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  • Galaad... ¡sigue adelante con éxito después de cuarenta años!
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¡Despertad! 1983
g83 22/6 págs. 13-15

Galaad... ¡sigue adelante con éxito después de cuarenta años!

CINCO AÑOS. Al principio parecía que la Escuela de Galaad sólo duraría esa cantidad de tiempo. Los fondos eran limitados, y el presidente de la escuela se preguntaba si siquiera podrían hallarse suficientes estudiantes que estuvieran dispuestos a matricularse. Hoy 6.000 estudiantes tienen la singular distinción de ser graduados de Galaad. Pero ¿qué clase de escuela es ésta? ¿Y a qué debe su éxito?

La Escuela de Galaad se fundó en medio de la agitación de la segunda guerra mundial. A los testigos de Jehová se les había hecho objeto de persecución enconada por todo el mundo. En varios países se habían cerrado las oficinas de sucursal de la Sociedad Watch Tower. Por consiguiente, el entonces presidente de la Sociedad Watch Tower, J. F. Rutherford, temía que se cerraran las oficinas centrales de la Sociedad, en Brooklyn, Nueva York. Así que en 1941 hizo arreglos para la construcción de un enorme edificio de ladrillos en una granja del norte del estado de Nueva York, E.U.A., para alojar al personal de las oficinas centrales en caso de que surgiera una emergencia de esa índole. Rutherford puso al edificio el nombre de Galaad (que significa “montón de testimonio”), que se deriva del nombre de un lugar bíblico que se menciona en Génesis 31:48, 49. El nombre, que se cinceló sobre la entrada del edificio, resultó ser profético.

John Booth vivió en Galaad y recuerda: “Solo tres fuimos asignados a vivir allí en septiembre de 1941. Y yo recibí una habitación en la que viví por los siguientes 28 años [...] Pero después que Nathan Knorr llegó a ser presidente [en 1942], otros miembros del personal de la granja también se instalaron en el edificio”. Knorr, sin embargo, previó un uso más noble para el edificio.

Por muchos años el presidente de la Sociedad había servido como el portavoz principal de los testigos de Jehová. Pero Knorr quería que todos los Testigos pudieran hablar individualmente de la verdad con otras personas. De modo que, como parte de un vasto programa educativo, hizo arreglos para establecer una escuela que adiestrara y enviara evangelizadores a todas partes del mundo. ¡El edificio medio ocupado de Galaad era sencillamente perfecto para albergar una escuela como ésa! Apropiadamente, Knorr decidió conservar el nombre de Galaad para la escuela misma. Pues un gran testimonio mundial se amontonaría como resultado.

En diciembre de 1942 se enviaron unos cuestionarios confidenciales a un sinnúmero de ministros de tiempo completo que satisfacían los requisitos fundamentales para matricularse. Se escogió a cien de ellos para la primera clase... ¡y se les dio solo unos cuantos días para presentarse! Así que ellos viajaron en automóvil, tren y autobús desde todas partes de los Estados Unidos, y todos llegaron antes de que se convocaran las clases el 1 de febrero de 1943.

¡La escuela ha sido un éxito rotundo! Los misioneros adiestrados en Galaad han ayudado a establecer firmemente el cristianismo en varias partes del mundo donde todavía no había llegado el mensaje de la Biblia. Las contribuciones generosas han hecho posible que la escuela no solo haya durado más de cinco años, sino que también se haya invitado a estudiantes de todas partes del mundo. Hasta la fecha, a Galaad han asistido estudiantes procedentes de más de 50 países, y a éstos se les ha asignado a servir en más de cien países del extranjero.

La escuela hoy día

A fin de tener un contacto más estrecho con el personal de las oficinas centrales de la Sociedad, en 1961 se mudó la escuela a Brooklyn, Nueva York. El libro de texto fundamental de la escuela es la Biblia. Mediante informes y consideraciones en clase, los estudiantes disfrutan de un análisis, capítulo por capítulo, de la Biblia. Otros cursos enseñan doctrinas fundamentales de la Biblia e historia bíblica. A los estudiantes también se les da la oportunidad de perfeccionar sus técnicas de enseñanza por medio de participar en la predicación.

