BIBLIOTECA EN LÍNEA Watchtower
Watchtower
BIBLIOTECA EN LÍNEA
español
  • BIBLIA
  • PUBLICACIONES
  • REUNIONES
  • g89 8/11 págs. 26-27
  • Los peligros del tabaco

No hay ningún video disponible para este elemento seleccionado.

Lo sentimos, hubo un error al cargar el video.

  • Los peligros del tabaco
  • ¡Despertad! 1989
  • Subtítulos
  • Información relacionada
  • Pagan un precio elevado
  • Análisis de una mala excusa
  • Cómo estar en plena forma espiritual
  • Por qué es tan popular el fumar
    ¡Despertad! 1981
  • ¿De veras es tan malo fumar?
    ¡Despertad! 1991
  • Razones para dejar de fumar
    ¡Despertad! 2000
  • Globos endebles defienden el tabaco
    ¡Despertad! 1995
Ver más
¡Despertad! 1989
g89 8/11 págs. 26-27

El punto de vista bíblico

Los peligros del tabaco

EN LA década de los cincuenta, una compañía tabacalera anunciaba su marca de cigarrillos con el eslogan “justo lo que recetó el médico”. Hubo un tiempo en el que los eslóganes promocionaban con gran confianza los cigarrillos como ayudas para la salud y la vitalidad, ¡pero ya no! En la actualidad, los gobiernos exigen que en las cajetillas de cigarrillos aparezca una advertencia sobre los graves peligros que el tabaco representa para la salud.

Aun así, algunos fumadores persisten en la idea de que “un cigarrillo ayuda a pensar y trabajar mejor”. Puede que descarten la amenaza que supone para la salud, alegando que fumar no es peor que comer chocolatinas para conseguir un aporte rápido de energía o beber café para “arrancar” por la mañana, o puede que circunscriban al cuerpo físico los peligrosos efectos del tabaco. ¿Pudieran tener razón? ¿Hay alguna base para el argumento de que un cigarrillo, a pesar de todos sus peligros, puede ayudarlos a rendir más?

Pagan un precio elevado

Sea que un cigarrillo en verdad beneficie al fumador, haciendo que esté más despierto y sea más competente, o sea que solo le cree esa ilusión, no hay duda de que tiene que pagar un precio muy alto para recibir dicho beneficio. Aparte del peligro de, con el tiempo, desarrollar cáncer o una enfermedad cardiaca, considere el resultado más inmediato: de siete a diez segundos después de cada bocanada, el fumador siente la fuerza de una droga, la nicotina. Nina Schneider, psicofarmacóloga de la universidad de California (E.U.A.), dice: “Se la administra uno mismo, y controla el estado de ánimo y el rendimiento. Eso es lo que la convierte en una sustancia tan adictiva”.

¿Tan adictiva como la heroína y la cocaína? Sí, dijo el director general de Sanidad de Estados Unidos en una advertencia promulgada el 16 de mayo de 1988. Él explicó que esta adicción física es la razón por la que algunos “persisten [en fumar], a pesar de las adversas consecuencias físicas, psicológicas o sociales”.

Y ¡menudas consecuencias! Para el año 1985, el tabaco era responsable de 100.000 muertes anuales en Gran Bretaña, 350.000 en Estados Unidos y de una tercera parte de todas las muertes ocurridas en Grecia. Es difícil pasar por alto este problema de salud pública. El responsable, el humo del tabaco, no solo carece de valor para el organismo como alimento o bebida, sino que es inherentemente perjudicial.

Entonces, ¿es la nicotina del tabaco peor que la cafeína del café, el té o el chocolate? Desde el punto de vista médico, no hay punto de comparación. El doctor Peter Dews, investigador de la Universidad de Harvard y especializado en el tema de la cafeína, dice: “Por lo general, la cafeína no desempeña un papel significativo en la mala salud de la nación, como sí ocurre con el tabaco”. Y esta acusación médica contra el tabaco es solo el comienzo.

