Los jóvenes preguntan...
¿Cómo puedo acercarme a Dios?
‘SOY humano y Dios es divino. Estoy limitado y Dios no lo está. Soy de carne y Dios es un espíritu. Entonces, ¿cómo se espera que yo me relacione con Dios?’ Esto es lo que muchos jóvenes de la actualidad preguntan en cuanto a Dios. ‘Algunas veces me pregunto —dicen algunos jóvenes— si en realidad Dios quiere que me comunique con Él o si solamente quiere que lo dejemos en paz.’ Por otra parte, otros se quejan diciendo: ‘Cuando oro, no oigo ninguna voz que me diga cómo solucionar mis problemas’.
Sin embargo, no todos los jóvenes piensan lo mismo. George Gallup, hijo, dice en su libro Religion in America 1984: “Parece que los adolescentes son más propensos que los adultos a sentirse en estrecha relación con Dios”. Aunque un 95% de los adolescentes encuestados dijeron que creen en Dios o en un espíritu universal, esto en sí no significa que estén en relación con él.
Acercarse a Dios implica más que sólo creer que existe. Es practicar lo que uno cree, lo cual incluye cultivar una amistad con Dios. La Biblia dice que al fiel Abrahán se le llegó a conocer como “amigo de Jehová”. Es cierto que cultivar cualquier relación requiere trabajo. Pero, ¿no vale la pena esforzarse por cultivar una amistad con Dios? (Santiago 2:23.)
Por qué es importante
“Por él tenemos vida y nos movemos y existimos”, dijo Pablo. (Hechos 17:28.) Aunque no quieras reconocerlo, tu vida depende de Dios. El aire que respiras, lo que comes, el agua que bebes... son solo algunas de las provisiones de Dios. ¿No estamos, entonces, endeudados con él? Sólo esto es suficiente razón para desear acercarnos a Dios. (Génesis 1:27, 28; Salmo 104:14.) Sin embargo, hay aún más razones.
“No pertenece al hombre que está andando siquiera dirigir su paso”, dice la Biblia. No es que el hombre no pueda tratar de dirigir su paso, pero sin la dirección de Dios simplemente no está capacitado para hacerlo. (Jeremías 10:23; Proverbios 12:15.) Las guerras, el crimen, la violencia, la contaminación y muchos otros factores, dan evidencia de que esto es cierto. El no estar cerca de Dios ha causado mucho daño a la humanidad. Pero, ¿qué hay de ti a nivel personal?
El ser amigo de Dios te ayudará a enfrentarte a los problemas personales. La Biblia dice que el hombre es “corto de días” y que está “hastiado de sinsabores”. (Job 14:1, Versión Reina-Valera, 1960.) Pese a esto, con la guía que Dios da en su Palabra, él puede conducirte por sendas cuyo fin resultará en tu bienestar duradero. La Biblia nos insta: “Confía en Jehová con todo tu corazón, y no te apoyes en tu propio entendimiento. En todos tus caminos tómalo en cuenta, y él mismo hará derechas tus sendas”. (Proverbios 3:5, 6; Salmo 16:11.)
Dios también está interesado en tu bienestar futuro. La promesa de vida eterna en la Tierra, en condiciones pacíficas y justas, que él ha dado a los que lo buscan encarecidamente, realza la importancia de acercarse uno a Dios. (Juan 17:3; Salmo 37:9-11, 29; Revelación 21:3, 4.) Entonces, ¿qué puedes hacer para comenzar a acercarte a Dios?
Conoce a Dios
Antes de escoger un buen amigo, primero debes conocerlo. ¿Lo escogerías al azar, sin conocer su nombre, su personalidad, sus intereses y ni siquiera sus pensamientos más recónditos y emociones? Probablemente no. De manera similar, para acercarte a Dios tienes primero que conocerlo bien. (Juan 17:3.) Comienza tus esfuerzos por conocer a Dios estudiando la Biblia. Esto te ayudará a conocerlo como una persona real. Aprendes a conocer lo que él piensa y lo que requiere de ti.
Aunque la Biblia está escrita en un lenguaje bastante sencillo y claro, se necesita estudiarla metódicamente. Desafortunadamente, para la mayoría de la gente la Biblia continúa siendo una obra ajena que no leen. Según una encuesta Gallup entre jóvenes, “sólo uno de cada ocho (12%) adolescentes lee la Biblia diariamente y un 30% o nunca la abre o no puede recordar cuándo fue la última vez que la abrió”. Es de interés destacar que un 52% dijo que lee el periódico todos los días. Pero para ‘seguir percibiendo cuál es la voluntad de Jehová’ es necesario leer su Palabra regularmente. (Efesios 5:17; Josué 1:8.)
