El precio del ‘milagro’
NO CABE duda de que el milagro japonés es un fenómeno único. Es una maravilla ver a una nación entera levantarse de la derrota y de la ruina hasta llegar a ser uno de los poderes económicos más fuertes del mundo, y esto en una sola generación. Todo esto, como hemos visto, se ha logrado mediante educación rigurosa, duro trabajo y sacrificio personal que es poco probable que otras naciones dupliquen.
Pero en ¿qué ha resultado este milagro para los japoneses? Más allá del brillo superficial, ¿les ha proporcionado verdadera felicidad y contentamiento? Debajo de la prosperidad y la abundancia, hay indicios perturbadores de que la sociedad japonesa está perdiendo sus valores tradicionales y gradualmente se está viendo envuelta en los problemas y las desgracias que atormentan a otras naciones industrializadas.
En gran medida, el sistema mismo ha causado muchos de estos problemas. Por ejemplo, los expertos han notado un drástico aumento en los casos de depresión y suicidio entre hombres de 40 a 50 años de edad que ocupan puestos de gerencia. En The Daily Yomiuri apareció la siguiente cita del autor Von Woronoff: “Las encuestas revelan que muchos japoneses no están contentos con sus trabajos, y los dejarían si tuvieran la oportunidad de hacerlo”. Pero se sienten entrampados por el sistema de salarios y promociones basado en la antigüedad o tiempo que llevan en la compañía. Ésta es una razón por la cual el empleo para toda la vida ya no es el sueño máximo entre los de la generación joven. “Para las personas entre los 20 y 30 años de edad, la lealtad a la compañía no existe”, dijo un consultante de gerencia de Tokio.
Del mismo modo, el que el padre esté ausente del hogar, el que la madre no esté satisfecha con lo mucho que se exige de ella, y la presión agobiadora a la que se encaran los jóvenes en la escuela han agravado la ola creciente de delincuencia juvenil en el Japón, lo cual ha llegado a ser en los últimos años una cuestión nacional. Estos factores también contribuyen al índice de divorcios, que va en aumento y se ha duplicado durante los últimos diez años.
El éxito económico ha proporcionado también a los japoneses más dinero y más tiempo libre para gastarlo. Esto ha fomentado una nueva ola de egoísmo, que va contra la ética de trabajar con abnegación y el espíritu de grupo que han sido el secreto de su éxito. Los observadores están preocupados debido a que dicha tendencia, que no da señal de que disminuirá, con el tiempo podría poner fin al milagro.
Sea que esto ocurra o no, hay algo que sí es seguro. Estamos viviendo en un tiempo en que hay problemas mundiales sin precedente... problemas políticos, militares, económicos, ambientales, sociales, religiosos, y así por el estilo. ¿Puede un milagro económico de una nación, aunque durara, resolver todos estos problemas? Difícilmente. Lo que se necesita es un milagro en escala mundial.
Los 96.000 testigos de Jehová del Japón están hablando a la gente sobre precisamente tal milagro... el Reino Mesiánico de Dios (Mateo 24:14). Bajo este Reino, lo que el salmista dijo acerca de Jehová Dios se efectuará: “Estás abriendo tu mano y satisfaciendo el deseo de toda cosa viviente” (Salmo 145:16). Los testigos de Jehová de su zona compartirán gustosamente las “buenas nuevas” con usted para que pueda vivir y disfrutar de las bendiciones del Reino que vendrán pronto.