El punto de vista bíblico
Dios... ¿se interesa en mí?
“¡YA NO aguanto más! —gritó ella—. Si solo tuviera el valor para matarme, podría poner fin a la penosa vida en este mundo condenado a la destrucción.”
Jill “no veía ningún propósito en vivir en un mundo de decepción, odio y violencia”. Creyó que hallaría alivio en las drogas, las bebidas alcohólicas y la música. Pero no fue así. Cuando el divorcio dispersó a los miembros de su familia en cinco direcciones diferentes, ella se preguntó: “¿Dónde estaba Dios todo ese tiempo?”.
Cuando a usted le acaecen cosas malas, ¿le pasan por la mente preguntas parecidas? Francamente, ¿dónde está Dios en este siglo XX plagado de tragedias? Esta es una pregunta que tiene que afrontar todo el que desea creer en un Dios de amor. ¿Se interesa Dios realmente en lo que le sucede a la gente? ¿Se interesa realmente en usted?
Dios sí se interesa
Mire a su alrededor. Si Dios no se interesa en la gente, ¿por qué hizo el esfuerzo de crear alimentos deliciosos, animales cariñosos que alegran el corazón, e impresionantes paisajes naturales? Hermosas puestas de Sol resplandecen hasta sobre barrios urbanos feos. Como dijo el apóstol Pablo a los antiguos habitantes de Licaonia, Dios “no dejó de dar testimonio de sí mismo, derramando bienes, enviándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y alegría”. (Hechos 14:17, Biblia de Jerusalén.)
No obstante, hay que reconocer que las puestas de Sol hermosas no cambian a una familia de un estado infeliz a uno feliz. Los animales juguetones no eliminan la pena causada por la pérdida de seres queridos. Las frutas sabrosas no pueden refrescar los corazones vacíos debido a la desesperación. Si Dios se interesa realmente en la gente, ¿por qué no hace algo en cuanto a las causas del sufrimiento actual?
La respuesta es que él sí está haciendo algo al respecto, y usted puede beneficiarse. Considere las siguientes pruebas de que Dios sí se interesa en usted.
Cómo sabemos que se interesa
◻ Dios se ha propuesto un maravilloso paraíso para reemplazar el doliente sistema de cosas actual. La Biblia describe claramente una Tierra donde “la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor”. (Revelación 21:4.) ¿Quiénes vivirán en medio de esas condiciones? “Los mansos mismos poseerán la tierra, y verdaderamente hallarán su deleite exquisito en la abundancia de paz.” (Salmo 37:11.) ¿Por qué no abre su Biblia en los capítulos 11, 35 y 65 de Isaías para leer más acerca de este Paraíso?
◻ Para que USTED pueda vivir en ese Paraíso, Dios ha provisto a su amado Hijo unigénito. “Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna.” (Juan 3:16.) Gracias a este arreglo, hasta los muertos podrán beneficiarse de esa Tierra paradisíaca por medio de una resurrección a la vida. (Juan 5:28-30.)
◻ A fin de que USTED pueda beneficiarse de la provisión de Dios, él ha hecho arreglos para que las buenas nuevas de su Reino se prediquen por toda la Tierra. “Estas buenas nuevas del reino se predicarán en toda la tierra habitada para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:14.) Bajo la dirección de su Hijo, Dios ha comisionado a Su pueblo para que “hagan discípulos de gente de todas las naciones”. (Mateo 28:18-20.)
Sin embargo, para beneficiarse del interés de Dios en usted, hay algo más que usted tiene que hacer. Tiene que demostrar a Dios que usted se interesa en Él.
¿Se interesa usted en Dios?
¿Suena eso raro? No debería ser así. Después de todo, en cualquier relación entre dos personas no es razonable esperar que solo una de ellas muestre interés, ¿no es verdad? Lo mismo es cierto respecto a la relación entre una persona y Jehová Dios. Vez tras vez su Palabra deja esto claro. “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes”, insta Santiago 4:8.
Al señalar a lo que Dios espera de su pueblo, Deuteronomio 30:19, 20 dice: “He puesto delante de ti la vida y la muerte, la bendición y la invocación de mal; y tienes que escoger la vida a fin de que te mantengas vivo, tú y tu prole, amando a Jehová tu Dios, escuchando su voz y adhiriéndote a él”. ¡Qué trágico sería que perdiéramos los beneficios eternos de una relación con Dios debido a la falta de interés apropiado por parte nuestra!
‘¿Cómo puedo saber de seguro que me intereso en Dios, que tal interés sale verdaderamente del corazón?’, quizás se pregunte usted. Suponga que Dios le pidiera a usted que adoptara una posición impopular a favor de él o que le rindiera un servicio impopular en sentido social, como la predicación pública. ¿Cómo respondería usted? ¿Estaría usted dispuesto a demostrar por sus acciones que se interesa en Dios y en su Hijo? Jesús advirtió: “Porque el que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del hombre también se avergonzará de él cuando llegue en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. (Marcos 8:38.)
Por otra parte, Jehová y Jesús aprecian muchísimo a las personas que muestran interés en ellos y en sus siervos verdaderos hoy día. Jesús dijo: “Cualquiera que le dé a beber aunque sea un vaso de agua fresca a uno de esos humildes porque es mi discípulo, no perderá su paga, se lo aseguro”. (Mateo 10:41, 42, Nueva Biblia Española [edición latinoamericana].)
Sí, Dios se interesa en usted, en las personas de corazón recto por toda la Tierra hoy día, y hasta en las que están en el sepulcro. Pero el interés tiene que ser mutuo. ¿Se interesa usted en Dios? Si así es, y si está dispuesto a demostrar que se interesa, usted puede alcanzar un futuro eterno.
[Ilustración en la página 20]
¿Por qué proveyó Dios estas cosas si no se interesa?