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¡Despertad! 1980
g80 8/8 págs. 22-25

La primera “sangre artificial”

Este artículo no constituye respaldo para el sustitutivo de la sangre conocido como PFQ (sustancias perfluoroquímicas, en inglés PFC). Presenta información en cuanto al desarrollo de este sustitutivo y ciertas ventajas que tiene sobre muchos otros productos que se usan como sustitutivos de la sangre. También da énfasis al hecho de que tiene que haber mucha más investigación antes de que pueda aceptarse el PFQ como completamente libre de riesgos. Todavía está en etapa experimental, y se calcula cierto riesgo en su uso. No se conocen todavía los efectos que pueda tener a largo plazo.

DESDE principios del año pasado, un nuevo líquido comenzó a fluir por las venas y arterias de ciertos pacientes de hospital que necesitaban sangre. Primero en el Japón, y después en los Estados Unidos, este sorprendente fluido que puede transportar oxígeno se usó en situaciones de emergencia en las cuales, por razones médicas o religiosas, los pacientes no podían recibir transfusiones de sangre humana. En muchos de estos casos el tipo de sangre de la persona era raro, un tipo para el cual no había sangre disponible inmediatamente. Pero varios testigos de Jehová, que no aceptan transfusiones debido al mandato bíblico de ‘abstenerse de sangre,’ también recibieron esta “sangre sintética.”—Hech. 15:20, 29.

Uno de estos casos fue el del Testigo de 67 años de edad de Minnesota que, según Science News, “recibió dos litros de estas sustancias químicas, que constituyeron aproximadamente el 25 por ciento de su volumen sanguíneo total. Después de eso, su condición mejoró, la sangre artificial fue saliendo lentamente de su cuerpo por excreción . . . y su médula ósea produjo suficiente sangre natural como para corregir la anemia.” El último informe que se obtuvo acerca de él indicaba que se sentía muy bien. En California, un hombre de 65 años de edad recibió 1,4 litros de la misma “sangre sintética” con relación a extensa cirugía estomacal. Cinco días después fue dado de alta del hospital.

Para el fin del año, muchísimos casos de emergencia como éstos habían sido tratados en el Japón y en los Estados Unidos con el nuevo sustitutivo sanguíneo. En los titulares de la prensa pública y publicaciones médicas de todo el mundo aparecieron noticias de estos acontecimientos. ¿Por qué se considera esto un acontecimiento médico tan trascendental? Para entender por qué, es necesario conocer algunos de los problemas relacionados con el uso de las transfusiones de sangre humana.

Por todo el mundo, miles de toneladas de sangre humana se usan cada año para satisfacer la demanda de hospitales y establecimientos que tienen como fin la investigación médica. Tan solo en Suecia, que tiene ocho millones de habitantes, los hospitales consumen anualmente unos 220.000 litros de sangre. Por todas partes crea problemas el hacer que este enorme río siga fluyendo. La escasez de donantes obliga a muchos países a importar grandes cantidades de sangre, a menudo desde países en vías de desarrollo. Estos donantes pueden ser personas pobres, desnutridas y hasta enfermas. Los precios son altos.

Además, hay las complicaciones que surgen debido al uso de la sangre humana para transfusiones, tales como la adquisición de hepatitis y varios desórdenes inmunológicos. A esto hay que añadir que es difícil manejar la sangre sin perjudicar su condición, y que solo se puede almacenar por tiempo limitado, normalmente de unas tres a cinco semanas. Hasta una tercera parte de la cantidad que se almacena se puede perder debido a que pase de la fecha límite para su uso.

