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  • g84 22/8 págs. 10-12
  • ¡Usted puede ser mejor lector!

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  • ¡Usted puede ser mejor lector!
  • ¡Despertad! 1984
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¡Despertad! 1984
g84 22/8 págs. 10-12

¡Usted puede ser mejor lector!

NADIE estaría satisfecho con un automóvil que funcionara en una sola velocidad. Si un automóvil funcionara solamente en primera velocidad no se movería con rapidez en una carretera plana. Si funcionara solamente en alta velocidad, se le haría difícil subir las cuestas empinadas. Para ser un buen lector, usted también necesita poder “cambiar de velocidad”.

Usted no leería la Biblia o una obra de Cervantes a la misma velocidad que leería un periódico o las tiras cómicas, ¿verdad? Pero quizás usted lea simplemente para disfrutar de la lectura, sin preocuparse de la velocidad. Si éste es el caso, usted tal vez sea comparable al automovilista que está de paseo y a quien no le interesa saber adónde va ni cuándo llegará.

El conducir un automóvil de esta manera quizás sea deleitable, pero no todos los días son días de paseo. Así mismo, la lectura no siempre es un pasatiempo. A veces leemos para educarnos, para ampliar nuestro horizonte, o para cumplir con nuestro trabajo. A fin de no desperdiciar el tiempo, tenemos que poder cambiar de velocidad. Empecemos con la lectura “a alta velocidad”.

El hojear... lectura “a alta velocidad”

El hojear consiste en captar lo básico del material sin leerlo palabra por palabra. Se echa una ojeada a la página, deteniéndose de vez en cuando para detectar las ideas principales.

Pero, de por sí, el hojear jamás permite al lector discernir el sabor, el tono emocional y lo grato de la buena lectura. Se pierde demasiado. Tampoco ayuda a la memoria, pues la mente no tiene la oportunidad de digerir el material. Pero la mayor parte de lo que se escribe no constituye gran literatura ni es necesario recordarlo. Por ejemplo, el hombre de negocios puede ahorrarse horas cada semana por medio de simplemente hojear cierto material escrito.

¿Le sería útil a usted seguir un curso de lectura rápida para cumplir con cierta lectura necesaria? Por medio de cursos comerciales, hay quienes han duplicado o triplicado la velocidad de su lectura, y algunos afirman poder leer hasta mil palabras por minuto. Aprenden a leer grupos de palabras y frases (no palabra por palabra) y rara vez notan palabras como “lo”, “es”, “el” o “la”, “un” o “una” y otras palabritas. Pero cualquiera que afirme leer miles de palabras por minuto está pasando por alto más que tan solo unos cuantos detalles.

Esto nos recuerda la experiencia de cierto profesor de lectura de la Universidad de Columbia, de Nueva York, según se informó en la revista Across the Board. Él preparó un examen de una página, que distribuyó en un aula llena de personas que leían “a alta velocidad”. De manera asombrosa, éstas leyeron el examen a una velocidad de casi 6.000 palabras por minuto. Para asegurarse de que habían comprendido lo que habían leído, él les pidió leerlo de nuevo una y otra vez. La velocidad de su lectura fue disminuyendo hasta llegar a 1.700 palabras por minuto... lo cual aún es impresionante. Entonces el profesor les dio la sorpresa: Lo que ellos acababan de leer no tenía ningún sentido en absoluto, pues se trataba tan solo de renglones desconectados de varios artículos de revistas.

¿Qué enseña esto? Que uno no se debe “enviciar” en la lectura a alta velocidad. Mortimer Adler escribió: “El leer a gran velocidad es un logro controvertible; es de valor tan solo si lo que usted ha leído es algo que no vale la pena leer”.

Un vistazo de antemano... clave para la buena lectura

Hay cierto método que ayuda a mejorar la comprensión y retención de la lectura mientras se usan técnicas del hojear. Tiene que ver con el echar un vistazo al material de antemano.

Todo explorador sabe que es prudente examinar el terreno desde algún punto elevado y consultar tablas antes de emprender un viaje a un territorio desconocido. De igual manera, el lector que se familiarice con su “terreno” por medio de hojear lo que vaya a leer puede fijar la vista en la dirección correcta, identificar los puntos sobresalientes y evitar perderse en un laberinto de palabras.

¿Cómo se hace esto si se trata de cierto material detallado? Un método se delinea en el recuadro de esta página. El echar un vistazo al material de antemano debería tomar tan solo uno o dos minutos, pero vale la pena invertir este tiempo.

Ahora pasemos a la lectura en sí, la primera velocidad, por decirlo así.

¡Lea de manera activa!

“La manera más segura de recordar lo que usted lee es leer de manera estructural, percibiendo el desarrollo ordenado de las ideas del autor”, dice The Art of Book Reading. No cabe duda de que le facilitará la comprensión el poder seguir el desarrollo de las ideas del autor. En cambio, la comprensión facilitará la retención.

