¡Llegaron los invitados! ¿Está lista la cena?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Japón
EL INVITAR a amistades para la cena siempre es un placer especial para mí. Muchos días después, aún puedo recordar la conversación estimulante y la satisfacción de haber aprovechado la noche. Por supuesto, los halagos de los invitados y el aprecio que expresan por la cena también contribuyen a mi satisfacción.
En muchas ocasiones yo había querido tener invitados más a menudo. Pero vacilaba ante la idea de pasar tanto tiempo cocinando y horneando en una cocina caliente. Entonces el proverbio bíblico que dice: “Mejor es un plato de legumbres donde hay amor que un toro cebado en pesebre y odio junto con él”, me hizo pensar, y me puse a buscar hasta descubrir el plato japonés llamado pollo mizutaki. No solo es fácil de preparar, sino que también es nutritivo, delicioso y distinto de otros platos. ¿Qué más se puede pedir? (Proverbios 15:17.)
Tengo que admitir que un atractivo especial de esta comida es el hecho de que requiere muy poca preparación. Tan solo tengo que preparar el caldo de pollo, picar los vegetales, preparar la salsa y esperar que lleguen los invitados. Pues, la comida, de hecho, se prepara en presencia de los invitados mientras comemos.
Es bastante sencillo preparar el caldo. En una olla coloco dos libras y media (aproximadamente un kilo) de muslos y pechugas de pollo, el cual he cortado en pedacitos, lavado y secado. Agrego cinco cuartillos (más o menos cinco litros) de agua. Pongo esto a fuego vivo hasta que hierva y entonces lo dejo hervir a fuego lento de 60 a 90 minutos, y le saco la espuma. Entonces transfiero los pedazos de pollo junto con bastante caldo a una vasija de barro hasta llenar aproximadamente tres cuartas partes de ella. Coloco la vasija encima de un calientaplatos sobre la misma mesa en la que se servirá la cenaa. Reservo el resto del caldo para usarlo después.
Se pueden usar casi cualesquier vegetales. He aquí una combinación que a mí me agrada: Repollo o col chino, espinacas y cebolla verde cortada en tiras de dos pulgadas (50 milímetros). También añado zanahorias, cortadas en rebanadas de un cuarto de pulgada (6 milímetros), y setas. Coloco todo esto en una fuente, la cual pongo sobre la mesa al lado de la vasija.
Lo que hace de mizutaki un plato distintivo es la salsa fuerte. Mi salsa favorita se prepara con el jugo de tres limones y la misma cantidad de salsa soja. A esta salsa se le pueden agregar algunos de los siguientes ingredientes: cebollas verdes bien picadas, daikon (rábanos) rallados con chile, y pedacitos finos de la cáscara de limón. Se pone un poco de la salsa en una escudilla para cada invitado.
Al oír llegar a los invitados, enciendo el calientaplatos de modo que para cuando llegan todos a la mesa el caldo está burbujeando. Selecciono un poco de cada cosa de la fuente de vegetales y lo pongo en la vasija. Cuando el caldo comienza a hervir de nuevo, todos se sirven de éste y ponen un poco de vegetales y pollo en sus escudillas, que ya contienen salsa. Se pueden ir añadiendo más vegetales y más caldo a la vasija a medida que vaya progresando la cena.
Aquí en el Japón usamos nuestros propios palillos para sacar vegetales y pedazos de carne de la vasija caliente. Se pueden proveer cucharones y cucharas coladeras para las personas no experimentadas o menos aventureras. Comemos lentamente y disfrutamos del compañerismo los unos de los otros en esta cena tranquila y nutritiva.
Pero ¿qué hay del postre? ¿Qué acompañaría bien este tipo de comida? Es mejor hacer lo que hacen los japoneses... servir una fuente de frutas frescas. En la primavera tenemos fresas, nísperos y melones. Cuando llega el verano, es el tiempo de servir naranjas, cerezas y sandías. A medida que se va aproximando el otoño, esperamos tener duraznos, uvas, manzanas, peras y caquis. En el invierno hay las exquisitas mikan (mandarinas). Así todo el año tenemos algo apropiado que podemos servir como postre delicioso.
Esta comida liviana y sabrosa ofrece otra ventaja que no es de poca importancia... no me deja con el fregadero lleno de ollas, sartenes y platos sucios. Por eso, verdaderamente puedo decir al igual que mi visita: “Ha sido una noche encantadora”.
[Nota a pie de página]
a En vez de la vasija de barro y el calientaplatos se puede usar una caserola eléctrica o un sartén eléctrico.
[Recuadro en la página 27]
Merma de exquisito manjar gastronómico
Las ancas de rana son un exquisito y extraordinario manjar francés. Pero ¿por cuánto más tiempo? La cantidad de ranas europeas ha mermado, y ahora las ancas de rana se importan de la India y países vecinos. Mas aumentan cada vez más las peticiones de que se detenga ese negocio. ¿Por qué? Para empezar, la reducción en la cantidad de ranas predadoras en los arrozales ha coincidido con un aumento en la cantidad de los mosquitos que transmiten el paludismo, y los insecticidas han contribuido a aumentar el costo de la producción de alimentos. ¿Qué hay de las ranas? Los informes indican que muchas son atrapadas de noche, apiñadas en bolsas y transportadas, a veces centenares de kilómetros, hasta centros donde, mientras todavía están vivas, se cortan las ancas y se echa a un lado el resto del cuerpo. Hay personas en pro de la conservación del ambiente que esperan que los gastrónomos ya no apetezcan las largas patas traseras cuando se enteren de esto.