No obstante, acercarse a Dios no es solo asunto de llegar a conocer unos cuantos datos sobre él. Como en toda otra clase de relación, alguna forma de comunicación es necesaria. En nuestra relación con Jehová Dios esa forma de comunicación es la oración.
Comunícate con Dios
A algunos jóvenes les parece que orar a Dios es algo muy remoto, muy fantástico o irreal. No obstante, Laverne, una joven de 17 años, señala que “no se puede decir que uno tiene una relación personal con alguien si no habla con esa persona”. Es cierto que adquirir conocimiento de Dios es importante. Pero, sin importar cuanto conocimiento tengas de él, tus esfuerzos pudieran ser en vano si no oras a Dios con regularidad.
Linda se crió en una familia cristiana. Sin embargo, refiriéndose a sus años de adolescente, ella recuerda: “En todos esos años rara vez me perdí una reunión cristiana y nunca dejé pasar un mes sin predicar, pero en realidad nunca desarrollé una estrecha relación personal con Jehová”. Llegó un momento en su vida en que los problemas y tensiones se le acumulaban. ¿Qué la ayudó? “Oré incesantemente durante días en busca de la solución a nuestros problemas.” No tardó en darse cuenta de que Jehová podía ayudarla a enfrentarse a sus problemas.
¿Te has sentido alguna vez como Linda que, aunque haces buenas obras cristianas, no puedes acercarte a Dios? ¿Has mencionado esto en particular en tus oraciones? La Biblia da a conocer con claridad que “Jehová está cerca de todos los que lo invocan”. (Salmo 145:18.) Por eso la Biblia nos insta a que ‘oremos de continuo’, que ‘perseveremos en la oración’ y que ‘nos ocupemos en orar en toda ocasión’. (Mateo 26:41; Romanos 12:12; Efesios 6:18.) Aunque esto no quiere decir que tienes que estar orando en todo momento, las 24 horas del día, sí indica que necesitas orar regularmente. Pero, cuando oras, ¿te escucha Dios?
Él escucha si tu satisfaces sus requisitos y si oras por cosas que son correctas. Jesucristo nos dio su oración modelo como patrón. (Lucas 11:1-4.) El discípulo Santiago dijo a varios cristianos de su día: “Sí piden, y sin embargo no reciben, porque piden con un propósito malo”. (Santiago 4:3.) Por lo tanto, si tus oraciones son egoístas o pasan por alto la voluntad de Dios, no puedes esperar que Dios las escuche.
Sin embargo, el sólo hablarle a Dios no es necesariamente orar. Tu oración debe expresar devoción, confianza, respeto y un sentido de dependencia de Dios. Ábrele tu corazón como lo harías con un padre comprensivo. ‘En todo, por oración [...] da a conocer tus peticiones a Dios.’ (Filipenses 4:6.) No obstante, para acercarte a Dios, necesitas más que conocimiento y oración. También tienes que esforzarte por armonizar tu vida con los principios bíblicos.
Aplica lo que aprendas
Muchos hombres, mujeres y jóvenes dedican mucho tiempo, hacen grandes esfuerzos y hasta soportan muchas dificultades por alcanzar sus metas personales. Por ejemplo, Peggy Fleming, la estrella olímpica de patinaje sobre hielo, dedicó entre los 9 y 19 años de edad más de 20.000 horas —un promedio de unas cinco horas al día— a hacer ejercicios y adiestrarse para las Olimpiadas. ¿Cuál era su meta? Una medalla olímpica de oro. Entonces, ¿no debería requerir también mucho esfuerzo el trabajar para acercarse uno a Dios?
Su Palabra amonesta: “Desnúdense de la vieja personalidad” y “cesen de amoldarse a este sistema de cosas”. (Colosenses 3:9; Romanos 12:2.) Esto exige que nos esforcemos constantemente por hacerlo. Pero nunca te acercarás a Dios a menos que hagas algo por lograrlo.
De modo que para acercarte a Dios tienes que llegar a conocerlo, comunicarte con él por medio de la oración y aplicarte en hacer su voluntad. Comienza a ‘buscar a Dios, [...] búscalo a tientas y verdaderamente lo hallarás, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros’. (Hechos 17:27.)
[Comentario en la página 16]
Acercarse a Dios implica más que solo creer que existe
[Comentario en la página 17]
Nunca te acercarás a Dios a menos que hagas algo por lograrlo.
[Ilustración en la página 16]
Muchos hacen grandes esfuerzos por alcanzar sus metas. ¿Debería exigir menos esfuerzo el acercarse a Dios?