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¡Despertad! 1981
g81 8/8 págs. 13-15

Los microondas... ¿cómo funcionan?

ES ALGO que no podemos ver ni oler ni palpar, pero está por todas partes alrededor. Personas versadas en asuntos ambientales lo llaman “smog electrónico,” y una agencia gubernamental de los Estados Unidos advirtió que los niveles de éste a los que están expuestos diariamente los norteamericanos sin siquiera darse cuenta de ello pueden ser peligrosos. El problema no está limitado a ese país.

Según un informe del gobierno de los EE. UU., es posible que el hombre esté entrando en “una era de contaminación energética del ambiente comparable a la contaminación química de hoy día.” El informe advierte que las “consecuencias de subestimar o errar al determinar los efectos biológicos de la exposición a nivel bajo y a largo plazo pudieran convertirse en un problema crítico para la salud pública, especialmente si en ello están envueltos efectos genéticos.”

La advertencia que están dando tiene que ver con la radiación de microondas. Pero, ¿qué son las microondas? ¿Cómo funcionan? ¿Qué efecto pueden tener en uno? ¿Cuán peligrosas son?

Lo que son

Las microondas son una forma de energía electromagnética, o radiación. Respecto a frecuencia (número de vibraciones por segundo) y longitud de onda, en el espectro electromagnético las microondas están situadas entre los rayos infrarrojos y las radioondas.

Hay dos clases de radiación electromagnética: la ionizante y la no ionizante. La radiación ionizante incluye, en un extremo del espectro, los rayos X y los rayos gamma. La radiación no ionizante, que compone el resto del espectro, incluye la luz ultravioleta, la luz visible, los rayos infrarrojos y las radioondas. (Y es entre las dos últimas clases de radiaciones que hallamos las “microondas.”) Los términos ionizante y no ionizante denotan una diferencia importante.

La radiación ionizante puede sacar electrones de los átomos y así crear átomos con carga eléctrica, sumamente inestables y listos para entrar en reacciones químicas, a los cuales se llama iones. En otras palabras, la radiación ionizante siempre perjudica las células del tejido viviente y puede causar mutaciones genéticas. El exponerse a esta clase de radiación, sin importar lo ligera que sea, envuelve cierto grado de peligro.

Por otra parte, las microondas son energía no ionizante. Son de efecto mucho menos potente y no tienen suficiente energía como para sacar electrones de los átomos, por lo cual el hombre no ha puesto muchos reparos en valerse de esta forma de energía para conseguir el beneficio de sus ventajas.

Para lo que sirven las microondas

Hace unos 50 años no había microondas generadas por el hombre. Solo pequeñas cantidades de radiación de microondas desde el Sol y otras fuentes en la galaxia a la que pertenece la Tierra lograban entrar en nuestra atmósfera. Pero entonces, antes de la II Guerra Mundial, se desarrolló el radar. Así, por primera vez las microondas llegaron a la atención del público, puesto que el radar emplea microondas. En los últimos años la destreza con que el hombre ha podido generar y aprovechar las microondas ha resultado en tal proliferación de dispositivos que utilizan microondas que hoy día casi toda persona en la Tierra está afectada por ellas hasta cierto grado.

Se calcula que especialmente en algunas zonas urbanas la radiación de microondas y la radiación relacionada de radioondas de alta frecuencia es hasta mil millones de veces mayor que la que existe en el ambiente natural. Y en muchos lugares las fuentes de esta clase de radiación están en rápido aumento.

Actualmente casi todos los aeropuertos tienen sistemas de navegación de radar que utilizan microondas. El radar que la policía emplea también funciona en frecuencias de microondas. Pero además del radar, las señales de televisión de frecuencia ultraalta también son transmitidas por microondas. Las llamadas telefónicas de larga distancia pueden ir de ciudad en ciudad como radiación de microondas. Los hornos de microondas están cobrando cada vez más popularidad. Las computadoras de una ciudad pueden transmitir información a las computadoras de otra ciudad vía microondas. Los sistemas de satélite para radiodifusión, vigilancia y comunicaciones utilizan las microondas, como también las utilizan algunos sistemas que se emplean para determinar la contaminación del aire. Las cabinas telefónicas colocadas a lo largo de las carreteras para facilitar el socorro a los automovilistas deben su funcionamiento a las microondas. Se emplean las microondas en muchos sistemas de alarma antirrobo, y también en algunos dispositivos que abren automáticamente las puertas de los garajes.

Los militares, que por mucho son los que más utilizan los dispositivos de microondas en el mundo actual del guerrear electrónico, emplean las microondas para cosas como el seguimiento y la exploración radáricas, sistemas de guía para los mísiles nucleares y los mísiles antimísiles, telémetros para tanques, y para escuchar en secreto.

El mundo de la medicina tiene sus propios modos de usar las microondas: para la esterilización, para uso experimental en el tratamiento del cáncer, para retrasar el crecimiento de tumores, y en las máquinas para diatermia que calientan los tejidos del cuerpo en el tratamiento de enfermedades como la bursitis, artritis y dolores musculares y torceduras. Se calcula que tan solo en los EE. UU. se usan estas máquinas para tratar a dos millones de personas cada año.

