Perros pastores de las colinas británicas

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Gran Bretaña

EN ESTOS tiempos en que las máquinas han reemplazado a muchos métodos agrícolas tradicionales, ¿han sufrido los perros pastores el mismo destino del caballo de tiro? ¿Puede una máquina eficaz hacer el trabajo de pastorear mejor que un perro? ¿Quién podría contestar esa pregunta con mayor autoridad que los pastores?

Actualmente un pastor británico está atendiendo solo, con la ayuda de un perro, una hacienda que anteriormente había requerido la labor de tres hombres que trabajaran continuamente en ella. Un escritor de temas relacionados con la cría de ovejas en las colinas dice que se podría enviar a 20 atletas a recoger ovejas temprano por la mañana y éstos no podrían efectuar antes del anochecer la misma labor que un perro bien entrenado efectuaría en menos tiempo. El libro intitulado I Bought a Mountain (Compré una montaña) dice: “Los terrenos montañosos no tendrían ningún valor si no fuese por los perros . . . no creo que unos doscientos hombres pudieran, sin ayuda, recoger las ovejas de la montaña Dyffryn [en Gales]. Trece hombres pueden hacerlo con la ayuda de perros.”

Mucho depende de la clase de región en que se haya de trabajar. Pero los pastores están de acuerdo en que, sin importar la clase de terreno en que se trabaje, está muy lejos el día en que el perro pastor bien entrenado haya de ser innecesario.

El perro pastor desempeña un papel en los muchos aspectos de la cría de ovejas. Su valor es incalculable durante la época del esquileo y del lavado que precede al esquileo, para separar una oveja en particular con el fin de marcarla o darle inyecciones, para aislar cierta oveja del resto del rebaño y para ‘la adopción.’ Este último término se usa para describir el hacer que una oveja críe a un corderito que no es de ella. Para hacer esto, el pastor hace que el perro aceche a la oveja que ha sido seleccionada con ese fin. Esto hace que el instinto maternal de la oveja salga a flote, y mientras ella le tira patadas al perro para defender al corderito, el corderito aprovecha la oportunidad para mamar, y de este modo la oveja se olvida de que ése no es su cordero.

Los perros han sido especialmente valiosos en encontrar ovejas perdidas en lo profundo de la nieve. En Derbyshire, Inglaterra, durante un crudo invierno un hacendado dedicado a la cría de ovejas perdió más de 700 ovejas. Pero su perro se las arregló para encontrar alrededor de 500 de ellas, y hasta encontró tres de ellas sepultadas bajo 2 metros de nieve que se había endurecido como una roca. Habían estado sepultadas por más de ocho semanas y, para mantenerse vivas, unas a otras se habían comido la lana de los lomos.

No hay duda de que el relato de la fidelidad y perseverancia de Tip, una perra pastora, no puede ser superado. Durante el crudo invierno del 1953 en el distrito de Peak, en Derbyshire, Tip y su amo salieron a caminar en la nieve, pero ninguno de los dos regresó. Después de una búsqueda las cuadrillas de rescate se dieron por vencidas. Quince semanas más tarde, cuando los pastores estaban recogiendo ovejas en un campo distante, encontraron el cadáver del amo con la enflaquecida Tip todavía viva a su lado. Parece que su amo se había desplomado del agotamiento, y Tip se había negado a abandonarlo.

La obediencia de estos perros queda bien ejemplificada en la historia de Jed. Cierto día su amo estaba pastoreando con ella y con dos cachorros que el amo estaba entrenando. El amo envió a Jed a través del páramo, habiéndole indicado que trajera unas ovejas a la puerta del aprisco cercano. Mientras Jed desempeñaba sus tareas, los cachorros salieron corriendo apresuradamente al camino en el preciso momento en que se acercaba un camión. El pastor logró salvar los perros, pero el camión lo atropelló y lo dejó inconsciente. Fue llevado al hospital, donde murió más tarde. Esto sucedió como a las dos de la tarde. En la confusión, todos se olvidaron de los perros hasta cerca de las cinco de la tarde, cuando el hijo del pastor preguntó por ellos. Se enteró de que los cachorros habían sido llevados a una posada cercana. ¿Y qué había de Jed? La hallaron con las ovejas, esperando que su amo le abriera la puerta del aprisco.

Los pastores del siglo veinte viven en la era del espacio. Sin embargo, ellos valoran como es debido a sus perros, como lo hizo el patriarca bíblico Job, quien habló con gran aprecio de los ‘perros de su rebaño.’—Job 30:1.