La mano... diseñada para realizar delicadas labores de precisión
SE TRATABA de una emergencia. Una jovencita yacía en la entrada del hospital perdiendo sangre por la arteria principal de su pierna derecha debido a un accidente de motocicleta. No había a mano ningún instrumento quirúrgico para detener la hemorragia. ¿Qué podía hacer el médico?
“Utilicé la mano como grapa —recuerda el profesor Napier en su libro Hands (Manos)—, y pincé la arteria con el pulgar y el índice tan bien como pude. Finalmente até la arteria con un poco de hilo, lo único que había disponible. La hemorragia cesó. [...] Nada hubiera podido tratar aquella emergencia de una manera tan rápida y eficaz como las manos. Pocos pacientes [...] se dan cuenta alguna vez de cómo un dedo colocado en el lugar apropiado les ha salvado la vida durante una operación.”
Acciones como esta serían imposibles si no fuese por la articulación carpometacarpiana del pulgar. (Véase la ilustración.) Su diseño permite casi tanto movimiento como la articulación escapulohumeral del hombro, pero, a diferencia de esta última, la articulación del pulgar no necesita el apoyo de una masa de músculos alrededor. Por consiguiente, el pulgar puede realizar movimientos delicados cuando se encuentra con las puntas de los otros dedos de la mano.
Trate de recoger un objeto pequeño o hasta de pasar las páginas de esta revista sin utilizar el pulgar. Un doctor sudafricano dijo: “He entablillado muchos pulgares, y cuando los pacientes regresan, normalmente me dicen que no se habían percatado de cuánto necesitaban el pulgar”.
La mano del hombre, con su pulgar que puede oponerse a los otros dedos, es una herramienta de notable versatilidad. Sin ella, ¿cómo podría usted escribir una carta, sacar una fotografía, clavar un clavo, utilizar un teléfono o enhebrar una aguja? Gracias a la mano, los pianistas tocan exquisitas piezas musicales, los artistas pintan hermosos cuadros y los cirujanos llevan a cabo delicadas operaciones. “Al tener el pulgar corto y los demás dedos largos, los simios están en desventaja en lo que respecta a la habilidad manual para realizar tareas delicadas”, afirma The New Encyclopædia Britannica.
Existe otra importante diferencia entre la mano del hombre y la de un simio. Aproximadamente una cuarta parte de la corteza motora del cerebro humano está dedicada a los músculos de nuestras manos. Según la publicación Textbook of Medical Physiology (Libro de texto de fisiología médica), del profesor Guyton, la corteza motora “es bastante diferente de la de los animales inferiores” y hace posible “un uso excepcional de la mano, los dedos y el pulgar para realizar tareas manuales con gran destreza”.
Además, los neurocirujanos han descubierto otra región del cerebro humano, a la que llaman “zona para la destreza de las manos”. Unas manos diestras requieren receptores sensitivos. Estas pequeñas terminaciones nerviosas abundan en la mano del hombre, especialmente en el pulgar. Un médico entrevistado por ¡Despertad! dijo: “Cuando una persona pierde la sensación de la punta de su pulgar, aunque solo sea un poco, le resulta difícil colocar en su lugar objetos pequeños, como pudieran ser los tornillos”. Los brazos tienen otro tipo de receptores sensitivos que permiten mover las manos hacia el lugar correcto hasta cuando se está totalmente a oscuras. Por eso, cuando uno está tumbado en la cama por la noche, puede rascarse la nariz sin darse un puñetazo en la cara.
Incluso una acción tan sencilla como la de alargar el brazo para tomar un vaso de agua es algo de admirar. Si no aprieta lo suficiente, se le puede caer el vaso. Si aprieta demasiado, puede romperlo y cortarse los dedos. ¿Cómo se las arregla para sostenerlo justo con la presión adecuada? Los receptores sensitivos para la presión que se encuentran en la mano envían mensajes al cerebro, el cual, a su vez, manda las instrucciones apropiadas a los músculos del brazo extendido y de la mano.
Pronto, sin necesidad de mirar, el vaso descansa suavemente en sus labios. Mientras tanto, puede que usted tenga la atención fija en un programa de televisión o en una conversación con unos amigos. “El poder levantar el vaso hasta los labios sin estrellarlo contra el rostro —explica el doctor Miller en su libro The Body in Question— es un tributo a la sutil habilidad que tiene el miembro extendido para sopesar. Y el que el vaso siga descansando en los labios a medida que pierde peso al tiempo que se vacía muestra la rapidez con que se actualizan los datos.”
No es de extrañar que la mano del hombre haya hecho que las personas pensadoras se maravillen. El famoso científico Sir Isaac Newton escribió: “Aunque no hubiese ninguna otra prueba, simplemente el pulgar me convencería de la existencia de Dios”. El profesor Napier menciona: “Podemos enviar hombres a la Luna, pero, a pesar de toda nuestra magia en el campo de la mecánica y la electrónica, no podemos hacer un dedo índice artificial que pueda palpar y al mismo tiempo hacer señas”. Es evidente que la mano del hombre está diseñada para realizar delicadas labores de precisión, y como dice The New Encyclopædia Britannica, “distingue al hombre de todos los otros primates vivos”.
[Fotografías en la página 6]
La mano del hombre, con su pulgar que puede oponerse a los otros dedos, es una herramienta de notable versatilidad
Los receptores sensitivos de la mano y el brazo permiten que el cerebro organice acciones complejas
[Ilustraciones en la página 5]
La articulación carpometacarpiana del pulgar es singular en comparación con las articulaciones correspondientes de los demás dedos