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  • g89 22/4 págs. 7-10
  • La violencia. Podemos protegernos

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  • La violencia. Podemos protegernos
  • ¡Despertad! 1989
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¡Despertad! 1989
g89 22/4 págs. 7-10

La violencia. Podemos protegernos

RECIENTEMENTE, el Ministerio del Interior de Gran Bretaña ha promovido una nueva forma de instrucción para el personal penitenciario denominada “control y restricción”. Dicha instrucción se desglosa en tres apartados:

■ Cómo controlar y restringir a un individuo mediante trabajo en equipo.

■ Técnicas de huida para miembros del personal que están solos.

■ Cómo manejar la agresión en grupo, como, por ejemplo, un motín.

El curso “no pretende enseñar una forma agresiva de combate sin armas —explica un portavoz del ministerio—. Primero debería intentarse toda otra opción y medio de controlar y desactivar la situación”. En otras palabras: ¡evítese toda confrontación! ¿Cuán válida es esta forma de pensar?

¿Qué hay de la defensa personal?

Aunque muchas veces se habla a favor de las artes marciales, a la mayoría de las personas no se les aconseja que las utilicen como defensa personal contra los delincuentes. La publicación Violence—A Guide for the Caring Professions explica:

“Normalmente no ha habido mucho apoyo a que se enseñen técnicas complejas de defensa personal, no solo porque se considera que el principal objetivo del entrenamiento es la prevención, sino también debido a que, con frecuencia, no resulta práctico. [...] Por otra parte, tales técnicas pueden resultar poco útiles en lugares atestados y con espacio limitado, y muchas veces los que están aprendiendo sufren más daños y lesiones durante los entrenamientos que durante toda la vida en una profesión en la que estén en peligro de ser atacados.”

En su libro Self Defence in Action, Robert Clark, entrenador nacional de la Asociación Británica de Jiu-jitsu, aún dice más: “Como todas las cosas que se aprenden por primera vez, [las artes marciales] al principio requieren mucho esfuerzo antes de que su práctica se haga instintiva y pueda llevarse a cabo sin planearlo de manera consciente. Cuando a uno le atacan, no hay tiempo para pensar en el orden de los movimientos”.

El Fondo para Suzy Lamplugh, una institución benéfica establecida en memoria de una mujer de veinticinco años de edad desaparecida misteriosamente en 1986 mientras trabajaba en su lugar de empleo en la ciudad de Londres, también recomienda que la defensa personal se utilice únicamente como último recurso.

Si las artes marciales no son la respuesta para combatir un acto de violencia inesperado, entonces, ¿qué puede hacerse?

Cómo hacer frente a los asaltantes

La clave para hacer frente a los asaltantes es evitar hacerse vulnerable. Un inspector de policía de Leeds (Inglaterra) dijo a este respecto: “Algo que hay que recordar es que los asaltos son un acto oportunista”. De modo que si las circunstancias le obligan a estar en una zona peligrosa, manténgase alerta. No dé a los asaltantes ninguna oportunidad. Actúe en consonancia con el siguiente principio bíblico: “El hombre precavido ve el mal y se esconde, los incautos siguen adelante y la pagan”. (Proverbios 22:3, Levoratti-Trusso.)

Mantenga la vista hacia adelante y mire de vez en cuando hacia atrás. Eche una mirada antes de entrar en un edificio, anticípese al peligro. Trate de no viajar solo cuando ya haya oscurecido. Si está en una reunión, espere a algún amigo para caminar juntos a casa. Al conducir su automóvil, asegúrese de que todas las puertas están cerradas con el seguro, pues en caso contrario, cuando se detenga ante alguna señal de tráfico, fácilmente podría entrar un delincuente.

Pero ¿y si a pesar de sus precauciones se encuentra de repente cara a cara con alguien que le apunta con una navaja o con un revólver? Recuerde: su vida es lo primero, no hay ninguna posesión que tenga más valor. De modo que si su atacante quiere dinero, déselo. Algunas personas que viven en zonas peligrosas llevan ‘dinero para el asaltante’, o sea, una pequeña cantidad de dinero en una cartera o bolso para satisfacer a un posible asaltante.

Otra cosa que debe recordar es: actúe con calma. Hable con firmeza y con su voz normal. Mire a la persona a los ojos y trate de mantener su mirada. No responda con insultos o amenazas. Aplique los siguientes consejos bíblicos: “La respuesta, cuando es apacible, aparta la furia”. ‘Sea amable para con todos.’ (Proverbios 15:1; 2 Timoteo 2:24.) Esté dispuesto a disculparse aunque quizás no haya una verdadera razón para ello.

