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¡Despertad! 1982
g82 22/10 págs. 18-20

Hombres llamados “dioses”

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Japón

LOS gobernantes de la mayor parte de las naciones reciben mucha publicidad y sus personalidades son bien conocidas. Pero la situación es algo diferente en el caso del emperador del Japón. La información de índole personal acerca de él no se distribuye extensamente, y hasta su nombre personal se usa en raras ocasiones. Para la persona común, él es “Tenno” o “Tenno Heika,” que significa “Su Majestad” “Emperador.” La mayoría de los japoneses tienen que pensar unos cuantos segundos para recordar el nombre de él.

Pero se respeta muchísimo al emperador, sí, hasta se le venera. Esto se ve en el hecho de que durante la época de la celebración del año nuevo los terrenos del palacio se abren al público en cierto día y muchos miles de personas acuden para echar un vistazo al emperador y su familia, que se presentan en un balcón detrás de un tabique de cristal a prueba de balas.

No obstante, en el siglo veinte ha habido grandes cambios en el concepto popular del emperador. Muchos japoneses hasta han puesto en tela de juicio el linaje imperial y la fecha oficial en que fue fundada la nación, el 11 de febrero de 660 a. de la E.C. ¿A qué se debe esto, y qué hechos hay tras ello?

Más investigación

Es difícil dar con los hechos. El Dr. Michiko Y. Aoki explica por qué: “Durante los diez años que precedieron al 1945 no podían publicarse estudios razonables sobre el principio de la civilización japonesa, debido a que, de manera directa e indirecta, se perseguía a los que se dedicaban en serio al estudio de este asunto. Pero al final de la II Guerra Mundial cesó la proscripción de tales estudios, y desde entonces no se ha expuesto a nadie a los prejuicios insulares. Sin embargo, el muy persistente sentimiento nacionalista que hay entre los japoneses sigue siendo lo suficientemente fuerte como para impedir el estudio objetivo del nacimiento de la civilización japonesa.” Esto se escribió en 1974.

Actualmente se están efectuando muchos estudios a medida que los historiadores japoneses procuran reconstruir una historia exacta del Japón. Los arqueólogos están ocupados excavando las ruinas de antiguas aldeas y castillos. También se está permitiendo que se hagan excavaciones en tumbas, aunque con discreción. Pero, ¿qué hay de registros escritos?

Kojiki (registros de tiempos antiguos)

La verdad es que realmente no hay registros escritos antiguos. El primer registro escrito de importancia histórica se llama el Kojiki Según se cree, éste se completó en el siglo octavo (712 E.C.). Eso deja una brecha de más de 1.300 años si uno retrocede a la fecha en que, según se afirma, se fundó la línea imperial japonesa. ¿Cómo se conservó el registro —durante todos esos siglos— antes de ponerse por escrito? Se dice que se usó a los kataribe (personas cuya profesión era el narrar o memorizar relatos) para mantener intactos los registros.

Respecto al Kojiki, cierto libro de consulta dice que se “compiló a base de los recuerdos de una chambelana de edad avanzada, y consistía principalmente en breves relatos mitológicos y listas genealógicas.” Otro registro escrito es el Nihon Shoki, o Nihongi. Este es un poco más detallado que el Kojiki y se completó unos ocho años después de él. El Nihon Shoki se escribió en chino, no en japonés.

Un examen detenido de estos dos registros muestra que fueron concebidos expresamente para probar que los emperadores habían descendido de la diosa del Sol, Amaterasu-Omikami. Antes de 1939 el Nihon Shoki era el libro de texto que se utilizaba en el Japón para el estudio de la historia.

¿Cuán claros eran estos registros escritos? Un ejemplo tal vez dé algún indicio al respecto. Al primer emperador del Japón se le llamó póstumamente emperador Jimmu. No obstante, no hay certeza alguna en cuanto a su nombre personal. ¡Se puede escoger entre los siguientes: Hatsukunishirasu Sumeramikoto, Kami-yamato Ihare Biko Hohodemi, Kanyamato Iware Hiko no Mikoto, o príncipe Ihare!

Se expresan dudas

¿Confían los eruditos japoneses en que estos registros proporcionen la fecha precisa del comienzo de la línea imperial? En realidad, no. Note la siguiente declaración que se encuentra en el libro Fifty Years of Light and Dark—The Hirohito Era (Cincuenta años de luz y oscuridad... la era de Hirohito). En 1926, después de la muerte del emperador Taisho, se presentó al actual emperador, hijo del anterior, con las siguientes palabras: “Ahora Hirohito era ‘Emperador Dios’ de aquella nación de casi 2.600 años de existencia, y era el descendiente número 124 en la línea de descendencia desde el antepasado llamado Jimmu, de ascendencia celestial. Aunque los eruditos hallaron que la parte primitiva del linaje imperial y la fecha exacta de la fundación de la nación eran extremadamente dudosas, no se esperaba que ningún ‘súbdito amado’ pusiera en tela de juicio la divinidad ‘establecida’ del nuevo Gobernante del Japón.”

En 1966 el gobierno declaró oficialmente que el 11 de febrero, fecha tradicional de la fundación de la nación, había de ser un día festivo público. Pero esto evocó una variedad de reacciones entre la gente. En un artículo de fondo que se publicó más recientemente se hizo la siguiente protesta: “El día no se estableció como un día de fundación que fuera históricamente aceptable.”

