¡Ay! ¡Cómo me duele la espalda!
¿SUFRE usted de dolores en la espalda? Sí es así, tiene mucha compañía. En los Estados Unidos, se calcula que en cualquier tiempo hay más de siete millones de personas que van al médico a causa del dolor de espalda. Cada año aparecen hasta dos millones de nuevas víctimas. Anualmente las más de medio millón de lesiones de la espalda cuestan a los patrones mil millones de dólares. De hecho, se informa que el dolor de espalda es la segunda entre las razones más frecuentes por las cuales los norteamericanos van al médico.
Causas del dolor de espalda
¿Cuál es su causa? ¿Por qué está aumentando? ¿Qué puede uno hacer si sufre de dolores en la espalda?
Según un prominente cirujano ortopédico (el Dr. R. Addison): “Las espaldas de algunas personas tienen buena apariencia en las pruebas, pero les duelen muchísimo. Otros andan con serias deformaciones que no parecen molestarles en lo más mínimo. Hay mucho acerca del dolor de espalda que no sabemos, por no decir algo más.”
Una reciente investigación de 20.000 dolores de espalda en la prestigiosa Clínica Mayo reveló veintiocho distintas razones para los dolores de espalda. Pero por lo general se considera que éstos tienen una de tres causas principales: Primero, puede ser algo físico, como un accidente que haya alterado la estructura de la columna vertebral, ya sea recientemente o hace algún tiempo. Un movimiento súbito o rápido puede causar daño físico. De igual modo, el tratar de levantar algo pesado o el estirarse para alcanzar algo frecuentemente hace que una enfermera o un ama de casa tenga dolor de espalda. Esas cosas pueden irritar los tejidos sensibles que rodean la espina dorsal.
Segundo, puede que la causa del dolor de espalda sea un “dolor reflejo.” Es decir, aunque el dolor se siente en la espalda, uno de los órganos internos puede tener la culpa. La sífilis, el cáncer u otra enfermedad pueden ocasionar dolores de espalda reflejos.
Y en tercer lugar, una deformación de la espina dorsal o alguna otra enfermedad principal, sea heredada o adquirida a través de los años, puede ocasionar el dolor de espalda.
¿Síntoma de una condición general?
Sin embargo, hay otros en el campo de la cirujía ortopédica que, aunque concuerdan en que las causas susodichas pueden ser responsables de hasta el 20 por ciento de los dolores de espalda, opinan que éstos, son el síntoma de una condición general. Según ellos, el accidente industrial o automovilístico, el levantar, estirarse, el movimiento rápido o súbito que le acarreó el dolor al ama de casa o a la enfermera muy probablemente solo son los factores acelerantes. No hubiera resultado el dolor de espalda, dicen, si la salud general de la víctima hubiera sido satisfactoria.
Un reciente libro de texto, Clinical Treatment of Back and Neck Pain de Hans Kraus, profesor en la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York, le echa la culpa del dolor de espalda principalmente al modo de vivir de la gente en los modernos países “civilizados.” En una entrevista declaró: “Nuestra sociedad sedentaria y superestimulada nos priva de la actividad física a la vez que nos somete a tensión constante.” En un estudio de más de 5.000 pacientes que sufrían de dolores en la espalda se halló que en más del 80 por ciento de los casos la deficiencia muscular y demasiada tensión “eran la causa de sus problemas.”
El hecho de que la gente en general participa cada vez menos en actividad física (por ejemplo, usando el auto de la familia para ir a la tienda de comestibles a solamente unas pocas cuadras), mientras que se somete a un estímulo y tensión siempre en aumento, principalmente debido a la búsqueda de placeres y el materialismo, sería por lo tanto un factor en el aumento de los dolores de espalda. Y si estas cosas ciertamente son la causa del problema, sería fácil de entender por qué es que algunas espinas dorsales de buena apariencia ocasionan mucho dolor y espinas dorsales de mala apariencia no lo ocasionan. La salud general del individuo más bien que la apariencia de la espina dorsal es lo que determinaría si la espalda duele o no.
Lo que se puede hacer
Rara vez la situación llega a ser tan grave que haya que operar. De hecho, según el Dr. Henry L. Feffer, profesor de cirujía ortopédica, se están efectuando cada vez menos de esas operaciones.
Si el dolor de espalda es severo y es acarreado por algún percance, quizás sea recomendable el reposo en cama, parcial o total. Sin embargo, algunos ortopedistas recomiendan el uso de medicamentos como la aspirina o un anestésico externo como la aplicación de cloruro etílico pulverizado, seguido de ejercicios para ponerse flexible. O quizás sea útil frotar la zona dolorida con hielo. El masaje terapéutico, o la manipulación por un osteópata o quiropráctico puede traer alivio, tal como lo puede traer la aplicación de calor, ya sea en la forma de paños o baños calientes.
