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¡Despertad! 1983
g83 8/1 págs. 12-16

“Surfing”... ¿de qué se trata?

Como fue relatado al corresponsal de ¡Despertad! en Australia

¿COMO se siente uno al deslizarse sin esfuerzo alguno sobre las olas de una bella playa bañada por el sol? Miles de personas por todo el mundo experimentan con regularidad esa sensación emocionante. Practican el “surfing” o “surf”, y este deporte les proporciona un placer especial en la vida. Pedí a tres amigos australianos que explicaran cuál es el atractivo especial del “surf”. Al leer acerca de las experiencias de ellos, el lector también se dará cuenta de una palabra de consejo oportuna. Dejaré que John Gittins presente su relato primero.

“Me despertó el estruendo de las enormes olas que golpeaban las rocas volcánicas encima de las cuales yo estaba. El sonido era emocionante, pero también infundía temor. ¿Por qué? Porque dentro de poco yo estaría poniendo a prueba mi ingenio y mis fuerzas mediante deslizarme sobre aquellas monstruosas olas.

“Aunque todavía estaba medio dormido, busqué mis pantalones cortos a tientas en la oscuridad de mi furgoneta. Al abrir las puertas, el más grande de mis sueños se había realizado. Olas perfectas de tres y cuatro metros de alto se levantaban y caían hacia la hermosa bahía de Honolua, en la isla de Maui, Hawai. Contemplaba el sueño de los que son aficionados al ‘surf’.

“Yo había practicado este deporte en algunos de los mejores lugares para el ‘surf’ en Australia, Sudáfrica y Europa. Ahora, en Hawai, estaba en la Meca de los aficionados al ‘surf’. Ante mis ojos se levantaban en forma de cavidad profunda las olas más grandes y poderosas que jamás había visto. Con mi tabla deslizadora bajo el brazo, fui corriendo por la pista entre los cactos silvestres para llegar al mar. Una mirada rápida, y no obstante cautelosa, hacia las olas que se acercaban reveló que había un momento de calma, lo cual me proporcionaba exactamente el tiempo que necesitaba para correr hacia la roca desde la cual saltaría; y entonces allí estaba yo... sobre las hermosas, frescas y claras olas de Hawai.

“Fui remando con los brazos, y al momento oportuno remé hacia la cara de una de las olas grandes. El increíble movimiento impetuoso que sentí cuando la ola se apoderó de mí y la velocidad ininterrumpida del descenso siguen vívidamente grabados en mi memoria. Me volví en la base de la ola, subí el alto muro verde y me precipité a lo largo de la cara de la ola a una velocidad que nunca antes había alcanzado. El rugido estrepitoso de la cresta penetró en mí. Por un momento pensé que no saldría vivo, pues la onda iba abrazándome. Pero finalmente salí por el otro extremo y fui deslizándome a lo largo de la ola, que fue a parar a las aguas profundas de la bahía que había en el interior. ¡Qué emocionante había sido esa experiencia!

“Bueno, tal vez a usted no le parezca divertido ser aficionado al ‘surf’, pero a la mayoría de las personas les gusta por lo menos detenerse y observar a los que lo practican. Personas aficionadas a la fotografía, que tienen cámaras fotográficas con objetivo zoom, realmente se llenan de entusiasmo. Y donde haya olas grandes es muy probable que también habrá aficionados al ‘surf’. Muchos viajan por todo el mundo con el solo propósito de surcar buenas olas. De hecho, ahora el ‘surf’ es un deporte profesional que tiene su propio sistema de puntos y premios en efectivo que van aumentando.

¿Es monótono el “surf”?

“Algunas personas preguntan: ¿No es monótono el ‘surf’, ya que uno simplemente se queda esperando en el agua hasta que aparezca la ola apropiada, y sigue haciendo lo mismo vez tras vez? De ningún modo. Cada oleaje es diferente. Cada banco de arena o escollo hace que la ola rompa de manera distinta. Cada ola por la que uno se desliza varía no solo en tamaño y fuerza, sino también en velocidad, textura y rapidez con la que rompe. ¡Ciertamente no hay posibilidad de monotonía!

