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  • ¿Deben los cristianos celebrar el día de Año Nuevo?
  • ¡Despertad! 1986
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¡Despertad! 1986
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El punto de vista bíblico

¿Deben los cristianos celebrar el día de Año Nuevo?

EN LAS comunidades chinas, los petardos estallan durante toda la noche. En el Japón, los gongos de los templos budistas retumban 108 veces. En los Estados Unidos, las campanas, las bocinas de automóviles y los pitos prorrumpen al unísono al llegar la medianoche. Todo esto acontece en la víspera del Año Nuevo.

¿Sabía usted que toda esta bulla que toma diversas formas se hacía originalmente por una razón básica, a saber, para alejar a los demonios y purificar a la gente para el año venidero? La mayoría de las personas consideran el jaleo y el alboroto que caracterizan la víspera del Año Nuevo como parte de la diversión de las elaboradas celebraciones del día de Año Nuevo. Pero ¿cuál punto de vista comparte usted respecto a estas celebraciones? ¿Concuerda con el de la Biblia?

Beber y comer en exceso

Mircea Eliade, profesor de historia religiosa conocido internacionalmente, describe el rito asociado con la víspera del Año Nuevo como “un interludio de Carnaval, las saturnales, una inversión del orden normal y ‘orgía’”. Así que en muchos países generalmente se participa en juergas de borrachera.

Por ejemplo, en el Japón los hombres de negocios usan bonenkai (fiestas para olvidar el viejo año) como excusa para beber en exceso. Estas son seguidas por el shinnenkai (fiestas del Año Nuevo), en las que se sirve más comida y bebida. Como resultado, los “tigres” viajan furiosos en los trenes tarde en la noche durante este período del año. En japonés, la expresión “tigres” se refiere a los borrachos a quienes se tolera durante esta época.

¿No degrada la dignidad humana el actuar de tal manera o hasta el tolerar tal desgracia? El apóstol Pablo amonestó a los cristianos de Roma: “Como de día, andemos decentemente, no en diversiones estrepitosas y borracheras [...] Antes bien, vístanse del Señor Jesucristo, y no estén haciendo planes con anticipación para los deseos de la carne”. (Romanos 13:13, 14.) ¿Puede usted imaginarse a Jesús organizando una fiesta para sus discípulos en la cual se bebiera y se comiera en exceso? ¡Difícilmente!

Tal vez las “diversiones estrepitosas y borracheras” a las que Pablo hace referencia hayan incluido las festividades del Año Nuevo. ¿Por qué? El libro Christmas Traditions, por William M. Auld, dice: “Desde los días de Julio César [46 a.E.C.], el 1 de enero marcaba el principio del año civil y era una época de fiesta”. Además, el señor Auld revela que “las fiestas y diversiones duraban por lo menos tres días”.

¿Se celebra debido a la avaricia?

En el Oriente, las personas observan la costumbre de dar regalos especiales en forma de dinero a los niños durante la celebración del Año Nuevo. Los chinos usan paquetes rojos de dinero. Ellos creen que el color rojo no solo traerá buena suerte y prosperidad, sino que también exorcizará lo malo. Sin embargo, los japoneses usan pequeños sobres blancos con signos adecuados en ellos. ¿Qué promueven tales prácticas?

“Antes yo esperaba con anhelo la celebración del Año Nuevo —recuerda un japonés—, y mi interés principal era cuánto otoshidama (regalo monetario del Año Nuevo) recibiría ese año.” ¿Podría afectar a los niños esta costumbre? Sí, contesta la columna Vox Populi, Vox Dei en el periódico japonés Asahi Shimbun, el cual declara: “Los niños clasifican en secreto a los adultos de acuerdo con la cantidad de ‘otoshidama’ que reciben de ellos”. La cantidad de dinero dada ha seguido aumentando hasta alcanzar unos 20.000 yens ($130, E.U.A.) por cada niño en 1985.

¿No promueve la avaricia esta costumbre? Los adultos desean mayor prestigio y los niños más dinero. Así precisamente es como el Diccionario expositivo de palabras del Nuevo Testamento, por W. E. Vine, define la palabra “avidez” que se halla en 1 Corintios capítulo 6, a saber, “(ansioso) de tener más”.

¿Qué clase de padre incitaría la avidez en sus hijos y los dejaría cultivar el “amor al dinero”? La Biblia advierte que “el amor al dinero es raíz de toda suerte de cosas perjudiciales”. (1 Timoteo 6:10.)

Pero hay aún otras razones que se tienen que tener presentes respecto a celebrar el día de Año Nuevo.

¿Tiene un origen deshonroso?

Supongamos que usted descubre un arroyo con agua cristalina y se siente tentado a beber de ella. No obstante, al subir por el curso del arroyo, encuentra a personas acampadas que lavan sus trastos y ropa sucia en esa agua. ¿Querría usted todavía beber el agua y arriesgarse a contraer alguna enfermedad? Lo mismo puede decirse de las costumbres asociadas con la celebración del día de Año Nuevo. Aunque ciertas celebraciones pudieran parecer inocentes a los hombres, Jehová, el Dios de la Biblia, ha visto su fuente.

Pues bien, ¿dónde hallamos el registro más antiguo de una celebración del Año Nuevo? Theodor Gaster, en su libro New Year—Its History, Customs and Superstitions contesta: “La descripción más antigua conocida de una fiesta del Año Nuevo proviene de la antigua Mesopotamia”. Las tablillas de arcilla que describen la fiesta del Año Nuevo registran “un programa de ceremonias que se efectuaban en Babilonia desde los días remotos del segundo milenio a.E.C.”.

El año babilonio comenzaba alrededor del equinoccio vernal, en el mes de marzo. La celebración duraba 11 días y giraba en torno a la adoración de Marduc, el dios de la ciudad de Babilonia. Los vestigios de la fiesta del Año Nuevo en Babilonia, como celebraciones con disfraces y ritos de fertilidad, todavía se observan durante las celebraciones del Año Nuevo alrededor del mundo. El desfile de disfraces en la ciudad de Filadelfia (E.U.A.) el día de Año Nuevo y la fiesta de fertilidad que se celebra en la ciudad de Akita (Japón) el 17 de enero son tan solo dos ejemplos de tales reliquias.

Dios considera contaminadas las prácticas religiosas que tienen sus orígenes en Babilonia. Él se refiere al imperio mundial de la religión falsa, con sus costumbres arraigadas en la antigua Babilonia, como “Babilonia la Grande”, y advierte: “Sálganse de ella, pueblo mío, si no quieren participar con ella en sus pecados, y si no quieren recibir parte de sus plagas”. (Revelación 18:2, 4.) Por lo tanto, puesto que los rasgos de las celebraciones del Año Nuevo revelan sus orígenes paganos, las personas que quieren obedecer lo que la Biblia dice no celebran dichas festividades.

[Comentario en la página 21]

Aunque ciertas celebraciones pudieran parecer inocentes a los hombres, Jehová Dios ha visto su fuente

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