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¡Despertad! 1979
g79 22/11 págs. 20-23

Gemas para el disfrute de la humanidad

“¡SON bellísimas esas piedras! ¡Es increíble! ¿De veras que tú misma las encontraste?” La feliz buscadora de gemas siguió oyendo cumplidos mientras meneaba de lado a lado la cabeza para mostrar a sus amigas llenas de admiración sus pendientes de rubíes naturales.

Aquellas piedras eran el afortunado resultado de varias horas de trabajo en una mina de rubíes al borde de un camino en Carolina del Norte, en los E.U.A. Otras personas están disfrutando del gozo de hallar sus propias gemas o piedras preciosas, y algunas pasan a pulirlas y montarlas en joyas que ellas mismas diseñan. Apropiadamente, se cree que la palabra “joya” viene de una palabra del francés, joie, que significa “gozo.”

Desde la antigüedad la gente se ha deleitado en decorarse y adornar sus posesiones con joyas. A medida que las sociedades humanas se fueron desarrollando en poderosos sistemas políticos y religiosos, fueron usando las gemas más raras y magníficas como símbolos de este poder.

El diamante de 317 quilates llamado Cullinan o Cullinam II y el famoso rubí del Príncipe Negroa son centros de esplendor en la corona imperial del Estado de Inglaterra. El cetro inglés también contiene uno de los diamantes más estupendos del mundo, el Estrella de África, de 530 quilates.

Otra impresionante colección de gemas es la de las joyas de la corona de Rusia, en la armería del Kremlin en Moscú. Una tercera colección que vale una enorme fortuna se halla en el tesoro real de Irán.

La significación de las gemas a veces se eleva por encima de lo temporal y emerge en lo espiritual. Había 12 piedras finas o preciosas en el pectoral del sumo sacerdote del Israel antiguo. (Éxo. 28:15-20) En estas piedras estaban inscritos los nombres de las 12 tribus de Israel. En Revelación se pinta un cuadro figurativo según el cual los fundamentos del templo espiritual están adornados con materiales de la índole de las gemas. (Rev. 21:19-21) Finalmente, el Soberano eterno, Jehová, escogió el esplendor radiante del zafiro azul para sugerir alguna de la gloria de su trono.—Eze. 1:26.

Aunque algunas de las grandes piedras preciosas han estado asociadas con sucesos dramáticos en lugares distantes, muchos materiales de la índole de las gemas se pueden hallar en alrededores familiares. Hasta pudiera haber algunos cerca de su propio hogar. De los océanos viene material para joyas, como las perlas y los preciosos corales. Al pensar en diamantes, pocas personas se imaginan que se les halle en los Estados Unidos. Pudiera ser que alguien mencionara hallazgos en Arkansas. Sin embargo, ¿quién pensaría en diamantes que hubieran venido de Virginia, Virginia Occidental, Kentucky, Tennessee y las Carolinas del Norte y del Sur? El famoso diamante de Jones, uno de color Verde pálido procedente de Virginia Occidental, fue prestado a la Institución Smithsoniana por varios años, y, según se informa, vale 25.000 dólares.

Cómo se formaron las piedras preciosas

De miles de minerales que hay en la Tierra, es pequeño el número de minerales a los cuales se considera piedras preciosas, y solo una parte de éstos llegan a circular en el comercio de gemas. La mayoría de las piedras preciosas son minerales raros, preciosos, por lo general duraderos, y especialmente valorados por la singular y atractiva manera en que “manipulan” la luz. Una vez labradas y pulidas las piedras finas, su vistosidad se intensifica, y entonces se les llama gemas. La palabra “gema” viene de la palabra latina gemma, que significa “piedra tallada.”

En su estado natural, la mayoría de los materiales que se usan para hacer joyas con ellos están cristalizados, es decir, sus átomos están en arreglo ordenado. Hay solo una cantidad limitada de posibilidades atómicas; las piedras pueden ser: cúbicas, monoclínicas, triclínicas, tetragonales, hexagonales y ortorrómbicas. El saber qué piedras preciosas caen dentro de qué sistema cristalino es un método útil de identificarlas. Entre los materiales para joyas, excepciones notables que no están cristalizadas son las perlas, el coral y el ámbar. Las perlas y el coral están relacionadas con animales, mientras que el ámbar es el resultado de la fosilización de la resina de árboles antiguos. El ópalo multicolor, iridiscente, está en una clase especial.

Cuando investigamos cómo se formaron las piedras preciosas, quedamos profundamente impresionados al comprender por qué son tan raras. En el oscuro pasado del génesis de la Tierra, en algún tiempo la Tierra fue probablemente una esfera de materia fundida o licuada. A medida que esta esfera fue enfriándose, los materiales silíceos, más livianos, flotaron a la superficie. Al ir endureciéndose estos materiales, formaron una corteza delgada y rocosa llamada a veces la litosfera. Ahora hay quienes creen que esta corteza se ha separado en grandes bloques litosféricos.