“¿Qué hay del gasto que está envuelto en participar en el ‘surf’? ¿Cuesta mucho iniciarse en este deporte? En realidad, no. De hecho, uno de los atractivos de este deporte en lo que tiene que ver con los jóvenes es que ofrece mucho por muy poco dinero. En primer lugar, el uso del océano es gratis. Claro, uno tiene que llegar allí primero. Entonces todo lo que uno tiene que comprar es la tabla deslizadora y un traje especial como el que usan los buzos, si el agua es fría. De no ser así, cualquier traje de baño sirve el propósito.”

¿Hay desventajas?

Para contestar la pregunta consulté con mi segundo informador, Rob McTavish, quien es bien conocido en el mundo del “surf” como diseñador de tablas hawaianas.

“He viajado por todo el mundo para participar en el deporte del ‘surf’ y he visto los cambios que han ido apareciendo poco a poco durante las pasadas dos décadas. No todos los cambios han sido provechosos.

“A principios de la década de los sesenta se desarrolló en torno a este deporte todo un modo de vida que se oponía a la cultura materialista de tener éxito en la vida a toda costa. Muchos aficionados al ‘surf’ renunciaron a la posibilidad de hacerse de una profesión y reunieron sus fondos para comprar combustible a fin de ir por todo el mundo en busca de olas de calidad. El dinero no les parecía muy importante. Básicamente, en aquel entonces los aficionados al ‘surf’ solo procuraban disfrutar de los dones naturales del sol y las olas.

“Más adelante en la década de los sesenta muchos aficionados al ‘surf’ se dejaron llevar por la corriente de la ‘contracultura’, el movimiento de los hippies, y, claro, comenzaron a usar drogas, lo cual era parte de ese estilo de vida. He visto a muchas personas que en un tiempo eran saludables y aficionadas al ‘surf’ terminar con los que están sumidos en la degradación y el enviciamiento a las drogas.

“Otro factor negativo del deporte ha sido el aumento en la competencia, el comercialismo y el profesionalismo. Esto se ha hecho más evidente desde que se introdujo la tabla hawaiana corta en 1967. Esa tabla pequeña hizo posible que se experimentaran niveles enteramente nuevos de emoción al surcar las olas. Se necesitan olas más poderosas para impulsar esta tabla, y eso significa que es necesario viajar a lugares como Hawai e Indonesia para hallar en medio del océano los grandes oleajes que producen olas de calidad verdaderamente superior.

“A medida que más personas participan en el ‘surf’, se ha desarrollado un espíritu agresivo. Multitudes de aficionados se dan empujones y luchan entre sí por las mejores olas. Esto frecuentemente puede resultar en riñas y el ‘darse de puñetazos’.

“Tal vez usted se pregunte qué sucede a medida que el aficionado al ‘surf’ va avanzando en edad y la competencia por las olas se hace más reñida. Muchos se han hallado en aprietos. Tal vez durante toda su adolescencia y entre los veinte y veintinueve años de edad hayan pasado su tiempo yendo tras las olas, solo para hallarse con esposa e hijos y sin suficientes aptitudes para ganarse la vida. Otros se las han arreglado para ganarse la vida por medio de vender drogas, y con el tiempo se han hecho parte del nuevo ‘establecimiento’, uno que es como aquel al que se oponían en los años sesenta.”

¿Cuán inofensivo es el “surf”?

Me hice esta pregunta y decidí presentársela a un ex participante de este deporte, John Wright, a fin de tener su opinión al respecto. El está especialmente capacitado para contestar la pregunta, como el lector comprenderá.

