El Concilio Mundial de Iglesias... ¿adónde se encamina?
“¡ANTIDEMOCRÁTICO!” “Manipulación constante, la represión deliberada de los puntos de vista contrarios a la línea política aceptada del partido.” ¿Es ésta la descripción de algún régimen despótico? ¡No! La opinión de un delegado clerical de una asamblea del Concilio Mundial de Iglesias. Pero él también está convencido de que el Concilio Mundial va por el camino correcto. ¿Qué sucedió en esa asamblea que produjo reacciones tan contradictorias? ¿Cuál es el camino correcto?
La sexta asamblea mundial del Concilio se celebró el año pasado durante 18 días en Vancouver, Canadá. Hubo 838 delegados de 253 iglesias presentes, junto con miles de visitantes, que representaron a muchas diferentes religiones de más de 90 países. Se reunieron para examinar el tema: “Jesucristo, la vida del mundo”, y explorar sendas que lleven a la unidad.
El camino ecuménico del Concilio Mundial comenzó durante los años que siguieron a la I Guerra Mundial, cuando unos cuantos dignatarios religiosos se reunieron para ver lo que podía hacerse para remediar las disensiones de la cristiandad. Una serie de conferencias sobre el ecumenismo llevaron a que en 1948 se formara en Amsterdam, Holanda, el Concilio Mundial. Éste es un grupo de iglesias, no una “superiglesia”; una tribuna para el intercambio de puntos de vista, con la unidad como objetivo. Su símbolo identificador es una barca con una cruz de mástil; su lema: oikoumene, que significa “toda la tierra habitada”. De esta palabra griega proviene “ecuménico”, que un diccionario define así: “Que procura la unidad cristiana mundial”.
Aunque todas las iglesias que crean en la doctrina de la Trinidad pueden hacerse miembros del Concilio, la religión más grande de la cristiandad —la Iglesia Católica Romana— no ha ingresado en el mismo. No obstante, últimamente ha estado enviando observadores a las asambleas del Concilio.
Al principio la mayoría de los miembros del Concilio eran de Occidente. Pero las añadiduras procedentes de países comunistas y el Tercer Mundo han ido alterando gradualmente el equilibrio. Ahora “parece un clon eclesiástico de las Naciones Unidas”, según la revista Time. Para 1968 el Concilio había progresado poco hacia “la unidad visible” que procuraba. La adoración y el evangelismo eran temas polémicos que solo daban énfasis a la falta de esa unidad. De modo que el evangelio social captó la atención primordial. He ahí una causa que seguramente ganaría amplio apoyo. Predicar justicia y libertad para los explotados.
El periódico Daily Telegraph, de Londres, publicó un artículo principal titulado: “Clérigos tienen otros evangelios que predicar”. Dijo: “Los fieles pudieran considerar que algunas actividades de las Iglesias, también, están fuera del campo válido de la actividad religiosa, que es propagar el Evangelio. [...] Un caso muy conocido es el del Concilio Mundial de Iglesias, que ha anunciado asignaciones adicionales de £320.000 [$480.000, E.U.A.] para 47 ‘movimientos de liberación’”. Esto irritó tanto al Ejército de Salvación que éste se separó del Concilio, y ahora sólo figura en calidad de asociado.
Muchos dentro del Concilio Mundial creen que la violencia es justificable cuando no se recibe la liberación mediante negociación. Eso fue lo que arguyó Allan Boesak, presidente de la Alianza Mundial de Iglesias Reformadas, en la asamblea del Concilio Mundial que se celebró en Vancouver. Dijo: “Cuando los oprimidos se ven en medio de una situación en que, después de años de lucha no violenta, no ha habido ninguna respuesta y toman las armas, entonces la Iglesia tiene que decidirse claramente a favor de los oprimidos”. Casi todo el auditorio de 3.000 personas se puso en pie y le tributó una ovación.
¿Va el Concilio por el mismo camino que Jesucristo fue, en cuyo nombre se había reunido la asamblea? Jesús, quien sabía perfectamente acerca de la explotación y la miseria humana, no enseñó a sus oidores que buscaran una solución política temporal, sino una solución completa por medio del Reino de Dios. En el Sermón del Monte, dijo: “Pues yo os digo: No hagáis frente al que os agravia” (Mateo 5:39, Nueva Biblia Española). También aconsejó: “Sigan, pues, buscando primero el reino y Su justicia, y todas estas otras cosas les serán añadidas” (Mateo 6:33). Jesús no trató de reformar el gobierno. Enseñó a sus seguidores a esperar pacientemente el Reino de Dios. Solo éste, mediante una intervención imponente al tiempo apropiado, traería paz, justicia e igualdad a la familia humana. Jesús nunca abogó por el activismo político. Nunca apoyó los movimientos judaicos en pro de la liberación del cautiverio a Roma, aunque se le invitó a hacerlo. (Juan 6:15.)