Los que terminan el programa de instrucción de cinco meses emplean de modo muy especial lo que han aprendido. En la graduación de la primera clase, Nathan Knorr explicó: “Su obra principal es predicar el evangelio del Reino de casa en casa, como lo hicieron Jesús y los apóstoles”. Los 38 estudiantes de la clase número 74, que acaban de graduarse, planean hacer eso en 16 países. Tal como Jesús predijo, las buenas nuevas se están esparciendo “hasta la parte más lejana de la tierra”. (Hechos 1:8.)

¿Qué ha movido a esos misioneros a dedicarse a un modo de vida como ése? Un estudiante del Asia recuerda a un misionero que formó parte de la octava clase. Éste “estaba dispuesto a afrontar los enjambres de mosquitos y la humedad sofocante. [...] Aún más impresionante era su habilidad de hacer presentaciones tanto en chino como en malayo, aunque era de Inglaterra. [...] Su calma y confianza me estimularon a querer llegar a ser misionero cuando creciera”.

De igual manera, Felix Okpalefe relata cómo recibió ayuda de Peter Obarah, graduado de la clase número 38 de Galaad. En cierta ocasión a Felix se le asignó como ministro de tiempo completo a una región de Nigeria donde las condiciones de vida eran miserables. Por eso le dijo a Peter: “Si permanezco en este lugar, ¡voy a morir!”. El misionero, sin embargo, instó a Felix de modo convincente a quedarse allí, lo cual éste hizo. Felix no solo no murió, sino que recibió ánimo para ir en pos de un privilegio de servicio aún más difícil... ¡el de ser misionero!

Pero ¿tendrán éxito como misioneros los graduados de esta clase de Galaad? Una indicación de que sí lo tendrán es la manera positiva como han respondido a la instrucción que han recibido. Cierto estudiante dijo: “El poder recibir este adiestramiento en Galaad ha sido un privilegio muy grande. [...] Nos ha acercado aún más a Jehová”. Otro mencionó: “Ha sido el tiempo más feliz de nuestra vida”. Y todavía otro dijo: “Hemos estado aquí embebiendo el espíritu de Jehová, y edificándonos y fortaleciéndonos. Y aunque al principio sólo estaremos enseñando a la gente las verdades fundamentales, ahora vemos el valor del profundo estudio personal que nos ha de sostener en nuestras asignaciones”.

Aunque ya tiene 40 años, la Escuela de Galaad, a pesar de su comienzo humilde, continúa teniendo éxito de maneras que sobrepasan las perspectivas humanas. Y esto sólo puede atribuirse a la bendición de Jehová. Adondequiera que se les haya asignado, los estudiantes de la clase número 74 pueden estar seguros de Su apoyo. Por supuesto, harán todo lo que puedan para tener éxito en su asignación. Después de todo, pueden imitar el maravilloso registro de 40 años de los graduados anteriores.

[Fotografía en la página 15]

Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower

Clase núm. 74 marzo de 1983

En la lista que sigue, las filas están numeradas desde el frente hacia atrás y los nombres alistados de izquierda a derecha para cada fila.

1) Bailey, P.; Guerreiro, F.; Blankenship, R.; Mumma, C.; Larson, J.; Agnew, C. 2) Briggs, A.; Okpalefe, F.; Anderson, C.; Woolston, M.; Jorge, B.; Ascencao, L. 3) Underwood, S.; Ward, B.; Blankenship, L.; Frisbee, G.; Jorge, F.; Petruzzi, G.; Petit, M. 4) Ward, B.; Ascencao, R.; Mumma, hijo, J.; Woolston, hijo, R.; Blythe, P.; Ashoff, M.; Guerreiro, R.; Nwogwugwu, G. 5) Frisbee, B.; Ashoff, D.; Anderson, G.; Donna, K.; Blythe, A.; Underwood, D.; Weller, A.; Petit, C.; Crespo, J.

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