El sonido amplificado... para lo bueno y lo malo
Amplificador antiguo
¿Cómo fue posible que Jesús y otros oradores de tiempos bíblicos hablaran a miles de personas al aire libre sin la ayuda de un sistema de amplificación?
Un escritor de la publicación Biblical Archeologist se propuso conseguir la respuesta a esa pregunta. Uno de los lugares que visitó estaba en las inmediaciones del mar de Galilea, cerca de la antigua ciudad de Capernaum; él pensaba que veía una correspondencia entre el lugar y puntos relatados en Mateo 13 y Marcos 4. El evangelio de Marcos (4:1) declara que Jesús “de nuevo comenzó a enseñar a la orilla del mar. Y una muchedumbre muy grande se juntó cerca de él, de modo que subió en una barca y se sentó más allá en el mar, pero toda la muchedumbre a la orilla del mar estaba en la ribera.”
El relato de Biblical Archeologist describe el lugar desde el cual posiblemente Jesús enseñó como “un valle pequeño al costado de una montaña con apariencia de anfiteatro natural, en ascendencia gradual desde la ribera hasta la carretera moderna.” Fue en este lugar donde un técnico utilizó equipo para hacer pruebas acústicas a fin de determinar la calidad del sonido en aquellos alrededores.
Descubrió que sus instrumentos registraron “mucha más actividad de sonido” cuando éste venía de afuera en el agua, donde hubiera estado el barco de Jesús, que cuando el sonido provenía de la orilla del agua. “No se puede negar que la comunicación hablada tiene que haber sido bastante buena dentro de esta cuenca,” dijo el técnico. Él calcula que de 5.000 a 7.000 personas reunidas en esta zona pudieran haber oído claramente lo que se dijera.
Es interesante el hecho de que recientemente en Ithaca, Nueva York, un instructor en oratoria pública ilustró este principio por medio de hablar desde el extremo de una charca a sus estudiantes que estaban sentados al otro lado de la charca.
El asunto de la batahola
El diario Liberation, de París, dijo en un artículo reciente que “El uso de la mente se pondrá en tela de juicio en la década del ochenta... el pensar es retroceder. Todo lo que queda es un cuerpo que halla su razón de ser en el baile, en ejecutar automáticamente los mismos movimientos elegantes o poco elegantes por seis horas corridas.”
La revista semanal francesa Le Point informa: “En su apogeo, el ‘rock’n roll’ era la expresión de una rebelión espontánea contra el mundo de los adultos, contra el rígido código moral de una sociedad estancada. Luego, los jóvenes rebeldes, que daban importancia a ser nihilistas, expresaron su desprecio a todo lo que les era extraño por medio de practicar la provocación sistemática. La música ‘disco’ ha hecho indiferentes a las muchedumbres... siguen como un rebaño de ovejas, no hacen preguntas y no comunican ningún mensaje. Simplemente bailan, hipnotizados por el ritmo típico del ‘disco’ de 125 pulsaciones rítmicas por minuto. . . . Como lo dijo un periodista estadounidense: ‘Deberían poner una estatua de Narciso, la deidad presidente, ante cada discoteca.’ . . . En todas estas nuevas discotecas semejantes a supermercados impersonales donde todo se ofrece ya preparado, el ritmo monótono que se repite retumba continuamente como un tambor de guerra. Pero, ¿guerra contra qué? Ellos dicen que es contra el aburrimiento. Sin embargo, a la larga, la dura prueba que impone la música monótona, que es más chillona que brillante y está llena de contorciones y trucos, hace que uno dude de la eficacia del remedio.”