de este sistema condenado a destrucción. Es por eso que la Palabra de Dios también dice: “El mundo va pasando y también su deseo, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.” (1 Juan 2:17) Las personas interesadas en una verdadera y permanente liberación deben apresurarse a aprender lo que es la voluntad de Dios. Los testigos de Jehová se sentirán muy complacidos en poder ayudarlas, con el uso de la Biblia, sin costo alguno para ellas.
[Ilustración de la página 17]
El reino de Dios traerá liberación verdadera y permanente, haciendo de la Tierra un Paraíso. Hasta el reino animal estará en completa paz con el hombre