A veces magma candente procedente del interior de la tierra sube a través de estos bloques, particularmente en los bordes, donde están en interacción. Estas erupciones suelen resultar en volcanes. El material volcánico por lo general se enfría rápidamente, y forma cristales relativamente pequeños de poco valor como gemas. Sin embargo, hay evidencia de que a veces este magma se empuja hacia arriba solo hasta cierto punto en esta corteza, y entonces se enfría lentamente. Algunas de estas proyecciones de magma reciben el nombre de pegmatitas, y son una formación geológica que a veces contiene piedras preciosas.

Ha habido ocasiones en que estas formaciones han sido recalentadas y lentamente han vuelto a enfriarse varias veces. Este proceso de recalentarse y enfriarse lentamente tiende a causar una segregación de sustancias químicas semejantes. Si estas circunstancias altamente improbables ocurren, y si sucede que esté presente precisamente la requerida combinación de sustancias químicas y éstas experimentan justamente los ciclos requeridos de calentamiento para que se formen cristales grandes, entonces, y solo entonces, se producen piedras preciosas.

Aunque ya estén formadas, todavía tienen que llegar a quedar expuestas de alguna manera como por medio de una erupción o de la erosión. El hecho de que siquiera se hayan formado alguna vez estas grandes piedras preciosas, y se les haya encontrado, es en sí mismo notable.

Las piedras más deseables

Si investigamos unas cuantas de las piedras preciosas más importantes, podemos apreciar hasta cierto grado las singulares propiedades que son parte de su misma naturaleza, particularmente el hecho de que puedan ejecutar maravillas con la luz. En la bóveda celestial, “estrella difiere de estrella en gloria.” (1 Cor. 15:41) De manera muy semejante, parece que cada piedra preciosa está dotada de su propia clase especial de radiante esplendor.

El diamante. Si a alguna piedra se le pudiera llamar la soberana, muchas personas escogerían como tal el diamante. Esta piedra, cuyo nombre viene de la palabra griega adamas (indomable), ha sido conocida y muy valorada en el Oriente desde la antigüedad remota. Sin embargo, fue solo en el siglo 17 cuando fue introducida en el mundo occidental. El precioso diamante, que es una muy pura forma del poco costoso elemento carbono, pasa por una metamorfosis y se transforma en esa bella forma alotrópica a temperaturas y presiones extremadamente altas. Sin embargo, bajo estas condiciones el carbono tiende a combinarse con muchas de las sustancias químicas de tierra, de modo que es sorprendente el que siquiera sea posible hallar diamantes.

El que se considerara al diamante como rey de las gemas estaría en parte justificado por el hecho de que es el más duro de todos los materiales naturales. El mineral talco está en posición de 1 en la escala de dureza de Mohs, mientras que el diamante está en posición de 10, la más alta. No obstante, la cualidad que hace que el diamante sobresalga como piedra fina es el hecho de que de modo tan sorprendente pueda dispersar la luz blanca y presentar un esplendoroso despliegue de colores del arco iris.

Los zafiros y rubíes. Si el diamante domina sobre las piedras preciosas, entonces los zafiros y los rubíes son los príncipes herederos. Por su composición química estas piedras preciosas son óxido de aluminio en una bella forma cristalina. En realidad son formas hermanas, y ambas constituyen el mineral corindón. Difieren únicamente en los microelementos que contienen. Estos microelementos reciben el nombre de cromóforos y dan a estas piedras sus colores distintivos.

Los zafiros vienen en muchos colores, desde azul de aciano hasta negro, pero el color azul es el que con mayor frecuencia asociamos con el zafiro. Cuando el microelemento es cromo, el color es rojo y la piedra preciosa recibe el nombre de rubí. El más preciado de todos es el de un rojo que tiene un tinte púrpura.

A veces los zafiros y rubíes contienen agujas microscópicas de anhídrido titánico arregladas en estructura cristalina de 60 y 120 grados. Si estas piedras son de suficiente calidad, y se les pule debidamente, producen fabulosamente hermosas estrellas de seis puntas cuando se les expone a la luz. Esta notable propiedad recibe el nombre de asterismo y puede aumentar en gran manera el valor de estas piedras finas.

Los zafiros y rubíes siguen a los diamantes en orden de dureza, pues se les considera 9 en la escala de Mohs. Esta escala no es realmente lineal; en comparación, el diamante es mucho más duro.

