Hay necesidad de seguridad económica
TODA la gente desea seguridad económica, prescindiendo de la edad que tenga. Pero especialmente cuando las personas han entrado en años se les hace apremiante tener esa seguridad. Han alcanzado la época de la vida en que tienen que trabajar menos, o hasta retirarse. Pero todavía desean vivir en un estado de comodidad y dignidad razonables.
Para ayudar a los ancianos, y a otros, muchos países por todo el mundo tienen sistemas de “seguro social.” En general, éstos son planes para proveer beneficios como pensiones para las personas ancianas, ingresos para los incapacitados o desempleados y atención médica para los que no pueden pagarla.
Uno de los mayores sistemas de seguro social del mundo es el de los Estados Unidos. Puesto que ese país es un fundamento principal de la economía occidental, lo que sucede con sus asuntos sociales y económicos es de sumo interés en otros lugares.
Sin duda la gente por todo el mundo esperaría que los Estados Unidos, con todas sus riquezas y recursos, ciertamente tuvieran un sistema adecuado para cuidar de las personas necesitadas. Esto incluiría un razonable seguro para los ancianos que se retiran después de haber trabajado duro toda su vida.
Sin embargo, ¿es así? Muchas autoridades ahora dicen que no. Afirman que hay problemas graves y crecientes, así como mucha preocupación por el sistema nacional del seguro social.
Problemas básicos
Entre los problemas relacionados con el seguro social hay dos problemas básicos: (1) Cómo pagar los costos crecientes para el número de beneficiarios que aumenta; (2) El hecho de que los beneficios de por sí no proveen seguridad razonable para muchos, particularmente para los ancianos.
Algunos economistas dicen que los problemas no son graves. Pero otros dicen que están genuinamente “alarmados” ante las crecientes dificultades. De hecho, el titular de un diario de Detroit preguntó: “¿Es el seguro social un fraude ahora?” Y el artículo sugería que sí lo era.
El primer problema de importancia, cómo financiar el programa, ahora se puede enfocar más claramente. Es evidente que los actuales medios para financiar los beneficios se están haciendo inadecuados. Por eso, el U.S. News & World Report declaró:
“El colosal sistema de seguro social para los ancianos, para los que dependen de ellos y sus sobrevivientes, y para los incapacitados está en grave dificultad. . . .
“Dicho sencillamente, el problema es que el costo de los beneficios se ha adelantado mucho a los ingresos.”
La publicación también señaló que temprano en la década de 1980 a 1989, “la parte fundamental del sistema que tiene que ver con el retiro y sobrevivientes estará en bancarrota.” Similarmente, el Instituto Americano para la Investigación Económica declaró: “El Acta del Seguro Social se ha convertido en una bomba de tiempo, que está marcando los pocos años que faltan hasta el desastre económico.”
En cuanto al otro problema de importancia, si es que los beneficios proveen un “seguro” adecuado, muchas personas opinan firmemente que no lo hacen. En particular es ésa la opinión de los ancianos. Y el triste hecho es que en los Estados Unidos, lo mismo que en varios otros países con programas similares, ¡el mayor grupo de personas que viven en la pobreza es el de los ancianos!
Una ayuda
Esto no es decir que carezcan de buenos rasgos esos programas gubernamentales. Ciertamente cualquier ayuda financiera para los ancianos, los enfermos, los desempleados y los incapacitados es valiosa y se aprecia.
Pues, no hace mucho que no se recibía ninguna ayuda de parte del gobierno. Solo ha sido en este siglo, realmente dentro de las pasadas pocas décadas, que los pagos gubernamentales para los ancianos y otros necesitados se han hecho generales en la mayoría de los países. Sin embargo, muchas sociedades en épocas pasadas eran rurales y vivían de la tierra. Por lo general, las familias se encargaban de sus propios miembros ancianos, y los amigos ayudaban.
Pero con el comienzo de la edad industrial, millones de trabajadores dejaron las granjas y se apiñaron en las ciudades, donde estaban ubicadas las fábricas. Esto fue especialmente cierto en Europa y América del Norte. En las ciudades, las familias y los parientes no tendían a estar tan unidas como antes. Las amistades eran más difíciles de cultivar. Por eso no era tan probable que los parientes y los amigos ayudaran a los ancianos, o pudieran ayudarlos, en cuanto a sus necesidades como lo habían hecho cuando todos vivían en una sociedad rural más estrechamente entrelazada.
Pero a medida que aumentó el poder de la fuerza de trabajo industrial, pudo obtener más beneficios. Gradualmente los gobiernos fueron obligados a ayudar.
Una de las primeras naciones industriales que puso en funcionamiento alguna clase de arreglo de seguro social fue Alemania. Se introdujo allí el seguro contra accidentes en 1883, y el seguro de salud el año siguiente. En 1891 se hizo obligatoria la ayuda mediante el seguro social.
El hecho de que se necesitaba ayuda gubernamental se hizo mucho más evidente después de la Gran Depresión de los años treinta. Entonces millones de personas fueron despedidas de su trabajo en todos los países industriales. Por ejemplo, el libro Social Security in Canada dice de ese país: “El extenso desempleo durante la depresión de los años treinta hizo obligatorio desarrollar varias medidas de ayuda para los desempleados.”
En los Estados Unidos, el presidente Franklin D. Roosevelt convirtió en ley el Acta del Seguro Social en 1935. Al principio, solo se proveían beneficios a los retirados. Más tarde, se agregaron beneficios para los sobrevivientes. Entonces se amplió el programa para incluir beneficios para los incapacitados y desempleados.
En 1975 más de treinta millones de estadounidenses individuales recibieron regularmente en electivo pagos mensuales del gobierno bajo las disposiciones del acta para los ancianos, incapacitados y sobrevivientes. Más de diez millones recibieron beneficios para el desempleo en la reciente recesión, y millones de otras personas recibieron ayuda para cuentas médicas, para hijos a su cargo y por otras razones.
Pero en la mayoría de los países los ancianos retirados constituyen el elemento más grande en los pagos del seguro social. En general, la edad para el retiro es aproximadamente de 65 años, con beneficios reducidos si uno escoge cobrar antes, por ejemplo, en los Estados Unidos, a la edad de 62.
¿Cómo se financian esos pagos bajo el seguro social? ¿Cuáles son los beneficios? ¿Son suficientes para que se pueda vivir decentemente? ¿Y realmente está en dificultades el sistema estadounidense?