¿Por qué tal esfuerzo por la paz ahora?
HACE mil novecientos años la profecía bíblica predijo un tiempo en que los hombres proclamarían “¡Paz y seguridad!” Parece que esa profecía está acercándose rápidamente a su cumplimiento.
Los guías mundiales, de hecho, usan estas palabras repetidamente. Pero no es el mero uso de una frase lo que es tan significante.
Vivimos en un tiempo que de muchas maneras es singular. Deténgase y piense en las horrendas realidades a las que el mundo se enfrenta hoy día. Considere por qué ahora, de todos los tiempos, los guías mundiales serían tanto estúpidos como insanos si no hicieran sus más grandes esfuerzos para ganar la paz y la estabilidad.
¿Paz mundial o suicidio mundial?
Nunca antes de nuestro tiempo ha tenido el hombre los medios para literalmente arruinar toda la Tierra. Considere lo siguiente:
Los Estados Unidos tienen cuarenta y un submarinos con cohetes nucleares. Cada uno lleva más poder explosivo que el de todas las bombas usadas por los dos bandos durante la II Guerra Mundial... ¡entre éstas las dos bombas atómicas arrojadas sobre el Japón! Rusia está desarrollando cuarenta y dos de esos submarinos. En julio de 1972 Francia comenzó a hacer pruebas con su submarino de cohetes nucleares.
Los rusos tienen cerca de 300 enormes SS-9 bombas de hidrógeno, cada una con una capacidad de veinticinco megatoneladas. Eso es equivalente a veinticinco millones de toneladas de TNT cada una. Tan solo una de estas bombas haría una horrenda matanza en cualquiera de las grandes ciudades de la Tierra.
Ahora mismo, en este momento, además de sus cohetes submarinos, los Estados Unidos tienen 1.000 cohetes Minuteman estacionados en tierra, equipados con puntas de combate de una o dos megatoneladas, apuntados hacia la Unión Soviética y China. La Unión Soviética tiene unos 1.300 igualmente poderosos cohetes apuntados hacia los Estados Unidos además de sus SS-9.
Una presión de los botones por parte de las naciones opuestas y se calcula que trescientos millones de personas perecerían en menos de una hora.
Sin embargo las superpotencias continúan acumulando más y más puntas de combate destructivas. Así, hace algún tiempo el físico Ralph E. Lapp señaló que los Estados Unidos han acumulado “suficientes explosivos nucleares para rematar a la Unión Soviética por lo menos 25 veces.”
Ahora la China está llegando con rapidez al rango de superpotencia en armamento nuclear.
Más que eso... un informe del Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Suecia muestra que aproximadamente la tercera parte de los países tendrán “importantes programas nucleares para fines de los años 1970.” Esto, dice, podría llevar a “una situación totalmente nueva en asuntos militares y estratégicos.”
Con buena razón, el presidente Nixon advirtió: “En una guerra nuclear no habrá vencedores... solo perdedores.” “Si somos arrastrados a un conflicto, la posibilidad de suicidio mutuo es muy grande.”
En el pasado, cuando amenazaba la guerra, los gobernantes nacionales tenían que tomar en cuenta las perspectivas de poder perder una porción de la población, perder algo del poderío industrial, y ver destruidas grandes porciones de las ciudades principales.
Pero nunca habían tenido que contemplar la pérdida virtual de todo el país, de ver a su país convertido en un lugar que les sería inhabitable a cosas vivientes.
Ahora se enfrentan a esas mismas perspectivas.
La amenaza al ambiente humano demanda acción global
El género humano necesita hacer la paz con el mismo planeta que habita. Por décadas el hombre ha estado ‘en guerra’ con su propio ambiente, contaminándolo casi hasta no poder más. Ahora está segando lo que ha sembrado.
Segamos aire contaminado. En 1970 los científicos en un centro de investigación atmosférica predijeron que, a la proporción actual, “en una década los habitantes de las ciudades tendrán que usar máscaras para gas a fin de sobrevivir a la contaminación del aire.” En Tokio, Japón, los policías que dirigen el tráfico ya tienen que recurrir a intervalos a máquinas de oxígeno.
Segamos agua contaminada de ríos y lagos envenenados y hasta de los mares y los océanos. A pesar de todas las advertencias, la contaminación continúa. The Daily Yomiuri del 27 de junio de 1972 informa: “La contaminación de los mares que rodean al Japón se está agravando a una proporción alarmante.”
Esta, y otra contaminación, no la pueden resolver las naciones por separado, por partes. En un comentario acerca de la conferencia de las Naciones Unidas en Suecia sobre la amenaza de la contaminación mundial, la revista Editorial Research Reports dijo:
“A menos que se haga un esfuerzo internacional en escala total todo parece fútil. El sistema ecológico del mundo es uno; es tal que ninguna nación por sí sola puede limpiar su ambiente. La atmósfera lleva contaminantes industriales e insecticidas a todas partes de la Tierra. Virtualmente toda vía marítima internacional está contaminada, y la situación empeora año tras año.”
El peligro de desastre mundial por medio de la contaminación es tan real y tan grave como el peligro de la guerra nuclear.
Tomó miles de años el que la población humana llegara a mil millones de personas (en 1850). En tan solo ochenta años llegó a dos mil millones. Ahora hay 3.600 millones y se calcula que aumentará —no solamente otros mil millones— ¡sino que duplicará la cantidad actual en solo los próximos treinta años!
