Las drogas... ¿existe alguna esperanza?
¿POR qué han fracasado todos los esfuerzos por frenar la creciente marea de la droga ilegal? Por decirlo en una palabra: DINERO. Las drogas son un gran negocio. Los beneficios se calculan en miles de millones de dólares.
Se cree que los ingresos totales que producen las ventas de estupefacientes tan solo en Estados Unidos ascienden a entre 60.000 millones y 120.000 millones de dólares. Si restamos unos 20.000 millones de dólares para gastos, eso deja un beneficio neto de entre 40.000 millones y 100.000 millones de dólares. “El tráfico de drogas, que mueve unos 300.000 millones de dólares al año, es el mayor negocio del mundo”, dice la revista World Press Review.
Con tanto dinero a su disposición, los traficantes de drogas han explotado la avaricia y el egoísmo inherentes en el hombre y han obtenido el poder de hacer prácticamente cualquier cosa que deseen. “Ya no cuentan su dinero, lo pesan —dijo un teniente de policía—. Pueden sobornar a los testigos; en realidad, pueden sobornar a quien les parezca.” Se informa que un traficante de drogas de Bolivia se ofreció a saldar la entera deuda exterior del país —3.800 millones de dólares— si las autoridades dejaban de insistir en que se respetasen las leyes sobre narcóticos.
Los magnates de la cocaína y la marihuana del mundo occidental incluso han llegado a superar la influencia que por tanto tiempo han ejercido los señores del opio de Asia. “A base de untar la mano a quien haga falta y utilizar el revólver cuando sea necesario, los caciques de la droga han sembrado corrupción desde Bolivia hasta las Bahamas, y en más de un país están amenazando con reemplazar al gobierno elegido como el poder dominante”, informa la revista Time. “Nos hemos puesto en contra de una organización que es más fuerte que el gobierno”, dijo el anterior presidente colombiano Belisario Betancur.
Él sabe lo que dice. En Colombia, los miembros de la Liga de Medellín —los potentados de la droga que dominan el negocio de la cocaína— han llevado a cabo una violenta campaña contra todos los que se les han opuesto o han intentado tomar acción legal contra ellos. Entre los que han asesinado se encuentran un ministro de Justicia, veintiún jueces, el director de un periódico, más de una docena de periodistas y veintenas de soldados y policías. “Nunca antes había podido una operación delictiva intimidar a una nación importante de tal manera —hace notar la revista Newsweek—. En Colombia, los jueces temen emitir sentencia, y los policías temen efectuar arrestos. Ahora los periodistas más críticos a menudo escriben sus columnas desde el extranjero, donde tienen la compañía de multitud de otros colombianos que han huido por su vida.”
El suministro: una batalla perdida
Debido al factor económico, la batalla para detener el suministro de estupefacientes se ha saldado con una derrota a todos los niveles. Los agricultores continúan cultivando coca, marihuana y adormidera (de la que se extrae el opio), lo que les reporta un beneficio varias veces mayor que el que obtendrían con las cosechas convencionales, que solo dan lo justo para subsistir. Para ellos, los potentados de la droga son benefactores que revitalizan la economía. Muchos oficiales de policía y aduanas hacen la vista gorda cuando se introducen drogas de contrabando, y ganan hasta cincuenta mil dólares más tan solo por hacer eso.
Los traficantes también inician a niños de solo nueve o diez años en el lucrativo negocio de las drogas: ganan veinticinco centavos por cada ampolla vacía de crack que recogen en la calle, cien dólares al día por vigilar y avisar de la presencia de la policía, trescientos dólares al día por servir de recaderos que transportan droga y, ya como adolescentes, hasta tres mil dólares diarios por trabajar de traficantes. Como exhiben ante sus compañeros de clase sus ganancias en forma de prendas de piel, pesadas cadenas de oro y automóviles costosos, atraen a otros a hacer lo mismo.
Los terroristas han encontrado en las drogas un medio para financiar sus operaciones. Ellos, a su vez, colaboran con los traficantes de drogas. Algunos líderes políticos emplean el comercio de la droga para enriquecerse y socavar a países enemigos. Ni los arrestos ni los encarcelamientos sirven para disuadirlos. Las ganancias que pueden obtenerse son tan inmensas que inmediatamente después que un traficante o un oficial corrupto es eliminado, hay dos que intentan tomar su lugar.
“Desgraciadamente, la producción y el tráfico de drogas siguen siendo un gran negocio, y los niveles de consumo de droga por todo el mundo siguen aumentando —dice un informe hecho público en marzo por el Departamento de Estado norteamericano—. La corrupción de los oficiales gubernamentales y los policías, el soborno, la intimidación y la violencia de los traficantes, y la dura realidad de que los países se ven superados por los traficantes de narcóticos tanto en hombres, como en armas y presupuesto, siguen socavando los esfuerzos mundiales por detener la producción y el tráfico de estupefacientes.” Entonces, ¿dónde se puede hallar esperanza?
¿Está la respuesta en reducir la demanda?
Hay quien piensa que la solución estriba en reducir la demanda de estupefacientes. Al igual que todo otro negocio, el comercio internacional de drogas funciona de acuerdo con la ley de la oferta y la demanda. Si no fuera por la actual demanda de drogas, aparentemente insaciable, el tráfico de drogas desaparecería. Sin embargo, a pesar de las advertencias, una mejor educación, las pruebas para detectar drogas y los llamamientos para ‘decir no a las drogas’, el consumo no disminuye. Lo que es peor, se está extendiendo.