Entrénese para distinguir entre los puntos principales y los puntos secundarios o detalles. Busque las oraciones que contengan el tema, las cuales se encuentran en la mayoría de los párrafos. Como lo expresó cierto experto en la lectura, pronto usted podrá “ver las oraciones principales como si estuviesen en alto relieve en la página”. Además, aprenda a anticipar la próxima parte que usted leerá y resuma lo que acaba de leer. En resumidas cuentas, ¡sea un lector activo!

Si usted emplea la técnica de hacerse preguntas, ésta puede ayudarle a anticipar lo que sigue y a mejorar su comprensión de la lectura. ¿Cómo se hace esto?

Usualmente la lectura basada en hechos se divide en secciones según los títulos de los capítulos y los subtítulos. A medida que usted llegue a cada nuevo encabezamiento, conviértalo en una pregunta. Entonces mientras vaya leyendo, busque la respuesta.

Si las preguntas que usted se haga son significativas, su respuesta encerrará la mayoría de los puntos principales. Además, si usted da atención especial a los puntos principales, recordará los detalles mejor que si trata todas las oraciones como si fueran de igual importancia.

También, la intención de recordar le ayudará a mejorar su lectura. Por ejemplo, los estudiantes que saben que se les someterá a un examen sobre lo que han leído siempre retienen más que los que saben que no se les someterá a un examen. En armonía con esto, hay otra velocidad que usted puede adoptar que aumentará la eficacia de su lectura. Es comparable a la “marcha atrás” del automóvil.

El recuerdo inmediato como ayuda para la memoria

El recordar lo que usted ha leído requiere algo más que la comprensión. Es necesario “retroceder” y enfocar su atención en los puntos más importantes de su lectura. ¿Significa esto que usted debe volver a leer el material? A veces. Pero hay una mejor manera de hacerlo... y tiene que ver con el recuerdo inmediato.

Para demostrar la eficacia de este método, se pidió a un grupo de estudiantes que recordaran cierta información inmediatamente después de haberla leído. Siete días después pudieron recordar 83 por 100 de lo que habían aprendido. Pero cuando a otro grupo se le pidió por primera vez que recordara la información un día después de haberla leído, los de este grupo recordaron solo 45 por 100 de la información siete días después. ¿A qué conclusión lleva esto? Es mejor repasar lo que se ha leído inmediatamente después de haber efectuado la lectura, aun durante la lectura.

El usar un método de repaso como el que se delinea en el recuadro de esta página es tan eficaz que, de acuerdo con un estudio, es posible recordar más después de dos meses de lo que generalmente se puede recordar un día después sin haber repasado el material. En otro estudio cierto profesor de universidad demostró que se duplica la retención si se pasa un minuto repasando el material. Éste no es un precio demasiado alto, ¿verdad?

He aquí unas cuantas sugerencias más: Recuerde ideas, no palabras. Haga unas cuantas anotaciones breves sobre los puntos principales. Además, repase la información periódicamente en vez de tratar de aprenderla toda de un solo golpe.

Claro, no es necesario recordar todo lo que usted lea. Bien se ha dicho: “Algunos libros hay que probarlos, otros hay que tragarlos, y otros cuantos hay que masticar y digerirlos”. Para adquirir el máximo beneficio de su lectura, sea selectivo. Desarrolle apetito por lectura más profunda además de leer material ligero y entretenido. Especialmente, que la Biblia ocupe un lugar importante entre los libros que usted lea con regularidad.

Hay muchas destrezas de las cuales usted puede valerse al leer. El aprenderlas requiere un poco de esfuerzo. Usted tendrá que practicar. Pero ¡puede llegar a ser mejor lector!

[Gráfico en la página 12]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

¿CUÁNTO SE RECUERDA?

CUÁNTO SE RETIENE

Al repasarla inmediatamente

Al repasarla un día después

Sin repaso alguno

100%

80%

60%

40%

20%

1

DÍAS

7

14

21

0%

[Ilustración en la página 10]

Con tanto que hay para leer hoy día, ¿cómo se las arregla usted? He aquí unas cuantas sugerencias

[Recuadro en la página 11]

CÓMO ECHAR UN VISTAZO DE ANTEMANO A LA LECTURA NO NOVELESCA

1. Transforme el título en varias preguntas que representen lo que usted cree que se considerará en el artículo o capítulo.

2. Lea el primer párrafo o los primeros dos párrafos.

3. Ahora lea los subtítulos.

4. Lea también la primera oración de cada párrafo. Al hacerlo, busque oraciones que contengan palabras en bastardillas y en negrita.

5. Examine las ilustraciones, las tablas, las gráficas, las enumeraciones y otros aspectos llamativos.

6. Ahora pregúntese: ¿Cuáles son los puntos principales que el autor saca a luz? ¿Cómo está organizado el material?

[Recuadro en la página 12]

RECUERDE Y REPASE

1. Después de leer cada sección, pregúntese: ¿Cuál es el punto principal? Recite la respuesta. Debería volver atrás solo si no puede contestar satisfactoriamente.

2. Finalmente, cuando usted haya completado su lectura, sométase a una prueba de todo el artículo o capítulo. Recite los puntos principales, una sección a la vez. Retroceda solo si no puede recordar algo.

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