BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g79 22/6 págs. 12-15
  • El modo cristiano de ver las discotecas

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • El modo cristiano de ver las discotecas
  • ¡Despertad! 1979
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Lo que otros aconsejan
  • ¿“Realidades duras . . . un dilema”?
  • ¿Para qué estamos viviendo?
  • La música y el baile... necesidad de precaución
  • ¿Su último vals?
  • Las discotecas... ¿hay razón para ejercer cautela?
    ¡Despertad! 1980
  • La clase de lugares que son las discotecas
    ¡Despertad! 1979
  • La fiebre de las discotecas arrebata al mundo
    ¡Despertad! 1979
  • ¿Cuáles son sus raíces?
    ¡Despertad! 1979
Ver más
¡Despertad! 1979
g79 22/6 págs. 12-15

El modo cristiano de ver las discotecas

¿ES PRUDENTE que los cristianos vayan a las discotecas? ¿Es prudente que vean películas como Fiebre del Sábado Noche? En muchas familias cuestiones como éstas han sido temas de conversación, y han producido cierta medida de preocupación.

Algunos superintendentes cristianos han hablado de estos asuntos en la plataforma pública, aun ante los auditorios de grandes asambleas. Por lo general, han señalado el peligro que corren los cristianos al ir a estos lugares. ¿Qué opina usted del consejo de ellos? ¿Considera usted que esos superintendentes cristianos son personas que ‘estropean la diversión,’ que se preocupan innecesariamente acerca de las actividades recreativas de sus compañeros cristianos?

Lo que otros aconsejan

Bueno, ¿qué aconsejan los expertos en materia de discotecas... los publicadores de Discoworld? Una jovencita de 15 años de edad de Chicago, Illinois, escribió a esa revista: “Solía concurrir a las discotecas hasta hace dos semanas cuando uno de los maestros de mi escuela me sorprendió en ello y se lo dijo a mi padre. Me propongo volver a asistir después que las cosas se tranquilicen. Porque para mí la forma más deleitable de entretenimiento es bailar al compás del sonido de DISCOTECA.”

Discoworld publicó la carta de la jovencita en su número de mayo de 1977, junto con esta respuesta:

“Estimada Lidia,

“En realidad el que una niña de tu edad asista a las discotecas no es una buena idea. En el mundo de hoy día hay realidades duras y el que tengas que encararte a una de ellas pudiera ocasionar un dilema para ti y para tu familia. Sin duda tienes un tocadiscos en casa y suficientes discos para bailar hasta quedar plenamente satisfecha. Si necesitas un grupo, invita al resto de tus amigos.”

¿“Realidades duras . . . un dilema”?

¿A qué ‘duras realidades del mundo de hoy día’ quizás tenga uno que encararse al ir a las discotecas? ¿Cómo puede esto resultar en un “dilema” para una joven y su familia?

Una realidad dura fundamental es que el alma —la esencia misma— de las discotecas es la libertad de expresión sexual. El ambiente en esos establecimientos está diseñado para disminuir las inhibiciones. Una persona que actualmente es testigo de Jehová y que antes solía tomar drogas y frecuentar las discotecas, dijo: “En ciertas ocasiones podía excitarme más en una discoteca que con drogas debido al efecto de las luces estroboscópicas, la vibración de la música y el ambiente hipnótico.”

Otro Testigo, que lamentablemente tuvo que ser expulsado de la congregación cristiana debido a que fue devorado por la experiencia de las discotecas y cometió fornicación de todas clases, más tarde reconoció: “Es una selva. Hasta si uno va con su esposa y desea disfrutar de un poco de baile, los hombres que están allí la desnudan y violan en la mente de ellos aun antes que uno la saque a bailar.”

De modo que las realidades duras son que el ir a las discotecas expone a uno a encuentros sexuales, así como a un ambiente que disminuye las inhibiciones sexuales. Por supuesto, eso quizás sea lo que muchos, tal vez la mayoría, buscan. Sin embargo, el cristiano verdadero obedece el mandato apostólico: “Huyan de la fornicación.” (1 Cor. 6:18) Pero, francamente, ¿cómo pueden los cristianos estar prestando verdadera atención a este mandato y al mismo tiempo frecuentar las discotecas?

El envolvimiento en la inmoralidad no es una posibilidad remota. Es una posibilidad muy real. Con regularidad se reciben informes de que esto les sucede a los que van a las discotecas. Y frecuentemente ¿cuál es el resultado? Usted sabe... embarazos indeseados, enfermedades venéreas, familias rotas, problemas emocionales, temor, confusión, para no decir nada de una mala conciencia. El encararse a realidades tan duras ciertamente puede ocasionar un dilema, sí, una situación verdaderamente triste para la persona y para su familia.