“Los demás países del mundo están comenzando a ‘engancharse’ —informa la revista Time—. La cultura americana de las drogas se ha exportado a la juventud europea y asiática. Aunque no es fácil obtener estadísticas, el consumo de drogas parece estar extendiéndose por todo el mundo, en especial en los países que exportan drogas a Estados Unidos.” Bolivia, por citar uno de estos países, recientemente ha visto aumentar en gran manera la cantidad de drogadictos. Aunque en este país el cultivo de coca es legal, para masticar las hojas y hacer infusiones, cada vez son más los jóvenes que se están volviendo adictos a una forma tóxica de cocaína que se fuma, llamada basuco. Vietnam informa que la cantidad de jóvenes adictos a la heroína y al opio, tanto en el sur como en el norte del país, está aumentando de modo alarmante. Se informa que en total hay unos cuarenta millones de consumidores de drogas ilegales por todo el mundo.
Ahora se reconoce que el problema de las drogas va mucho más allá de lo que ningún gobierno del mundo puede controlar. Entonces, ¿se comprometerán todas las naciones a colaborar entre sí para detener esta epidemia? Eso es prácticamente imposible si tenemos en cuenta que lo que mueve el tráfico ilegal de drogas es la avaricia y el dinero, y eso dejando aparte las irreconciliables diferencias políticas. Algunas naciones se retienen de imponer sanciones severas a sus aliados políticos aunque sean centro del tráfico de drogas. Además, millones de personas dependen de las cosechas de drogas para su subsistencia. “Hay países que simplemente se hundirían si el negocio de la droga se viniera abajo de repente”, dice la revista World Press Review.
La verdadera esperanza
Lo máximo que esperan las autoridades es reducir el consumo de drogas y que, con el tiempo, disminuya gradualmente la manía de consumir drogas. Sin embargo, la erradicación total del problema de las drogas es una esperanza válida. Está implícita en la siguiente promesa de la Biblia: “No harán ningún daño ni causarán ninguna ruina en toda mi santa montaña; porque la tierra ciertamente estará llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar”. (Isaías 11:9; Habacuc 2:14.) ‘Ningún daño ni ruina’ abarca los penosos problemas que se derivan del consumo de las drogas.
Pero fíjese en la razón por la que no harán daño: la tierra ha de estar “llena del conocimiento de Jehová”. Es esencial una fuerte motivación para apartarse del consumo de las drogas. El amor a Jehová Dios y el deseo de agradarle, basado en un conocimiento exacto de Él y sus caminos, ha ayudado a muchos a librarse de la influencia de las drogas. Considere el ejemplo de Ángelo.
Ángelo, actualmente de sesenta años, tiene una larga historia de drogadicción que se remonta hasta 1964. Unos amigos que parecían pasárselo muy bien le introdujeron en el mundo de las drogas. Ángelo comenzó con la marihuana, y de ahí pasó a la cocaína, el hachís, la morfina y el “ácido de cinco estrellas” (LSD), por mencionar algunas. “Me estaba drogando constantemente —explica Ángelo—. Me drogaba todos los días. Me parecía que podía comerme el mundo. Tenía la cabeza en órbita. Por aquel entonces los astronautas iban a ir a la Luna, pero yo quería ir más lejos.”
Sin embargo, las drogas también le produjeron alucinaciones, le alteraron el carácter, le apartaron de la sociedad e hicieron que deseara suicidarse. “En marzo de 1979 comencé a leer la Biblia —cuenta Ángelo—. Había tenido alucinaciones y quería suicidarme. Pero pensé que primero trataría de averiguar adónde iba a ir cuando muriera. Unos Testigos llegaron a mi puerta, y les pedí que me explicaran la Biblia. Al estudiar la Biblia, me di cuenta de que el tomar drogas iba en contra de la ley de Dios, que nuestros cuerpos le pertenecen a Él y que, como dice 2 Corintios 7:1, debemos mantenernos libres de ‘contaminación’.”
¿Cómo se libró de las drogas? “Orando, orando con sinceridad —responde Ángelo—, y estudiando la Biblia todos los días. Uno ha de estar firmemente determinado a dejar las drogas. No es fácil, de ninguna manera. Pero me parecía que Jehová conocía mi corazón, y como se indica en Proverbios 3:5, 6, veía que podía apoyarme en Él. Teniendo en cuenta lo mucho que deseaba tomar drogas, personalmente opino que tuvo que ser Jehová quien me ayudó a dejarlo.”
Al igual que Ángelo, muchos otros se han dado cuenta de que con una fuerte motivación, fe en Dios y confianza en su ayuda, junto con el apoyo de compañeros amorosos que se interesan en uno, la mortal adicción a las drogas puede vencerse. Pero, como pregunta la Biblia en Romanos 10:14, ¿cómo “pondrán fe en aquel de quien no han oído”? Los publicadores de esta revista se complacerán en ayudarle a obtener el “conocimiento exacto” de Dios y la esperanza segura de vida eterna en un nuevo mundo totalmente libre de las drogas. (Efesios 1:17; Romanos 15:4.)
[Comentario en la página 11]
“El tráfico de drogas, que mueve unos 300.000 millones de dólares al año, es el mayor negocio del mundo”
[Comentario en la página 12]
Para librarse de la adicción a las drogas, es esencial una fuerte motivación