Memorizar... una afición útil para cristianos
ENTRE la gente que actualmente se halla ocupada pocas están más ocupadas que el cristiano que fielmente se esfuerza por vivir en conformidad con su dedicación a Dios. Puesto que sus actividades incluyen estudiar la Biblia personalmente, prepararse para cinco reuniones de congregación cada semana y asistir a ellas, participar en el servicio del campo y en otras actividades cristianas, parecería que no le quedaría tiempo para el “ocio.” Así es que, ¿cuándo tendría tiempo para una afición? Debería tenerlo, porque, después de todo, hay que tener algún esparcimiento.
Pero aunque no tuviera tiempo para la clase de aficiones que se acostumbra tener, no obstante, podría tener la afición de memorizar material bíblico. ¿Cómo es eso? Bueno, para esta afición se hace uso de los momentos libres, cuando no se tiene la mente ocupada en algo en particular, como al caminar, al esperar por otros, al viajar en el transporte público, o al estar acostado sin poder dormir.
Si le gustaría intentar esta clase de afición, ¿por qué no comienza por memorizar los sesenta y seis libros de la Biblia en el orden en que aparecen... si es que todavía no lo ha hecho? Vez tras vez hallará que es provechoso ese conocimiento. ¿Está siguiendo a un conferenciante con su Biblia y cita él cierto texto? A menos que uno conozca la ubicación de los sesenta y seis libros, puede que él haya leído el texto antes que lo encuentre uno. También en su obra de predicación cristiana en las puertas, uno ahorrará tiempo tanto para sí como para sus oyentes, y, además, demostrará estar familiarizado con su Autoridad si puede hallar prontamente un texto en la Biblia. Al caminar junto a un compañero o el cónyuge, se puede hacer un juego alternándose en llamar los nombres de los libros bíblicos. Especialmente los que tienen experiencia pueden ayudar a los que empiezan por medio de jugar con ellos este juego.a
Además hay varias otras listas que uno haría bien en memorizar como afición. Está el orden de los días de la creación (Gén. 1:3 a 2:3); los nombres de los doce hijos de Jacob (1 Cró. 2:1, 2); las diez plagas en el orden que le sobrevinieron al antiguo Egipto (Éxo. 7:19 a 12:30); los Diez Mandamientos (Éxo. 20:2-17); los veintiún reyes de la línea davídica desde David en adelante (1 Rey. 2:12; 2 Rey. 24:18; vea también Aid to Bible Understanding, páginas 340-347); los doce apóstoles (Mat. 10:2-4); los nueve frutos del espíritu (Gál. 5:22, 23) y los quince requisitos para superintendentes que se alistan en 1 Timoteo 3:1-7.
Además, hay muchísimos otros temas importantes, y sería bueno poder referirse rápidamente a los capítulos de la Biblia donde se tratan: Los Diez Mandamientos en el capítulo 20 de Éxodo; el Sermón del Monte en los capítulos 5 al 7 de Mateo (incluye la Oración Modelo del Señor en el Mat. capítulo 6); la comisión de Cristo a sus doce apóstoles en el capítulo 10 de Mateo; su gran profecía en los capítulos 24 y 25 de Mateo, cap. 13 de Marcos y cap. 21 de Lucas; el capítulo que relata cómo obra el amor (1 Cor. 13), y la excelente consideración de Pablo acerca de la resurrección en el capítulo 15 de 1 Corintios... tan solo para mencionar unos cuantos a los que uno se refiere con frecuencia.
Y qué ventaja sería para el proclamador cristiano de las buenas nuevas el tener un “índice” mental siempre creciente de los principales temas bíblicos, como, por ejemplo, los que se relacionan con el nombre de Jehová: Éxo. 6:3; Sal. 83:18; con la actividad cristiana de predicar: Isa. 43:10-12; Mat. 24:14; 28:19, 20; la esperanza del Reino: Mat. 6:10; Sal. 37:10, 11; Rev. 21:3, 4; la cuestión de la neutralidad: Isa. 2:4; Juan 18:36; Hech. 5:29; Sant. 1:27; la cuestión de la sangre: Gén. 9:4-6; Hech. 15:20, 29; la marca identificadora de los cristianos: Juan 13:34, 35. Se pueden conseguir más temas y citas bíblicas de “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente.”
Otro campo fructífero para los cristianos es el aprender de memoria las letras del cancionero “Cantando y acompañándose con música en su corazón.” La gente memoriza las palabras de las canciones folklóricas, patrióticas, de amor y populares; ¿por qué no habrían los cristianos de aprender las letras de los cánticos que cantan como parte de su adoración? Por lo general, es más fácil memorizar estos cánticos que los textos de las Escrituras, puesto que los cánticos tienen rima y metro. Y qué excelentes sentimientos se expresan en estos cánticos como, por ejemplo, en “Honrando nuestro nombre,” “Sepa perdonar,” “¡Somos testigos de Jehová!,” “¡Ahora es el tiempo!,” “Andando en integridad,” y “¡Gracias, Jehová!” Y el hecho de que hay melodías que acompañan estas palabras hace muy agradable el repasarlas.
Si se considera como una afición, el memorizar hechos bíblicos, textos y cánticos como se explicó aquí puede ser un placer, un juego, una educación que lo equipe a uno con un instrumento muy útil para su servicio del Reino. Y lo que es más, tanto el memorizar estos como el recordarlos, cuando uno tiene la oportunidad de hacerlo, le ayudará a uno a mantener su mente ocupada con cosas que fortalecen su fe y su amor por Jehová Dios.—Sal. 119:97.
[Nota]
a Consulte La Atalaya de 1963, página 571, para obtener ayuda en cuanto a esto.