Al considerar lo que puede hacer con su dolor de espalda quizás halle que también sea necesario tomar en cuenta los factores psicosomáticos. ¿Sufre de demasiada tensión debido a las irritaciones que le ocasionan las personas con las que tiene que trabajar o aquellas bajo quienes trabaja? Entonces tiene que aprender a ser más tolerante, más caritativo, para con las debilidades de otros. Lo mismo, por supuesto, es cierto si experimenta condiciones tensas en el hogar.
O, ¿es tanta la ambición de progresar que no se toma descanso suficiente ni tampoco vacaciones? Entonces hay que aprender a ir más despacio, a contentarse con menos. O, ¿tiene obligaciones que cumplir? Trate de verlas objetiva, calmada e intelectualmente en vez de emocionalmente. Las frustraciones pueden acarrear el dolor de espalda.
Además, su dolor de espalda pudiera deberse a una “vida blanda, sillas blandas, camas blandas,” como dijo un médico. Por lo general, una silla con un almohadón duro y un respaldo recto es lo mejor para una persona con una ocupación sedentaria. Trate de usar una silla para buena postura y siéntese bien hacia atrás.
El mismo principio aplica al conducir un automóvil. Al guiar en un viaje largo, deténgase cada dos o tres horas, baje y estírese y camine un poco. Le hará un favor a su espalda.
En cuanto a sus hábitos de dormir: ¿Duerme usted sobre un colchón viejo que se hunde en el medio? Si es así, puede echarle la culpa de su dolor de espalda. O, ¿disfruta usted de dormir sobre un colchón blando? Eso también puede contribuir al dolor de espalda. No son pocas las personas que han descubierto que las sillas duras y los colchones sin resortes, duros, con una tabla debajo, son muy útiles para mantener sus espaldas contentas.
El asunto de la postura también es importante... no solo su postura al caminar sino también su postura al trabajar. A menos que camine erecto, con los hombros para atrás, el mentón en alto —aunque no como una baqueta— uno está cortejando al dolor de espalda. ¿Adopta usted innecesariamente una posición encogida o encorvada en su trabajo? Evite eso si puede. Si su trabajo exige que esté parado en cierta posición por largos períodos de tiempo, entonces busque oportunidades para estirarse y moverse un poco.
Particularmente, ciertos ortopedistas enfatizan la necesidad de hacer ejercicios, especialmente para los que tienen trabajos sedentarios. Frecuentemente los que en un tiempo fueron atletas y ahora se dedican a esas ocupaciones sufren de dolores en la espalda que los lisian. ¿Por qué? Porque su robusta constitución agobia su espina dorsal debido a la debilitación de los músculos. Con respecto a los ejercicios, el cirujano ortopédico Dr. H. P. Bauer declara: “Muchos problemas de espalda se pueden eliminar con un buen programa de ejercicios. El ejercicio frecuentemente puede curar los dolores de espalda graves que a veces obligan a la gente a usar fajas y que los envían a los quiroprácticos y a los cirujanos.”
Si hace ejercicios que fortalezcan los músculos de su abdomen, hallará que no solo mejorará su espalda, sino su salud en general. Entre los ejercicios que recomienda el Dr. Feffer están:
“Acuéstese sobre la espalda con las rodillas dobladas, los pies sobre el piso, los brazos cruzados sobre el pecho. Levante la cabeza y los hombros del piso. Encórvese hasta una posición de sentado. Mantenga la espalda curvada y tire con los músculos del estómago. Recuéstese lentamente.
“Siéntese sobre el piso con las piernas extendidas hacia adelante. Contraiga su estómago. Estírese hacia adelante con las manos y trate de tocar los dedos de los pies con las manos. Use un movimiento de vaivén al estirarse para tocar los dedos de los pies.
“Siéntese en una silla con las manos a los costados. Doble la cabeza sobre las rodillas, contrayendo el estómago a medida que se encorva hacia adelante. Mantenga el peso bien atrás sobre las caderas. Afloje los músculos del estómago lentamente a medida que se endereza.”
Por supuesto, la cosa importante es hacer el ejercicio con regularidad. Dedique unos pocos minutos cada día si realmente quiere beneficiarse.
También está el asunto del régimen alimenticio. Es razonable que si uno subsiste mayormente con un régimen alimenticio inadecuado y desequilibrado no construirá ni mantendrá reparada una estructura corporal sana. El adelgazar es necesario si uno es de peso excesivo. Pero adelgace a causa de la salud, no meramente a causa de una figura atrayente. Uno puede conseguirse un dolor de espalda si no obtiene suficiente nutrimento.
El viejo proverbio: “Un gramo de prevención vale un kilo de remedios,” se puede aplicar con buena razón al dolor de espalda. El aplicar las útiles sugerencias susodichas lo suficientemente temprano cuando su espalda está dolorida, evitará que llegue a padecer de dolor de espalda. Como dijo el cirujano ortopédico Dr. E. E. McElroy: “Unas pocas personas nacen con espaldas pésimas, y algunas cosas naturalmente se empeoran con la edad, pero por medio de vivir sensatamente es posible evitar la mayoría de los casos.”