El artículo pasó a decir: “¿Carece de base nuestro recelo en el sentido de que el apoyo que el gobierno ha dado al Día de la Fundación Nacional significa la restauración del Kigensetsu o el aniversario de la subida al poder del emperador Jimmu, leyenda a que en un tiempo dieron pleno uso los líderes militares para realizar sus objetivos en los días de antes de la guerra y durante la guerra?”

Como lo indica el artículo, ha habido cierto grado de controversia desde que se declaró que el Día de la Fundación sería un día festivo. Personas que favorecen o se oponen a tal medida se han reunido en varios lugares y expresado su parecer por altavoces portátiles. Sin embargo, la mayor parte de las personas permanecen indiferentes en cuanto al significado del día. Simplemente se alegran de tener un día de descanso.

Cambio de actitudes

¡Ciertamente las cosas han cambiado durante los pasados cuarenta años! El número de 1941 del Japan Photo Almanac fue un número especial en conmemoración del año 2.600 del imperio. El prefacio comenzó con las siguientes palabras: “Los cien millones de súbditos de su majestad el emperador acaban de reunirse para celebrar el año 2.600 desde la fundación del Imperio; han ofrecido felicitaciones con motivo del reinado ininterrumpido de la Familia Imperial, algo sin paralelo en la historia del mundo, y han vuelto a jurar su profunda lealtad al soberano.”

En aquellos días, nadie hubiera puesto en tela de juicio el Día de la Fundación Nacional, ni ninguna otra cosa que tuviera que ver con el emperador. Al emperador se le consideraba como un dios, y se le rendía devoción inquebrantable. La nación entera consideraba que “el morir por Tenno Heika (Su Majestad, el Emperador)” era cosa honorable. ¿Cómo se generó semejante celo?

Fue el resultado natural de la constitución que se promulgó allá en 1889 con la aprobación del emperador Meiji, abuelo del emperador actual. Se considera que el emperador Meiji fue quien construyó el Japón moderno. Con la ayuda de auxiliares confiables, hizo que se redactara una constitución basada en la forma de gobierno que existía en Prusia, la cual, entre otras cosas, daba a entender claramente que se había de venerar al emperador. Se decía que la posición de él era ‘sagrada e inviolable.’ Su palabra era final, y todos los súbditos habían de obedecerle incondicionalmente.

Esto se reforzó por medio de hacer del sintoísmo la religión del estado, libre de todo elemento budista. Fue mediante esta religión que se enseñó cuidadosamente al pueblo a dar devoción incondicional al emperador.

Simplemente un hombre

No obstante, cuando terminó la segunda guerra mundial con la derrota del Japón, todo esto cambió. Esta fue la primera derrota del Japón de que hubo registro en toda su larga historia. El pueblo japonés quedó perplejo, y se preguntó por qué su emperador había permitido que sucediera semejante cosa.

Los países victoriosos decidieron que seria mejor dejar que el emperador proclamara que él no era un dios y que dicha enseñanza era errónea, en vez de someterle a juicio como criminal de guerra.

Hay fotografías de a fines de la guerra en las que se ve a algunas personas prosternándose delante del palacio imperial, algunas de ellas en llanto, expresando remordimiento por no haber ayudado a ganar la guerra. Pero son igualmente expresivos los rostros de la gente en las fotografías que se sacaron el 1 de enero de 1946. Ese día el emperador anunció a sus súbditos que era errónea la creencia de que él era descendiente de los dioses. Él era humano y mortal como ellos.

Esto fue una gran sacudida para la nación. Muchos quedaron amargados. Algunos cometieron suicidio. Otros más, hasta este mismo día rehúsan creer el anuncio y siguen considerando como un dios al emperador. Pero si usted interroga a alguien que tenga treinta y tantos años de edad o menos, hallará que dicha persona nunca ha pensado que el emperador sea más que simplemente un hombre.

Se busca la verdad

Sí, en el transcurso de un período que, según se afirma, duró 2.600 años, se llamó dioses a los emperadores del Japón. Pero en nuestro siglo veinte un hombre a quien muchos consideraron un dios admitió, conforme a la realidad, que no era tal cosa.

A pesar de la sacudida que muchos experimentaron entonces, los efectos de dicho anuncio fueron de provecho para el Japón. Ahora los eruditos japoneses, libres de un mito oficial, pueden investigar la historia de su país y tratar de descubrir lo que realmente sucedió durante los muchos siglos de la existencia del Japón como nación.

Tal vez sea de mayor importancia el que, debido a que muchos japoneses han reconocido que Dios no es simplemente un hombre, se les ha abierto el camino para que busquen al Dios verdadero. En por lo menos 93.000 hogares japoneses, individuos o familias están estudiando la Biblia a fin de aprender acerca de Él. Felizmente, en muchos casos las investigaciones de estas personas están teniendo buenos resultados. Más de 66.000 japoneses han llegado a conocer a Jehová, el Creador y Soberano, no solo del Japón, sino del universo entero. El servir a Él les proporciona muchísimas más bendiciones que las que jamás pudiera proporcionarles el servir a un “dios” humano.

[Ilustración en la página 19]

Estatua de bronce del emperador Jimmu

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