¿Para qué estamos viviendo?

Los cristianos tienen que enfrentarse a un factor vital: No todo lo que es placentero es bueno; hasta es posible que a Dios le desagrade lo que a nosotros nos deleita. Considere al Moisés de la antigüedad, de quien la Biblia dice: “Por fe Moisés, ya crecido, rehusó ser llamado hijo de la hija de Faraón, escogiendo ser maltratado con el pueblo de Dios más bien que disfrutar temporalmente del pecado . . . porque miraba atentamente hacia el pago del galardón.”—Heb. 11:24-26.

Puede haber disfrute, sí, diversión, en ir con la muchedumbre que participa del disoluto modo de vivir orientado a los placeres que caracteriza el estilo de vida de las discotecas. Pero, ¿realmente produce verdadero beneficio ese modo de vivir? ¿Eligió Moisés el siervo de Dios ese estilo de vida? No, pues debido a que amaba a Jehová y deseaba la recompensa que Dios ofrecía, Moisés rehusó disfrutar temporalmente del pecado.

Recientemente a una Testigo joven que anteriormente había estado envuelta en una vida disoluta, orientada a las drogas, se le preguntó acerca de su anterior modo de vivir. “No puedo negar que era divertido,” contestó ella. “No cesé de hacer esas cosas debido a que no eran divertidas —aunque por dentro sentía cierta inseguridad e infelicidad— sino que dejé de hacerlas debido a que llegué a aprender lo que le agradaba a Jehová Dios, y deseaba agradarle sobre todas las cosas.”

Por eso, ¿qué es lo de verdadera importancia para usted? ¿Es el ir en pos de la diversión temporera, algo que en vez de producir beneficio duradero pudiera causarle un encuentro con realidades duras? O, ¿es el agradar a Jehová, ganando su aprobación y vida eterna en su justo nuevo sistema? ¿Dónde está su corazón?

Es interesante el hecho de que el cristiano Clemente de Alejandría del siglo II escribió acerca de este asunto del entretenimiento mundano: “Nadie en posesión de sus facultades mentales preferiría lo que es agradable a lo que es bueno.” Como cristianos, que lo que escojamos para entretenimiento no sea sencillamente lo que consideremos placentero, divertido, antes bien, que nuestra selección sea determinada en particular por lo que es bueno.

La música y el baile... necesidad de precaución

Sin embargo, algunos cristianos quizás se sientan privados de algo, como si estuvieran perdiendo algo. ‘No todas las discotecas son tan malas,’ quizás arguyan. ‘¿Qué tiene de malo divertirse un poco?’

Como se hizo notar antes, el nombre discoteca puede fijarse a lugares que difieren mucho unos de otros. Algunas “discotecas” pueden ser restaurantes, y la música y el baile tal vez hasta sean muy incidentales, o ni siquiera se presenten durante las horas normales de cenar. Tales lugares, y tal vez hasta otros, pudieran presentar una forma de música y baile que los cristianos hallaran aceptable. Pero esas “discotecas” no reflejarían el estilo de vida de las discotecas, que está en conflicto con los preceptos del cristianismo verdadero.

Jehová Dios sin duda alguna no condena el entretenimiento. Su Palabra habla con aprobación de la música y el baile. (2 Sam. 6:14; Sal. 87:7; 149:3; Mat. 11:17; Luc. 15:25) Pero debido a que los cristianos verdaderos conocen los peligros muy reales de participar en tales cosas con personas que no respetan las leyes de Jehová, muchos prudentemente optan por disfrutar de ellas solos o con compañeros cristianos. Pero, ¿elimina esto necesariamente todas las posibilidades de dificultades? No, no lo hace. Por ejemplo, la música puede ser peligrosa hasta cuando uno la escucha solo. Estos comentarios de una joven que ahora es Testigo lo ilustran:

“Eran populares las canciones acerca de la diversión y la libertad. Hacer ‘lo que uno quiera’ y ‘lo que se le antoje’ se representaba como el modo de vivir. Puesto que constantemente dejaba que estas ideas entraran en mi mente y corazón, fui profundamente influenciada por mis ‘amigos’ músicos. Aunque personalmente nunca hablé con ellos, llegaron a contarse entre mis más íntimos asociados. ¡Mis compañeras de escuela y yo llegamos a estar tan familiarizadas con nuestros músicos favoritos como lo estábamos con el vecino del lado!

