De nuestros lectores
Videojuegos
Gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Son realmente perjudiciales los videojuegos violentos?” (8 de enero de 1984). Algunos de mis amigos tienen videojuegos como ésos, así que he podido jugarlos sin que me haya costado nada. Mientras los jugaba, me transportaba a un mundo imaginario aislado donde aplicaba el lema primitivo: “Matar, o morir”. Gracias por traer a colación las desventajas predominantes y los resultados perjudiciales de artefactos de esta clase. De lo contrario, una diversión inofensiva quizás hubiera terminado en vicio total.
L. L., República Federal de Alemania
La homosexualidad
De jovencito siempre quise ser mujer y, como resultado, me hice homosexual. Las iglesias a las que asistía me animaban a que fuera lo que yo quisiera. Así que me perforé las orejas, empecé a tomar hormonas para que me creciera el busto y comencé a usar ropa de mujer. Mi hermana, que es testigo de Jehová, me leyó textos bíblicos que condenan las prácticas homosexuales, pero simplemente le contestaba que yo no creía en la Biblia. Me dio algunas revistas para que las leyera, incluso un número de ¡Despertad! que contenía la historia de un hombre que estuvo en una situación parecida a la mía (8 de noviembre de 1980). Y él pudo abandonar las prácticas homosexuales. Tomé aquello a pecho, empecé a examinar la Biblia y aprendí acerca del poder de la oración. Con el tiempo, acepté un estudio bíblico en mi hogar y pude dejar mis prácticas homosexuales, y ahora soy un siervo dedicado de Jehová. Gracias a ¡Despertad! y a toda la demás ayuda que he recibido.
J. R., Brasil
El irse de casa
Muchísimas gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo voy a crecer si no me voy de casa?” (8 de septiembre de 1984). Pido en oración que todos los jóvenes lean este artículo y lo pongan en práctica. Me fui de casa con el fin de madurar, pero, cada vez que pienso en ello, me arrepiento de haberlo hecho. No puedo menos que pensar en que se me hubiera hecho mucho más fácil crecer con la ayuda de personas que realmente me amaban y se interesaban en mi futuro. Mi consejo a los jóvenes es que se queden en su hogar y aprendan cuanto puedan. Así, cuando llegue el tiempo en que sean verdaderos adultos, se les hará más fácil vivir por cuenta propia, y lo disfrutarán más.
A. H., Nevada, E.U.A.
Manteniéndose en comunicación
Nosotros los que servimos de misioneros lejos de nuestro hogar agradecemos especialmente el artículo “¿Se mantendrá usted en comunicación?” (8 de octubre de 1984). Es un verdadero placer recibir cartas de nuestros seres queridos y amigos. Es muy animador saber que alguien recuerda a uno. Estoy seguro de que si pudiéramos ver el rostro radiante de un ser amado que viva lejos y que haya acabado de recibir noticias de casa, más de nosotros nos sentiríamos impelidos a sacar tiempo para escribir. Estamos muy agradecidos por este artículo tan bien escrito y que estimula el pensamiento.
M. y C. S., Senegal