Cada día hay unas 200.000 más bocas que alimentar en este planeta. Pero el planeta permanece del mismo tamaño. Y la producción agrícola no va al mismo paso que la demanda.
Los guías mundiales saben que hay gran agitación entre la gente del llamado Tercer Mundo, las que pertenecen a las ‘naciones en desarrollo,’ más pobres. Esas naciones tienen más del doble de población que las naciones industriales, más ricas y están aumentando a una proporción más rápida.
Para calmar el creciente descontento entre esta enorme población, las grandes potencias han tratado de suministrar ayuda tecnológica. Se han logrado algunos adelantos; pero los problemas son grandes y el aumento de la población casi anula cualquier adelanto hecho. Así, un reciente censo de las Naciones Unidas muestra que “la brecha entre las naciones que tienen y las que no tienen sigue ensanchándose.”
La amenaza que la “bomba humana” plantea ahora se agrava cada día. Para inactivarla, las grandes potencias reconocen la necesidad de volverse de sus rivalidades y trabajar para mejorar las condiciones en todo el mundo.
Los problemas domésticos demandan atención
Los guías mundiales también se enfrentan a crecientes problemas domésticos internos. Ven a sus ciudades principales en crisis, muchas arruinándose a un paso alarmante. Se necesita urgentemente dinero, pero los gastos militares y ‘la competencia de guerra fría’ hacen que éste escasee.
Hay un aumento en la demanda de parte del consumidor en la Unión Soviética y otros países que tiene que satisfacerse si es que la gente ha de permanecer sumisa. Y es necesario hacer algo a fin de detener la ola de delitos que inunda a todas las naciones.
Además, la gente ha notado el buen éxito de la actividad espacial de las principales potencias. Han visto a hombres caminar en la Luna. Ven que las naciones han tenido buen éxito en el espacio, de modo que se preguntan por qué no hacen lo mismo en la Tierra.
Las Naciones Unidas... ¿merecen ese título?
La Organización de las Naciones Unidas, que en un tiempo fue orgullosamente aclamada como el mayor logro del género humano, está en dificultades. Está en peligro de perder todo su prestigio a menos que ocurra un gran cambio mundial.
Sin embargo, con la China comunista ahora entre sus filas, por primera vez abarca virtualmente a la población del mundo. ¿Qué pasaría si las principales potencias produjeran un arreglo de paz con la ayuda de las N.U.? ¿Qué pasaría si pudiera ayudar a disipar las luchas y las rencillas entre las naciones más pequeñas?
En ese caso parecería que las Naciones Unidas eran merecedoras de su ensalzado título. Ganarían gran apoyo y alabanza.
La religión mundial en crisis
La religión mundial, en particular la de la cristiandad, en los últimos años ha experimentado una grave decadencia. Las disputas internas dentro de las iglesias les han hecho perder mucho respeto. Su evidente inhabilidad para traer paz y resolver los problemas humanos ha hecho que muchos comiencen a dudar de su valor. Pero ahora los guías religiosos ven perspectivas de sacar gran provecho de un arreglo de paz mundial.
Si la proclamación oficial de ‘paz mundial y seguridad’ hubiera de hacerse muy pronto por toda la Tierra —con las iglesias en posición de reclamar alguna participación en haberla conseguido— esto podría restaurar por lo menos algo de su disminuido prestigio, influencia y favor. Lo necesitan... y ellas lo saben.
El papa Paulo VI confesó que la disensión, la crítica y la protesta estaban afligiendo a la Iglesia Católica y causando “un estado de intranquilidad que no podemos ni queremos ocultar.”—Times de Nueva York del 24 de junio de 1972.
Un arreglo de paz mundial podría hacer mucho para calmar esa intranquilidad y aumentar la confianza acerca del futuro. Podría despertar las esperanzas de un reavivamiento religioso y de un renacimiento de vigor de parte de las religiones del mundo.
Las razones, entonces, por las que los hombres deben hacer un esfuerzo total por la paz y la seguridad del mundo son muchas y muy poderosas. ¡Hay evidencia de que pronto llevarán los asuntos a un punto en que el grito de “paz y seguridad” llegará a ser el lema del día!
Pero la gran pregunta es: ¿Será duradera?
Podemos saber la respuesta a esa pregunta, ahora.
[Ilustración de la página 10]
En ambos bandos, los Estados Unidos y Rusia, hay más de 1.000 cohetes estacionados en tierra apuntados y listos para ser disparados con solo apretar un botón
Uno de estos cohetes puede moverse velozmente a través del espacio a 25.000 kilómetros por hora y dejar caer una lluvia de muerte nuclear sobre una entera ciudad dentro de la media hora de haberse dado la señal
[Ilustración de la página 12]
[Times de Los Ángeles,
21 de julio de 1972]
El titular dice: “El papa pide a los sacerdotes que prediquen que ‘la paz es posible,’ no solamente un sueño.”
[Ilustraciones de la página 11]
LA BOMBA HUMANA CASI A PUNTO DE ESTALLAR
La población ahora es de 3.600.000.000. Se predice que se duplicará en 30 años
El crecimiento más rápido está entre las naciones más pobres, las cuales ya tienen el doble de población de las naciones más ricas
Cada día hay unas 200.000 más personas que alimentar. La producción de alimentos no va al mismo paso que la demanda