“A los once años de edad ya yo surcaba las olas en la costa australiana. Cuando un equipo de aficionados al ‘surf’ vino de visita a Sydney procedente de California en el verano de 1956, la fiebre del ‘surf’ realmente se hizo popular. Nosotros los jóvenes nos sentimos verdaderamente inspirados con solo observar a aquellos californianos ejecutar sus hazañas —el ‘ir de esquina’, el ‘andar la pasarela’, el ‘dar vueltas’ y el ‘lanzarse de cabeza’— ¡todo esto parecía tan fácil cuando ellos lo hacían!

“A medida que fui creciendo se despertó en mí el deseo de probar las grandes olas de California y Hawai. A los veintiún años de edad dejé la universidad y empecé a trabajar para ahorrar dinero con el fin de hacer mi primer viaje a los Estados Unidos. Cuando finalmente lo logré, me di cuenta de que el modo de vivir de los aficionados al ‘surf’ no era muy diferente en los Estados Unidos de lo que era en Australia... parrandas, alborotos, conducta relajada y abuso de drogas. Las peleas por conseguir las mejores olas eran cosa común.

“Pero usted se pregunta: ¿Qué hay de los peligros? Es evidente que uno se cae muchas veces cuando practica el ‘surf’. Pero por lo general uno cae al agua. Por eso, con tal que uno sepa nadar bien, generalmente no hay verdadero peligro. Pero siempre hay la posibilidad de que surjan circunstancias imprevistas en la vida de cualquier persona en cualquier momento. Considere el caso mío, por ejemplo.

“Cierto día, en 1975, subía por segunda vez a una ola de más de un metro de alto para probar una nueva tabla hawaiana. La ola pasó por encima de un banco de arena llano y la onda me lanzó de cabeza a la arena. Todo el peso de mi cuerpo me cayó sobre el cuello. Rápidamente me puse de pie y entonces me desplomé boca abajo en un charco que tenía como 30 centímetros de agua. Al hallarme postrado allí me preguntaba por qué no podía moverme.

“Justamente cuando casi no me quedaba aliento alguno, un compañero que había surcado la misma ola antes que yo me vio flotando allí y vino a socorrerme. Me volvió de espaldas y me llevó flotando a la playa. Para ese entonces se había reunido una pequeña multitud de personas en la playa. Me pareció que había esperado horas antes que llegara la ambulancia. Esa fue la última vez que practiqué el deporte de ‘surf’. Me había roto el cuello. Desde entonces he sido cuadripléjicoa.

“La idea de estar restringido a una silla de ruedas me agobiaba. Con el tiempo, gracias a la fisioterapia, he recobrado en gran medida el movimiento de mis brazos y manos, y puedo caminar con la ayuda de muletas y gracias al ánimo que constantemente me ha proporcionado mi amorosa esposa, con quien me casé en enero de 1980.

“Aunque no puedo practicar el ‘surf’, sí disfruto de la natación, lo cual ayuda a mantenerme en buen estado físico, y sigo disfrutando de mirar las olas que rompen en la playa y las muchas personas que despliegan destreza al surcar las olas cerca de nuestro hogar, que está enfrente del océano, en la costa oriental de Australia.

“¿Enseña alguna lección mi triste experiencia? Los accidentes pueden suceder en cualquier deporte debido a circunstancias imprevistas. Si yo hubiera caído sobre las manos en aquel banco de arena más bien que sobre la cabeza, la situación hubiera sido diferente. Evidentemente no se pueden tomar ligeramente las fuerzas ciegas de la naturaleza. Una ola que lleva toneladas de agua puede generar una fuerza tremenda. Por eso el aficionado al ‘surf’ tiene que saber cómo coordinar sus movimientos con el fluir y el ritmo de la ola. Es útil también saber qué clase de terreno hay bajo las olas y estar preparado para tomar medidas de emergencia si fuera necesario.

“Al reflexionar sobre los días en que yo practicaba el ‘surf’, recuerdo muchos momentos felices y emocionantes. Me proporcionaba gozo el coordinar mis movimientos con los movimientos volubles de las olas. Pero también ese modo de vivir tenía su aspecto negativo, incluso el vicio de las drogas y la conducta relajada. Además está la agresividad y la competencia.

