La democracia vuelve a su “cuna”
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Grecia
EL PAÍS mediterráneo de Grecia siempre ha estado orgulloso de haber sido la “cuna de la democracia.” Sin embargo, es interesante ver cómo era el “infante” en su cuna griega, allá en los siglos desde el sexto al cuarto a. de la E.C. Durante ese período se efectuaron progresos considerables en muchos campos del saber humano. El pensamiento filosófico y las bellas artes experimentaron ensanchamiento de modo general, pero el estilo griego de democracia permaneció muy restrictivo y solo aplicaba a ciudades-estados individuales, que raramente tenían más de 10.000 habitantes. Y, aun en estas ciudades, solo una pequeña minoría gozaba de esta forma de democracia, puesto que se les negaba el voto a los esclavos, a las mujeres y a todos los de origen extranjero.
Durante unos dos mil años, en lo que se refiere a Grecia, parece que la “cuna” estuvo vacía. Desde el siglo diecinueve en adelante, Grecia tuvo varias diferentes clases de gobierno... monarquía constitucional, república, dictadura y ocupación extranjera durante la II Guerra Mundial. Entonces la democracia floreció de nuevo, hasta el 21 de abril de 1967, cuando un gobierno militar saqueó la “cuna.”
Los coroneles que formaban este gobierno restringieron severamente los derechos civiles, abolieron las elecciones, disolvieron todos los partidos políticos y gobernaron el país con severidad, declarando que el pueblo griego no había logrado suficiente madurez para vivir bajo la gobernación democrática. Como resultado de esto, los testigos cristianos de Jehová tuvieron que llevar a cabo su obra de educación bíblica de manera clandestina, aunque no tenían filiación política ni social. Los Testigos extranjeros que viajaron de Nuremberg a Atenas en 1969 fueron registrados en las fronteras y toda su literatura cristiana, que habían esperado llevar a sus compañeros creyentes de Grecia, les fue quitada. Hubo otros Testigos que solicitaron pasaportes para visitar a parientes en el extranjero, o para asistir a asambleas cristianas, pero se les negó el permiso para salir de Grecia por “razones de orden e interés públicos.”
Seis años después de restringir los derechos civiles, ocurrió algo imprevisto. En noviembre de 1973 se hizo cargo una nueva junta militar. Se hizo aún más opresiva, pero resultó ser de poca duración. Las miserables condiciones económicas combinadas con la intranquilidad política y social resultaron en debilitar su posición. Por eso cuando se presentaron dificultades graves en la cuestión chipriota, y el gobierno juzgó necesario movilizar al país debido a los problemas con Turquía, la junta se enfrentó a problemas serios.
Les pareció que no había otra cosa que hacer sino suplicarle a Constantine Karamanlis, el autoexiliado anterior primer ministro, que volviera a formar un gobierno, lo que hizo el 24 de julio de 1974. Había gobernado de 1955 a 1963, cuando, al disentir con la Corte Real de entonces, se fue al extranjero para residir en París. Así sin lucha ni derramamiento de sangre, por medio de elecciones parlamentarias libres celebradas el 27 de noviembre y un referéndum el 8 de diciembre de 1974, se efectuó una democracia sin corona.
El nuevo gobierno tiene tres grandes tareas ante él. (1) Restaurar a la normalidad las condiciones políticas, sociales y económicas. Durante la gobernación de las juntas el país perdió unos 400 millones de dólares en turismo, remesas del exterior y embarques, y hubo una merma considerable en la producción industrial. (2) Establecer la Carta Constitucional de la “Democracia helena” a cargo del parlamento. (3) Resolver los diversos problemas espinosos que surgieron de la cuestión chipriota y otras conexas.
Como resultado del retorno de la democracia a la “cuna” que ocupó en otro tiempo, los testigos cristianos de Jehová pueden reunirse de nuevo abiertamente. A fines de 1974 los Testigos alquilaron un gran estadio de basquetbol para una reunión especial, pero, evidentemente debido a presión religiosa, no política, la administración canceló el contrato a último momento. Tras eso se hicieron arreglos para celebrar una serie de reuniones en un salón de un hotel grande que es propiedad de un Testigo. Dos días después de eso se celebró otra reunión en un gimnasio de basquetbol. Como resultado, pudieron asistir 11.644 Testigos a un programa especial para escuchar a dos miembros de su cuerpo gobernante de Brooklyn, Nueva York.
Inútil es decir que los Testigos aquí en Grecia estuvieron emocionados. Fue la primera vez en más de siete años que pudieron reunirse abiertamente, gracias a Jehová y a un cambio de gobierno, del militar a la democracia. Esto no es decir que los Testigos hayan estado inactivos bajo la proscripción. Año tras año continuaron con celo su obra de predicación.—Isa. 54:17.
En la actualidad, bajo el gobierno democrático de Grecia, los Testigos tienen libertad para celebrar reuniones públicas, y esperan que en el futuro cercano también puedan tener sus propios lugares de adoración conocidos como “Salones del Reino.” También están haciendo planes para la expansión de sus instalaciones de publicación para hacer frente a la creciente demanda de literatura bíblica en Grecia. Ahora que el gobierno está redactando una nueva Carta Constitucional que salvaguarde los derechos humanos, los Testigos esperan que sus problemas también queden resueltos.