La esmeralda. La esmeralda no está muy detrás de los dos príncipes herederos en prestigio y valor. En comparación, una excelente esmeralda, 8 en la escala de Mohs, puede competir favorablemente con algunos diamantes. La esmeralda es solamente un miembro de la familia de piedras de los berilos. Todas son silicatos de aluminio y berilio. El color verde especial que distingue a la esmeralda de otros miembros de la familia tiene como causa el cromo y a veces el hierro. Cuando solo hay hierro presente en el berilo, el color resultante es el familiar aguamarina. Si hay óxido de litio presente, el color puede ser rosado y la piedra recibe el nombre de morganita, en recuerdo del famoso banquero J. P. Morgan.

Se han hallado esmeraldas en muchos lugares, desde el Perú hasta Rusia, desde África hasta la América del Norte. Hasta hay una mina cerca de la zona de Carolina del Norte en la cual se encontraron los rubíes que se usaron para hacer los pendientes que mencionamos al principio de este artículo.

Otros importantes materiales para joyas son la alejandrita, el jade, la amatista, el ópalo, la perla, el coral y el ámbar. La rara alejandrita natural es una forma de crisoberilo. Como el camaleón, puede cambiar de colores, dependiendo de las circunstancias en cuanto a la luz.

El jade es un término amplio para materiales que tienen una variedad de composiciones. Estos materiales multicolores con los nombres de jadeíta y nefrita se consideraron en el artículo “Jade... la piedra de los reyes,” en ¡Despertad! del 22 de junio de 1978, págs. 25, 26. La jadeíta por lo general es silicato de aluminio y sodio, mientras que la nefrita tiene la composición general de silicato de magnesio y calcio. Han sido el deleite de reyes y plebeyos en el pasado y son el gozo y disfrute de millones de personas hoy día.

Se suele pensar que la amatista, un cuarzo cristalizado de calidad de gema, es púrpura; sin embargo, los colores de esta piedra varían desde incoloro y de matices rosados hasta variedades que dan la impresión de humo oscuro. La dureza de estas piedras es de solo 7 y se les puede labrar y pulir con comparativa facilidad, por lo cual son una buena piedra para el principiante que busca material para convertirlo en alhajas. Estas piedras son las de más amplia distribución.

El muy popular ópalo nos atrae por su iridiscente salpicadura de colores. Las fotos hechas con el microscopio electrónico analizador muestran que los ópalos se componen de filas más o menos ordenadas de lo que parece ser nódulos de anhídrido silícico. Las filas son tan finas que causan una dispersión de los colores que forman la luz blanca.

Las perlas, los corales y el ámbar vienen de fuentes vivientes, pero son muy valoradas. Una fuente principal de perlas es la ostra marina, y la mayoría de estas perlas son cultivadas. Tanto el coral ornamental como el ámbar son blandos y pueden ser pulidos con facilidad.

Cómo buscar sus propias gemas

El gozo de poseer gemas excelentes puede ser más intenso si usted busca sus propias piedras preciosas. Hay personas que hasta las labran y pulen y las montan en sus propios engastes. Tan recientemente como a principios de este siglo había poca información confiable acerca del arte del lapidario, es decir, la persona que labra y pule piedras preciosas. A medida que gradualmente aparecieron libros sobre estos asuntos, hasta grupos de personas que no eran profesionales en este campo empezaron a organizarse con el objeto de ayudarse unas a otras a encontrar materiales de calidad de gema y hacer alhajas. En algunos lugares se ha llamado cariñosamente “sabuesos de piedras preciosas” a los miembros de estos grupos que particularmente buscan y coleccionan piedras preciosas y otros minerales. Puede que en su comunidad haya lugares donde vendan estas rocas. Hay personas que no solo venden, labran y pulen las piedras preciosas, sino que venden equipo relacionado con tal actividad y ofrecen lecciones.

Cuando se planean las vacaciones de la familia, o mientras se está en camino a una asamblea cristiana, en algunos países pudiera disfrutarse más del viaje si algunos viajeros se detuvieran por algún tiempo para buscar piedras preciosas. En las tiendas relacionadas con la búsqueda de piedras preciosas suele haber libros que suministran información sobre los lugares en los cuales el público puede buscarlas. A algunas empresas de minas que se han explotado comercialmente les ha sido más provechoso permitir que en los fines de semana los turistas y los “sabuesos de piedras preciosas” busquen piedras, por un pago pequeño. Pero vigile contra minas que hayan sido “preparadas” con piedras de ningún valor traídas de otros lugares.

Si se planea y controla cuidadosamente, el buscar piedras preciosas y pulirlas puede ser una afición gozosa y hasta lucrativa de la cual disfrutar. La Biblia nos da razón para creer que, con el tiempo, estas magníficas gemas resplandecerán para el disfrute de toda la humanidad, no solo de una minoría privilegiada.

[Nota]

a Se dice que esta joya es el mineral espinela, no rubí.

[Ilustración de la página 22]

formas de cristales de gemas

TRICLÍNICA

ORTORRÓMBICA

MONOCLÍNICA

TETRAGONAL

CÚBICA

HEXAGONAL

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