Análisis de una mala excusa

Para ver por qué el fumar está en una categoría totalmente diferente a la del alimento y las bebidas, considere el diseño de nuestro cuerpo. Eclesiastés 7:29 dice que Dios “hizo a la humanidad recta, pero ellos mismos han buscado muchos planes”. Mientras que comer es una función corporal normal provista por Dios, la adicción a drogas que no tienen una finalidad terapéutica es una invención humana. No puede haber ningún uso natural ni moderado de tales sustancias adictivas. Tanto si se fuman, como si se toman en forma de píldora o se inyectan por medio de agujas, estimulan y corrompen las funciones corporales de manera contranatural.

En contraste, casi cualquier alimento o bebida suministra alguna de las necesidades normales de su organismo, sea combustible, crecimiento o reparación de tejidos. Es verdad que las personas que tienen ciertos problemas de salud, deben evitar alimentos que tengan conservantes, grasas saturadas o cafeína. Por ejemplo, para un diabético, el azúcar corriente es peligroso. Pero para la mayoría hasta esos alimentos tienen algún valor nutritivo y, consumidos con moderación, son inocuos. Sin embargo, fumar es algo muy distinto.

Hasta el fumarse uno o dos cigarrillos, tal como probar cocaína una sola vez por placer, es peligrosamente tentador. Un estudio efectuado por el gobierno británico descubrió que, cuando los jóvenes fumaban, aunque solo fueran dos cigarrillos, las posibilidades de que no adquiriesen el hábito quedaban reducidas a un 15%.

Cómo estar en plena forma espiritual

De seguro, uno no puede estar en plena forma, si es una víctima impotente de la drogodependencia física o, según la descripción del director general de Sanidad de Estados Unidos, de “los impulsos irresistibles” de la nicotina. En lugar de que su cuerpo le conduzca como a esclavo, la Biblia exige autodominio, la fuerza ‘para conducir su cuerpo como a esclavo’. (1 Corintios 9:24-27.)

El tabaco no solo ataca la carne del fumador —al correr el peligro de contraer cáncer, enfisema y enfermedades cardiovasculares—, sino que también ataca su voluntad. Así que, mediante su sutil contaminación, se puede decir que ese hábito esclaviza la personalidad o disposición mental del fumador. Un escritor confesó lo siguiente en la revista Time: “Durante veintiséis años he sido esclavo del tabaco, y por lo menos durante diez he tratado de librarme de él. Solo los adictos a la nicotina que han tratado de librarse del hábito repetidas veces y han fracasado, pueden apreciar a plenitud lo difícil que es dejarlo”.

La Biblia nos ordena que, como seres amados por Dios, nos limpiemos “de toda contaminación de la carne y del espíritu”. (2 Corintios 7:1.)

¿Por qué debería importarle a Dios que abusemos de nuestro cuerpo y facultades mentales? Sencillamente porque es nuestro Creador amoroso y se interesa en que, como creación suya, aprovechemos a plenitud todas nuestras aptitudes. Él apela a nuestra razón, cuando dice: “Yo, Jehová, soy tu Dios, Aquel que te enseña para que te beneficies [no te perjudiques] a ti mismo”. (Isaías 48:17.)

Entonces, el verdadero desafío consiste en, por nuestro propio bien, ser honrados con nosotros mismos. Es inútil defender el tabaco aludiendo a su efecto calmante y a otras “ventajas” que no son más que un pretexto para evitar la agonía del síndrome de abstinencia de la nicotina. Si desde el punto de vista médico, el fumar ha sido calamitoso para la salud pública, desde el punto de vista religioso, esta invención humana de introducir nicotina en la corriente sanguínea por vía pulmonar, ha pasado por alto las normas limpias de nuestro Creador y contamina y degrada el cuerpo humano. De modo que, ¿por qué buscarse problemas? Es mejor obedecer el proverbio: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena”. (Proverbios 22:3.)

[Fotografía en la página 26]

Vincent van Gogh, Calavera con cigarrillo, 1885.

[Reconocimiento]

Cortesía del Museo Nacional (Amsterdam, Países Bajos)

    Publicaciones en español (1950-2025)
    Cerrar sesión
    Iniciar sesión
    • español
    • Compartir
    • Configuración
    • Copyright © 2025 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
    • Condiciones de uso
    • Política de privacidad
    • Configuración de privacidad
    • JW.ORG
    • Iniciar sesión
    Compartir