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¡Despertad! 1974
g74 8/6 pág. 7

Ellos desearon la verdad

MUCHAS personas han quedado desilusionadas debido a que las organizaciones religiosas de la cristiandad no han suministrado el alimento espiritual que ellas necesitaban. Conscientes de su gran necesidad espiritual, le oraron a Dios para que las ayudara a hallar la verdad. Actualmente se regocijan porque él ciertamente contestó sus oraciones.

● Era miércoles por la noche. Un testigo de Jehová visitó a un hombre con quien había conducido en el pasado un estudio de la Biblia. Aunque sin interés en reanudar el estudio, él le habló al Testigo de otro hombre que estaba interesado. Para entonces ya habían pasado de las nueve de la noche. Así es que el Testigo pensó que sería mejor esperar hasta el día siguiente para hacer la visita. Pero se le ocurrió que el hombre podría estar trabajando entonces. Además, él no podría visitarlo en la próxima noche, pues concurriría a las reuniones en el Salón del Reino. A pesar de ser tan tarde, el Testigo se sintió impulsado a visitar al hombre interesado. No tuvo dificultades en localizar la casa del hombre, pues el buzón con el nombre y el número de la casa estaba en la acera.

Antes que el Testigo pudiera decir nada, el hombre dijo: ‘Usted vino para estudiar la Biblia conmigo.’ ¿Cómo llegó él a esta conclusión? ¿Lo había llamado alguien? No, había estado acostado, orándole a Dios que le enviara a alguien para ayudarle a estudiar la Biblia. ‘Cuando oí el toque,’ dijo, ‘supe que mis oraciones habían sido contestadas.’ Se hicieron arreglos para estudiar la Biblia con él y su esposa. Aproximadamente nueve meses después ambos llegaron a ser testigos de Jehová, dedicados y bautizados.

● Un día de febrero de 1972 una católica sincera le oró a Dios por guía. Aunque concurría a misa cada mañana, se sentía vacía, sin espiritualidad.

A la mañana siguiente una Testigo de Jehová llamó a su puerta. Inmediatamente la señora le dijo que ella era una buena católica, leal a su religión. Para hablar de algo que interesara a ambas, la Testigo mencionó la Biblia y entonces fue invitada a entrar en la casa. Esta señora sincera reveló que anteriormente había sido una monja carmelita en la República Sudafricana y que tenía un profundo respeto y amor por la Biblia. Aunque tuvo que dejar el convento por razones personales, continuó siendo una católica devota.

Al volver a visitarla, la Testigo le pidió a su madre que la acompañara. Esto fue porque su madre había sido católica. La señora fue muy amigable pero puso en claro que ella era una católica fiel y que nunca cambiaría. Sin embargo, la mención de la Biblia, la interesó nuevamente y accedió a un estudio bíblico.

A la tercera visita el estudio bíblico estaba en marcha, conducido por la madre de la Testigo que había hecho la visita inicial. La señora solo usaba su traducción católica y la Testigo usaba la Traducción del Nuevo Mundo. En el estudio mismo solo se usaban las Biblias. Pero la Testigo empleó el libro La verdad que lleva a vida eterna como una guía para elegir los versículos que se consideraban.

La mujer se sentía desgarrada entre la lealtad a la Iglesia Católica y su reconocimiento de la verdad que aprendía en el estudio de la Biblia. Su esposo quiso que ella dejara de estudiar, pero ella estaba ansiosa de aprender. El estudio había estado en progreso por unos dos meses cuando la señora pidió la Traducción del Nuevo Mundo y aceptó las publicaciones de los testigos de Jehová.

A medida que el estudio continuó, la señora aumentó en conocimiento de lo que le agrada a Jehová Dios. En un estudio dijo que había destruido sus imágenes. (1 Juan 5:21; Deu. 7:25) En otra ocasión pidió que la Testigo arrojara su rosario de cuentas. Puesto que habían sido muy preciosas para ella, pensó que no lo podía hacer ella misma, pero quería obedecer la Palabra de Dios.—Juan 4:23.

Su primera visita al Salón del Reino fue en abril de 1972. La ocasión fue la conmemoración de la Cena del Señor. La mujer se sintió desleal hacia la Iglesia Católica y por lo tanto ni siquiera tocó los utensilios que contenían los emblemas al ser pasados. Pero no cesó. Continuó viniendo al Salón del Reino, rara vez perdiendo una reunión.

A mediados de mayo la señora cortó sus lazos con la Iglesia Católica. El conflicto interno había terminado. Sabía que había hallado la verdad y no tenía deseos de volverse. Pronto comenzó a acompañar a la Testigo en visitar a otros para compartir con ellos las verdades preciosas de la Palabra de Dios. Unos nueve meses después de orarle a Dios por guía, simbolizó por medio del bautismo en agua su dedicación a hacer la voluntad de Jehová. Está agradecida de que él contestara su oración sincera.

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