“Puesto que ya no era una niña, y no obstante en realidad todavía no era una mujer, rebosaba de emoción, imaginación e idealismo. Por lo tanto mis sentimientos y puntos de vista se ‘sintonizaban’ fácilmente con los de mis ‘amigos’ músicos. A medida que ‘lloraban’ sus canciones, yo también lloraba por dentro. A medida que ‘reían,’ yo reía. No pasó mucho antes que este poderoso impacto sobre mis sentimientos me ocasionara gran daño.

“Quise experimentar el amor romántico, verme colmada con el afecto que los músicos parecían tener. Mi conciencia, debilitada por este pensar mundano, ya no me protegía cuando comencé a concertar citas. Probé la marihuana y el LSD a fin de sentirme ‘parte del grupo.’ Mis acciones, sin darme cuenta de ello, eran influenciadas por los deseos que mis ‘amigos’ músicos me habían inculcado. Cuando uno de mis novios no resultaba ser mi amor ‘verdadero,’ esperaba hallar otro. ¿Dónde estaba la feliz relación que la música había descrito? Pasé de una relación a otra. Mis novios no podían encajar en el molde que yo había hecho para ellos. Así es que pasé muchas horas, a veces hasta días, de llanto y frustración.”

La música nos afecta. Y gran parte de la música de discoteca de hoy día puede tener un efecto adverso. Así es que use discernimiento al escuchar música. El baile, también, hasta cuando se efectúa con compañeros cristianos, puede presentar peligros potenciales. Cuando se está en contacto estrecho con miembros del sexo opuesto en el ambiente “romántico” de música y baile, es fácil excitar los sentimientos. Y especialmente cuando falta un buen motivo, puede producirse verdadera dificultad.

Tal falta de buen motivo resultó ser un problema en el primer siglo durante las “fiestas de amor” que los cristianos celebraban. Estas fiestas evidentemente eran reuniones sociales que se arreglaban para gozar de buen alimento y asociación edificante. Pero personas que no tenían motivo apropiado ejercían una influencia corruptora y evidentemente convirtieron aquellas reuniones sanas en asuntos ruidosos, alborotados, en los que se ponía de manifiesto la complacencia para consigo mismo.—Jud. 12; 2 Ped. 2:13, 14.

Se han desarrollado situaciones semejantes durante las reuniones sociales de cristianos de tiempos modernos. La introducción de música y baile de discoteca impropios ha contribuido a ello. Hay que tener cuidado para evitar que esto ocurra, y estar vigilantes para que personas con motivos impropios no se introduzcan y se aprovechen de estas ocasiones para corromper a otros. No solo los ancianos cristianos, sino todos, jóvenes y viejos por igual, necesitan percatarse de la responsabilidad de evitar que cualquier similitud del estilo de vida de la discoteca se manifieste entre el pueblo limpio y santo de Dios.

Como cristianos tenemos que prestar atención a la advertencia del apóstol Pedro: “Por lo tanto, puesto que Cristo sufrió en la carne, ustedes también ármense con la misma disposición mental . . . Porque basta el tiempo que ha pasado para que ustedes hayan obrado la voluntad de las naciones cuando procedían en hechos de conducta relajada, lujurias, excesos con vino, diversiones estrepitosas, partidas de beber e idolatrías ilegales. Porque ustedes no continúan corriendo con ellos en este derrotero al mismo bajo sumidero de disolución, están perplejos y siguen hablando injuriosamente de ustedes. Pero estas personas rendirán cuenta al que está listo para juzgar a los vivos y a los muertos.”—1 Ped. 4:1-5.

¿Su último vals?

A diferencia de los miembros desesperanzados de este sistema que se está hundiendo rápidamente, los cristianos tienen verdadero propósito y meta en la vida. Reflejemos este hecho en el modo sano y recto en que vivimos. ¡Rechace la escena de las discotecas! Está vacía y enferma, y solo sirve como otra evidencia de la proximidad del fin del sistema. El antropólogo Jamake Highwater inadvertidamente señaló a este hecho, al decir:

“El baile es el indicador de actitudes más transparente que la cultura produce, porque no podemos mentir acerca del modo en que nos movemos. . . . (la escena de las discotecas) refleja el temor en algún nivel de que somos un pueblo en su estación terminal y que este es el último vals. Cuando voy a Estudio 54 [famosa discoteca de Nueva York], me recuerda lo que según me imagino sería el último baile en el Titanic.”

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir