Los jóvenes preguntan...
¿Realmente se interesa Dios en mí?
“SIMPLEMENTE no me parecía que era justo,” dijo Luisa, de 24 años de edad, al reflexionar sobre su niñez, época en que su mamá enfermó de repente y murió. “Me compadecía de mí misma. ¿Por qué tuvo que sucederme esto a mí? ¿Por qué podían otros tener madres a quienes amar y yo no? Me preguntaba: ‘¿No se interesa Dios en mí?’”
Muchos jóvenes han pasado por tal angustia mental. Sin embargo, hay muchos otros que han perdido a su padre o madre, no debido a la muerte, sino debido al divorcio, la separación o el abandono. Se calcula que de cada cinco niños que viven hoy, dos pasarán parte de su niñez sin uno de sus padres. Aunque tú no te encuentres en esa situación, ciertamente te das cuenta de que a causa de la enfermedad, las guerras, el crimen, el maltrato de niños, la injusticia y la pobreza, el mundo en que vivimos está plagado de miseria. A veces parece que el amor genuino y la confianza han desaparecido, ¿no es verdad? Hasta algunas personas que creen que existe un Dios se preguntan: ‘¿Realmente se interesa en mí?’
Pero, primero, puesto que ningún humano jamás ha visto a Dios, ¿cómo podemos estar seguros de que él siquiera existe?
Prueba de que existe un Diseñador que se interesa en nosotros
La existencia de él y su interés en nosotros se hacen evidentes en el mismísimo diseño de nuestro cuerpo. Por ejemplo, fíjate bien en tus manos. ¿Te das cuenta de la facilidad con que puedes sujetar esta revista y pasar las páginas? ¡Cada día usas las manos para desempeñar más de 1.000 funciones! Puedes utilizar la mano para torcer, doblar, empujar, halar o agarrar algo firmemente. Un varón adulto puede ejercer una presión de 68 kilos con la mano derecha. Pero, hay otra cosa que hace que nuestras manos sean sin igual.
¿Sabías que solo las manos humanas —tus manos— pueden desempeñar trabajo de precisión como el ensartar una aguja o el escribir con un lápiz? Sí, solo la mano humana está diseñada con un dedo pulgar, el dedo oponente a todos los demás de modo que puede tocar la punta del dedo próximo a él. Esta capacidad te permite usar diestramente el pincel de un artista, el cuchillo de un tallista en madera o la calculadora de un matemático. ¿No es tal pericia prueba de un Diseñador que desea que podamos desarrollar las ideas de nuestra mente creadora? ¡Qué desalentador sería si nuestra mente pudiera concebir bellas obras de arte, pero nuestras manos no pudieran usar el pincel delicado de un artista! ¿Has tratado alguna vez de usar el pincel de un artista o un lápiz sujetándolo sin emplear el pulgar?
La mano humana, debido a sus diversas y asombrosas capacidades, ha sido descrita como el “instrumento que supera todo otro instrumento.” ¿Te parece razonable que un instrumento, diseñado de manera tan magnífica, llegara a existir por casualidad ciega o por algún accidente? Últimamente, ingenieros sumamente especializados perfeccionaron una mano artificial eléctrica, que es accionada por impulsos minúsculos que provienen de los músculos en el muñón del brazo. Imita algunos de los movimientos de una mano normal. ¡Esta no fue una hazaña insignificante! Se requirió mucho dinero, tiempo y tecnología compleja para crear este aparato así como otros en sustitución de partes del cuerpo. Se han hecho imitaciones de varias partes del cuerpo mediante un ramo de la ciencia relativamente nuevo que se llama biónica, la cual se vale de la ciencia relacionada con los ordenadores, que está altamente desarrollada. No obstante, un reportero de asuntos relacionados con la biomedicina dijo en Science Digest: “En cuanto a tamaño, eficacia, complejidad y variedad de funciones no se puede comparar el mejor aparato artificial con el órgano natural.”
¡”No se puede comparar”! Piensa en ello: si mediante la tecnología moderna más avanzada que posee el hombre no se puede producir una parte u órgano sintético del cuerpo que pueda igualar la capacidad del órgano con el cual nacemos, ¿no te parece obvio que el original tuvo que haber sido producto de un Diseñador que posee sabiduría superior a la del hombre?
Otras características de nuestro cuerpo también dan testimonio de que existe un Diseñador que se interesa en nosotros. Por ejemplo, ¿recuerdas la última vez que contemplaste un arco iris, una puesta del Sol o una flor? ¿Hubieras disfrutado de ello al mismo grado si tu vista solo te permitiera captar matices de blanco y negro, como sucede en el caso de algunos animales? Además, considera cuánto gozo el sentido del gusto añade al comer. ¡Imagínate si no pudieras diferenciar tu postre favorito de los vegetales! Sin embargo, pudieras vivir sin ver en colores; pudieras estar bien alimentado sin saborear lo que comes. Pero, ¿no te parece claro que nuestro Hacedor se interesa en nosotros? Él quiere que disfrutemos de la vida, no que simplemente existamos.
También podemos ver que Dios posee sentimientos tiernos cuando consideramos algunas de las cualidades que él ha implantado en diferentes animales.
Un Dios que posee sentimientos tiernos
¿Has observado alguna vez gatitos que jugueteando se revuelcan, se dan el uno al otro y van a la caza de cualquier cosa, desde una bola de hilo de lana hasta su propia cola? O quizás hayas leído de las nutrias o las hayas visto cuando se deslizan velozmente por un tobogán que ellas mismas han hecho en el lodo, y caen ruidosamente en el agua. Tal vez al estar en algún zoo te hayas muerto de risa al ver los actos cómicos de los monos. Pero, en realidad, ¿quién enseñó a estos pequeños “cómicos” el ser tan divertidos? Nadie. Fue un instinto con el cual nacieron.
Se puede decir lo mismo del amor que le tiene la madre a su pequeñuelo. No cabe duda de que el Hacedor de estas criaturas debe poseer él mismo sentimientos tiernos, y también un sentido de humor. Él debe ser, como lo describe la Biblia, “el Dios feliz.” Debe tener interés sincero en cada uno de nosotros.—1 Timoteo 1:11.
“Pero si todo esto es cierto,” exclamó la joven Luisa, cuyas palabras se citaron al comienzo de este artículo, “¿por qué dejó que mi madre muriera?” Pero, ¿por qué detenerse ahí? ¿Por qué tiene que morir madre alguna? Piensa en el sinnúmero de víctimas de la violencia y la enfermedad. Piensa en los hijos desamparados de éstas. Sí, ¿por qué está el mundo lleno de sufrimiento?
Ciertamente, alguien con suficiente poder como para crear nuestro vasto universo pudiera acabar con el sufrimiento que hay en la Tierra. Puesto que abunda la prueba de que Dios se interesa en nosotros, entonces debe ser que él tiene algunas razones muy importantes para permitir estas condiciones penosas. Bueno, unos cuantos años después de la muerte de su madre, Luisa vio pruebas en su propia vida de que Dios se interesaba en ella. Halló respuestas satisfactorias a esas preguntas que le desgarraban el corazón. En el número siguiente de ¡Despertad!, se considerarán estas respuestas. Pero ella descubrió más aún... y justamente cuando más lo necesitaba.
“Había llegado al punto en que pensaba suicidarme debido a la angustia y el vacío que sentía y debido a la falta de amor,” declaró esta joven. Después de la muerte de su madre, se le estuvo enviando de una casa de crianza a otra, y era poco el cariño que recibía. “Pero,” dice ella, “con el tiempo, me di cuenta de que Dios se interesaba en mí y se compadecía de mi pesar. Estoy convencida de que él maniobró las circunstancias de mi vida de modo que llegué a conocer a unos testigos de Jehová. Hallé verdadero amor entre las congregaciones de ellos. Estas personas se interesaban genuinamente en mí. Verdaderamente, recibí una multitud de ‘madres, padres, hermanas y hermanos... sí, hasta hogares,’ así como Jesús prometió en la Biblia. Vi que Dios estaba contestando mis oraciones por ayuda para encararme a mi problema. Entonces me di cuenta de que Dios realmente se interesa en mí.”—Marcos 10:29, 30.
[Comentario en la página 18]
Después de hacer un estudio sobre el diseño del dedo pulgar de los humanos, el famoso científico Isaac Newton escribió: “A falta de otra prueba, el dedo pulgar por sí solo me convencería de la existencia de Dios.” ¿Por qué dijo eso?
[Ilustraciones en la página 17]
Nuestro cuerpo no solo fue diseñado para que viviéramos, sino para que disfrutáramos de la vida. Nuestros ojos ven en colores, no simplemente en blanco y negro. El sentido de gusto aumenta el placer de comer. Nuestras manos pueden hacer trabajo de precisión. Todo esto es prueba de que hay un Diseñador que se interesa en nosotros
El Creador, que dotó a los animales de cualidades juguetonas así como también infundió en la madre amor por su cría, debe él mismo tener sentimientos tiernos
Si se exigió una tecnología elevada y pericia de diseño para producir estas imitaciones artificiales, ¿pudiéramos imaginarnos que los originales no tuvieran un Diseñador de pericia superior?