“También me veo obligado a reflexionar sobre otro aspecto del ‘surf’. Todo deporte debería ser una forma de diversión, un pasatiempo, un cambio de rutina en la actividad de la vida diaria. Por supuesto, si uno es un profesional, ése es otro asunto. Pero tengo que admitir que para mí el ‘surf’ era más que solamente un deporte. Era una ocupación que consumía todo mi tiempo y todas mis energías. Pasaba días enteros practicando el ‘surf’, esperando que se me apareciera el ‘tubo’ perfecto, la ola realmente grande. Ahora puedo comprender que ésta fácilmente llegó a ser una actividad egoísta, y que yo apenas pensaba en las demás personas. Y, al final de la semana o del mes, ¿qué había logrado? Claro está que como diversión durante el tiempo libre el ‘surf’ es tan bueno como cualquier otro deporte. Pero ahora, como cristiano activo, me siento impelido a decir que no debería practicarse hasta el grado de excluir a otras personas y responsabilidades.

El ‘surf’ y un modo de vivir mejor

“Durante la época de mi vida en la que practiqué el ‘surf’ y mientras usaba drogas, me veía atormentado por preguntas acerca del aspecto espiritual de la vida. Quería las contestaciones de preguntas como: ¿Por qué estamos aquí? ¿Hay vida después de la muerte? Si se supone que vivamos en armonía con la naturaleza y con Dios, ¿por qué están los seres humanos tan empeñados en la destrucción? En el transcurso de mi búsqueda, examiné varias filosofías orientales, pero éstas no me satisficieron. Entonces, dos compañeros de trabajo, aficionados al ‘surf’, empezaron a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová. Pronto quedé impresionado por el cambio de actitud de mis compañeros. Llegaron a ser menos agresivos y parecía que habían desarrollado un interés genuino por su prójimo... ¡quien en este caso era yo!

“Cierto día estábamos hablando acerca de las condiciones del mundo y uno de ellos me mostró un pasaje bíblico en 2 Timoteo, capítulo 3, donde se mencionan los ‘últimos días’ y se describe cuál sería la actitud de la gente. Eso realmente me impresionó porque podía relacionarlo con nuestros tiempos. A medida que fui progresando en mi entendimiento de la Biblia, empecé a aprender acerca del Dios amoroso, Jehová, quien va a tomar medidas para ‘causar la ruina de los que están arruinando la tierra’. (Revelación 11:18) Así comprendí que es necesario que los seres humanos armonicen su vida con el propósito de Dios. Esto significaba que yo tenía que cambiar mi modo de vivir. Dejé la vida de inmoralidad y abuso de drogas. En 1974, antes de mi accidente, me bauticé como siervo dedicado de Dios, testigo de Jehová.

“Por supuesto, mi amor por el ‘surf’ no disminuyó, y seguí practicándolo cada vez que tenía la oportunidad. Pero éste ya no dominaba mi vida como antes, y podía disfrutar de él con relación al Creador y Sus magníficas obras, una de las cuales es el océano.

“Mi accidente no ha restado a mi creencia en Dios y en sus promesas de transformar la Tierra bajo el justo régimen de Su reino por Cristo. Cuando me restablezca en el futuro nuevo orden de Dios, podré disfrutar nuevamente de las emocionantes experiencias que proporcionan las olas. Mientras tanto, mi esposa y yo estamos haciendo todo lo posible por ayudar a otras personas, incluso a aficionados al ‘surf’, a conocer al Dios verdadero, Jehová, y a su Hijo, Cristo Jesús, mediante quien es posible salvarse de este corrupto sistema de cosas.”

[Nota a pie de página]

a Cuadripléjico... el que padece de parálisis de ambos brazos y ambas piernas.

[Ilustración en la página 15]

Aunque rara vez ocurre entre los aficionados al “surf”, uno pudiera quedar minusválido debido a circunstancias imprevistas

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