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¡Despertad! 1981
g81 8/4 pág. 24

Recuerdos de las Islas Cook

EN ABRIL de 1980 un testigo de Jehová de Nueva Zelanda sirvió en una asamblea anual que los Testigos de Oceanía celebraron en la isla de Rarotonga, que pertenece al grupo de las Islas Cook. Al regresar a casa, el Testigo apuntó lo que llamó sus experiencias en las Islas Cook:

. . . el ser recibido en el Aeropuerto Internacional de Rarotonga a las 4 de la mañana por un feliz grupo de hermanos y hermanas cristianos y el ser adornado con guirnaldas de flores muy aromáticas de color de rosa y blancas de la planta franchipaniero, que crece en estado salvaje en la isla;

. . . el espíritu de kia orana (bienvenida), o sea, el ser abrazado y besado en la forma acepta de recibimiento isleño;

. . . la exhibición de diapositivas de la central mundial de la Sociedad Watch Tower y del perfil del Bajo Manhattan en una pantalla colgada en la parte trasera de un camión, contra el fondo de cocoteros que se mecen a la luz de la Luna;

. . . el ver a los niños usando sus Biblias durante las sesiones de la asamblea, esforzándose por hallar todos los textos bíblicos;

. . . un drama bíblico acerca de un “huérfano de padre,” con personas de tez cobriza desempeñando los papeles de personas de tez cobriza con un realismo asombroso . . . el mirar alrededor y ver que muchas otras personas, al igual que uno, derraman lágrimas sin avergonzarse;

. . . el presenciar un bautismo en la pintoresca laguna de color azul turquesa;

. . . el recibir encomio de una niña de siete años de edad por el discurso que uno pronunció y, además, que le diga por qué le gustó cierta ilustración que uno empleó;

. . . los gallos cantándose unos a otros a toda hora de la noche . . . el ladrido de los perros . . . “en noches sin dormir a menudo” (2 Cor. 11:27) . . . en cuanto a los muchos perros de la isla, el haber oído a un locutor bromear así por la radio: “Sería mejor quedarse en casa hoy; puede que un perro lo atropelle”;

. . . niños, durante los intermedios de la asamblea, jugando cierta forma de béisbol con una pelota de tenis pintada de verde y un palo . . . y cuando se les llama para que vengan a comer... obediencia al instante;

. . . hermanos que traen en el bolsillo de la camisa su corbata, nítidamente doblada, la cual se ponen para desempeñar su parte en el programa para, luego, de regreso en el auditorio, quitársela y ponerla de nuevo en el bolsillo;

. . . el ver que se halla gozo en cosas sencillas . . . muchachos que van a la laguna a pescar con aparejo hecho en casa (y pescan) . . . niñas que saltan alegremente, usando como su “cuerda” para saltar una enredadera que han recogido en la playa . . . ninguna televisión;

. . . hermanos que vienen a la asamblea desde las islas más retiradas a gran costo personal (cuando se consideran las circunstancias de ellos) y traen consigo a la familia entera . . . por lo general las familias isleñas son grandes;

. . . ningún trabajo en la cafetería de la asamblea durante las sesiones; sin embargo, cada día hay dos comidas nutritivas . . . que se sirven de maneras variadas que despliegan imaginación. . . taro, atún crudo marinado en jugo de limón y servido con salsa de coco, carne de cabra, cerdo, pollo, fruto del árbol de pan, aguacate, naranjas de la isla, papayas, plátanos, ensaladas de frutas;

. . . padres, madres y pequeñuelos colocados sin quejarse en la parte trasera de un camión para el viaje a casa al terminar cada sesión de la tarde;

. . . una animada e inolvidable despedida en el aeropuerto . . . flores, conchas marinas de la isla, firmes apretones de manos, abrazos calurosos, ojos humedecidos por las lágrimas . . . una tristeza persistente, y no obstante un corazón lleno hasta desbordarse, en el vuelo de regreso a Nueva Zelanda . . . una oración silenciosa por los queridos hermanos y hermanas de las Islas Cook y para que siga extendiéndose la obra de educación bíblica en esta zona remota de Oceanía.

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