No es fácil tarea

En vista de problemas como éstos, para las autoridades médicas es muy deseable tener un sustitutivo adecuado de la sangre natural. Pero no es tarea fácil el copiar un fluido tan altamente complicado como la sangre. A continuación se da una lista parcial de la muy compleja composición de ésta, y las funciones de sus constituyentes:

Composición y funciones de los constituyentes de la sangre

Glóbulos rojos Transportan oxígeno a las células y anhídrido

carbónico de regreso a los pulmones

Glóbulos blancos Combaten las infecciones, producen anticuerpos

Plaquetas Promueven la coagulación

Proteínas (unos Ayudan a mantener el volumen del plasma;

30 tipos, tales transportan grasas y ácidos grasos,

como albúmina, anticuerpos, etc.

globulinas)

Sodio, potasio y Ayudan a mantener constante la concentración

otros iones de sales

Enzimas Promueven reacciones químicas

Hormonas Modifican reacciones enzimáticas

Factores de Evitan pérdida de sangre

coagulación

Estos son solo algunos de los muchos constituyentes conocidos de la sangre humana. Y hasta las funciones de estos constituyentes no se entienden a plenitud. Puede que existan otros todavía desconocidos, puesto que la fórmula precisa de la sangre humana sigue siendo el secreto de nuestro Creador omnisapiente. Cierto prominente investigador norteamericano que trabaja en el campo de la “sangre sintética” se apresura a confesar que nunca podrá haber un verdadero sustitutivo para la sangre.

A pesar de la complejidad de la sangre humana, los científicos han estado esforzándose por copiarla o imitarla, o por lo menos por producir un reemplazo que pueda asumir temporalmente algunas de las funciones de la sangre verdadera. Ejemplos de estos productos empleados ahora son dextrano, haemaccel, almidón hidroxietílico, lactato de Ringer y solución salina común. Sin embargo, estas soluciones solo pueden encargarse de unas cuantas funciones de la sangre, y principalmente sirven para ensanchar el volumen sanguíneo. Esta función es la de rellenar el sistema vascular sanguíneo después de una pérdida de sangre, evitando así un pegajoso amontonamiento de glóbulos sanguíneos, hasta que el cuerpo mismo reemplace lo que falta.

Desarrollando la “sangre artificial”

Una de las mayores desventajas de las sustancias que ensanchan el volumen de la sangre es el hecho de que de ninguna manera pueden transportar oxígeno a las células y llevar desde éstas el anhídrido carbónico, como lo hacen los glóbulos rojos en la sangre natural. Sin embargo, durante los últimos 10 años científicos del Japón, Suecia y los Estados Unidos han estado desarrollando un grupo de sustancias llamadas perfluoroquímicas (PFQ) que sí pueden transportar oxígeno y anhídrido carbónico.

Los fluorocarburos son inertes. Parece que no reaccionan con otras sustancias del cuerpo humano, y que se disipan del cuerpo en un tiempo relativamente corto. Estos no solo pueden absorber más del doble del oxígeno que puede absorber la sangre, sino que también pueden tomar o liberar oxígeno y anhídrido carbónico en solo unas cuantas milésimas de segundo.

Por eso, ahora los científicos pueden producir una solución que, de modo limitado, pudiera llamarse “sangre artificial.” Puesto que las sustancias perfluoroquímicas no se mezclan con la sangre, es necesario hacer emulsiones por medio de dispersar en agua gotitas del PFQ (de un tamaño de menos de 1/10.000 mm) de manera muy similar a como la crema está dispersada en la leche homogeneizada. Este líquido se mezcla entonces con antibióticos, vitaminas, sustancias nutritivas y sales. El producto final contiene unos 80 distintos componentes, los cuales aparentemente pueden encargarse de una buena cantidad de las funciones vitales de la sangre natural.

En los últimos años se han efectuado muchísimos experimentos en animales para probar emulsiones de PFQ. Investigaciones hechas en el Japón mostraron que las ratas sobreviven con el 90 por ciento de la sangre reemplazada por el PFQ. En Suecia y en los Estados Unidos, los roedores han sobrevivido cómodamente con todo su volumen sanguíneo reemplazado. Científicos japoneses alegan que unos monos han sobrevivido con solo el 2 por ciento de su propia sangre dentro del cuerpo. (Vea ¡Despertad!, 8 de septiembre de 1979, página 30.)