La violación y la seguridad del hogar

“A muchos violadores les sorprende lo fácil que es violar a una mujer —escribe Ray Wyre en su libro Women, Men and Rape—. Interpretan el hecho de que se queden paralizadas de terror como una señal de que no objetan a ello, y eso se convierte comúnmente en una excusa para que el violador prosiga con su ataque.” De modo que nunca consienta. Deje claro que no va a rendirse. Puede utilizar cualquier medio que esté a su alcance para evitar el coito. Aunque no pueda luchar con gran fuerza, dispone de un arma muy potente: su voz.

Grite lo más fuerte que pueda, algo que está en consonancia con el consejo de la Biblia. (Deuteronomio 22:23-27.) Una adolescente que fue arrastrada hasta un rincón solitario de un parque, gritó muy fuerte y se resistió. Esto sobresaltó tanto a su atacante que huyó. El gritar puede desconcertar al asaltante y darle a usted una oportunidad de escapar o avisar a otros para que vengan en su ayuda.a

La mayoría de las violaciones perpetradas en Gran Bretaña ocurren en lugares cerrados, muchas veces en la propia casa de la mujer. Un número cada vez mayor de esos ataques se producen durante robos. Por consiguiente, es sensato cerciorarse de que la casa sea lo más segura posible. ¿Qué puede hacer usted a este respecto?

Debería asegurar todas las posibles entradas utilizando fuertes cerrojos para las ventanas y cerraduras de pestillo durmiente para las puertas. Con este tipo de cerradura hay que girar la llave para correr el pestillo cuando uno se marcha, y cuando está dentro de la casa, tiene que correrlo con la llave o manualmente. Además, puede ser sensato comprarse una cadena para asegurar la puerta. De todas formas, no olvide que por muy fuerte que sea la cadena, su eficacia dependerá de lo fuertes que sean tanto los tornillos que la aseguran como el marco de la puerta.

Otra precaución juiciosa es comprobar quiénes son todos los que llaman a la puerta. Pídales su documento de identidad.

La violencia no está menguando, sino que, más bien, como revelan datos procedentes de todas partes del mundo, está aumentando. El que hagamos todo lo posible por protegernos a nosotros mismos y a nuestros seres amados es una medida prudente, pero no resuelve completamente el problema. ¿Cuál es la verdadera solución?

[Nota a pie de página]

a Si desea más información sobre el tema de la violación, vea los números de ¡Despertad! del 22 de mayo de 1986 y el 22 de noviembre de 1980.

[Fotografías en la página 8]

¿Luchará por conservar el dinero y quizás perder la vida?

Cuando a una mujer la intentan violar, lo mejor que puede hacer es GRITAR

[Fotografías en la página 9]

Las cerraduras de calidad son vitales para asegurar la casa

No deje entrar a nadie sin comprobar antes su identidad

[Recuadro en la página 7]

Lo que usted puede hacer

■ Planee su viaje, especialmente si es por la noche, de modo que evite carreteras oscuras y calles desiertas. Recuerde también que se puede correr más deprisa con zapatos planos que con zapatos de tacón alto.

■ Nunca acepte transporte de un extraño. No se deje convencer para salir de su vehículo bajo ningún pretexto. Es mejor que cualquier reparación que sea necesaria se la haga alguien que usted conoce y en un lugar seguro, en vez de que se la haga un extraño al lado de la carretera.

■ Camine cerca del bordillo de la acera, bien lejos de los edificios, donde un posible atacante puede estar escondido en un portal o en un callejón.

■ Si ve frente a usted a un grupo de personas que parecen sospechosas, cruce al otro lado de la calle para evitarlas o cambie de dirección. Si le siguen, métase en la calzada. Si parece que el peligro es inminente, corra o grite pidiendo ayuda.

■ Lleve un dispositivo de alarma en la mano, no en el bolso. Muchas veces, el ruido puede ahuyentar a un posible atacante.

■ No entre en un ascensor si percibe peligro por parte de los ocupantes. Cuando esté en un ascensor, manténgase junto a los controles. Si entra una persona de aspecto sospechoso, lo sensato quizás sea salir.

■ Lleve las tarjetas de crédito y otras cosas de valor en lugares diferentes de su persona. De ese modo, si le arrebatan el bolso, la pérdida no será tan grande.

[Recuadro en la página 10]

Cuídese del “Steaming”

“Steaming” es una nueva palabra utilizada en Gran Bretaña para denominar la acción de algunos adolescentes de entrar en tropel en una tienda, un autobús o un tren, e intimidar a las personas que se encuentran allí. Para amenazar y robar, a veces con violencia, se valen de la reacción que produce ver a un grupo grande entrar en bandada en un sitio. De modo que sería juicioso no llevar joyas u otros objetos de valor que puedan ver con facilidad y robarle. Lleve una cartera o un bolso con un poco de dinero —pero guarde los documentos importantes y las tarjetas de crédito en otra parte— y esté preparado para entregarlo. Si da algo a los “steamers” inmediatamente, es posible que le dejen y sigan adelante sin detenerse.

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