¿Deben hacer prosélitos los cristianos?
En Vancouver, una de las señales que se pusieron en el camino que hay por delante tuvo que ver con la necesidad de promover el evangelismo. Durante algunos años, el énfasis que se dio al evangelismo social había dejado de lado el evangelismo tradicional. El objetivo actual es reavivarlo. Surgen preguntas interesantes. ¿Qué hay en cuanto a llevar el evangelio a los grandes sectores de la familia humana que no aceptan la verdad del tema de la asamblea... “Jesucristo, la vida del mundo”? Por ejemplo, ¿qué hay de los musulmanes, hindúes y budistas? ¿Qué se proponen hacer en cuanto a predicar las profundas e incomparables verdades de la Biblia a toda la humanidad las iglesias del Concilio Mundial?
Según el diccionario, “prosélito” no es una palabra despectiva. Significa simplemente “partidario ganado para una doctrina”. ¿No es eso precisamente lo que Jesús enseñó a hacer a sus seguidores? “Hagan discípulos de gente de todas las naciones”, fue su mandato (Mateo 28:19). Un compañero íntimo de Jesús, el apóstol Pedro, dijo enfáticamente y sin ambigüedad acerca de su Amo: “No hay salvación en ningún otro, porque no hay otro nombre debajo del cielo que se haya dado entre los hombres mediante el cual tengamos que ser salvos”. (Hechos 4:12.)
Sin embargo, el mundo en general desaprueba el que las religiones hagan prosélitos. Y el Concilio Mundial tiene sus propias definiciones de proselitismo, al decir que es “una clase indigna de testimonio”. Por sus relaciones con religiones no cristianas, el Concilio prefiere la palabra “diálogo”, que define como un “encuentro en que personas que sostienen afirmaciones diferentes sobre la realidad fundamental pueden reunirse y explorar dichas afirmaciones en un contexto de respeto mutuo”.
Eso no refleja ninguna convicción ni fervor evangelístico; nada en cuanto a hacer discípulos. Si ésa es la manera como las iglesias que son miembros del Concilio Mundial pretenden emprender su evangelismo, ¿cómo llegarán las personas a ser discípulas de “Jesucristo, la vida del mundo”, y así ponerse en camino a la salvación?
John Whale escribió esto en el Sunday Times, de Londres: “A cada vez más cristianos de Occidente les parece molesta la idea de esparcir la palabra, porque esto puede implicar la afirmación de que el cristianismo está bien y otras religiones están equivocadas, quizás mortalmente equivocadas. Pero a ellos no les gusta decir eso”.
¿Tiene el Concilio Mundial la meta de lograr que “toda la tierra habitada” —su oikoumene— entre en el ancho camino ecuménico rumbo a la unidad, prescindiendo de lo que cada uno crea? ¿Es este enfoque asustadizo el fruto del deseo ferviente de evangelizar, o es un indicio de falta de convicción? Tissa Balasuriya, sacerdote católico romano, escribió en One World, revista oficial del Concilio Mundial: “El Dios de los cristianos no es una deidad particularista, un monopolio de los cristianos y sus iglesias. Libertado Cristo del cautiverio a los cristianos, sería visto como el Dios a quien todo teísta acepta”.
No obstante, el apóstol Pablo pensó de modo diferente. Escribió: “Ellos no creen, porque el dios malvado de este mundo ha mantenido en la oscuridad la mente de ellos. Les impide ver la luz que los ilumina, la luz que proviene de las Buenas Nuevas acerca de la gloria de Cristo”. Y más tarde, en la misma carta, dijo: “No traten de trabajar junto con incrédulos como iguales, pues no puede hacerse. ¿Cómo pueden estar asociados el bien y el mal? ¿Cómo pueden coexistir la luz y la oscuridad? ¿Cómo pueden estar de acuerdo Cristo y el Diablo?”. (2 Corintios 4:4; 6:14, 15, Today’s English Version.)
¿Adónde se encamina?
A pesar de toda la controversia, el Concilio Mundial está seguro de que puede lograr éxito razonable en su viaje por el camino ecuménico. La cuestión es: ¿Es ése el camino correcto para los cristianos? ¿Es el camino estrecho que lleva a la vida? ¿O es el camino ancho que aloja a casi todo el mundo y que Jesús advirtió a sus oidores que evitaran? (Mateo 7:13.)
Jesús dijo de sus seguidores: “El mundo los ha odiado, porque ellos no son parte del mundo, así como yo no soy parte del mundo”. Y dijo a Pilato: “Mi reino no es parte de este mundo” (Juan 17:14; 18:36). El Concilio Mundial considera que tiene el deber cristiano de influir en los asuntos mundiales tan poderosamente como pueda. Así se hace parte del mundo y pasa por alto la verdad bíblica y las instrucciones de Jesús.