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¡Despertad! 1972
g72 8/11 págs. 5-7

Peligro: demasiado de una clase

LA REVISTA BioScience recientemente advirtió: “Otro espectro, el de una extensa enfermedad epidémica, ronda a la ‘revolución verde.’” ¿A qué se debe esto?

Cuando se cultivan grandes zonas con una sola familia de granos, la entera cosecha queda expuesta a un riesgo muy grave. Si atacara un nuevo tipo de insecto o una nueva enfermedad de las plantas, toda la zona plantada con esa clase de grano puede ser afectada. Pero por lo general no sucede así cuando hay una variedad de tipos de grano.

Los expertos están de acuerdo con que ésta es una posibilidad definida con los nuevos granos de gran rendimiento. Estos nuevos tipos provienen de una base genética muy limitada. La Fundación Rockefeller informa que la entera familia de trigo que hoy ocupa más extensión de cultivo en Asia que cualquier otro tipo ha provenido de un solo linaje.

No obstante, debido a la fecundidad de los nuevos tipos, se les da la preferencia. Los agricultores quieren ganar dinero. Plantarán cualquier cosa que les haga ganar dinero rápidamente. Por eso plantan más y más de la clase de gran rendimiento y reemplazan los menos fecundos granos locales. Sin embargo, la tolerancia de las nuevas variedades hacia ciertas enfermedades se desconoce, pues los granos no han sido desarrollados en las zonas locales.

Debido a esto un artículo en el New Scientist de Londres hace sonar la alarma: Si las pocas nuevas variedades sucumbieran ante una enfermedad, los resultados serían catastróficos. Por un tiempo habría muy poco con qué reemplazarlas, pues se requiere tiempo para desarrollar nuevos linajes resistentes a la nueva enfermedad. El artículo llegó a la conclusión de que ahora la posibilidad de desastre puede haber aumentado en vez de haber disminuido debido a la intervención del hombre en la creación natural.

Sin embargo, ¿es ése solo un temor teórico? De ningún modo. Le ha sucedido antes a cultivos que tenían una base genética muy limitada.

Un ejemplo de esto fue la epidemia que atacó a las patatas durante el siglo pasado. Se le conoció como la enfermedad del tizón tardío. En 1845 ocurrió una severa irrupción de la enfermedad en Europa. Fue seguida en 1846 por más pérdidas en Europa, y por un desastre en Irlanda.

Los irlandeses habían convertido la mayor parte de sus tierras a la producción de la patata, cultivando predominantemente cierta variedad. El tizón devastó esta cosecha de patatas. Dice The World Book Encyclopedia lo que sucedió como resultado: “El hambre patatera de los años 1840 ocasionó el mayor desastre de la historia irlandesa. . . . alrededor de 750.000 personas murieron por inanición y enfermedad. Durante esos años, cientos de miles de personas abandonaron Irlanda.”

Ocurrió un ejemplo más reciente en este siglo, hace unos veinte años. Los cultivadores de avena de los Estados Unidos comenzaron a producir una variedad nueva de avena que era muy fecunda. Comprendía cruzas en una familia de avena llamada Victory. Estas variedades fueron extensamente aceptadas y plantadas. Pero entonces ocurrió un aumento en un hongo en particular que le costó caro a la cosecha de avena. Al cabo de dos años, este hongo llegó a estar tan extendido que no fue posible cultivar sin riesgo las avenas del tipo Victory.

En los años 1930 se desarrolló una variedad de trigo llamada el gen Hope. Prometía resolver el problema de las pérdidas por el añublo (honguillo parasitario del tallo). En unos pocos años extensas zonas del oeste de los Estados Unidos, desde Texas hasta Dakota del Norte, fueron plantadas con él. Pero para fines de los años 1940 surgió un nuevo hongo muy virulento. Todo el trigo candeal y el fanfarrón cultivado en los Estados Unidos y el Canadá, era susceptible al hongo. El nuevo hongo se esparció rápidamente por las principales zonas de cultivo ocasionando gran pérdida. Por varios años resultó en la casi paralización de la producción del trigo fanfarrón en las grandes llanuras del norte.

En 1971 el Times de Nueva York publicó este encabezamiento: “Triunfo genético amenaza con desastre.” El artículo hablaba de los tipos mejorados de maíz híbrido introducidos en los Estados Unidos desde 1950. Estos habían más que duplicado el rendimiento de maíz.

Pero, en 1970 atacó de repente una nueva enfermedad virulenta llamada tizón sureño de la hoja de maíz. Este demostró la vulnerabilidad del maíz especializado que la mayoría de los agricultores habían plantado. ¡Entre julio y el tiempo de la cosecha en 1970 unos 245 millones de hectolitros de maíz fueron destruidos! Eso representaba el 15 por ciento de la totalidad de la cosecha de maíz, ¡y equivalía a aproximadamente mil millones de dólares!

Del desastre de este maíz, el Times de Nueva York comentó:

“La básica vulnerabilidad surge del hecho de que todos los agricultores quieren plantar las mejores variedades de cada cosecha al mismo tiempo. La resultante uniformidad amenaza con el desastre cuando algún nuevo enemigo mutante —como la última variedad del tizón sureño de la hoja de maíz— aparece.

“Como en tantas otras zonas del mundo moderno, aquello que en poco tiempo produce buenos resultados económicos a la larga presenta graves problemas, tanto ecológicos como económicos.”

Sin embargo, ¿han sufrido de esta manera algunas de las más nuevas variedades de grano? Sí. El nuevo arroz ya ha sido afectado. En el libro The Environmental Crisis se hizo el siguiente comentario: “Los arroces IR-8 ya han tenido gran cantidad de inconvenientes debido a este problema, pero se siguen creando monocultivos aun mayores.”

“Monocultivo” es el cultivo de una sola producción en el que por lo general no se usa la tierra para ningún otro propósito. Así es que aunque se están experimentando problemas, parece que la regla sigue siendo aun mayores monocultivos de los nuevos granos debido a que los agricultores quieren ganar dinero rápidamente.

En febrero de 1972, el Consejo Nacional de la Alimentación y la Agricultura dio a conocer nuevas cifras acerca de la situación en las Filipinas. Indicaban que un nuevo virus mortífero de las plantas llamado tungro había plagado unas 57.000 hectáreas de arrozales en Luzón y en Mindanao. El presidente Ferdinand Marcos dijo al Congreso filipino: “Fue un año desastroso [1971] para la agricultura filipina.”

Debido al nuevo y fecundo arroz plantado después de 1966 las Filipinas habían conseguido la autosuficiencia y un pequeño excedente hasta el año 1970. Pero el año pasado, 1971, se hizo necesario importar cantidades enormes... 460.000 toneladas métricas de arroz. Y el gobierno predice que el país se enfrenta en 1972 a un gran déficit de casi 640.000 toneladas métricas y casi otro tanto en 1973.

De manera que el plantar mayores y mayores extensiones de un cultivo con una base genética muy limitada es un procedimiento muy peligroso y falto de perspicacia. Pero ése no es el único problema.

[Ilustración de la página 6]

Contraste entre un maíz híbrido plagado (derecha) y un maíz de polinización abierta no afectado (izquierda)

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