¡Estos médicos de la mente necesitan ayuda!
● ¿Pelean sus hijos entre sí? ¡Solo están mostrándole su amor! “Si usted como uno de los padres se siente acosado,” dicen dos sicólogos del campo educativo, “porque parece que sus hijos pelean continuamente, anímese. Puede que ellos sencillamente estén mostrándole que lo aman.” Están compitiendo por el afecto de los padres. “Los hijos pelean por una posición de favor. Cada uno desea ser el favorito de los padres.” Los sicólogos dicen que por medio de sus peleas los hijos están preguntando a los padres: “¿De veras me quieren?” ¿Son las riñas una manera de comunicar el amor? ¡Difícilmente!
● ¿Le agobia la soledad? Quítese la ropa. Hay sicólogos que sugieren tal idea disparatada. “El compartir la desnudez es una manera de librarse del terrible sentimiento de que uno se halla completamente solo en el mundo. . . . la terapia consistente en grupos de personas que se enfrentan unas a otras en desnudez es una novedosa manera reciente de ayudar a la gente a sentirse cómoda consigo misma y con otras personas.” Por 75 dólares por persona, un sicólogo ofrece una sesión general de desnudez en la cual puede participar cualquier persona; una sesión avanzada de desnudez para “copulación creativa” para parejas de ambos sexos; una sesión de desnudez para personas solteras que “se hayan cansado del ‘juego’ de concertar citas y deseen reunirse con otros en medio de circunstancias más transparentes.” Lo que en realidad se transparenta es que este sicólogo está llenándose el bolsillo mientras perjudica a sus clientes.
● Según dijo la revista Science News, “una encuesta de alcance nacional ha revelado que, de cada veinte sicólogos varones con título de doctor en filosofía, más de uno de ellos ha tenido relaciones sexuales con sus pacientes.” Entre las sicólogas la proporción es mucho menor. Esto sucede a pesar de un decreto formal de la Asociación Sicológica Americana en el sentido de que “las intimidades sexuales son poco éticas” y los sicólogos no deben aprovecharse de sus clientes. Un sicólogo que no aprueba esta práctica sexual dijo que el contacto erótico con el cliente “refleja necesidades patológicas por parte del que administra el tratamiento.”
● La mayoría de las personas lamentan el aumento en la violencia. Cierto siquiatra dijo que la violencia es buena para la gente. “El amotinarse es saludable. La sociedad necesita salidas para la agresividad.” Dijo que en Belfast, durante los motines, entre los que se amotinaron hubo una mengua en las enfermedades que reflejaban abatimiento, pero que aumentaron las neurosis entre los que no participaron en los motines. Cuando el gobierno prohibió las marchas que precipitaban estallidos de violencia, dijo: “Fue pura estupidez prohibir todas las marchas . . . Se veía claramente que el gobierno necesitaba ayuda siquiátrica.” El que necesita ayuda es este siquiatra.
● ¿Piensa usted que cuando un jugador de rugby logra un tanto y arroja con fuerza la pelota al suelo está expresando júbilo por su logro? Eso es juicio superficial, según un siquiatra experimental. El jugador ama el juego porque éste le suministra dinero y reconocimiento; lo odia porque resulta en daño y humillación. Cuando anota un tanto y da saltos al extremo del campo de juego está pisoteando a sus opositores, y al arrojar la pelota al suelo se la está hundiendo en la cabeza a sus enemigos. “Para el siquiatra éstas son manifestaciones de una relación de odio y amor,” dice este terapeuta. “En el acto de arrojar la pelota al suelo el hombre está respondiendo directamente a la desesperación o al disgusto con que ve el trabajo de que más depende.” Este siquiatra está “viendo visiones.” El sentido común ve lo obvio: el jugador está expresando gozo por haber anotado.
● Tanto sicólogos como siquiatras se apropian respetabilidad y prestigio de los tremendos logros de ciencias como la matemática, la química, la biología y la física, según un artículo de la revista Maclean’s. El que den el nombre de “ciencia” a sus profesiones y asocien su confusión de suposiciones contradictorias con las ciencias naturales basadas en prueba experimental difícilmente convence. La columna de Maclean’s concluye así: “Cuando al consejo de un siquiatra o sociólogo o sicólogo se le da el mismo peso que al consejo de un físico, dentista o ingeniero, nos estamos engañando poco menos de lo que se engañaban los que consultaban las entrañas de una oveja o el Oráculo de Delfos.”