Muchas ventajas

Según algunos científicos, las emulsiones de PFQ tienen muchas ventajas. En contraste con la sangre natural, se les puede mantener estériles con facilidad y se les puede almacenar por meses o hasta años. No es necesario determinar el grupo sanguíneo (algo valioso en emergencias), y no hay riesgo conocido de transmitir enfermedades infecciosas, tales como hepatitis, paludismo y sífilis.

Entre otros aspectos ventajosos de estas emulsiones está el de que las pequeñas partículas de los fluorocarburos pueden llegar a capilares sanguíneos que estén contraídos debido al estado de choque o conmoción, como en los casos de quemaduras. Estas partículas tienen aproximadamente una milésima parte del tamaño de los glóbulos rojos, y por eso pueden transportar el oxígeno a lugares a los cuales normalmente no podría llegar. Los científicos también han descubierto que parece que los fluorocarburos incrementan la actividad de los glóbulos blancos contra las enfermedades.

En una entrevista reciente, el profesor auxiliar Lars-Olof Plantin, del centro de investigaciones del Karolinska Institut, del Hospital de la Universidad de Huddinge, Suecia, presentó la siguiente lista de usos en perspectiva para las sustancias perfluoroquímicas: casos de emergencia; cirugía mayor; envenenamiento con monóxido de carbono; hemorragias agudas; quimioterapia; septicemia; remoción de toxinas, virus, drogas, y así por el estilo; infecciones debidas a anaerobios; terapia inmunológica; reemplazo de la sangre. Y Robert E. Moore, químico investigador estadounidense, añade: “[Los fluorocarburos] pudieran usarse para tratar varias anemias, incluso la anemia de células falciformes. Pudieran usarse para ayudar a vencer los efectos de un ataque cardíaco. Porque son inertes, serían perfectos para efectuar investigación biológica debido a que eliminarían el tratar con factores variables.”

Sin embargo, todavía hay que efectuar mucha investigación antes de que este sustitutivo pueda recibir uso normal en los hospitales. Lars-Olof Plantin y su coinvestigadora Vera Novácová declaran que es necesario examinar cuidadosamente todos los órganos vitales del cuerpo para asegurarse de que el PFQ no cause daño. También habrá que efectuar más investigación para obtener seguridad de que el PFQ no interfiera con los diversos sistemas orgánicos del cuerpo. También es importante desarrollar la mejor fórmula para la emulsión.

Entre las incógnitas que permanecen está la de si el cuerpo podrá librarse del PFQ del modo natural, por exhalación y por medio de la piel, a la misma velocidad a que se producen los glóbulos rojos. La meta es hallar emulsiones estables de PFQ que sean eliminadas en unos 30 días. Aunque en la actualidad se hacen grandes esfuerzos por resolver estos problemas, pudiera ser que se necesitaran años para examinar suficientemente todos los efectos secundarios posibles. Por eso se entiende que se corre riesgo en el uso de la “sangre artificial.”

En la actualidad las agencias gubernamentales restringen el uso de los “sustitutivos sanguíneos” de fluorocarburos a solamente casos de emergencia, tanto en el Japón como en los Estados Unidos. De hecho, un funcionario de la Administración de Alimentos y Drogas (FDA) de los Estados Unidos, el Dr. Joseph Fratantoni, dijo, según informes, que la única razón que en su concepto podía haber para que la FDA permitiera el uso del PFQ sería la de que, por motivos religiosos, los pacientes rehusaran transfusiones de sangre, como en el caso de los testigos de Jehová. Sin embargo, según el Times de Nueva York, el buen éxito de los fluorocarburos que se utilizaron en el caso del Testigo de Minnesota ya mencionado en este artículo “ha tenido un efecto catalítico en la investigación estadounidense.”

Casos como ése quizás den a los científicos más información sobre los efectos de estas sustancias químicas en el cuerpo humano. Llamando atención a la potencialidad que en cuanto a investigación representan estos pacientes, el Times de Los Ángeles declara: “El hecho de que muchos de ellos probablemente sean testigos de Jehová significa que con el transcurso del tiempo la convicción religiosa de ellos bien pudiera resultar de provecho a personas de toda creencia.”

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