La industria utiliza las microondas para secar las papas o patatas fritas, para tostar nueces, granos y café, para hacer subir la masa del pan y de las rosquillas y para precocer el tocino. También se les usa para secar hilo, madera, pinturas, papel, cuero, tabaco, lápices, tejidos, cabezas de fósforos, para vulcanizar el caucho y para curar nilón, uretano y rayón. Muchas compañías, tales como bancos, periódicos y compañías aéreas, están usando ahora unidades de representación visual con tubos de rayos catódicos, en las cuales se emplean las microondas.

Entre los usos que se tienen planeados para las microondas está el tener en el espacio sideral una inmensa central satélite que recogerá energía solar, la convertirá en microondas y emitirá las microondas a la Tierra. Aquí en la Tierra las microondas se convertirían en electricidad. Se les piensa usar también en un sistema de radar para enfrenamiento de automóviles; por la emisión de microondas delante del vehículo se podría detectar la inminencia de un choque y los frenos serían accionados automáticamente.

Las microondas realmente afectan en gran manera nuestra vida, y sin embargo muy pocos de nosotros realmente sabemos cómo hacen lo que hacen.

¿Cómo funcionan las microondas?

Puesto que básicamente las microondas solo son energía, tienen una variedad de usos. Por ejemplo, en el caso del radar las microondas se concentran en haces altamente direccionales y se dirigen a un objetivo en ráfagas breves, o pulsaciones. Conductores de electricidad como los metales reflejan las microondas, de modo que las microondas emitidas hacia un objetivo, digamos, un avión, rebotan hacia el que las envía. El tiempo entre la emisión de la señal y su regreso hace posible medir la distancia a que está el objetivo, pues hay que recordar que las microondas viajan a la misma velocidad que la luz. Se puede calcular la altura a que se halla el objetivo por medio de comparar el retardo del regreso de la señal a dos diferentes alturas.

La razón por la cual es posible utilizar la energía en hornos de microondas para cocinar los alimentos es sencilla: aunque los metales reflejan las microondas, los alimentos las absorben. Así, una caja de metal, el horno, refleja los haces de microondas, que rebotan dentro del horno de un lugar a otro hasta que dan contra el alimento. Entonces son absorbidos dentro del alimento y hacen que las moléculas de la humedad del alimento vibren rápidamente, a dos mil quinientos millones de veces por segundo. Esta fricción resulta en calor, y este calor efectúa la cocción. En realidad, la comida produce su propio calor.

A diferencia de los métodos corrientes de cocinar, muy poca energía del horno de microondas se desperdicia calentando el horno o el aire dentro de él. Además, muy poca se desperdicia calentando los recipientes donde se halla el alimento, porque al cocinar con microondas se utiliza vidrio, papel, o plástico, todos los cuales simplemente permiten pasar las microondas sin absorberlas ni reflejarlas. Por eso, cuando una pequeña cantidad de alimento recibe la mayor parte de la potencia de las microondas, se cuece muy rápidamente.

Por ejemplo, en un horno corriente pudiera tomar entre 45 y 60 minutos el cocer una patata. En un horno de microondas, este tubérculo pudiera cocerse en de 2 1/2 a 6 minutos, aproximadamente, según el tamaño de la patata o papa y la marca y modelo del horno. Si se cuecen dos patatas, el tiempo requerido para cocerlas pudiera aumentar a entre 5 y 12 minutos. El aumento en el tiempo de cocción se debe a que la energía de las microondas se está dividiendo en dos en vez de que una sola patata la reciba y absorba toda. Esta notable reducción en el tiempo de las cocciones cuando se emplean los hornos de microondas es su principal atracción.

En los Estados Unidos hay muchos millones de estos hornos en uso. En 1975, por primera vez, la venta de hornos de microondas fue mayor que la de hornos de gas. Según las predicciones, en la mitad de todos los hogares de los EE. UU. se estará cocinando con microondas para 1985. En el Japón estos hornos son más populares aún; el informe de 1976 indicó que durante ese año el 17 por ciento de todos los hogares utilizaron microondas para cocinar, en comparación con el 4 por ciento de los hogares en los EE. UU. durante el mismo año.

En los EE. UU. los hornos de microondas se presentaron al público por primera vez en 1967, y solo se vendieron 10.000 hornos ese primer año. Pero ha sido fenomenal la manera en que las ventas han aumentado desde entonces. Algunos dicen que es un aumento que ha irrumpido en el escenario sin que se comprendan completamente los efectos que las microondas pueden tener en el organismo humano.

A causa de que esta preocupación ha aumentado, a mediados de los años setenta los EE. UU. iniciaron extensos estudios para investigar los posibles riesgos envueltos en la exposición a la radiación de microondas a niveles bajos y para averiguar la validez de las normas de seguridad actuales en Occidente. Ya empiezan a hacerse disponibles los resultados de esta investigación, y algunos científicos han empezado a expresar verdadera preocupación. ¿Por qué? ¿Qué están descubriendo? Estas son preguntas que examinaremos en un número futuro de ¡Despertad!

[Ilustración en la página 14]

Actualmente los aeropuertos tienen sistemas de navegación que usan microondas

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